26-06-2018, 02:32 AM
(Pongo esta imagen porque amo el diseño de Angel y porque me gusto su estilo(?)
Aunque mi maestra me había inculcado cierto nivel de humildad y obediencia, en pocas ocasiones habían surgido… peticiones cuestionables hacia mí. Ayudar en rituales, hacer sacrificios animales y dibujar símbolos con sangre… Aquellas brujas eran bizarras. Pero Sylvan no parecía ser una chica malvada ni peligrosa; su apariencia era similar a aquella mujer que infundio mis manos con aquellas brillantes runas, dándome la posibilidad de usar casi todo tipo de hechizo… en mi libro. Tengo que volver a ver a Alicia alguna vez.
Asentí con una sonrisa y moví mi colita lentamente mientras bebía lo que quedaba del chocolate aún caliente en la taza, sintiendo un gran alivio no solo en mis leves heridas… sino que también en mi estómago. No había comido nada antes del ataque de aquellos dos individuos y hasta ahora siento pena de haber soltado aquellos pequeños pasteles que una cantinera me regalo en Everfrost. Las palabras de Sylvan corrieron devuelta en mi cabeza y tome un momento para verificar mis ropas; la tela de mi bata estaba rasguñada y mis bolsillos estaban evidentemente vacíos. Mis botas para mi suerte estaban en buen estado. Abrí mi libro luego de la inspección y revisé algunas de las páginas, viendo que todo estuviera en su lugar y que ninguna de ellas estuviera manchada. Lo cerré tras verificar y susurré pequeñas frases que había aprendido. –Hex… Ivos… Akron… Igful… –mis ojos estaban levemente cerrados ya que trataba de recordar cada una de ellas, y no quería abrir el libro otra vez.
Sin querer fije la mirada en el gato de Sylvan, quien había vuelto tras su escapada hacia el exterior. Su cola latigueaba al fijar la vista en los seres del cabello de la nueva visitante, llamando también mi atención. La chica se levantó y tomo a uno de ellos, dispuesta a marcharse pero algo la detuvo. Parecía ser la comida que habían servido en la mesa en ese instante. No pude escuchar muy bien lo que ella y su pequeño amigo hablaban, hasta que ambos me miraron. Mis orejas se aplanaron de nuevo en mi cabeza y mire algo nervioso a ambos, especialmente a la chica, quien había fijado sus ojos en mí. No supe cómo reaccionar así que solo tuve el valor de saludarla con mi mano, llevándola hacia mi pierna inmediatamente para que no pusiera atención en ella. Muchos de mi tipo suelen tener sus características animales restringidas a sus orejas y colas pero… mi caso era algo distinto y me avergonzaba no ser "completamente" humano.