25-06-2018, 10:23 PM
Me quedé mirando sorprendida a la chica que se había sentado a mi lado y a su bolita negra que se posó en la mesa gritando a toda voz, la referencia hacia su ama me hizo cosquillas en mi mente, traté de recordar a alguien con ese mismo don, pero sólo había leído libros de ellos.
Acerqué mi mano a esa bolita y posé uno de mis dedos en su pequeña cabecita jugué con el durante un rato pensando en qué le diría, pero más allá de eso no me gustaba que la gente se me acercara tan amigablemente. Bueno….no en esos tiempos.
-El dolor está ahí por alguna razón, pequeña mía. Las emociones del alma no son algo con las que jugar y más especialmente en alguien como yo. Tú, pequeño revoltoso, terminarías siendo consumido.
No podía decir mi don, pero sí podían saber si qué es lo que les sucedería si se acercasen a mi alma. Mi especie es de demonios y, en mi caso, con mi don podía destruir a todo a su paso si así lo quisiera. Pero cuando se trataba de que alguien se adentrase a mi alma con o sin mi permiso…ahí no tenía control.
Seguí mirando hacia la dueña de la tienda y al chico gato que estaba siendo demasiado tímido para mi gusto. La gran mayoría correría a abrazarlo, pero para mí, eso significaba una molestia. Sólo necesitaba salir de la encrucijada en donde me encontraba y no necesitaba gente que fuera a quedarse en el medio del camino, pasé mi mano por mi cinturón, justo por donde se encontraba uno de mis cuchillos y los sostuve con delicadeza entre mis dedos sin sacarlo de la funda. Mi paciencia tenía un límite, pero pensé en ese café y no quería ser una molestia más de lo que ya fui, así que me dediqué a esperar mi pedido pacientemente mientras esquivaba la mirada de la niña y su bolita hacia un gato muy escurridizo que se había metido detrás del mostrador con mucha facilidad.
Acerqué mi mano a esa bolita y posé uno de mis dedos en su pequeña cabecita jugué con el durante un rato pensando en qué le diría, pero más allá de eso no me gustaba que la gente se me acercara tan amigablemente. Bueno….no en esos tiempos.
-El dolor está ahí por alguna razón, pequeña mía. Las emociones del alma no son algo con las que jugar y más especialmente en alguien como yo. Tú, pequeño revoltoso, terminarías siendo consumido.
No podía decir mi don, pero sí podían saber si qué es lo que les sucedería si se acercasen a mi alma. Mi especie es de demonios y, en mi caso, con mi don podía destruir a todo a su paso si así lo quisiera. Pero cuando se trataba de que alguien se adentrase a mi alma con o sin mi permiso…ahí no tenía control.
Seguí mirando hacia la dueña de la tienda y al chico gato que estaba siendo demasiado tímido para mi gusto. La gran mayoría correría a abrazarlo, pero para mí, eso significaba una molestia. Sólo necesitaba salir de la encrucijada en donde me encontraba y no necesitaba gente que fuera a quedarse en el medio del camino, pasé mi mano por mi cinturón, justo por donde se encontraba uno de mis cuchillos y los sostuve con delicadeza entre mis dedos sin sacarlo de la funda. Mi paciencia tenía un límite, pero pensé en ese café y no quería ser una molestia más de lo que ya fui, así que me dediqué a esperar mi pedido pacientemente mientras esquivaba la mirada de la niña y su bolita hacia un gato muy escurridizo que se había metido detrás del mostrador con mucha facilidad.