06-12-2018, 07:37 AM
F y D: El Amor de un Demonio.
Ella, tras de él, entra, implorando a porque le haga sentir arder, estallar, tal como lo ha hecho ayer, él, simplemente camina al centro de la habitación, vestido con una gabardina de cola larga de pato que al interior lleva un color rojo vivo que se ensucia al ser arrastrado en los suelos por su petulante y lento caminar, el rostro de ella yace muerto en rubor, con ojos de placer y lujuria, babeando y emitiendo vapor por la boca, la luz que llena el cuarto es sólo la luz del farol fuera de ese hotel de carretera.
-Sin gracia, Absurda, Insulsa, no eres más que una nimia insignificante, una humana a fin de realidad, sólo mírate, eres un manojo de hormona y deseo que no se puede siquiera concentrar, un animal, una hembra en celo, una musa sin más gracia que no sea referente a su manera de implorar, siendo una Eros contemporánea, alguien que intenta ser para que caigan a sus pies, siendo que ello no ha de suceder.- dice, acomodando sus mancuernas de una camisa blanca que lleva un moño negro en el cuello, bien fajada en un pantalón igualmente negro, ella sólo hace sonidos de afirmación, envuelta en sus ganas, en sus intenciones, le toma del brazo pero es despedida a la cama con fuerza, quedando tendida ahí, viéndole, mientras él la ve a ella –Deseas la muerte en vida, alcanzar el éxtasis que te brinda tenerme en tu ser, sin siquiera copular es causado en ti tu estallar, con el simple roce de mis yemas te basta, pecadora, banal, dime ¿Qué pensabas, dulce paloma, estando con aquel que no es más que un cuervo sin alma? Sólo te ocuparía, te llenaría de él y te botaría, no debías de escapar de mí, de mí, que reventé los huesos de tus piernas para que no pudieres impulsarte, de mí que quebré tus alas para que no pudieres elevarte, sabes que soy tu todo, sin mí no llegas siquiera a ser nada.- desaparece de la vista de ella y ésta comienza a gemir, sollozar, y chillar aterrada, hasta que él llega nuevamente a su vista al ella voltear, tras haber musitando a su oído palabras que le hacen vibrar cada glóbulo en sus venas, causando agitación en cada vena de su cuerpo de placentera manera.
-Graba esta sensación a conciencia, sin mí eres menos que nada, sólo una simple muñeca con vida que no alcanzará jamás el verdadero placer que pueden crear mis manos. Diosas, ángeles, incluso hombres mortales y dioses eternos, ninguno logró escapar de mí, de mi sabiduría, y tú, que me tienes incondicionalmente, tú, osaste escapar de mi lecho ¿Para qué…?- somete la cabeza de ella contra la cama sin ella intentar no morir de placer, soltando de sí todo lo guardado con un alarido placentero enorme, él se acerca a ella nuevamente, susurrándole –Quisiste probar la carne humana, pero ve lo que le causaste.- le toma por los cabellos y la obliga ver la parte inferior del marco de la puerta donde una mano yace tendida por los suelos y un charco de sangre descansa bajo la misma, ella rompe en horror comenzando a emitir un grito, pero él le da la vuelta y se postra con sus piernas rodeando el vientre de ella, en cuanto ella le ve a los ojos vuelve a su estado previo de deseo y lujuria absolutos –Eres una buena mujer, dócil, imbécil tardía; considero una última noche juntos, ya mañana estarás entre lo que me pertenece, para siempre.-
A la mañana siguiente en un hotel de carretera se emitía una noticia en cadena nacional, una mujer y un hombre, ambos de alrededor de veinte años habían sido asesinados, por el rostro del hombre puede decirse que fue asesinado por algún animal salvaje, en caso de la mujer, se encontraba en un estado horroroso de satisfacción, a pesar de tener sólo la mitad superior del cuerpo, un índice de alteraciones cardiacas…
-Personas; siempre queriendo encontrar las respuestas inexistentes a todo lo que les rodea.- toma una servilleta y se limpia los labios, toma un cigarrillo, sacándolo del interior de su gabardina, emitiendo fuego tras hacer una maniobra en el aire, lo enciende, lo degusta y comienza a caminar hacia ningún lado.
-Personas.-
-Sin gracia, Absurda, Insulsa, no eres más que una nimia insignificante, una humana a fin de realidad, sólo mírate, eres un manojo de hormona y deseo que no se puede siquiera concentrar, un animal, una hembra en celo, una musa sin más gracia que no sea referente a su manera de implorar, siendo una Eros contemporánea, alguien que intenta ser para que caigan a sus pies, siendo que ello no ha de suceder.- dice, acomodando sus mancuernas de una camisa blanca que lleva un moño negro en el cuello, bien fajada en un pantalón igualmente negro, ella sólo hace sonidos de afirmación, envuelta en sus ganas, en sus intenciones, le toma del brazo pero es despedida a la cama con fuerza, quedando tendida ahí, viéndole, mientras él la ve a ella –Deseas la muerte en vida, alcanzar el éxtasis que te brinda tenerme en tu ser, sin siquiera copular es causado en ti tu estallar, con el simple roce de mis yemas te basta, pecadora, banal, dime ¿Qué pensabas, dulce paloma, estando con aquel que no es más que un cuervo sin alma? Sólo te ocuparía, te llenaría de él y te botaría, no debías de escapar de mí, de mí, que reventé los huesos de tus piernas para que no pudieres impulsarte, de mí que quebré tus alas para que no pudieres elevarte, sabes que soy tu todo, sin mí no llegas siquiera a ser nada.- desaparece de la vista de ella y ésta comienza a gemir, sollozar, y chillar aterrada, hasta que él llega nuevamente a su vista al ella voltear, tras haber musitando a su oído palabras que le hacen vibrar cada glóbulo en sus venas, causando agitación en cada vena de su cuerpo de placentera manera.
-Graba esta sensación a conciencia, sin mí eres menos que nada, sólo una simple muñeca con vida que no alcanzará jamás el verdadero placer que pueden crear mis manos. Diosas, ángeles, incluso hombres mortales y dioses eternos, ninguno logró escapar de mí, de mi sabiduría, y tú, que me tienes incondicionalmente, tú, osaste escapar de mi lecho ¿Para qué…?- somete la cabeza de ella contra la cama sin ella intentar no morir de placer, soltando de sí todo lo guardado con un alarido placentero enorme, él se acerca a ella nuevamente, susurrándole –Quisiste probar la carne humana, pero ve lo que le causaste.- le toma por los cabellos y la obliga ver la parte inferior del marco de la puerta donde una mano yace tendida por los suelos y un charco de sangre descansa bajo la misma, ella rompe en horror comenzando a emitir un grito, pero él le da la vuelta y se postra con sus piernas rodeando el vientre de ella, en cuanto ella le ve a los ojos vuelve a su estado previo de deseo y lujuria absolutos –Eres una buena mujer, dócil, imbécil tardía; considero una última noche juntos, ya mañana estarás entre lo que me pertenece, para siempre.-
A la mañana siguiente en un hotel de carretera se emitía una noticia en cadena nacional, una mujer y un hombre, ambos de alrededor de veinte años habían sido asesinados, por el rostro del hombre puede decirse que fue asesinado por algún animal salvaje, en caso de la mujer, se encontraba en un estado horroroso de satisfacción, a pesar de tener sólo la mitad superior del cuerpo, un índice de alteraciones cardiacas…
-Personas; siempre queriendo encontrar las respuestas inexistentes a todo lo que les rodea.- toma una servilleta y se limpia los labios, toma un cigarrillo, sacándolo del interior de su gabardina, emitiendo fuego tras hacer una maniobra en el aire, lo enciende, lo degusta y comienza a caminar hacia ningún lado.
-Personas.-