Hola, buenas.
Acabo de terminar el segundo capítulo de la historia, así que aquí lo dejo para que lo lean. Muchas gracias a todos los que me animan a escribir
Espero que les haya agradado.
Saludos~
Acabo de terminar el segundo capítulo de la historia, así que aquí lo dejo para que lo lean. Muchas gracias a todos los que me animan a escribir
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Desactivaron los mecanismos en las ventanas de la sala y cubrieron cualquier tipo de luz exterior, rodeándose de completa oscuridad. Poco a poco las paredes de la habitación se iluminaron, reflejando imágenes y números en distintos paneles de información. La mayoría de la estructura poseía aquellas láminas reflectoras sincronizadas, bastante útiles para momentos de reuniones o de invasiones hostiles en la red.
Pitah, Bast y Karin se encontraban sentados uno al lado del otro, frente a la base de datos central. Bast bebía un café, sacudiendo un poco su cabeza para despertar. Los mareos le impedían el concentrarse en los hechos que Karin había descrito cuando volvieron a reunirse en casa, tras dejar el bar en un apuro. Pitah analizaba el código escrito en la hoja de papel y Karin, cruzada de piernas, pensaba en la “sombra” de la calle. “Night Bird” resonaba en su mente.
-¿Estás segura que no te jugaron una broma? -preguntó Pitah, escribiendo, de paso, en el teclado holográfico frente a sus ojos -. Sí he escuchado sobre Night Bird, pero por lo que sé sólo es una historia que se inventaron para causar cierto revuelo en los distritos bajos.
Karin suspiró y se irguió en su silla, echando un fugaz vistazo a Bast.
-No lo sé. La verdad, yo también pensaría que es una simple historia inventada si no nos encontráramos bajo estas circunstancias. ¡Estoy segura que ese código tiene relación con el paradero de Lars, por eso su nombre está allí! -disminuyó su tono de voz al escuchar los quejidos de Bast a su lado -. Lo siento, Bast. ¿Ya terminaste tu café? ¿Quieres otro?
-Sí, sí...no te preocupes, linda. Voy a prepararlo yo.
Bast se levantó y caminó a la máquina de café. Volvió con el vaso repleto a tope y bebió el líquido como si fuese simple agua, ya más despierta.
Pitah configuró todo lo necesario para adentrarse en el servidor 17 de la red encriptada. Activó softwares especializados en seguridad cibernética para no sufrir de ataques a manos de terceros, y movió toda la información importante a una base de datos externa como respaldo. Estiró sus brazos e introdujo el código del papel (cuidando no equivocarse) en una pequeña casilla en blanco que apareció frente a sus ojos de la nada, como si algo hubiese estado esperando por él allí, como si le estuviesen observando, de algún modo u otro. La curiosidad aumentó en Bast y Karin, quienes se acercaron a Pitah y a la pantalla, expectantes de cualquier situación extraña o desconocida.
-Según veo, el servidor número 17 posee sólo un dueño. Es decir, a diferencia de otros servidores donde encontramos dominios totalmente diferentes en temática y de distintas corporaciones para nada relacionadas, este servidor se especializa en un tema concreto. ¿Cuál? Todavía no lo sabemos -explicó Pitah, dejando escapar un largo suspiro -. Ahora estamos a sólo un toque de saber qué esconde ese código...¿Quieren...?
Bast vio sobre las intenciones de Pitah y de su suspenso innecesario. Se aproximó a la pantalla y tocó el un misterioso “botón” de color azul con su dedo índice, justo debajo de la barra blanca, ahora llevando el código. La pantalla cambió de un segundo a otro, tomando un color negro intenso. Las láminas reflectoras de las paredes se activaron en conjunto al servidor 17, mostrando una frase que rodeó la habitación con sus letras exageradamente grandes. “Bienvenidos a Night Bird”. Los jóvenes voltearon sus cabezas para poder leer todo el texto de una vez. Las letras desaparecieron, dando paso al mismo dibujo que el misterioso papel del código llevaba al reverso: Un pájaro de alas abiertas frente a una luna blanca.
Antes de que pudieran comenzar siquiera a comentar lo sucedido, un vídeo comenzó se reprodujo en la pantalla principal, captando la atención de los tres. En el vídeo lograron divisar una calle...la calle se encontraba nada más y nada menos que a 10 metros del mercado: ningún alma rondaba en el lugar. La pantalla marcaba 13 segundos desde el inicio del vídeo, 13 segundos en que literalmente nada sucedía en esa calle. Entonces, de un momento a otro, apareció una figura. Uno de los altos mandos, llevando ese característico traje especial de tonalidades azules y blancas, seguido de sus compañeros de batalla.
El vídeo cambió abruptamente. La cámara grabando ahora mostraba el interior del mercado, tan repleto de compradores como siempre, tranquilo, para la sorpresa de algunos. Bast se aproximó aún más a la pantalla, empujando un poco a Karin, y apuntó con su dedo la figura de un niño en el extremo sur de la estructura: Lars. Él jugaba con Ocre, el gato de la carnicería.
-¡Es una grabación de esta mañana! -acotó Pitah, prestando más atención que nunca al vídeo.
-Nada luce distinto, pero el escenario cambia completamente al ver el vídeo anterior. Esos soldados...los altos mandos...de algún modo u otro sabían el paradero de Lars -Karin observó al techo con su ojo postizo, pensante -. Asumo que nos mantenían en su mira, quien sabe desde cuándo.
-Putos -expresó Bast, golpeando el escritorio. El vaso de café (vacío) cayó al piso y se quebró. A nadie pareció importarle -. ¡Los voy a encontrar y traeré a Lars de vuelta a casa!
-Si vas así, tan precipitada, te asesinarán de un tiro antes de que puedas siquiera defenderte. Entiendo que tengamos cierta reputación aquí, en el distrito N-16; sin embargo las cosas son distintas en los distritos más prestigiosos. La tecnología que utilizan y los reflejos que poseen son casi de no creer...no parecen humanos. Lo son, eso sí.
Bast se tranquilizó un poco (o al menos sentó cabeza) al escuchar las palabras de Pitah. La frustración creaba un sentimiento incómodo y rabioso en su interior, sin ser lo suficientemente fuerte como para lanzarse a su irremediable muerte así sin más. Pensó en recoger los restos de vidrio esparcidos por el piso, dejando tal idea para más tarde, pues el vídeo en la pantalla continuaba y no quería perderse ningún detalle de el.
-Acá empieza lo extraño.
Gente corriendo, la chica rehén quejándose y gritando, los altos mandos rodeando el perímetro y Lars desapareciendo en tan sólo un segundo. El vídeo retrocedió y volvió a mostrar el momento exacto de la desaparición de Lars 5 veces consecutivas, y sin importar qué tanta atención prestaran a la pantalla para entender cómo era posible no ver nada raro alrededor del niño, el misterio continuaba sin ser resuelto.
El vídeo volvió a enfocar la calle cercana al mercado. La cámara se movió un poco, como si estuviera temblando; y una respiración algo agitada se escuchó detrás del aparato: quien grababa se deshacía en nervios. Lo que visualizaba poseía todo el derecho de enervar un poco su mente: Lars yacía inconsciente sobre el hombro de una persona jamás antes vista en el distrito, vistiendo ropas comunes para camuflarse con el ambiente. Detrás le seguían todos los altos mandos, más apresurados, hablando entre ellos (o eso parecía por el movimiento de sus bocas). La cámara entonces se levantó (en conjunto a la persona grabando) y se volteó hacia la derecha, centrándose en los altos mandos y Lars. Un automóvil automático cualquiera les esperaba en la esquina más próxima, todos subieron arriba y desaparecieron a la distancia. La pantalla volvió a cubrirse de negro.
“¿Cazar o ser cazado? Tú lo decides. Cuida tus espaldas.”
Con esa intrigante frase el servidor 17 dejó pensando a Bast, Pitah y Karin. Las láminas de las paredes se desactivaron y por arte de magia las luces de la casa entera brillaron como nunca. Pitah intentó ingresar nuevamente al vídeo de dicho servidor, pero ni siquiera adentrarse a él pudo. En su base de datos no quedaba rastro alguno del código, lo que había sucedido allí no tenía cómo demostrarse.
-Esto tiene muy mala pinta -Pitah golpeó su cabeza contra la mesa, justo por encima del teclado holográfico -. Primero, creo que esto confirma al 100% que Night Bird es real. Segundo, no fue casualidad que esa sombra le entregara el papel a Karin; y, tercero, ellos deben saber más del paradero de Lars, pero es casi imposible buscar información de Night Bird. Todo parece estar muy bien oculto, y nadie tiene idea de dónde se establecen en realidad.
-Cazar o ser cazado...cuida tus espaldas...-Karin suspiró y se levantó de la silla, un tanto ansiosa-. Creo que nos hemos metido en un lio tremendo.
-No se referirán a nosotros, ¿o sí? -Bast bostezó y se dedicó a recoger los pedazos de vidrio en el piso -. No sé si es una ayuda o una amenaza el que nos hayan dejado ver esos vídeos.
-Ahora LITERALMENTE tendremos que cuidar nuestras espaldas -Pitah suspendió el panel de control de la base de datos y se levantó, dispuesto a dormir un poco. Sabía que su vida se pondría un poco cuesta arriba con los sucesos del día y necesitaba la energía necesaria para soportar largas horas de estrés constante -. Nos vemos mañana. Bueno, hoy.
-¿Y qué se supone que haremos respecto al código? -preguntó Karin.
-Mañana planearemos algo, así que no se acomoden demasiado entre las frazadas. Pondré una alarma general a las 6am.
-¡Pero son las 2am, Pitah! No dormiremos nada si nos despertamos a esa hora...qué asco -se quejó Bast.
-4 horas es suficiente, supongo -bufó Karin, cruzándose de brazos. En el fondo sabía bien que (para su cuerpo) dormir sólo cuatro horas se asemejaba a un suicidio. No quería obstruir la investigación que realizarían con sus caprichos, por lo que no se quejó (mucho) al respecto-. En fin, no continuaré desperdiciando mis horas de sueño, duerman bien -Karin se retiró y subió las escaleras al segundo piso. Entró a su habitación y cerró la puerta de un golpe, lanzándose encima de la cama sin importarle sus ropas ni la pistola automática sujeta a su espalda.
Bast se quedó unos minutos más junto a Pitah en la sala, en medio de un completo silencio.
-¿No has visto a Julian y Didier?
Pitah respondió a la pregunta de Bast negando con su cabeza. Lo más probable es que Julian y Didier estuviesen en casa de Marcy, intentando brindarle apoyo emocional tras el suceso de Lars, eso infería.
-No, no han vuelto a casa desde que nos separamos en la tarde. Dejame revisar...
Encendió el brazalete en su muñeca y analizó el estado vital de Julian y Didier en el panel holográfico. Cada miembro de la “pandilla” llevaba un chip especial (situado en distintas partes del cuerpo para cada caso), transmitiendo sus ondas vitales en detalle hacia una base de datos privada. Esto permitía a los demás el obtener dicha información a tiempo real, siendo útil en momentos de separación y/o emergencias.
Pitah respiró aliviado: ninguno de los dos se encontraba herido o en peligro, saberlo le hizo sentir inexplicablemente bien. Lamentablemente no duró mucho ese sentimiento en su pecho: revisar el estado vital de Lars y su información inexistente (en ese entonces) le sumergía en una angustia terrible. El chip no funcionaba, y rezaba porque fuese producto de un bloqueador de nanomáquinas, no de una incisión improvisada.
-Venga, vamos a dormir, Bast. Te veo en cuatro horas.
Bast se despidió de Pitah con su mano izquierda, agachando la cabeza en completa oscuridad después que las luces fueran desactivadas en toda la casa. Apretó sus puños y recordó a Alice frente a ella, sacrificando su vida por un futuro mejor para todos. Le parecía una falta de respeto hacia ella la desaparición de Lars; y juró vengarse de aquellos involucrados en el secuestro. Uno por uno, sin piedad.
La primera en despertarse esa mañana fue Karin, después de unas terribles tres horas de sueño. El reloj digital del techo marcaba las 5:12am, faltaban 48 minutos exactos para que la alarma general despertara a los demás. Se levantó y fue a darse una ducha para pasar el rato. Volvió a revisar la hora, las 5:36am.
Salió de la casa y caminó lentamente por la calle principal del distrito, dirigiéndose a la máquina expendedora de bebidas energéticas. No le gustaba beber ni energéticas ni alcohol en su vida diaria normalmente, pero hasta abrir los ojos le parecía un gran desafío y no podía concentrarse de ese modo. La máquina expendedora en sí no se encontraba muy lejos de su zona segura, se permitió, por ende, gozar de cierto relajo en su compra.
Dar la espalda al mundo fue lo peor que pudo decidir, incluso si no existían presencias visibles cercanas de las que preocuparse. Un proyectil perforó su cuello, pequeño, para nada letal a primera instancia. Cinco mínimos segundos bastaron para que un dolor invadiera el cuerpo de Karin desde sus hombros hacia sus caderas, obligándole a agacharse para soportar el ardor.
“Cuida tus espaldas” su cabeza comenzó a dar vueltas, las nauseas le impidieron pensar de forma estratégica. “Cuida tus espaldas”, esa simple frase repitiéndose una y otra vez, resonando en los recovecos de su mente, sin parar.
Intentó levantarse en medio de la confusión, sintió sus extremidades demasiado pesadas para siquiera arrodillarse sobre el concreto. “Debí haber cuidado mis espaldas...” pensó, antes de desvanecer por completo. La lata de energética rodó hasta chocar con la estructura más cercana.
-Ya está, Koen. El resto queda en tus...¿patas?
Acomodó el rifle francotirador en su maletín favorito, puesto que no soportaba descuidar sus armas, aun si podía solicitar unas nuevas. Permaneció allí, agachado, procurando que nadie notara su presencia en las alturas; y observó la situación desde una pequeña pantalla en su palma derecha, desde la perspectiva de Koen.
-No te hagas el gracioso, Tristan. Ya ha pasado más de un año desde que tengo este cuerpo y sigues con esas bromas ridículas.
Tristan, 25 años. Experto en armas de fuego y en en intrusiones a estructuras ajenas. Muy pocas veces llegaba a fallar un tiro, su amor por la perfección le daba un pulso casi perfecto. La palabra “casi” le ponía de los nervios.
En esa ocasión se hallaba acompañado de Koen, una bestia robótica similar a un tigre, de extremidades metálicas blindadas. Su cabeza poseía una suave tonalidad anaranjada, tornándose negra cerca de su “mandíbula”. Con unas garras letales y cañones de proyectiles escondidos por todo su cuerpo, resultaba un buen apoyo defensivo para Tristan y cualquiera que trabajara con él. Gracias a ello, siempre que Tristan debía realizar algún encargo, solicitaba trabajar con Koen. Además, Koen poseía cierta susceptibilidad irascible, Tristan disfrutaba de hacerle enojar.
-El bus está esperando cerca del subterráneo. No está muy lejos de tu posición, apresúrate antes de que te vean en acción, llamas la atención, ¿sabes? -Tristan entró al edificio bajo sus pies desde la terraza. Arribó el piso número uno tras una serena caminata por las escaleras -. Insisto en que hubiese sido mucho mejor para ti conseguir un cuerpo humanoide después de que tu cuerpo de carne falleció.
-Calla, no te metas en mis asuntos. Los tigres son cool. Además, tener la oportunidad de poseer cualquier tipo de cuerpo es algo que no se puede desperdiciar.
-Te agradan tanto que te convertiste en uno...no sé si reír o llorar. Al menos tu cerebro continúa siendo humano y original.
Koen se aproximó (veloz) al cuerpo inmovil de Karin. Abrió un compartimiento especial a la altura de su mandíbula, liberando cuatro letales colmillos de acero puntiagudo (dos arriba y dos abajo). Utilizó dichos colmillos para agarrar la ropa de la joven frente a él, procurando no hacerle daño.
-¿Qué tal las cámaras del lugar? -preguntó, comenzando a arrastrar a Karin hacia su destino.
-Desactivadas. No veo a nadie en el perímetro, avanza. Te espero en el bus, recuerda que tenemos dos objetivos más que cazar.
-Cazar suena...algo mal. Nos hace ver como los malos del asunto, y no lo somos.
-Es cierto, no lo somos. Divertirse un poco es válido, eso sí -Tristan dejó escapar una carcajada traviesa -. Además, suena irónico que te quejes de la palabra “cazar”, siendo que eres un tigre de metal. Eres un chiste.
-Calla, basura. Si no fueras mi compañero ya te hubiera despedazado vivo.
-Sí, sí...como digas.
Pitah caminó por toda la ciudad en búsqueda de Karin. Que su información no apareciera en el panel de control compartido le hacía pensar en lo peor, similar al caso de Lars. Apretó entre sus manos la lata de bebida energética recogida por Bast a pasos de la máquina expendedora, la única pista que poseían sobre la desaparición de su compañera.
El atardecer ya comenzaba a teñir el cielo de arrebol. Bast también buscaba a Karin, al otro extremo de la ciudad. Buscaba a los demás miembros del grupo, en concreto. No sólo Karin estaba desaparecida, también Julian, Didier y Marcy. Los únicos dos “sobrevivientes” intentaban generar un plan sensato que les permitiera colarse en las instalaciones de Night Bird. Ninguno de los dos pensaba en algo coherente, no tenían manera alguna de empezar a buscar.
-¿Sería sensato pedirte que me acompañaras, Pitah? -Tristan interceptó a Pitah cerca del “perímetro negro”, un bloque de edificios utilizados para comercializar ilegalmente -. No te encuentras en un lugar muy seguro.
-¿Quién carajos eres? -Pitah se empuñó de su bastón.
-Seguramente no quieres saber quien soy. Y tampoco quieres saber quién es mi acompañante...dime, ¿disfrutaste la bebida energética? Oh, cierto, no la bebiste. Qué triste, se supone que era un regalo de tu querida amiga Karin. Un regalo de despedida -. Sonrió ampliamente, mostrando sus dientes, provocando a Pitah. Koen simplemente mantuvo la calma y se sentó a un lado de Tristan, atento ante cualquier movimiento violento que bloquear.
-¡¿Fuiste tú?! -Pitah crujió los dientes y cargó un ataque frontal con su bastón a máxima temperatura.
Tristan bloqueó el golpe levantando su pierna, en una precisa patada. Sólo sus ropas sufrieron las quemaduras del impacto puesto que, desafortunadamente para Pitah, la pierna derecha de Tristan no presentaba piel humana. Se parecía muchísimo a las prótesis que Bast ocupaba de brazos, resistentes al calor y a proyectiles básicos.
Tristan, entonces, dio la espalda a Pitah, aterrizando su pierna postiza (derecha) en el piso. Al instante levantó su pierna izquierda, intentando conectar un golpe con su talón en el rostro de su oponente. Pitah bloqueó el golpe en esa instancia, utilizando su antebrazo zurdo. Luego lanzó una patada lateral hacia Tristan, conectándola en su pecho. Se abalanzó sobre el al ver que éste último perdía un poco el equilibrio, esperando impactar su bastón a máxima temperatura sobre el rostro de aquel misterioso joven. No lo logró.
Koen se acercó a Pitah por detrás, aprovechando los ánimos de la batalla, ninguno de los dos jóvenes luchando notó su presencia. Activó el mecanismo oculto de su cola: una pequeña aguja casi imperceptible y la inyectó en el momento preciso sobre la piel de Pitah, en la parte alta de su espalda.
Pitah soltó su bastón y cayó al piso presa de un dolor insoportable. Continuó lo suficientemente lúcido para inferir a qué se debía ese dolor y ese malestar horrible en su espalda. Nada más ni nada menos que a un letal líquido bloqueador de nanomáquinas. Entendió que realmente se encontraba en peligro cuando sus parpados comenzaron a pesar como nunca, y sus ojos se cerraron por arte de magia.
-¡Koen! ¡¿Por qué esperaste tanto para dormirle?! Casi arruina mi rostro...debí dispararle y ya -Tristan respiró con agitación al imaginar su rostro quemado. Una pesadilla.
-Quería ver cómo te golpeaba -Koen se recostó en el piso -.Tranquilo, no permití que arruinara tu “hermoso rostro”, maldito narcisista.
-¡Agh! Me las pagarás... -Tristan levantó el cuerpo inmóvil de Pitah y se lo echó al hombro -. En fin, dejando de lado nuestras diferencias personales, creo que hemos tenido bastante suerte de encontrarle justo acá, cerca de este perímetro ilegal. Así nadie sospecha de nuestra lucha, es algo de todos los días...
-El trabajo ha sidorelativamente fácil hasta el momento. Ahora es cuando las cosas se complican un poco...
Tristan pensó en la descripción que poseía de Bast y admitió que estaba completamente idiota para enfrentarse a ella sabiendo que la lucha cuerpo a cuerpo no era su fuerte.
Bast caminaba por las calles repletas de neón, bordeando la medianoche. Llovía a cántaros a pesar del buen clima en el atardecer.
Frenó al sentir una presencia cercana, y volteó dispuesta a enfrentarle. Se sentía observaba. Después de todo, infería que sería la próxima en ser “cazada”.
Un cable brillante de plasma apareció de la nada, confundiendo su visión. Cubrió su rostro empleando uno de sus brazos, y dejó escapar un quejido al percatarse de las intenciones del enemigo. No apuntaba hacia su rostro, si no hacia sus brazos.
Tristan apareció junto a Koen desde un extremo de la calle, con el cabello cubriendo la mayor parte de su ojo izquierdo producto de la pesada lluvia. Koen no tenía problemas con la lluvia, no resultaba letal para sus mecanismos internos y externos.
-Lo siento, Bast. Pero tengo que obligarte a que vengas con nosotros.
Bast corrió en dirección a Tristan. Éste último tensó el cable de plasma para controlar un poco el movimiento de Bast. Le vio demasiado cerca en muy poco tiempo. Se asustó y no titubeó en disparar al pecho de la chica, sin evitar recibir un golpe certero en pleno rostro de su parte. La energía de Bast era tal que ni el dolor horrible en su pecho tras recibir el disparo logró detener su ataque.
-Eso debió doler mucho, Tristan... -Koen verificó a Bast acercándose a ella -. La chica ya está dormida, podemos volver a casa.
Tristan no respondió, se sentía demasiado frustrado hasta para hablar. Levantó el cuerpo de Bast y lo llevó hacia el punto de reunión cercano al bar.
Karin despertó bastante mareada. El ruido ambiente del lugar no le pareció el más adecuado para descansar. Parloteos por allá, sonidos de máquinas por acá, un sinfín de contaminación acústica causándole nauseas. Abrió los ojos sorprendida al recobrar su memoria, ¿dónde estaba? Observó a su alrededor y no reconoció ningún rostro.
-Oh, veo que ya has despertado -Una mujer de cabello corto luciendo un hermoso traje ejecutivo se acercó a ella -. ¿Qué te parecen nuestras instalaciones? ¿Bastante geniales, no?
-¿Dónde estoy? -preguntó Karin, frotando sus ojos en máxima alerta. No podía confiar en esa mujer así como así.
-Bienvenida a Night Bird -la mujer abrió sus brazos y apuntó a su alrededor -. Debiste cuidar más tus espaldas cuando te lo advertimos, ¿sabes? No somos un juego, mucho menos una leyenda...esto es real.
Karin no podía con su sorpresa. Sorpresa que aumentó cuando divisó a Pitah y Bast durmiendo detrás de ella.Espero que les haya agradado.
Saludos~