23-06-2020, 04:46 PM
Leyendo por las redes me encontré con este árticulo de un profesional de la psicología clínica, actualmente me encuentro en una encrucijada personal donde busco herramientas para entender mi camino hacía la madurez y hacía un mejor modelo de mi mismo. Si alguno o alguna se encuentra en la misma disyuntiva que yo les comparto este corto mensaje sobre como construir y entrenar el sentido común. Creo que es algo muy necesario en los tiempos que corren
Todo el mundo habla del sentido común con gran frecuencia e invoca su carácter práctico. Y cierto que lo es para cualquier situación de nuestra vida. Tú mismo/a lo habrás citado varias veces o habrás oído citarlo, pero no estoy tan seguro de que todo el mundo sepa a ciencia cierta qué es y cómo se entrena esta sencilla habilidad. Creo que casi todo el mundo lo posee pero muchas veces está tan oxidado, o moribundo que es como si no se poseyese. Si se tiene pero no se activa, no se usa con frecuencia ni se entrena es como si se careciese de él a todos los efectos.
El sentido común tiene mucho que ver con la lógica de las cosas, de los comportamientos, de los acontecimientos.
Se entrena o activa cada vez que uno mismo se para a preguntarse si lo que va a hacer parece procedente, razonable o lógico o más bien está contraindicado, es injusto, saludable o incluso es absurdo.
Es decir, se entrena cada vez que uno reflexiona sobre las consecuencias que pueden derivarse de los actos propios y ajenos.
Si en lugar de lanzarte de manera impulsiva a realizar acciones que pueden implicar cierto riesgo o peligro para ti, tu salud, tu trabajo, tus relaciones o tu estado, o para otros, te parases a preguntarte
¿esto que voy a hacer qué implica, qué efectos pueden derivarse de su realización?
Esto que me propongo ¿parece razonable o irracional? ,
Esto que intento que otro haga o hacer yo mismo ¿es procedente o improcedente, es perjudicial para alguien o inocuo, es positivo, es constructivo?,
Si te lo preguntases probablemente el resultado sería algo diferente, sería más ajustado a la razón.
Si de vez en cuando, aunque no sea a diario nos parásemos siquiera unos segundos a plantearnos si es lógico y razonable lo que hacemos, estaríamos entrenando el sentido común que no es sino esa habilidad para discriminar y detectar la justificación y fundamento de todos nuestros actos.
Pero nos lanzamos como impulsados por una fuerza caprichosa o por pura intuición, no siempre acertada y luego, sí, a posteriori vemos las consecuencias pero eso no es entrenar debidamente la razón, ni la lógica de nuestro pensamiento de antemano.
Si muchos padres se preguntasen si lo que hacen con sus hijos es razonable, si muchas parejas se preguntasen si lo que hacen pone o no en peligro la pareja, si muchos antes de hablar y desahogarse se parasen un momento a preguntarse si es conforme a la lógica y a la razón, conforme a la naturaleza lo que llevan a cabo, estarían entrenando ese músculo del sentido común.
Sentido “común” significa que lo poseemos todos y es verdad pero ¡hay que utilizarlo!
Autor:
Miguel Silveira
https://miguelsilveira.com/
Todo el mundo habla del sentido común con gran frecuencia e invoca su carácter práctico. Y cierto que lo es para cualquier situación de nuestra vida. Tú mismo/a lo habrás citado varias veces o habrás oído citarlo, pero no estoy tan seguro de que todo el mundo sepa a ciencia cierta qué es y cómo se entrena esta sencilla habilidad. Creo que casi todo el mundo lo posee pero muchas veces está tan oxidado, o moribundo que es como si no se poseyese. Si se tiene pero no se activa, no se usa con frecuencia ni se entrena es como si se careciese de él a todos los efectos.
El sentido común tiene mucho que ver con la lógica de las cosas, de los comportamientos, de los acontecimientos.
Se entrena o activa cada vez que uno mismo se para a preguntarse si lo que va a hacer parece procedente, razonable o lógico o más bien está contraindicado, es injusto, saludable o incluso es absurdo.
Es decir, se entrena cada vez que uno reflexiona sobre las consecuencias que pueden derivarse de los actos propios y ajenos.
Si en lugar de lanzarte de manera impulsiva a realizar acciones que pueden implicar cierto riesgo o peligro para ti, tu salud, tu trabajo, tus relaciones o tu estado, o para otros, te parases a preguntarte
¿esto que voy a hacer qué implica, qué efectos pueden derivarse de su realización?
Esto que me propongo ¿parece razonable o irracional? ,
Esto que intento que otro haga o hacer yo mismo ¿es procedente o improcedente, es perjudicial para alguien o inocuo, es positivo, es constructivo?,
Si te lo preguntases probablemente el resultado sería algo diferente, sería más ajustado a la razón.
Si de vez en cuando, aunque no sea a diario nos parásemos siquiera unos segundos a plantearnos si es lógico y razonable lo que hacemos, estaríamos entrenando el sentido común que no es sino esa habilidad para discriminar y detectar la justificación y fundamento de todos nuestros actos.
Pero nos lanzamos como impulsados por una fuerza caprichosa o por pura intuición, no siempre acertada y luego, sí, a posteriori vemos las consecuencias pero eso no es entrenar debidamente la razón, ni la lógica de nuestro pensamiento de antemano.
Si muchos padres se preguntasen si lo que hacen con sus hijos es razonable, si muchas parejas se preguntasen si lo que hacen pone o no en peligro la pareja, si muchos antes de hablar y desahogarse se parasen un momento a preguntarse si es conforme a la lógica y a la razón, conforme a la naturaleza lo que llevan a cabo, estarían entrenando ese músculo del sentido común.
Sentido “común” significa que lo poseemos todos y es verdad pero ¡hay que utilizarlo!
Autor:
Miguel Silveira
https://miguelsilveira.com/
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