06-12-2018, 07:18 AM
F y D: El Cambio de Dirección.
Caminaba tranquilo por la ruta habitual, no me parecía un día nuevo, a fin de cuentas, qué es una rutina sino ello, sentir que nada cambia.
Giré en la misma esquina, pasé por el mismo bar, saludé a la misma mujer que llevaba a su perro a pasear, pasé por las vinaterías de mi buen amigo, las vinaterías donde…
Vi a un hombre subir a una mujer a una vagoneta contra su voluntad, saliendo de un callejón; me disculpé, pues, en automático quité la motoneta a un repartidor y me dirigí donde el suceso, rebasé por unos metros la vagoneta que ya estaba en curso, regresé en contra dirección, me lancé al cielo, y saqué un arma que siempre llevo por seguridad, sin más, disparé contra el cristal acertando a los dos hombres que iban de piloto y copiloto -Esto gracias a mis prácticas de tiro.- la vagoneta siguió andando y se estrelló contra la motoneta y contra un negocio de verduras donde afortunadamente el vendedor no estaba, caí al suelo con precaución de no lastimarme, tratando, principalmente, de no atrofiar mis piernas, di un giro, y sin más, apreté el gatillo de mi arma acertando en la cabeza de un tercer sujeto que ya bajaba de la vagoneta con un arma en las manos, corrí donde caía ya el hombre, la mujer que vi ingresaban, ya salía, se trataba de una hermosa joven de unos veintitrés años, pensé en mi mente que era perfecta para una relación puesto que ahora tengo veintidós, pero ello no era lo importante; le ayudé a bajar y de inmediato me pidió no le dejare sola, llamó a su padre mientras me sujetaba del brazo, temblando, explicó cosas de las que no entendía algo, todo era como si le conociera de antes, como si fuéremos amigos de algún lugar o algo así.
Charlábamos amenamente mientras esperábamos que llegaren a socorrerla, habíamos estado hablando de la escuela, los viejos amores y finalmente se me ocurrió preguntarle si no le conocía de algún lugar –Bueno, es normal, por los noticieros y todo eso…- me dijo mientras llegaba un gran auto negro del que bajaron unos hombres y pasaron a ingresarle luego de que me agradeciere de nuevo y se despidiere, tras de ellos venía un sujeto vestido de traje, se trataba de Giner Dockalvan, uno de los más altos empresarios que pueden haber en toda la ciudad, el mismo me agradeció por haber salvado a su hija que ya había visto antes por muchas noticias donde lo adulaban a él y a su familia de siete integrantes, ahora lo recordaba; me ofreció una gran suma de dinero que tuve que aceptar para ayudar al repartidor con su motoneta, y al vendedor de verduras, aunque luego fue con el vendedor e igualmente pagó por los daños, revisó la vagoneta y al hombre muerto tras de la misma, y luego de regresar a mi lado, me indicó no temer por las fuerzas de justicia, ya que se trataba de delincuentes buscados y que tal vez de su muerte vendría una recompensa más para mí, más tarde, subió a un auto tras de donde iba la joven y partieron juntos.
Luego de terminar mis estudios superiores decidí comenzar en la fuerza policiaca de mi ciudad, donde tuve recomendación por el señor Dockalvan e hija, he detenido a muchos maleantes, mas no me parece extraño, a fin de cuentas qué es una rutina sino ello, sentir que nada cambia… sin saber que por un cambio de dirección en tu vida podrías de lograr algo más grande de lo que siempre imaginaste.-
Caminaba tranquilo por la ruta habitual, no me parecía un día nuevo, a fin de cuentas, qué es una rutina sino ello, sentir que nada cambia.
Giré en la misma esquina, pasé por el mismo bar, saludé a la misma mujer que llevaba a su perro a pasear, pasé por las vinaterías de mi buen amigo, las vinaterías donde…
Vi a un hombre subir a una mujer a una vagoneta contra su voluntad, saliendo de un callejón; me disculpé, pues, en automático quité la motoneta a un repartidor y me dirigí donde el suceso, rebasé por unos metros la vagoneta que ya estaba en curso, regresé en contra dirección, me lancé al cielo, y saqué un arma que siempre llevo por seguridad, sin más, disparé contra el cristal acertando a los dos hombres que iban de piloto y copiloto -Esto gracias a mis prácticas de tiro.- la vagoneta siguió andando y se estrelló contra la motoneta y contra un negocio de verduras donde afortunadamente el vendedor no estaba, caí al suelo con precaución de no lastimarme, tratando, principalmente, de no atrofiar mis piernas, di un giro, y sin más, apreté el gatillo de mi arma acertando en la cabeza de un tercer sujeto que ya bajaba de la vagoneta con un arma en las manos, corrí donde caía ya el hombre, la mujer que vi ingresaban, ya salía, se trataba de una hermosa joven de unos veintitrés años, pensé en mi mente que era perfecta para una relación puesto que ahora tengo veintidós, pero ello no era lo importante; le ayudé a bajar y de inmediato me pidió no le dejare sola, llamó a su padre mientras me sujetaba del brazo, temblando, explicó cosas de las que no entendía algo, todo era como si le conociera de antes, como si fuéremos amigos de algún lugar o algo así.
Charlábamos amenamente mientras esperábamos que llegaren a socorrerla, habíamos estado hablando de la escuela, los viejos amores y finalmente se me ocurrió preguntarle si no le conocía de algún lugar –Bueno, es normal, por los noticieros y todo eso…- me dijo mientras llegaba un gran auto negro del que bajaron unos hombres y pasaron a ingresarle luego de que me agradeciere de nuevo y se despidiere, tras de ellos venía un sujeto vestido de traje, se trataba de Giner Dockalvan, uno de los más altos empresarios que pueden haber en toda la ciudad, el mismo me agradeció por haber salvado a su hija que ya había visto antes por muchas noticias donde lo adulaban a él y a su familia de siete integrantes, ahora lo recordaba; me ofreció una gran suma de dinero que tuve que aceptar para ayudar al repartidor con su motoneta, y al vendedor de verduras, aunque luego fue con el vendedor e igualmente pagó por los daños, revisó la vagoneta y al hombre muerto tras de la misma, y luego de regresar a mi lado, me indicó no temer por las fuerzas de justicia, ya que se trataba de delincuentes buscados y que tal vez de su muerte vendría una recompensa más para mí, más tarde, subió a un auto tras de donde iba la joven y partieron juntos.
Luego de terminar mis estudios superiores decidí comenzar en la fuerza policiaca de mi ciudad, donde tuve recomendación por el señor Dockalvan e hija, he detenido a muchos maleantes, mas no me parece extraño, a fin de cuentas qué es una rutina sino ello, sentir que nada cambia… sin saber que por un cambio de dirección en tu vida podrías de lograr algo más grande de lo que siempre imaginaste.-