[Juvia Shirayuki]

Cuando Hanabi se despertó me preocupo dado a que lo hizo de forma agitada y se le apreciaba una cara llena de angustia le iba a preguntar si estaba bien pero me dijo al instante -¿Rinko?- y antes de poder decirle algo se levantó como rayo para alistarse, suspire y mientras anotaba unas cosas en mi pizarra de pendientes Hanabi ya arreglada me dijo -Disculpa por dejarte aquí, debía apurarme, ¿Qué te parece si vamos a desayunar?- le sonreí y le dije -Por supuesto vayamos pero no sin antes tomar el mapa porque me perdería- tomamos el mapa y sin más demora salimos de la habitación al salir ella me dijo -Es bueno tenerte como compañera de cuarto- su comentario me causo cierta ternura pues no había convivido de esta manera antes por lo que le conteste algo ruborizada -Si, es un alivio creo que ayer nos llevamos bastante bien por lo que me hace sentir bastante a gusto, por cierto ¿ya viste que hay una cafetería? Sería estupendo almorzar algo- la verdad es que me gustaba mucho el hecho de compartir habitación con Hanabi puesto que nos hemos llevado bien además es una buena chica.

Caminamos hasta la sala común y vi los nombres de mis compañeros y también que habían aun llaves sin ser tomadas no le tome más importancia y caminamos hasta el comedor, ya en él pude apreciar las hermosas piezas clásicas que tocaban entonces le dije a Hanabi -Por lo visto aquí puedes comer lo que quieras y mira hay chicos de todos los grados y profesores- sin embargo mi cara no denotaba la emoción que eso me género vi además que habían unos cuantos compañeros en una mesa comiendo se podía apreciar que algunos alumnos charlaban sobre un chico rubio que se alarmo de la nada y salió corriendo supongo que es normal que pasen esas cosas pensé pues a todos se nos puede hacer tarde para ir a clases.
Ya al momento de pedir el desayuno opté por panqueques esponjosos de mora azul con un zumo de naranja, pastel de nube, pollo chino a la naranja, gohan, sopa de mizo y un mokaccino en forma de un lindo copo de nieve le hice una señal con la mano a Hanabi para sentarnos en la mesa en la que estaban algunos de nuestros compañeros y entonces les dije -¿podemos sentarnos con ustedes?- mientras esperaba la respuesta de mis compañeros pude admirar los hermosos ventanales y los jardines a los cuales daban vista.