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Era la tarde anterior al inicio de clases, estaba parada frente a la gran puerta de la academia, después de tan largo viaje en mi mente pensaba y ahora que voy a hacer si no me dejan quedar aquí, donde voy a vivir, tímidamente entre a la academia buscando la oficina de la directora Shin, después de encontrarla y de un largo rato en su oficina explicando mi situación, salí con la satisfacción del deber cumplido, había logrado que me dieran un espacio en la academia donde dormir, a cambio de trabajar en la biblioteca, me sentía bien iba a tener un lugar donde vivir, donde estudiar y un trabajo donde no tenia que hablar demasiado era perfecto....
Cuando el personal del aseo me indico mi cuarto, pensé es ideal para mi, era un pequeño cuarto con una cama, una especie de mueble donde podía acomodar mis libros y un armario para la poca ropa que tenia, luego de agradecer por las indicaciones, me recosté en la cama y me quede dormida...
En la mañana me levante temprano como era costumbre, fui a la biblioteca como me habían dicho que hiciera para que me explicaran lo básico sobre ella, cuando entre pensé es enorme, tenia tanto por aprender había libros de todo tipo, sin duda me iba a divertir leyendo cuanto pudiera, luego en lo alto vi un libro con una portada muy llamativa, era una especie de sello antiguo, pero estaba muy alto para alcanzarlo, luego de un rato de pasear en la biblioteca mire el reloj y me di cuenta que la clase estaba a punto de comenzar, así que deje todo ordenado rápidamente y salí corriendo al salón de clases, justo cuando iba a entrar me tropiezo torpemente cayendo al suelo, quedando en la puerta con un montón de ojos viéndome, de inmediato me levante diciendo suavemente perdon y me voy a un rincón del salón donde aun no se había sentado nadie y apoyo mi cabeza en los libros que llevaba pensando no puede ser mi primer día y pasa esto