A veces se me complica demasiado hacer historias, y recientemente se me dan muchas ideas para escribir fragmentos, pequeñas escenas sin ninguna historia de tras fondo, lo suficientemente claras para cimentar la situación pero lo bastante vagas para dejar con algunas dudas, simplemente son "escenas", y esta es una que se me ocurrió hoy mismo, me gustaria saber sus opiniones, igual y sigo con esto ^^
Lo dejo en spoiler para que no digan que robo mucho espacio XD
El Tiempo Que Pasó
Era una tarde fría y lluviosa en la ciudad, en un restaurante encendido con luces tenues se encuentra un hombre, presumiblemente obrero, sentado al lado de una ventana comiendo para la sorpresa de los demás clientes una orden de papas fritas con un café bastante caliente, pero quizás esto pasa desapercibido si tomamos en cuenta su apariencia descuidada en un lugar ligeramente opulento, a este curioso personaje le adorna su barba larga, pelo alborotado y algo largo que cae sobre su chaqueta notablemente vieja, además de un perro callejero sin raza alguna que está acostado a su lado y oculta un poco unas botas visiblemente pesadas y sucias.
Algunos de los clientes murmuran entre ellos que el perro no debería estar ahí, sin embargo los empleados del lugar no han puesto objeción, el hombre de ves en ves le comparte al perro una tira de patata mientras ve el juego de fútbol
soccer del equipo local.
De repente unas luces se acercan al lugar, se trata de un taxi del cual desciende una mujer visiblemente agraciada, la lluvia y el frío han vuelto borrosos los cristales del restaurant sin embargo ambos personajes se han reconocido inmediatamente, la chica esboza una gran sonrisa y entra apresurada al sitio.
Era realmente más hermosa de lo que podría parecer detrás del cristal, su piel era blanca cual tela de seda y la cubría un abrigo café que envidiaría cualquier mujer y que montado en ella la hacía ver cual modelo de revista de modas. Ella caminó apresurada y notablemente feliz hacia la mesa donde se encontraba aquel hombre, sus miradas correspondieron y sin vacilar se sentó frente a el.
-Me alegra mucho que hayas venido, espero no haber importunado algún asunto tuyo –Dijo la chica aún con esa sonrisa viéndolo fijamente.
-No es nada, sabes que siempre tengo tiempo para ti –Respondió el hombre igualmente mirándola notando la humedad en su largo cabello castaño notablemente bien cuidado.
-Estoy tan feliz de verte de nuevo, realmente te ves muy recuperado, es decir… Al menos te miro más entero
-No es la gran cosa realmente –Dijo el hombre con un tono de voz muy seco al notar lo demacrado en el rostro de su acompañante, era obvio que había llorado recientemente y eso le daba un poco de fastidio.
-Supe que empezaste algunos proyectos, me alegra mucho que por fin hayas comenzado, siempre decías lo mucho que querías emprender algo nuevo, realmente siento que te estoy quitando tiempo.
-No son muy importantes, justo regresé a la ciudad, estuve trabajando fuera, en Richmond así que solo me he dedicado a eso.
-Ya veo, supongo que tienes pareja en estos momentos –Comentó la mujer al notar la forma fría de contestar del hombre
-No tengo a nadie realmente, pero me conoces bien y a veces los amigos se van temprano a su casa y yo salgo con una chica del bar que queda cerca del trabajo, ya podrás imaginarte
-Sí, lo entiendo, supongo que lo disfrutas bastante
-A veces no tengo en que más invertir mi tiempo… Creo que es obvio por qué has decidido citarme, ¿te encuentras bien?
-Yo… no estoy nada bien, en estos últimos par de meses he sufrido bastante, necesitaba a alguien para apoyarme y pensé en ti
El hombre se quedó callado y le ordenó una taza de té a su acompañante mientras le daba más papas al perro.
-Qué lindo perro, ¿cómo se llama? –Dijo ella al ver que no hubo respuesta a su último comentario
-No tiene nombre, lo encontré camino para acá, estaba pasando frío y decidí traerlo mientras te esperaba.
El mesero se acercó y le entregó a la chica su taza de té delicadamente adornada, esta dio un sorbo mientras observaba al chico mientras acariciaba al perro y de repente volteaba la mirada para ver el televisor que pasaba el partido de fútbol, sin duda alguna ese hombre de aspecto desaliñado y aparente mal humor emanaba un aura de tranquilidad completamente contrastante a la completa turbación de la hermosa y refinada chica de aparente alegría y esto lo notaban todos los que volteaban a ver a la singular yunta.
Un silencio inquietante invadió la mesa por unos segundos que parecían eternos y la chica decidió seguir la charla.
-Esa barba te sienta bien, me hubiese gustado verte con ella antes
-Me agrada traerla aunque creo que ayuda a que la gente piense que soy un malviviente –Sonríe el hombre algo nervioso y rascándola un poco
-Nunca te ha preocupado mucho tu aspecto –Hubo otro silencio de algunos segundos y la chica miró hacia su taza.
Aquel sujeto la observó sin decir nada pensando en que quizás parecía sumamente grosero pero sencillamente no tenía nada que decir, ella levantó la mirada y volvió a tomar la palabra con un tono de voz de molestia.
-Creo que no tienes nada que decir sobre mí… Me sorprende que no hayas comenzado a discutir a estas alturas.
-¿Por qué habría de hacerlo? Creo que ya dijimos absolutamente todo la última vez que nos vimos, y tú
fuiste más que clara en tu idea de no verme nunca más.
-Te cité porque necesito ayuda, si dices que me amas deberías apoyarme, no solo quedarte ahí acariciando a ese perro.
-No tengo nada que decirte realmente, por supuesto que te amo pero no tiene sentido evidenciarlo cuando quizás mañana vayas de vuelta con él.
-¿Quién te crees que soy? ¡Lo estoy pasando horriblemente mal! ¿Crees que soy alguna especie de idiota o zorra? –Gritó la chica completamente molesta llamando la atención de los demás clientes del lugar.
-Solo digo que no tengo palabras indicadas para decirte, dejé de saber de ti por completo, tú quisiste que fuera así… Tu decías que yo sufría por ti porque quería, supongo que debe ser lo mismo y no hay nada que pueda argumentar o cuestionar, es lo que hay –Respondió calmado y algo sumiso
-Yo… necesito de ti –Dijo ella notablemente deprimida
-El tiempo ha pasado, lo único que puedo hacer es escucharte más no consolarte, deje de tener algo que ofrecerte cuando dijiste que no querías nada de mí, me entristece verte en ese estado más de lo que imaginas
pero…
-Por favor, me haces falta, te eché tanto de menos… nada fue lo mismo sin ti –La chica comenzó a llorar
-Eso debiste pensar cuando estaba arrodillado ante ti, si quieres algo de mí, convénceme de abrirme de nuevo contigo, sabes que hacer y donde encontrarme –Dijo de vuelta el hombre con una voz algo dura.
Ella continuó llorando, el dejó un billete sobre la mesa para pagar lo consumido por ambos y se levantó, llamó al perro dándole palmaditas y se retiró del lugar en medio de los susurros de los demás comensales, dejando a quien había sido su amada hace tanto tiempo sollozando desconsolada.
Lo dejo en spoiler para que no digan que robo mucho espacio XD
El Tiempo Que Pasó
Mostrar ContenidoSpoiler:
Era una tarde fría y lluviosa en la ciudad, en un restaurante encendido con luces tenues se encuentra un hombre, presumiblemente obrero, sentado al lado de una ventana comiendo para la sorpresa de los demás clientes una orden de papas fritas con un café bastante caliente, pero quizás esto pasa desapercibido si tomamos en cuenta su apariencia descuidada en un lugar ligeramente opulento, a este curioso personaje le adorna su barba larga, pelo alborotado y algo largo que cae sobre su chaqueta notablemente vieja, además de un perro callejero sin raza alguna que está acostado a su lado y oculta un poco unas botas visiblemente pesadas y sucias.
Algunos de los clientes murmuran entre ellos que el perro no debería estar ahí, sin embargo los empleados del lugar no han puesto objeción, el hombre de ves en ves le comparte al perro una tira de patata mientras ve el juego de fútbol
soccer del equipo local.
De repente unas luces se acercan al lugar, se trata de un taxi del cual desciende una mujer visiblemente agraciada, la lluvia y el frío han vuelto borrosos los cristales del restaurant sin embargo ambos personajes se han reconocido inmediatamente, la chica esboza una gran sonrisa y entra apresurada al sitio.
Era realmente más hermosa de lo que podría parecer detrás del cristal, su piel era blanca cual tela de seda y la cubría un abrigo café que envidiaría cualquier mujer y que montado en ella la hacía ver cual modelo de revista de modas. Ella caminó apresurada y notablemente feliz hacia la mesa donde se encontraba aquel hombre, sus miradas correspondieron y sin vacilar se sentó frente a el.
-Me alegra mucho que hayas venido, espero no haber importunado algún asunto tuyo –Dijo la chica aún con esa sonrisa viéndolo fijamente.
-No es nada, sabes que siempre tengo tiempo para ti –Respondió el hombre igualmente mirándola notando la humedad en su largo cabello castaño notablemente bien cuidado.
-Estoy tan feliz de verte de nuevo, realmente te ves muy recuperado, es decir… Al menos te miro más entero
-No es la gran cosa realmente –Dijo el hombre con un tono de voz muy seco al notar lo demacrado en el rostro de su acompañante, era obvio que había llorado recientemente y eso le daba un poco de fastidio.
-Supe que empezaste algunos proyectos, me alegra mucho que por fin hayas comenzado, siempre decías lo mucho que querías emprender algo nuevo, realmente siento que te estoy quitando tiempo.
-No son muy importantes, justo regresé a la ciudad, estuve trabajando fuera, en Richmond así que solo me he dedicado a eso.
-Ya veo, supongo que tienes pareja en estos momentos –Comentó la mujer al notar la forma fría de contestar del hombre
-No tengo a nadie realmente, pero me conoces bien y a veces los amigos se van temprano a su casa y yo salgo con una chica del bar que queda cerca del trabajo, ya podrás imaginarte
-Sí, lo entiendo, supongo que lo disfrutas bastante
-A veces no tengo en que más invertir mi tiempo… Creo que es obvio por qué has decidido citarme, ¿te encuentras bien?
-Yo… no estoy nada bien, en estos últimos par de meses he sufrido bastante, necesitaba a alguien para apoyarme y pensé en ti
El hombre se quedó callado y le ordenó una taza de té a su acompañante mientras le daba más papas al perro.
-Qué lindo perro, ¿cómo se llama? –Dijo ella al ver que no hubo respuesta a su último comentario
-No tiene nombre, lo encontré camino para acá, estaba pasando frío y decidí traerlo mientras te esperaba.
El mesero se acercó y le entregó a la chica su taza de té delicadamente adornada, esta dio un sorbo mientras observaba al chico mientras acariciaba al perro y de repente volteaba la mirada para ver el televisor que pasaba el partido de fútbol, sin duda alguna ese hombre de aspecto desaliñado y aparente mal humor emanaba un aura de tranquilidad completamente contrastante a la completa turbación de la hermosa y refinada chica de aparente alegría y esto lo notaban todos los que volteaban a ver a la singular yunta.
Un silencio inquietante invadió la mesa por unos segundos que parecían eternos y la chica decidió seguir la charla.
-Esa barba te sienta bien, me hubiese gustado verte con ella antes
-Me agrada traerla aunque creo que ayuda a que la gente piense que soy un malviviente –Sonríe el hombre algo nervioso y rascándola un poco
-Nunca te ha preocupado mucho tu aspecto –Hubo otro silencio de algunos segundos y la chica miró hacia su taza.
Aquel sujeto la observó sin decir nada pensando en que quizás parecía sumamente grosero pero sencillamente no tenía nada que decir, ella levantó la mirada y volvió a tomar la palabra con un tono de voz de molestia.
-Creo que no tienes nada que decir sobre mí… Me sorprende que no hayas comenzado a discutir a estas alturas.
-¿Por qué habría de hacerlo? Creo que ya dijimos absolutamente todo la última vez que nos vimos, y tú
fuiste más que clara en tu idea de no verme nunca más.
-Te cité porque necesito ayuda, si dices que me amas deberías apoyarme, no solo quedarte ahí acariciando a ese perro.
-No tengo nada que decirte realmente, por supuesto que te amo pero no tiene sentido evidenciarlo cuando quizás mañana vayas de vuelta con él.
-¿Quién te crees que soy? ¡Lo estoy pasando horriblemente mal! ¿Crees que soy alguna especie de idiota o zorra? –Gritó la chica completamente molesta llamando la atención de los demás clientes del lugar.
-Solo digo que no tengo palabras indicadas para decirte, dejé de saber de ti por completo, tú quisiste que fuera así… Tu decías que yo sufría por ti porque quería, supongo que debe ser lo mismo y no hay nada que pueda argumentar o cuestionar, es lo que hay –Respondió calmado y algo sumiso
-Yo… necesito de ti –Dijo ella notablemente deprimida
-El tiempo ha pasado, lo único que puedo hacer es escucharte más no consolarte, deje de tener algo que ofrecerte cuando dijiste que no querías nada de mí, me entristece verte en ese estado más de lo que imaginas
pero…
-Por favor, me haces falta, te eché tanto de menos… nada fue lo mismo sin ti –La chica comenzó a llorar
-Eso debiste pensar cuando estaba arrodillado ante ti, si quieres algo de mí, convénceme de abrirme de nuevo contigo, sabes que hacer y donde encontrarme –Dijo de vuelta el hombre con una voz algo dura.
Ella continuó llorando, el dejó un billete sobre la mesa para pagar lo consumido por ambos y se levantó, llamó al perro dándole palmaditas y se retiró del lugar en medio de los susurros de los demás comensales, dejando a quien había sido su amada hace tanto tiempo sollozando desconsolada.