Calidad. No es lo mismo el concepto de humanidad en un libro de Anne Rice (por citar un ejemplo que conozca), que en la autobiografía de un colaborador de ciertos programas basura de televisión o un youtuber que ni siquiera comprende los temas de los que dice conocer. Lo mismo sucede fuera de la lectura, donde no es lo mismo escuchar un estilo musical con un mensaje específico, una idea o concepto de algo, que simplemente reproducir una pista de audio puramente comercial. En lo personal, la calidad siempre debe ir primero; porque, sino, ¿de qué serviría entonces? Está bien leer para pasar el rato, entretenerse, pero nunca está de más querer buscar de vez en cuando (si no a menudo) cosas que, realmente, merezcan la pena. Sobretodo en cuanto a literatura se refiere.