13-03-2022, 05:04 AM
El álbum de Jethro Tull hizo historia. Siguió el camino conceptual de los Beatles y anticipó The Wall. Hasta Lennon les copió la tapa.
La portada original del vinilo lanzado en 1972, al mejor estilo "La grasa de las capitales", simulando un diario o revista.
Considerado una verdadera obra de arte del rock progresivo, este disco de Jethro Tull fue grabado en diciembre de 1971 y editado el 10 de marzo de 1972. Pero aún hoy, medio siglo después de su lanzamiento mundial, se mantiene fresco y vital.
Empezó siendo la respuesta irónica de un hombre cansado de la crítica periodística. O sea que, como cantaba nuestro Moris en aquella canción, "Todo comenzó con el chiste que decía…"
No es el argumento de un filme de ficción. Hubo cierta época, en un pasado no tan pretérito aunque casi perfecto, donde jóvenes músicos se dedicaban a estudiar a los grandes compositores e intérpretes de la música clásica: Bach, Beethoven, Mozart, Liszt, Stravinsky y Berlioz entre otros. Intentaban aplicar aquellos principios de estructuras y melodías eternas a sus propias creaciones.
Jethro Tull, en plena psicodelia inglesa, llenos de colores vivos y un poco de cuero.
Rock progresivo y sinfónico
Esto ocurrió hacia fines de los años '60 y durante toda la década siguiente, en el Reino Unido. Desde allí comenzó a expandirse restallante al resto del mundo, como una magnífica y beneficiosa diáspora. Aquellos jóvenes patentaron entonces la etiqueta de "Rock Progresivo", una conjunción de blues, folk, rhythm and blues, jazz, psicodelia y clasicismo que no había tenido antecedentes hasta entonces.
No conformes con ello, esos geniecillos virtuosos (estamos hablando de chicos de entre 17 y 25 años, muchos generalmente estudiantes de Bellas Artes) fueron más allá aún y decidieron mezclar el rock con la música sinfónica, plantando entonces la piedra basal de lo que se denominaría "Rock Sinfónico".
Un movimiento llevado adelante por bandas que luego serían reconocidas hasta en los charts de éxitos (Yes con su magnífico Close to the edge por ejemplo, aparecía en el ranking de los 100 discos más vendidos de la revista especializada Billboard). O sea, un delirio hoy impensado.
King Crimson, Emerson, Lake & Palmer, Génesis, Van der Graaf Generator, Gentle Giant y Camel entre muchos otros sacudían las ramas del árbol de la creatividad. Y los frutos que recogían eran las doradas manzanas del sol, como bien diría Bradbury.
Hacerse un lugar en aquel escenario no era tarea sencilla, pues además de cierto academicismo se requerían dotes extraordinarias: buenas y profundas letras, intrincados arreglos originales, dominio perfecto del instrumento, voces prístinas, arreglos de armonías vocales y un sinfín de variables. Pero el nuevo género había prendido ya muy fuerte en los melómanos de todo el planeta.
Ian Anderson, de Jethro Tull, en vivo en 2008 en Hungría.
Una mezcla de juglar, mendigo y Bach
En ese marco aparece en Gran Bretaña una banda particular, liderada por cierto escocés de aspecto extraño, mezcla de Bach con juglar, de mendigo y científico loco. Soplaba con destreza una flauta traversa, tocaba en el escenario parado en una sola pierna, y cantaba como si le fuera la vida en ello.
Ian Anderson era (lo sigue siendo) el líder de Jethro Tull. Una de las agrupaciones de rock progresivo-sinfónico más exitosa, que lleva casi 70 millones de discos vendidos. Y una de las más duraderas en la historia de la música moderna.
El primer álbum de la banda se tituló This Was y no alcanzó gran éxito, pero se sucedieron entonces una serie de cambios en la formación del grupo (en un momento hasta pasó como guitarrista el gran Tony Iommi, que luego iba a recalar en Black Sabbath) que repercutieron en su fortalecimiento musical.
El verdadero sacudón les llegaría con Aqualung, su cuarto opus, donde amén de una portada que hoy está considerada mítica (Anderson reconoció que el dibujo de ese personaje estuvo hecho sobre él mismo), los Tull alcanzaban cimas de excelencia.
"Aqualung", el álbum de Jethro Tull anterior a "Thick as a brick"
La moda del disco conceptual
Pero el salto cuántico les sucede con su quinto disco de estudio, Thick as a Brick (duro como un ladrillo, frase que aplica a la gente cabeza dura) una excelsa obra conceptual en su sentido más contundente, que escondía desde el vamos una ironía dirigida a ciertos periodistas ingleses. Ellos habían catalogado Aqualung como álbum conceptual y esto no le cayó del todo bien al efervescente Anderson.
En aquella época los discos conceptuales estaban de moda. Todo comenzó (cuándo no) con The Beatles y el lanzamiento de su fabuloso Sargent Pepper's Lonely Hearts Club Band, en 1966.
Luego aparecieron The Who con la ópera rock Tommy (1969) y a partir de ahí una pléyade de artistas se iban a sumar a la moda: David Bowie con The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, y Mick Oldfield y su Tubular Bells (un fragmento de la obra fue incluido por el director de cine William Friedkin en su famoso film El Exorcista, de 1973).
También el tecladista inglés Rick Wakeman (y su muy recomendable Las Seis Esposas de Enrique VIII), Yes con los Cuentos de Océanos Topográficos , Génesis con el doble The Lamb Lies Down on Broadway y años después llegarían Pink Floyd con The Wall.
Al parecer Ian quiso satirizar un poco toda aquella solemnidad musical: “No fue para nada una agresión, ni estaba tan enojado como se dijo luego. Solo hubo un poco de ironía, estaba cansado de que siguieran considerando el álbum anterior como conceptual. Dije: Bueno, vamos a hacer entonces un álbum que pueda ser considerado como la madre de todos los discos conceptuales”.
Originalmente publicada en vinilo, esta magnífica obra venía envuelta en un packaging muy original. Se trataba de un diario apócrifo de doce páginas (el The St. Cleve Chronicle & Linwall Advertiser, parodia de los periódicos amarillistas ingleses de la época), donde aparecían noticias ficticias.
La más importantees que contaba la historia del niño prodigio Gerald Bostock (no es casualidad que el apellido les suene a Woodstock) cuyo alias, Little Milton, aludía por un lado al poeta inglés del siglo XVII John Milton y por otro al de uno de los más influyentes bluseros del Mississippi: James Milton Campbell Jr.
Bostock aparece en la foto de tapa cuando el jurado de un concurso de literatura le quita el premio otorgado por su poema, al descubrirse que el niño ha dejado embarazada a una chica de catorce años, la cual aparece un poco más atrás en la misma foto.
La idea del disco convertido en diario (que incluía hasta crucigramas, página de sociales e historieta) fue toda una revelación. A tal punto que el mismísimo John Lennon la iba a utilizar ese mismo año y solo unos meses después, con la edición de su disco doble Some Time in New York City, de su etapa más politizada, donde entre otras fotos aparecen Nixon y Mao Tse Tung bailando juntos y desnudos.
Thick as a Brick llegó al puesto número 5 en el Reino Unido en 1972, pero fue número 1 en los Estados Unidos, donde alcanzó tal impacto que incluso muchos años después aparecería en un capítulo de Los Simpson. Luego del lanzamiento la banda salió a defender el disco en vivo, personificando algunos de los personajes que aparecían en el periódico. El humor ácido del líder una vez más se hacía presente.
“Teníamos algo de los Monty Python (grupo de comediantes británicos, muy amigos de George Harrison, especialistas en satirizar el modo de vida inglés de la isla, en los años 60 y 70) pero dudo que el público de otras latitudes nos haya entendido, porque es un humor muy inglés y bizarro”, dijo Anderson.
Thick as a Brick tiene una estructura absolutamente sinfónica y está dividido en dos partes. Para la grabación del disco, Anderson y sus compañeros decidieron utilizar instrumentos no tan convencionales ni relacionados con el rock en ese momento.
Más allá de la flauta traversa, que para entonces era moneda corriente en bandas como Camel, Génesis y los holandeses Focus, irrumpen aquí xilófonos, mandolinas, laúd y violines que unidos a la presencia de los teclados, y sobre todo al sonido de órganos del tipo Hammond, le dan una cierta frescura y variaciones muy interesantes a toda la obra.
Varios años después, el disco fue publicado y re-publicado en formato de compact disc. Para la edición 25 aniversario le agregaron una versión capturada en vivo en 1978 en el Madison Square Garden de Nueva York, y una entrevista a Anderson. En la edición 40 años se le adicionó el anuncio promocional de radio que se escuchaba en Inglaterra en 1972.
Ian Anderson ha reconocido que varios segmentos en las letras de las canciones obedecen a pasajes de su propia vida:
"De niño yo era un poco rebelde. La mayoría de mis compañeros iban a la escuela primaria, y después se convertían en parte de la sociedad más convencional. A mí eso nunca me atrajo. Yo era esa clase de niños a los que les gustaba pasar el tiempo analizando la vida. Me encantaban sobre todo las novelas de ciencia ficción porque hablaban de un futuro distinto y emocionante. Así que puse todo eso en la personalidad de Gerald Bostock".
Lo que nunca reconoció del todo fue el carácter cuasi tiránico empleado para llevar adelante semejante proyecto. Tan cabeza dura como el título de su propio disco, el cantante trabajó incansablemente durante meses para componer cada una de las partes de las dos partes del disco.
Y en los ensayos no se admitían cambios ni discusiones. Todo estaba ya en la cabeza de este hombre más que en su banda, que en ese momento estaba compuesta por Martin Barre en guitarra, John Evan en teclados, Jeffery Hammond-Hammond al bajo eléctrico y Barriemore Barlow en batería.
El estudio móvil de Rolling Stones, utilizado para grabar "Thick as a brick" de Jethro Tull.
El siguiente paso fue alquilar el Rolling Stones Studio. Un famoso estudio móvil donde se grabaron joyas como Humo sobre el agua de Deep Purple, No woman, no cry de Bob Marley, los primeros álbumes de Led Zeppelin y discos de Fleetwood Mac, Status Quo y Santana.
Los Stones lo habían montado en 1968 dentro de un camión estacionado en la casa de campo de Mick Jagger, en Newbury (hoy se encuentra expuesto en un museo), hartos de las limitaciones horarias de los estudios de grabación convencionales. Originalmente constaba de una máquina de ocho canales y unos veinte micrófonos.
Así que todas las mañanas durante un par de meses Anderson escribía y preparaba el nuevo material y por la tarde viajaba desde su casa en Hampstead, en el norte de Londres, hasta el sur en Bermondsey, para ensayar y grabar los demos (cintas de demostración, previas a la grabación final de un disco) en aquel estudio.
Para entonces, el hombre tenía solo 24 años de edad.
A la banda le llevó solo un poco más de dos semanas grabar el álbum en los Morgan Sounds Studios de Willesden, un barrio al noroeste de Londres. Mismo lugar donde grabaron Blind Faith, The Kinks, América, Paul Simon y Supertramp entre otros.
Todo un record para la época: "Aqualung había funcionado muy bien, y este nuevo disco era la oportunidad de pegar un salto hacia adelante", cuenta Ian. "No sabíamos si iba a funcionar, pudo habernos arrastrado al abismo, pero por suerte no fue así”.
En abril de 2012 Ian Anderson publicó Thick As a Brick Parte 2, demostrando nuevamente (y como si hiciera falta) que nunca jamás segundas partes fueron buenas. Se trata en realidad de un disco solista, que a pesar de las buenas intenciones y algunos pasajes vivaces no excede el rótulo de digno.
Lo que celebramos hoy son los 50 años de una obra magistral. Y, es verdad, se trata nada menos que de la madre de todos los discos conceptuales. Un ladrillo eterno en la pared de la emoción.
MFB
Fuente: clarin.com