20-07-2017, 07:14 AM
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Era verano. Se podía sentir en las noches cálidas y en los días nublados que una de las estudiantes se esforzaba por despejar.
Durante la mañana me había esforzado en memorizar el nombre y la habilidad de todos, ayudándome de una copia de la lista que la directora tenía archivada. Gracias al mandato de Shin la Academia funcionaba como un reloj.
La escuela actual contaba en total con nueve edificios. En el edificio 1 y 2 se impartían las clases teóricas de la Academia, que no solían ser muchas ya que se intentaba dar una educación especializada y cada clase era diferente. Sería una pérdida de tiempo hacerlos memorizar la historia de la magia si ni siquiera podían lanzar un hechizo. Éstos edificios contaban con cuatro pisos.
El edificio 3 y 4 estaban destinados para ser los dormitorios de los estudiantes. Eran más altos, pues contaban con siete pisos. Por cada edificio había un encargado de seguridad y varios centinelas rondando a todas horas, pues se habían tenido incidentes con invocaciones fallidas, posesiones y peleas entre alumnos. Los dormitorios contaban con una sala común en el primer piso, pero muchos estudiantes preferían reunirse en la azotea para poder hacer uso de sus habilidades con un menor riesgo. Éstos edificios se comunicaban entre ellos y con el edificio de servicios a través del comedor de la sala común. En el de servicios se encontraban las cocinas, la biblioteca, bodegas de alimentos y de artefactos y armas de bajo nivel y en general todo aquello que fuera inofensivo y debía ser almacenado.
El resto de los edificios no estaban enumerados.
El más imponente de ellos era la dirección, lugar desde donde Shin dirigía y que se encontraba en el centro exacto de la Academia. Se trataba de una especie de castillo, reforzado física y mágicamente para que nadie ni nada pudiera traspasarlo sin una invitación. Se rumoraba que desde él se podía acceder a una construcción subterránea y que los secretos de Omori se hallaban encerrados en aquel lugar.
Retirados de los demás se encontraban los otros tres edificios. Dos de ellos eran desconocidos para mí, pues llevaba muy poco tiempo de estar graduada. El otro era donde la verdadera esencia de Omori se hacía presente. Aunque era el más viejo de todos, los antiguos estudiantes sabíamos que era el eje de toda la Academia. Las ruinas que en otro tiempo fueron un templo albergaban en su interior un viejo arco de piedra enmohecido por el tiempo.
Para llegar a las ruinas había que atravesar el bosque, aunque por su parte más angosta y segura así que no había muchos inconvenientes para llegar hasta él.
El bosque era extenso y se hacía más espeso conforme más se alejaba de las edificaciones de la Academia. De él habían inumerables historias que se habían enredado tanto como las ramas de sus árboles. Era peligroso adentrarse demasiado y un número variable de estudiantes desaparecían sin explicación en él durante el invierno de cada año.
El día que pude convertirme en ave volé tanto como pude para ver el bosque desde lo alto. Los contornos de las cosas se perdían entre tanto verde y la naturaleza engullía cualquier rastro de que un humano hubiera pisado ese terreno, sin embargo, me pareció ver un camino antiguo serpenteando entre una colina lejana. El bosque tenía sus propias reglas y habitantes y muchas veces daba problemas a la Academia.
Suspirando recordé el día en que fui a las ruinas por primera vez y cómo sentí empequeñecer todo el poder que creía que tenía. En ese entonces pensé que había ocurrido un error y que la prueba había salido mal, pero desde mi punto de vista actual entendí al fin que lo que pasó había estado planeado y que había aprendido de ello. Pensé en mis nuevos estudiantes y en la posibilidad más que factible de que no lograra verlos a todos en la ceremonia de graduación.
-Hoy empiezan las pruebas de verdad- susurré para mí misma, un poco ansiosa.
Cuando estuve segura de poder reconocer a cada alumno salí de mi habitación, aún era bastante temprano. En lugar de intentar reunirlos escribí en una pizarra similar a la de cada cuarto pero más grande que se encontraba en el pasillo:
“Alumnos de Dianthe Kyteler. La segunda prueba comenzará a las 3 pm en la entrada del bosque. Pidan a cualquier centinela que los dirija hasta allá cuando estén listos. Asegúrense de comer bien y venir preparados… No lleguen tarde“ dibujé un gatito durmiendo en la esquina de la pizarra, y debajo de ella pegué la lista de calificaciones de la primera prueba.
Primer Prueba:
Después de ello bajé al comedor. El que hubiera buffet a casi cualquier hora del día era una de las cosas que me hacía quedarme en la Academia en lugar de ir a casa.
Decidí que desayunaría dos porciones de pastel de fresa, razón por la cual el señor Reinz, un profesor de otra clase me vio con reprobación. “Dianthe, no puedo sermonearte ahora que eres mi compañera. Pero por seguridad, come algo que te de más fuerza que eso ¿No tienes prueba en las ruinas hoy?” le sonreí con malicia y huí antes de que me sermoneara de verdad.
Era un poco raro desayunar sin mis compañeros de clase, todos ellos se habían ido tan pronto como estuvieron graduados, aunque no conocía el paradero de cada uno sabía que la mayoría estaban haciendo cosas importantes y peligrosas. Me senté en una mesa grande a pesar de que no había nadie conmigo. “¿Sería raro que despierte a Yuuto para desayunar?” me encogí de hombros, “Ojalá alguno de mis alumnos se me una antes de que el profesor Reinz me encuentre”…
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Regalos ♥:
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