[Alaine]

Luego de despedirse de su padre, Kazui fue conducido al fin al terreno del juego. ¿La única regla? Sobrevivir. Las puertas se abrieron y se encontró frente a una gigantesca selva junto a los demás participantes. Era de noche y no se veía mucho, pero por un instante le pareció divisar a lo lejos la figura de... ¿un animal? que no logró reconocer. Esto era muy, pero muy extraño.

El encuentro con su padre lo había afectado anímicamente y por unos momentos se quedó estático repasando los sucesos ocurridos hacía poco, pero luego sacudió la cabeza y se obligó a despejar esos sentimientos. Tenía que concentrarse. 

Pensó en qué hacer primero. Los demás competidores... Por ahora lo más sensato era mantenerse alejado de ellos. Repasó mentalmente el inventario de cosas que llevaba en la maleta, sacó la linterna y la encendió. También la navaja. Pensó en la cantimplora vacía y en que necesitaría encontrar agua para llenarla, pero era de noche, por lo cual sería más prudente esperar al día siguiente para eso. La prioridad ahora era encontrar un lugar seguro para dormir.

Tomó su cadena, la enrolló y pasó su cabeza y un brazo por dentro de la misma colgándosela cruzada. Aprovechó también para enganchar la manija de la maleta a la cadena de forma que no tuviera que llevarla en las manos y así poder ocupar estas con la linterna y la navaja. Una vez listo, empezó a avanzar en dirección contraria a los demás participantes. Llevaba la luz de la linterna apuntando ligeramente al suelo tratando de ser lo más discreto posible, con la esperanza de que eso ayudara a no alertar a algún animal peligroso. Caminaba lento y con cuidado apartando las hojas y ramas de la espesa vegetación.

Ciertamente este terreno no era muy amigable para los seres humanos.