10-12-2018, 08:51 AM
-Se ha de enfríar y no quiero otra demanda cómo la de esos... ¡Seguramente eres una de ellos, una miembro de ese grupo que sólo han estado buscándonos problemas, claro que...!- refunfuñaba el vendedor, sacudiendo el plato en el aire, salpicando de caldo la barra mientras que Samanta le ve con terror.
-Nadie va a hacer algo, Hugo, tranquilo.- llegaba el cocinero al lado de Samanta, tomándole del hombro, amenazando con la otra mano a Hugo, el vendedor.
-Hombre, no tienes por qué agredir a cada persona extraña que se te pone al frente, lástima que eres el jefe, de lo contrario...-
-Dilo y te quedas sin trabajo.- interrumpe Hugo al joven antes que termine de hablar.
El joven era el único que hacía frente a los arranques de Hugo, había pasado poco tiempo desde que unos chicos de instituto le habían sacado una buena cantidad saboteando un plato de fideos, por ello Hugo estaba demasiado tenso.
-¿Te encuentras bien?- preguntaba el joven a Samanta mientras limpiaba la mesa.
-¡Gabriel! digo... estoy bien...- decía la joven, apenada.
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