22-03-2019, 05:35 PM
Lo siento mucho Ventum, no lo había notado. Aquí te la dejo~
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¡Por fin voy al corriente! xD
Mostrar ContenidoVentum:
@Ventum - Zennys acumulados: 60
Siempre has querido aprender cómo vivir en estado salvaje y además no quieres acabar en una mazmorra. Está aparece la ocasión perfecta. Sigues a Garth, que te conduce a través de bosques de pinos, de arroyos de aguas rugientes y de empinados bordes rocosos. El sol se ha escondido tras los montes del Oeste cuando alcanzáis un refugio abierto debajo de un reborde de roca. Ayudas al gigantón a reunir palos y ramas de pino, y de pronto estáis calentando las manos frente a un llameante fuego.
-¿Porque vive usted en los bosques de este modo? -preguntas a Garth.
-Desde que le dije al Rey Enrique que él no era un hombre mejor que cualquier otro, tiene puesto precio a mi cabeza -sonríe burlonamente- Ha perdido a 5 de sus mejores caballeros en su intento de llevarme a la horca.
-Antes de conocerla a usted, escuché a sus caballeros hablar de cierto enigma. ¿Sabe usted algo de eso?
-Sí, es una larga historia -dice el hombretón-. Hace alrededor de un año un viejo monje visitó al rey y le habló de un castillo misterioso. Naturalmente el rey pidió saber dónde está ese castillo. Pero el monje no lo dijo. En lugar de eso, recitó un extraño acertijo y luego afirmó: “Quien resuelva el enigma hallará el castillo. Y quién conquiste el castillo gobernará toda Europa”. Desde entonces el Rey Enrique ha tratado de resolver el acertijo.
-¿Conoce usted la respuesta al enigma?
Garth se ríe.
-Ni siquiera conozco el acertijo. Si quieres saber de qué se trata, debes lograr que te admitan en la corte del Rey Enrique. Puedes lograrlo, pero si sospechan que eres un impostor te arrojarán una mazmorra.
No tienes manera de saber lo que puede esperar en el Castillo de Cotwin. No obstante es arriesgado permanecer junto a Garth. Él mismo ha dicho que los caballeros del Rey lo están buscando.
Opciones:
1. Decides probar suerte en el castillo de Cotwin.
2. Sigues con Garth.
Siempre has querido aprender cómo vivir en estado salvaje y además no quieres acabar en una mazmorra. Está aparece la ocasión perfecta. Sigues a Garth, que te conduce a través de bosques de pinos, de arroyos de aguas rugientes y de empinados bordes rocosos. El sol se ha escondido tras los montes del Oeste cuando alcanzáis un refugio abierto debajo de un reborde de roca. Ayudas al gigantón a reunir palos y ramas de pino, y de pronto estáis calentando las manos frente a un llameante fuego.
-¿Porque vive usted en los bosques de este modo? -preguntas a Garth.
-Desde que le dije al Rey Enrique que él no era un hombre mejor que cualquier otro, tiene puesto precio a mi cabeza -sonríe burlonamente- Ha perdido a 5 de sus mejores caballeros en su intento de llevarme a la horca.
-Antes de conocerla a usted, escuché a sus caballeros hablar de cierto enigma. ¿Sabe usted algo de eso?
-Sí, es una larga historia -dice el hombretón-. Hace alrededor de un año un viejo monje visitó al rey y le habló de un castillo misterioso. Naturalmente el rey pidió saber dónde está ese castillo. Pero el monje no lo dijo. En lugar de eso, recitó un extraño acertijo y luego afirmó: “Quien resuelva el enigma hallará el castillo. Y quién conquiste el castillo gobernará toda Europa”. Desde entonces el Rey Enrique ha tratado de resolver el acertijo.
-¿Conoce usted la respuesta al enigma?
Garth se ríe.
-Ni siquiera conozco el acertijo. Si quieres saber de qué se trata, debes lograr que te admitan en la corte del Rey Enrique. Puedes lograrlo, pero si sospechan que eres un impostor te arrojarán una mazmorra.
No tienes manera de saber lo que puede esperar en el Castillo de Cotwin. No obstante es arriesgado permanecer junto a Garth. Él mismo ha dicho que los caballeros del Rey lo están buscando.
Opciones:
1. Decides probar suerte en el castillo de Cotwin.
2. Sigues con Garth.
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@Aqua - Zennys acumulados: 30
-¡Por favor! -imploras a los guardias- Cuéntenme el enigma del castillo prohibido.
El más alto de ellos inclina la cabeza para mirarte -con una estúpida sonrisa burlona en la cara- y te empuja a través de la multitud reunida en el patio. En éste, caballeros y damas, con ropas de vistosos colores están riendo y llamándose entre sí.
En medio del patio del castillo hay un montón de leña colocada alrededor de un palo. Un hombre está al pie al lado del palo, con un rollo de cuerda en una mano y un cuchillo en la otra.
-El Lord Canciller te concederá un último deseo antes de que aten al palo -el guardia señala un hombre, cuya obscura capa gris le llega a los tobillos.
-¿Puedo formular un último deseo?
El canciller te mira fríamente
-¿De qué se trata?
-Cuénteme el acertijo del castillo prohibido.
-Te servirá de poco -te contesta.
El hombre se acerca a ti y te mira con curiosidad. Luego dice:
“En algún lugar del sur, donde hace más frío, donde lo que cae permanece de pie donde está, encontrarás lo que no es lo que es”
Mientras estás ahí, tratando de resolver el enigma, el verdugo se adelanta con su rollo de cuerda. Solamente te queda un minuto de vida. Escaparte es imposible.
Súbitamente, los guardines te empujan contra el palo. Notas como la áspera y espinosa cuerda se ciñe fuertemente a tus muñecas.
Tienes que decir algo ahora mismo.
Opciones:
1. Solicitas un poco de tiempo para resolver el enigma.
2. Exclamas “¡Alto! ¡Tengo la solución del enigma!”
-¡Por favor! -imploras a los guardias- Cuéntenme el enigma del castillo prohibido.
El más alto de ellos inclina la cabeza para mirarte -con una estúpida sonrisa burlona en la cara- y te empuja a través de la multitud reunida en el patio. En éste, caballeros y damas, con ropas de vistosos colores están riendo y llamándose entre sí.
En medio del patio del castillo hay un montón de leña colocada alrededor de un palo. Un hombre está al pie al lado del palo, con un rollo de cuerda en una mano y un cuchillo en la otra.
-El Lord Canciller te concederá un último deseo antes de que aten al palo -el guardia señala un hombre, cuya obscura capa gris le llega a los tobillos.
-¿Puedo formular un último deseo?
El canciller te mira fríamente
-¿De qué se trata?
-Cuénteme el acertijo del castillo prohibido.
-Te servirá de poco -te contesta.
El hombre se acerca a ti y te mira con curiosidad. Luego dice:
“En algún lugar del sur, donde hace más frío, donde lo que cae permanece de pie donde está, encontrarás lo que no es lo que es”
Mientras estás ahí, tratando de resolver el enigma, el verdugo se adelanta con su rollo de cuerda. Solamente te queda un minuto de vida. Escaparte es imposible.
Súbitamente, los guardines te empujan contra el palo. Notas como la áspera y espinosa cuerda se ciñe fuertemente a tus muñecas.
Tienes que decir algo ahora mismo.
Opciones:
1. Solicitas un poco de tiempo para resolver el enigma.
2. Exclamas “¡Alto! ¡Tengo la solución del enigma!”
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@Zoom - Zennys acumulados: 80
-Disculpe momento -le dices a Helene, y te acercas a su amiga, la mujer del turbante morado que está contemplando los joyas-. ¿Quiere ver algo en especial? -le pregunta, y echas un rápido vistazo la bandeja de las alhajas. A primera vista no parece que falte nada.
La mujer se está probando un brazalete de plata tachonado de topacios. Ignorándote por completo, se quita el brazalete y se prueba un anillo.
-¿Está buscando algo en especial? –insistes. Te mira muy seria.
-Sí -dice con un ligero acento extranjero. Sus ojos verdes se clavan en tu rostro-. El reloj.
Tanteas la bandeja que está dentro de la urna. Allí hay por lo menos una docena de relojes, pero no te hace falta preguntar a cuál se refiere. Tu mano se dirige directamente al reloj de oro con el corte de negro y el corazón de ónice.
-¿Sabes de qué se trata, no? -te pregunta la mujer con frialdad.
Haces un gesto negativo moviendo lentamente la cabeza de un lado a otro.
-Éste es el reloj de los muertos –dice-; se utilizaba en los rituales vudú. Fueron muchos los caballeros de alcurnia que pidieron la protección de los espíritus de la noche antes de un duelo, en los jardines de San Antonio.
Aunque no estés convencido de querer saber más, no puedes evitar preguntar:
-¿Qué clase de protección?
La mujer se pone a reír y te responde:
-Consiste en echarle mal de ojo al enemigo.
-¿Y dónde se encuentran los jardines de San Antonio? –preguntas.
-Ya sabes- responde-, ese bonito parque que está unas manzanas de aquí. El famoso terreno donde se celebraban los duelos en Nueva Orleans.
La mujer toma el reloj y lo sostiene de forma que el largo cordel el corazón de ónice quedan balanceándose en el vacío.
-Éste es un ejemplar muy poco corriente. El reloj de oro representa a los vivos, y el corazón de ónice a los muertos. Y los une este fino cordel, hecho de cabellos humanos diestramente entrelazados.
Tragas saliva.
-¿Cabellos humanos? –repites.
-Lo compro –dice en tono enérgico la mujer.
Echas un vistazo la pequeña etiqueta que pende del cordel. Tiene unas letras impresas en una tinta borrosa color morado: NEV. No está en venta.
-Lo lamento -le dices-, pero el reloj no está a la venta.
-¡Es necesario que lo compre!
-Vuelva más tarde, cuando se encuentre aquí mi tío. Él decidirá si lo vende o no.
-No puedo esperar tanto -protesta ella.
-Escuche, señora -dices molesta-. Si había tantos caballeros que pedían protección a estos talismanes, encontrar montones de ellos en Nuevo Orleans. Pruebe en otra tienda.
-La mayoría de estos objetos fueron enterrados con los perdedores en el duelo –te dice cortante-. Éste fue desenterrado por algún motivo y lo quiero.
No es extraño que reloj de pareciera sinestro. Tendrás que encontrar alguna otra forma de hacerla desistir. Si David ha escrito “No está en venta”, está claro que no lo puedes vender.
-El precio será muy alto –dices.
-Sí -te responde, esperando que continúes.
-Son $6000. Y en metálico.
La mujer abre su bolsa sin pestañear y saca un fajo de billetes sujetos con un clip plateado.
¡Te ha tomado al pie de la letra! La mujer empieza a colocar billetes sobre el mostrador
Opciones:
1. Decides venderle el reloj.
2. Retiras tu oferta de venta.
-Disculpe momento -le dices a Helene, y te acercas a su amiga, la mujer del turbante morado que está contemplando los joyas-. ¿Quiere ver algo en especial? -le pregunta, y echas un rápido vistazo la bandeja de las alhajas. A primera vista no parece que falte nada.
La mujer se está probando un brazalete de plata tachonado de topacios. Ignorándote por completo, se quita el brazalete y se prueba un anillo.
-¿Está buscando algo en especial? –insistes. Te mira muy seria.
-Sí -dice con un ligero acento extranjero. Sus ojos verdes se clavan en tu rostro-. El reloj.
Tanteas la bandeja que está dentro de la urna. Allí hay por lo menos una docena de relojes, pero no te hace falta preguntar a cuál se refiere. Tu mano se dirige directamente al reloj de oro con el corte de negro y el corazón de ónice.
-¿Sabes de qué se trata, no? -te pregunta la mujer con frialdad.
Haces un gesto negativo moviendo lentamente la cabeza de un lado a otro.
-Éste es el reloj de los muertos –dice-; se utilizaba en los rituales vudú. Fueron muchos los caballeros de alcurnia que pidieron la protección de los espíritus de la noche antes de un duelo, en los jardines de San Antonio.
Aunque no estés convencido de querer saber más, no puedes evitar preguntar:
-¿Qué clase de protección?
La mujer se pone a reír y te responde:
-Consiste en echarle mal de ojo al enemigo.
-¿Y dónde se encuentran los jardines de San Antonio? –preguntas.
-Ya sabes- responde-, ese bonito parque que está unas manzanas de aquí. El famoso terreno donde se celebraban los duelos en Nueva Orleans.
La mujer toma el reloj y lo sostiene de forma que el largo cordel el corazón de ónice quedan balanceándose en el vacío.
-Éste es un ejemplar muy poco corriente. El reloj de oro representa a los vivos, y el corazón de ónice a los muertos. Y los une este fino cordel, hecho de cabellos humanos diestramente entrelazados.
Tragas saliva.
-¿Cabellos humanos? –repites.
-Lo compro –dice en tono enérgico la mujer.
Echas un vistazo la pequeña etiqueta que pende del cordel. Tiene unas letras impresas en una tinta borrosa color morado: NEV. No está en venta.
-Lo lamento -le dices-, pero el reloj no está a la venta.
-¡Es necesario que lo compre!
-Vuelva más tarde, cuando se encuentre aquí mi tío. Él decidirá si lo vende o no.
-No puedo esperar tanto -protesta ella.
-Escuche, señora -dices molesta-. Si había tantos caballeros que pedían protección a estos talismanes, encontrar montones de ellos en Nuevo Orleans. Pruebe en otra tienda.
-La mayoría de estos objetos fueron enterrados con los perdedores en el duelo –te dice cortante-. Éste fue desenterrado por algún motivo y lo quiero.
No es extraño que reloj de pareciera sinestro. Tendrás que encontrar alguna otra forma de hacerla desistir. Si David ha escrito “No está en venta”, está claro que no lo puedes vender.
-El precio será muy alto –dices.
-Sí -te responde, esperando que continúes.
-Son $6000. Y en metálico.
La mujer abre su bolsa sin pestañear y saca un fajo de billetes sujetos con un clip plateado.
¡Te ha tomado al pie de la letra! La mujer empieza a colocar billetes sobre el mostrador
Opciones:
1. Decides venderle el reloj.
2. Retiras tu oferta de venta.
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@Varas - Zennys acumulados: 90
Accedes ayudar a Madame Leeta en su búsqueda del Castillo Prohibido. Poco después alguien llama a la puerta. Ésta gira sobre sus goznes, y un hombre entra a la casa. Tiene la tez muy pálida, como si jamás le hubiera tocado el sol. Detrás de él, a través de la puerta abierta, ves un hermoso corcel negro y un caballito de color castaño.
-¡ah, Barón Von Sal! Llegáis pronto -dice Madame Leeta.
El hombre te señala.
-¿Quién es éste?
-Un joven adivino, que nos puede ayudar a resolver el acertijo del Castillo prohibido.
-¿Qué te hace creer eso, mujer?
-Enséñale el disco mágico -te pide ella.
Muestras tu reloj. El barón se inclina y lo mira un instante, asiente gravemente con la cabeza.
-Entonces venid los dos inmediatamente. Una nave nos está aguardando para llevarnos a Francia.
Madame Leeta apoya su mano larga y huesuda en tu hombro.
-Sabía que vendrías con nosotros. Entre los tres hallaremos el Castillo prohibido; ¡Y la mitad del reino de Gales será nuestro!
Después de una dura travesía por el Canal de la Mancha y de un viaje de dos semanas a través de tierras francesas, tú, Madame Leeta y el Barón Von Sal finalmente llegáis al sur de Francia. El sendero montañoso por el que subís es pronunciado, y los tres estáis respirando trabajosamente bajo el peso de vuestros zurrones.
-¿Estás seguro del que el castillo está en las montañas? -te pregunto el Barón.
-¡Claro! .responde por ti Madame Leeta- Ésa es la única explicación para la primera línea del enigma: “En algún lugar al sur, donde hace más frío”. Sí se va al sur, el tiempo es más caluroso, a menos que uno suba las montañas.
De pronto, la mujer se detiene y te mira fija y penetrantemente.
-Pero ha llegado la hora de que nos digas la solución a la segunda línea del enigma: “donde lo que cae permanece de pie dónde está”.
-Sí -dice el Barón-. Ha llegado la hora de que emplees tu disco mágico.
Miras tu reloj, simulando que esto puede decirte algo más que la hora que es.
¿Deberías admitir que en realidad no poses poderes mágicos, o deberías aparentar que sí y esperar que de alguna manera resolverás el resto del acertijo y harás el Castillo Prohibido?
Opciones:
1. Admites que no crees que puedas resolver el enigma.
2. Dices a los demás que no se preocupen, que pronto aclararás el enigma.
Accedes ayudar a Madame Leeta en su búsqueda del Castillo Prohibido. Poco después alguien llama a la puerta. Ésta gira sobre sus goznes, y un hombre entra a la casa. Tiene la tez muy pálida, como si jamás le hubiera tocado el sol. Detrás de él, a través de la puerta abierta, ves un hermoso corcel negro y un caballito de color castaño.
-¡ah, Barón Von Sal! Llegáis pronto -dice Madame Leeta.
El hombre te señala.
-¿Quién es éste?
-Un joven adivino, que nos puede ayudar a resolver el acertijo del Castillo prohibido.
-¿Qué te hace creer eso, mujer?
-Enséñale el disco mágico -te pide ella.
Muestras tu reloj. El barón se inclina y lo mira un instante, asiente gravemente con la cabeza.
-Entonces venid los dos inmediatamente. Una nave nos está aguardando para llevarnos a Francia.
Madame Leeta apoya su mano larga y huesuda en tu hombro.
-Sabía que vendrías con nosotros. Entre los tres hallaremos el Castillo prohibido; ¡Y la mitad del reino de Gales será nuestro!
Después de una dura travesía por el Canal de la Mancha y de un viaje de dos semanas a través de tierras francesas, tú, Madame Leeta y el Barón Von Sal finalmente llegáis al sur de Francia. El sendero montañoso por el que subís es pronunciado, y los tres estáis respirando trabajosamente bajo el peso de vuestros zurrones.
-¿Estás seguro del que el castillo está en las montañas? -te pregunto el Barón.
-¡Claro! .responde por ti Madame Leeta- Ésa es la única explicación para la primera línea del enigma: “En algún lugar al sur, donde hace más frío”. Sí se va al sur, el tiempo es más caluroso, a menos que uno suba las montañas.
De pronto, la mujer se detiene y te mira fija y penetrantemente.
-Pero ha llegado la hora de que nos digas la solución a la segunda línea del enigma: “donde lo que cae permanece de pie dónde está”.
-Sí -dice el Barón-. Ha llegado la hora de que emplees tu disco mágico.
Miras tu reloj, simulando que esto puede decirte algo más que la hora que es.
¿Deberías admitir que en realidad no poses poderes mágicos, o deberías aparentar que sí y esperar que de alguna manera resolverás el resto del acertijo y harás el Castillo Prohibido?
Opciones:
1. Admites que no crees que puedas resolver el enigma.
2. Dices a los demás que no se preocupen, que pronto aclararás el enigma.
Mostrar ContenidoZippo:
@Zippo - Zennys acumulados: 90
La trompeta suena de nuevo. Aparecen más soldados. Te rodean y te llevan a través del arco central. Luego abren filas mientras un hombre bajo y gordo avanza patosamente hacia ti. Usa una túnica azul de terciopelo y lleva una corona de oro en su calva cabeza. Detrás de él hay un hombre muy delgado, que lleva un gorro puntiagudo y campanillas. ¡Seguro se trata del Rey Rufus y de su bufón!
Un guardia se adelanta.
-El Rey Rufus se ha dignado mirarte.
Haces una reverencia.
-Rey Rufus, para mí es un honor visitar vuestra corte.
-¡Silencio! ¡No te he pedido que hables! -te espeta el Rey. Volviéndose al bufón dice:
-Stillwell, ¿qué dices tú de esta intrusión en nuestra corte real?
-Esa una lamentable pena, para todos nosotros -responde Stillwell.
El Rey frunce el ceño, mas no dice nada.
El guardia extiende su dedo largo y huesudo ante tu cara.
-Bien, ¿qué tienes que decir en ti defensa?
Sientes que deberías decir algo, pero te preguntas si será mejor esperar a que el propio Rey te interrogue.
Opciones:
1. Decides hablar.
2. Guardas silencio.
La trompeta suena de nuevo. Aparecen más soldados. Te rodean y te llevan a través del arco central. Luego abren filas mientras un hombre bajo y gordo avanza patosamente hacia ti. Usa una túnica azul de terciopelo y lleva una corona de oro en su calva cabeza. Detrás de él hay un hombre muy delgado, que lleva un gorro puntiagudo y campanillas. ¡Seguro se trata del Rey Rufus y de su bufón!
Un guardia se adelanta.
-El Rey Rufus se ha dignado mirarte.
Haces una reverencia.
-Rey Rufus, para mí es un honor visitar vuestra corte.
-¡Silencio! ¡No te he pedido que hables! -te espeta el Rey. Volviéndose al bufón dice:
-Stillwell, ¿qué dices tú de esta intrusión en nuestra corte real?
-Esa una lamentable pena, para todos nosotros -responde Stillwell.
El Rey frunce el ceño, mas no dice nada.
El guardia extiende su dedo largo y huesudo ante tu cara.
-Bien, ¿qué tienes que decir en ti defensa?
Sientes que deberías decir algo, pero te preguntas si será mejor esperar a que el propio Rey te interrogue.
Opciones:
1. Decides hablar.
2. Guardas silencio.
¡Por fin voy al corriente! xD