21-06-2018, 04:47 PM
(Última modificación: 21-06-2018, 06:22 PM por Zero.
Razón: Imagen de referencia añadida.
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(Imagen de referencia. Gato humanoide con garras, patas, cola y orejas de gato, con una aparente melena en su cuello.
Y no, no esta desnudo. La ropa esta descrita.)
-Muéstranos otra vez pequeño, tu truco es interesante.- menciono uno de los prisioneros del Inquisidor. Tome mi libro y leí nuevamente la inscripción, haciendo la invocación de la ilusión. La ilusión tomo la forma de uno de los prisioneros y copio su postura; los demás mofándose y llamando la atención de Kron, el Inquisidor; quien no tardo en alzar su martillo y golpear el suelo.
-¡Es hora! ¡Levántense!- alzó su voz para una inmediata reacción de aquellos hombres enmascarados, quienes tomaron sus armas y sus escudos, despidiéndose de mí. Suspire y tome las pocas cosas que traía conmigo, tomando mi libro en brazos para seguir mi camino. Esta dimensión tenía muchas cosas interesantes para ver y muchos más hechizos para aprender. Me hubiera gustado mostrarle mi libro a mi maestra, si no fuera por un imprevisto.
Una mujer de cabello blanco y tez pálida aterrizo frente a mí con un gran golpe. El movimiento de la tierra cerca de mi hizo que me tambaleara, dejando caer los elixires y la comida que llevaba; ya no me serviría de cualquier manera al estar frente a ella. Su brazo izquierdo era horrendo y enorme, con crecimientos espinosos casi exagerados en contraste con su otro brazo, espinado levemente con severos tintes azules. Un hombre con una máscara de pájaro cayó frente a mí y me tomo del cuello con sus garras enrojecidas, tirándome al suelo a una distancia considerable. Su túnica morada parecía levantarse con una energía que ni yo podía describir y sus ojos escarlata brillaban ominosamente. La mujer salto nuevamente y aviste que aterrizaría sobre mí con su brazo, así que corrí con mi libro en brazos. Note un brillo extraño en una puerta y me dirigí hacia ella, saltando para ser engullido en un agujero de gusano. Cerré mis ojos y espere lo peor; ya estaba acostumbrado a esto pero no a ser perseguido por figuras extrañas.
Antes de siquiera abrir mis ojos, aterricé. Aun me dolían los raspones y mi bata estaba rasguñada; no pude evitar llorar un poco. Hubiera sido un poco mejor si no hubiera aterrizado con mi cara. Tome la oportunidad y miré a mi alrededor con miedo; estaba en un lugar ordenado y lindo, con rastros de magia, con una mujer sentada en un recibidor. Mis orejitas se pararon un segundo y trate de arrodillarme, viendo el lugar donde ya había aterrizado. –Nyaa…- deje salir un leve maullido casi por naturaleza. Para mi suerte, no había ensuciado ni dejado marca alguna en el suelo ni en ningún lado. Pero no quitaba que aún seguía asustado, y de costumbre abracé mi libro mientras miraba a aquella mujer.