27-03-2014, 11:49 PM
Veo tu respiración cálida salir de tus orificios nasales, cada gota de sudor resbalándose por tu piel rosada, ese escote que deja ver el filo superior de tu mana delicioso, del cual los dioses ansían comer. ¿A caso lo han probado? Solo pensarte en los brazos de otro me paraliza, mis venas se contraen y respiro más de prisa.
Tu cuello, blanco como lirio frente a mí, tan parecido al algodón, tan frágil. Se acerca desnudo a mi boca y lo rozo suave con mis labios y siento como la piel se te eriza y acercas más tu pecho a mí y te rodeo con mis brazos; semidesnuda, semidormida, como un ángel, ofreciéndome el paraíso.
Sin embargo los pensamientos recurrentes de que eres de otro no me dejan respirar tu perfume con tranquilidad ¿Son de otros tus besos, tus latidos, tu amor y compañía?
¿Alguien más aparte de mí sueña ser tu alegría? Me desquicia la idea e intento separarte de mí y te acercas con más besos, húmedos como rocío del día, cálidos y sedientos de correspondencia.
Todo contigo es febril, todo conmigo es paciencia, dudo hacerte feliz. Dudas quererme más de la cuenta. Y mi amor se languidece y los deseos de hacerte mía se corrompen con los de saciar mi deseo y olvidar tu corazón.
Tu corazón que es ajeno a mi amor, ajeno a mis sueños, pues te vas con él cuando me despierto. Las sábanas sudadas me recuerdan que tu amor es pasajero como estación, como cerezo en flor. Mis dudas se disipan y tomo tu cuerpo pero no es más que un frasco vacío y lo rompo y lo tiro como tal. No hay nada más impuro que no amar y no mereces más que una gota de mi caridad.
No eres feliz, pero a la mañana siguiente te vistes y te vas, te vas sin mirar atrás.
Tu cuello, blanco como lirio frente a mí, tan parecido al algodón, tan frágil. Se acerca desnudo a mi boca y lo rozo suave con mis labios y siento como la piel se te eriza y acercas más tu pecho a mí y te rodeo con mis brazos; semidesnuda, semidormida, como un ángel, ofreciéndome el paraíso.
Sin embargo los pensamientos recurrentes de que eres de otro no me dejan respirar tu perfume con tranquilidad ¿Son de otros tus besos, tus latidos, tu amor y compañía?
¿Alguien más aparte de mí sueña ser tu alegría? Me desquicia la idea e intento separarte de mí y te acercas con más besos, húmedos como rocío del día, cálidos y sedientos de correspondencia.
Todo contigo es febril, todo conmigo es paciencia, dudo hacerte feliz. Dudas quererme más de la cuenta. Y mi amor se languidece y los deseos de hacerte mía se corrompen con los de saciar mi deseo y olvidar tu corazón.
Tu corazón que es ajeno a mi amor, ajeno a mis sueños, pues te vas con él cuando me despierto. Las sábanas sudadas me recuerdan que tu amor es pasajero como estación, como cerezo en flor. Mis dudas se disipan y tomo tu cuerpo pero no es más que un frasco vacío y lo rompo y lo tiro como tal. No hay nada más impuro que no amar y no mereces más que una gota de mi caridad.
No eres feliz, pero a la mañana siguiente te vistes y te vas, te vas sin mirar atrás.
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