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Hagamos una Historia.

[Imagen: ab3.gif]

Aquí JOS, esperando que usted se encuentre de mil maravillas, respetable miembro de esta comunidad.

Ligera explicación que puede leer si gusta, o bien pasar a lo siguiente en negritas:

Algunos ya han participado en los juegos que he realizado siendo uno de mis usuarios en el foro, y he visto se han quedado en continuación por no tener un moderador de actividad, así que me tomo la osadía sin consultar, para seguir con las mismas de manera que esté yo al tanto para seguirlas y que no se queden con la duda de qué es lo que ha sucedido.

Además que con alguien escribiendo más y más, se incentiva a continuar.

De qué va este juego:

El usuario interesado escribirá un fragmento de una historia basándose en la anterior para crear una en grande de manera colectiva pudiendo cambiar su ambientación, intención,  etcétera, siempre que se mantenga estable, pudiendo otra persona retomar cualquiera de las historias perdidas.

Ejemplo:

-Albert busca a una joven.
-Mientras busca a la joven un chico le besa.
-Al besarle el chico, un señor que vende hot dogs fanguirlea al verles.
-El señor de la oscuridad corre al lado de Albert para no ser atrapado por Alice.
-Alice le persigue mientras va atacándole con una pistola de plasma.
-Albert salía ya de la confusión por haber sido besado y preguntaba al chico por qué lo había hecho.

Lo no permitido:

-Ofensas.

-Groserías.
-Contenido sexual.
-Alusión a las filias.
-Doble sentido.

Reglas:

-No cortar la relación entre historias.
Si sucede algo debe de basarse en lo que antes sucede.
-Que lo escrito sea un tanto largo para tener material y seguir con el juego.

Así es que, interesados.

¡Inicia el juego!

¡Cкоро Yвидимся!

INICIO:

Era de noche y la joven Samanta, de catorce años aún no conseguía llegar a casa, hace unas horas se había quedado dormida en el bus, por lo que terminó en un área desconocida de la ciudad, había tratado de preguntarle a las personas, pero le daba bastante miedo hacerlo.

Caminando entre las calles oscuras los negocios abiertos se veían fácilmente por sus luces, no hacía falta el dinero en sus bolsillos, pero la comida en su barriga vaya que ya estaba casi ausente por completo, por lo que entra a un local de fideos, se sienta a la barra y pide un plato con carne de cerdo y especias, se pone a ver alrededor...
Off: Estos temas me gustan, aunque mi redacción tiene demasiado óxido encima e.e
Gracias por el tema Million~
~--------------------------~

... Ahí, justo a través de la ventanilla que permitía observar el movimiento de la cocina, pudo observar a un joven revolviendo el contenido de una olla con el ceño fruncido. Samanta lo miró con atención, examinando con cuidado sus facciones; aquel chico tenía un increíble parecido con su hermano mayor y por un momento se planteó la posibilidad de que en realidad fuese él. Pero era imposible, Gabriel estaba en el campus de la universidad a varias horas de distancia, aunque en ese momento podía poner en duda aquello de la distancia, después de todo podría haber viajado durante horas sin haberlo notado.

Tan ensimismada se encontraba en sus pensamientos, que no notó cuando el plato de fideos fue dispuesto frente a ella sino hasta que quien la atendía sacudió de manera frenética una mano frente a su rostro... 
-Se ha de enfríar y no quiero otra demanda cómo la de esos... ¡Seguramente eres una de ellos, una miembro de ese grupo que sólo han estado buscándonos problemas, claro que...!- refunfuñaba el vendedor, sacudiendo el plato en el aire, salpicando de caldo la barra mientras que Samanta le ve con terror.

-Nadie va a hacer algo, Hugo, tranquilo.- llegaba el cocinero al lado de Samanta, tomándole del hombro, amenazando con la otra mano a Hugo, el vendedor.

-Hombre, no tienes por qué agredir a cada persona extraña que se te pone al frente, lástima que eres el jefe, de lo contrario...-
-Dilo y te quedas sin trabajo.- interrumpe Hugo al joven antes que termine de hablar.

El joven era el único que hacía frente a los arranques de Hugo, había pasado poco tiempo desde que unos chicos de instituto le habían sacado una buena cantidad saboteando un plato de fideos, por ello Hugo estaba demasiado tenso.

-¿Te encuentras bien?- preguntaba el joven a Samanta mientras limpiaba la mesa.

-¡Gabriel! digo... estoy bien...- decía la joven, apenada.

...
Me encanta la protagonista tiene el mismo nombre que mi hija :')
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-Si, no, la verdad es que...- Samanta titubeó un poco sobre si contarle a ese chico acerca de su problema, pero es que le transmitía tanta familiaridad que no pudo evitarlo.

-La verdad es que no estoy tan bien, pero no es culpa suya- dijo señalando a Hugo el cual seguía refunfuñando mientras acomodaba las sillas de cada mesa, era muy temático y le encantaba que todo estuviera en perfecto orden. 

-Lo que pasa es que estoy perdida, no sé dónde estoy, me quedé dormida en el bus sin querer y terminé aquí, sé que lo primero que debería haber hecho es contactar con mi familia pero no podía aguantar el hambre así que aquí estoy- Dijo Samanta preguntándose si de verdad sería buena idea haberle contado todo a este desconocido.
Qué bello su hija se llame de tal manera, señorita .



El joven sonreía a Samanta, y ya tendía su móvil a ella.


-Puedes hacer una llamada desde mi teléfono, si gustas.- decía él.
-No, no, no, no, para nada... no tiene por qué hacer ello, saliendo vi, hay un teléfono público, y...- trataba de articular Samanta.
-Tómalo, finalmente es un servicio compensación por las incomodidades que nuestro jefe te haya hecho pasar.- decía el joven, sonriente.
-¡Te escuché, muchacho! ¡Ve a atender, que para eso te estoy pagando!- gritaba Hugo, mientras que el joven ya se apartaba tras haber dejado su celular a con Samanta.

Habiendo terminado ya su comida, Samanta ya llamaba a sus familiares, realmente cuando tenía hambre no podía hacer más que comer.

-Sí, un momento...- dejó el teléfono para pedir la dirección de donde se encontraba, tras el chico semejante a su hermano dársela, fue regañada por su padre, ya que se encontraba muy lejos de casa y ya era hora en que el servicio de transporte estaba fuera de servicio.
Samanta cortó la llamada con su padre y suspiró. Este le había dicho que intentaría comunicarse con algún amigo con auto para ver si podían llevarlo a buscarla. Su familia no era ostentosa, toda la vida habían pertenecido a la clase media baja. Durante algún tiempo cuando era pequeña tuvieron un auto, pero luego su padre tuvo que venderlo poco tiempo después debido a que necesitaba el dinero para pagar deudas de un emprendimiento que no había salido bien.

Samanta se cubrió la cara con las manos sintiéndose molesta de haber sido tan tonta como para dormirse por tanto tiempo en el bus. Se sentía culpable de todo el problema que le causaría a su padre haciéndolo venir a buscarla.

- ¿Todo bien? - Escuchó y tuvo que descubrirse el rostro. El chico de antes, el que se parecía a su hermano, le dirigía una sonrisa igual de amable que las anteriores.

- Umm... Sí... Bueno, no... - Meditó un momento si seguir adelante o no, pero ya que el chico estaba al tanto de su problema y que se había mostrado amable con ella en todo momento, decidió seguir confiando en él. - Estoy muy, muy lejos de mi casa y mi papá tiene que conseguir a alguien que lo traiga hasta acá porque nosotros no tenemos auto y el transporte público ya no funciona. Él está muy cansado, tiene que trabajar muy temprano mañana y... - Bajó un poco la mirada. - Me siento mal por molestarlo de esta manera...

El chico la miró pensativo un momento, hasta que habló.

- Sé que esto va a sonar muy extraño porque bueno, recién te conozco... - Samanta lo miraba con atención. -Pero, si quisieras, puedo hablar con tu padre y podrías pasar la noche en mi casa, hasta que mañana puedas tomar el bus de regreso a la tuya. Mi casa es pequeña, y francamente está un poco desordenada, pero queda muy cerca de este lugar. Aunque bueno, antes debemos pasar por la casa de mi vecina, la Sra Xan y recoger a mi hermanita, ella la cuida mientras yo trabajo.

Samanta se quedó en silencio evaluando la situación. ¿Era prudente irse así con un desconocido? Por otra parte, este chico parecía confiable. Y había algo en él... quizás el parecido con Gabriel, que la hacía sentir segura.

- Ah, por cierto, mi nombre es Joseph.


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Perdón si me extendí demasiado... Me inspiré(?

Hamtaro,

Ella tenía una verdadera disyuntiva en su cabeza dado que, en la situación que se encontraba, no podía darse el lujo de tomar una decisión a la ligera. Por un lado estaba Joseph, un chico que a simple vista parece amable agregando el hecho de que trabaja de forma humilde para llevar el pan a su casa además de tener un trato agradable para con ella y ayudarla a comunicarse con su padre.

-Pero sigue siendo un desconocido... - . Se decía a sí misma. -De todas formas si me quedo aquí deambulando sola en un barrio así a esta hora pienso que correría indudablemente mas peligro al cuál también expondría a mi padre si viene caminando hasta aquí... -. Se tomaba la cabeza con ambas manos desordenando su cabello de forma muy cómica. -!me arriesgaré¡-.

Pensaba todo esto ante la mirada de Joseph, quien la veía extrañado por sus reacciones alocadas mientras pensaba, por lo cual soltó una leve risa.

-Oye si piensas que soy un asesino en serie o un depravado creo que de quién más debes dudar es de él-. Decía Joseph señalando con el dedo pulgar a Hugo, su jefe que estaba metros atrás de él. A lo que ella soltó una carcajada. - Además no te preocupes, dormirás en la habitación de mi hermanita-.

-Okey, acepto- . Dijo samanta sonriendo...




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Perdón por confundir los personajes, ya cambié el nombre de Gabriel por Joseph
En absoluto, no preocupe, joven dama , escriba, escriba.


-¡Eh, Hugo!- gritaba Joseph, el chico parecido a Gabriel, el hermano de Samanta.

-¡¿Ahora qué es lo que quieres?!- preguntaba gritando Hugo a por una ventanilla que daba a la cocina.
-¡Ahora vuelvo, he de acompañar a nuestra cliente a casa con Liz, regresaré en un parpadeo!- decía ya Joseph tomando a Samanta por la mano, saliendo del lugar antes que Hugo empezare a gritar blasfemias y demás en respuesta de su manera de hacer las cosas.

-En serio suena molesto...- decía Samanta viendo el local.

-No te preocupes por él, siempre ha sido un gruñón, pero es buena persona.- decía Joseph a Samanta, mientras caminaban al hogar de él, éste tendía ya su celular a Samanta -Deberías avisar a tus padres de que has de quedarte aquí, así no les preocuparás.- agrega.

-Cierto... perdone, soy algo distraída.- decía Samanta ya pasando a llamar a su padre.

Tomó un tiempo convencer y tranquilizar al padre de Samanta, quien no había conseguido a alguien para que fuere por ella, pero finalmente Samanta podría pasar la noche en casa de Joseph.
-Así están las cosas- pensaba Samanta mientras trataba de tranquilizarse a si misma, empezaron a caminar en dirección de la casa de la señora Xan, unos escasos dos pasos los separaban -Y ¿Ya te sientes mejor- dijo Joseph tratando de romper el hielo -Pues, un poco- dijo Samanta con la voz temblorosa -Aunque sigo nerviosa, no esperaba que me pasara nunca algo así, aunque, ahora que lo pienso, con lo despistada que soy no es raro que pasara-

Siguieron caminando y charlando unas cuatro cuadras, de repente un enorme perro de raza no identificada asomó su hocico ladrando justo al lado se Samanta, aquello la hizo gritar horrorizada, y sin darse cuenta estaba abrazando a Joseph muy fuerte -¡Rayos! Si no fuera por esa pequeña puerta estaría muerta justo ahora- dijo Samanta con la voz agitada. 

Pasaron así al menos unos treinta segundos, Joseph naturalmente no dijo nada, cuando Samantha se percató de lo que había hecho lo soltó, estaba muy avergonzada -Disculpa- dijo ella -No te preocupes- contestó él. El corazón de Samanta no paraba de latir, el susto y la verguenza son una mala combinación.

Empezaron a caminar de nuevo, la distancia entre ellos era más corta, y Samanta empezó a fijarse en él, era tan parecido a Gabriel... El hecho de que pasara casi toda su niñez enamorada de su hermano, y el parecido de los dos no ayudaban en nada... 

Llegaron a casa de la señora Xan en un parpadeo, Samanta estaba muy nerviosa, por suerte Joseph apenas se había percatado.
- ¿Señora Xan? Hola, soy Joseph, vengo a buscar a Liz - Repitió por segunda vez, al no obtener respuesta alguna a la primera llamada. 
 
Samanta pensaba que hasta su voz era parecida a la de Gabriel. Esto no podía estar pasando, pero era demasiado real como para ser un sueño. 
 
- ¿Señora Xan? - Dijo golpeando levemente la puerta - Pero qué... 
 
La puerta se abrió levemente con el segundo golpe. De golpe su tono de voz cambió, se podía sentir el encogimiento de su corazón en cada palabra.
 
- !Voy a entrar!
 
- ¿Es...es...tás seguro? ¿No deberíamos llamar a la policía primero? - advirtió Samanta, tan asustada o más que él.
 
Pero Joseph ya estaba dentro de la casa, así que le siguió, ya que la idea de quedarse fuera, sola, le daba aún más miedo.
 
Todo estaba oscuro y la vista tardó un tiempo en acostumbrarse, hasta que por fin los interruptores blancos de la luz se divisaron tímidamente en la pared de su izquierda. La encendieron sin pensar, ya que nunca imaginaron lo que les esperaba en el interior...
 
-¡Dios mío!
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