Acorralado sin salida - Desterrados
¡A ver quién me derrumba!
Golpes hasta en la tumba.
Mis puños son de acero y la luna me alumbra.
Seguís hablando mierda dañando mi salud
y a los treinta y tres me clavaréis en una cruz.
Clavos en mis manos, coronas de espinas,
sangre brotando por todas mis heridas.
El viernes moriré y el domingo resucito.
Tres días de muerte y mil años invicto.
Abriré los mares por la Tierra Prometida,
cruzaré ciudades cumpliendo mi cometida.
Soy y seré desterrado como el Cid,
cantaré por las tierras en busca de buena lid.
Hoy ando por mi barrio con los pies de plomo,
lobos hambrientos quieren curtirme el lomo.
Vigilo las espaldas y me muevo con cautela,
duermo por el día; por la noche, un centinela.
Mis sueños anhelan gotas de felicidad,
mis sueños anhelan libres poder soñar.
Acorralado sin salida...
Lucho en la sombra, mi sonrisa es fingida.
Por motivos de sobra, no sé ni lo que hago.
No veo, solo palpo, el dolor es demasiado.
Los muros se derrumban y el techo viene abajo.
Estas gotas de sudor son de hacer bien mi trabajo.
¿Y para qué coño sirven si la meta se aleja?
Tropiezo con mis pasos, último en la carrera.
Mi vida en el tablero como fichas de parchís
y tirar los dados no me sacará de aquí.
Todas esas preguntas parecerán misterios.
En mi corazón solo guardo buenos recuerdos.
Los malos se fueron, murieron por desidia;
ahora muero yo y todo por envidia.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Tengo una gran historia que no está terminada.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Tengo días de glorias, también tengo bajadas.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Tengo derrotas, victorias, batallas libradas.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Por eso me envidias, porque tú no tienes nada.
Apoyado con los codos en la mesa de mi cuarto,
las manos en la cabeza y el folio sigue blanco,
chorrea sin cesar la tinta de mi pluma,
se manchan los papeles y el tiempo se esfuma.
Ideas, vivencias, experiencias del pasado,
odios hacia mí me hacen ser un desterrado.
Perseguido cual cristiano en la Antigua Roma
huyo de mi tierra como el Legi a Mahoma.
Dolor y desarraigo por mi nuevo exilio.
Nómada a la fuerza sin tener auxilio,
mas sé que las desgracias nunca vienen solas:
amigos que se pierden como en la orilla las olas.
En los malos momentos resaltan los colores,
di la mano por nada y recibí traiciones.
¡Ánimo, chaval! ¡Venga, que aún queda París!
Dunas polvorientas, razón por cual vivir
aunque las lágrimas recorran mis mejillas,
porque si ganas hinque las rodillas.
Seguiré caminando con la cabeza bien alta,
todas a una carta, a ver qué pasa.
Nunca sabré qué depararán mis astros.
Me arrastro y me levanto, sonrío con un llanto.
No aguanto más estar escondido en la sombra,
mirar con los ojos es poco, seré una cobra.
En un puto minuto me ha cambiado todo.
¿Cómo? Solo quiero salir del fondo.
La luz me cegó, no vi el más allá.
¡Joder, qué infortunio! ¿Hoy quién me va a salvar?
¡Pues yo! ¿Quién si no? Morir es el destino.
¿Mañana o cuándo? ¡Vamos, dilo!
Pues yo sí diré algo con la herida abierta:
No hagas cuenta de que de envidia revienta.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Tengo una gran historia que no está terminada.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Tengo días de glorias, también tengo bajadas.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Tengo derrotas, victorias, batallas libradas.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Por eso me envidias, porque tú no tienes nada.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Acorralado sin salida...
(x4)
Ahora empezamos a ver claros en el horizonte
después de tanta tormenta, después de conquistar el monte.
Desterrados siguen. Iván, Raúl, siempre estarán.
Eh, siempre estarán. Siempre estarán...
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Tengo una gran historia que no está terminada.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Tengo días de glorias, también tengo bajadas.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Tengo derrotas, victorias, batallas libradas.
- Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada.
- Por eso me envidias, porque tú no tienes nada.