26-10-2021, 05:47 AM
Wow, qué historia @Shiray. Debe ser un golpe muy duro tener un sueño así y que se repita.
En mi caso hubo algo similar pero lo puedo contar como algo lindo:
Tenía tres perros, el más joven de ellos, Tiziano, murió a los 7 años por linfoma. Esa parte fue horrible porque en la vida real vi como un perrazo golden retriever, que parecía un león iba perdiendo peso hasta quedar piel y hueso. Cuando digo "perrazo" no es por la raza sino por lo bueno que era. Jamás, pero jamás, vi un alma tan pura como la de ese perro. Llegado el momento, entre toda la familia tuvimos que tomar la decisión de ponerlo a dormir. Ese día me tocó trabajar, no pude estar en el momento más difícil, y me sentí mal por él y mis viejos. Cuando entré a casa y vi que ya no estaba, me puse a llorar como nunca.
Todos los días seguía pensando en él y me entraba una depresión de aquellas, especialmente a la noche cuando me acostaba. A la semana exacta de su muerte soñé con él. En el sueño yo estaba en un lugar oscuro, y veía una cantidad impresionante de perros, todos parecidos de la misma raza, que iban en manada cruzando a unos metros por delante mío. Uno de todos se salió de la manada y vino directo a donde estaba parado. Se quedó mirándome un rato moviendo la cola y respirando con la lengua afuera como solía hacer Tiziano. Después volvió a mezclarse entre los perros que seguían caminando. Pocas veces tuve otro sueño que se sintiera tan real. Si bien mi primera reacción al despertar fue llorar, después me quedé pensando y lo interpreté como que se despidió definitivamente como no había podido hacerlo en la realidad. Con que moviera la cola y se mostrara feliz me demostró que no tenía que sentirme culpable de nada, que él estaba en paz conmigo. Y al irse me daba la sensación que encontró un lugar con nuevos amigos, además estaba sano.
Creer o reventar, desde entonces nunca más volví a angustiarme al pensar en él porque siento que el sueño fue parte de la realidad. O sea, sí, me acuerdo del sueño y se me anuda la garganta pero ya es debido a la intensidad de lo soñado y no a la depresión o culpa que sentía antes. De alguna manera, me trajo tranquilidad.
Lamento que no sea una historia de terror, aunque supongo que está dentro de las consignas del tema y me parece linda de contar.
En mi caso hubo algo similar pero lo puedo contar como algo lindo:
Tenía tres perros, el más joven de ellos, Tiziano, murió a los 7 años por linfoma. Esa parte fue horrible porque en la vida real vi como un perrazo golden retriever, que parecía un león iba perdiendo peso hasta quedar piel y hueso. Cuando digo "perrazo" no es por la raza sino por lo bueno que era. Jamás, pero jamás, vi un alma tan pura como la de ese perro. Llegado el momento, entre toda la familia tuvimos que tomar la decisión de ponerlo a dormir. Ese día me tocó trabajar, no pude estar en el momento más difícil, y me sentí mal por él y mis viejos. Cuando entré a casa y vi que ya no estaba, me puse a llorar como nunca.
Todos los días seguía pensando en él y me entraba una depresión de aquellas, especialmente a la noche cuando me acostaba. A la semana exacta de su muerte soñé con él. En el sueño yo estaba en un lugar oscuro, y veía una cantidad impresionante de perros, todos parecidos de la misma raza, que iban en manada cruzando a unos metros por delante mío. Uno de todos se salió de la manada y vino directo a donde estaba parado. Se quedó mirándome un rato moviendo la cola y respirando con la lengua afuera como solía hacer Tiziano. Después volvió a mezclarse entre los perros que seguían caminando. Pocas veces tuve otro sueño que se sintiera tan real. Si bien mi primera reacción al despertar fue llorar, después me quedé pensando y lo interpreté como que se despidió definitivamente como no había podido hacerlo en la realidad. Con que moviera la cola y se mostrara feliz me demostró que no tenía que sentirme culpable de nada, que él estaba en paz conmigo. Y al irse me daba la sensación que encontró un lugar con nuevos amigos, además estaba sano.
Creer o reventar, desde entonces nunca más volví a angustiarme al pensar en él porque siento que el sueño fue parte de la realidad. O sea, sí, me acuerdo del sueño y se me anuda la garganta pero ya es debido a la intensidad de lo soñado y no a la depresión o culpa que sentía antes. De alguna manera, me trajo tranquilidad.
Lamento que no sea una historia de terror, aunque supongo que está dentro de las consignas del tema y me parece linda de contar.