28-02-2019, 11:08 PM
¡Muchas gracias a Momo! Aquí la continuación:
La sala de códigos parecía un sueño a los ojos de Pitah. Repleta de pantallas procesando números y letras, alrededor de una enorme base de datos flotante. Los sillones de escritorio lucían más que cómodos, siendo estos reclinables y de un material anatómico cómodo.
Mostrar ContenidoSpoiler:
La sala de códigos parecía un sueño a los ojos de Pitah. Repleta de pantallas procesando números y letras, alrededor de una enorme base de datos flotante. Los sillones de escritorio lucían más que cómodos, siendo estos reclinables y de un material anatómico cómodo.
-¡Por aquí, Pitah! -Blanche tomó la mano de Pitah entre las suyas y le guió hacia su nuevo puesto de trabajo.
Ella llevaba un ligero vestido de tonalidades blancas y su largo cabello anaranjado amarrado en una moña alta. Pitah estaba seguro que Blanche no superaba los diez años de edad. Por un momento recordó a Lars.
-Gracias, pequeña -sonrió acomodándose ante la pantalla cuádruple frente a sus ojos. Gozaba de la compañía de Soleil a su lado derecho.
Apretaba las teclas del teclado holográfico a la velocidad de la luz, sin despegar su vista de las pantallas, con su espalda recta y sin pestañear. Pitah se acercó a ella y tocó su brazo, pensando que podía tratarse de un autómata ultra realista; pero no. La textura de su piel se sentía humana. Soleil ni se inmutó.
-¡Yo también pensé lo mismo! Es humana, aunque no lo parezca. Acostúmbrate a su indiferencia -gritó Blanche desde el otro extremo de la sala, bebiendo una gran malteada de frutilla.
Caludine atravesó la puerta de vidrio automática y se sentó en su lugar de trabajo, a la izquierda de Pitah.
-Sí, es un grupo de trabajo muy peculiar -expresó ella, encendiendo los sistemas como de costumbre -. Se ve en tu rostro la confusión que llevas, te acostumbrarás rápido.
-¿Qué sigue ahora? -Pitah configuró los atajos de teclado y las pantallas a su gusto.
-Por ahora sólo toma el control de esta nueva plataforma. A la noche comenzarán nuestros ataques invasivos reales, esto es sólo práctica.
Pitah asintió y continuó con lo suyo en silencio. Un ensordecedor quejido de Nathan, minutos después, le obligó a mirar en su dirección. Nathan planeaba dar un potente golpe a su mesa de trabajo, luego de levantarse de golpe. Blanche corrió y se situó frente a su compañero, obligándole a detenerse. Nathan frenó su gancho derecho junto a tiempo, visiblemente irritado.
-¡¿Qué haces, Blanche?! -gritó a la niña.
-¡Detener tus estupideces! -respondió ella empleando el mismo tono de voz molesto. Parecía una escena surrealista -. Ya has destruido mucho equipo costoso de última generación, ¿puedes ser un poco menos irascible?
Pitah entreabrió sus labios y rascó su cabeza, confundido. En el fondo le hacía bastante gracia.
-¿Cómo te acostumbras a esto? -preguntó a Caludine.
-¿Acostumbrarme? No es necesario, aquí todos estamos locos, algunos menos que otros -respondió Caludine, entre risas.
Pitah le observó por un momento y terminó riéndose junto a ella. La risa de Caludine, de alguna forma u otra, le resultaba más que contagiosa.
El aire que entraba por la ventana abierta de la habitación se sentía más que refrescante. Patch intercambiaba mensajes de texto con Cyril respecto a las operaciones. El grupo 1 y el grupo 3 viajaban rumbo a sus respectivas misiones, hacia destinos separados. Ya comenzaba a atardecer. Necesitaba mantenerse atento ante cualquier adversidad.
Observó la única camilla allí, un joven descansaba sobre ella. Su piel blanca como la nieve y sus enormes ojeras negras le daban la apariencia de un cadáver...él respiraba. No estaba muerto, aún no; y mientras no falleciera Patch no pensaba rendirse. Pero, ¿cómo revertir una investigación fallida? Nada de lo que intentaba junto a su equipo de trabajo en el laboratorio parecía dar resultados.
Caminó hacia la ventana y la cerró, activando la cortina de seguridad. Dio un último vistazo a la camilla y viajó por los largos pasillos de la estructura. Se detuvo al toparse con Angie, una de las enfermeras más experimentadas de su equipo de trabajo.
-¿Todo bien?
-Normal. No visualicé ningún cambio en su semblante; pero sigue con vida y con signos vitales estables.
-Bien, es suficiente por el momento -afirmó ella, anotando todo en una pequeña libreta tradicional -. ¿Piensas ir a la sala de emergencias?
-Sí, hace mucho tiempo no me pasó por allá a ayudar, creo que ahora es el momento, podrían necesitarme hoy -Patch acomodó sus manos en los bolsillos de su bata médica - ¿por qué la pregunta? ¿Algún caso demasiado complicado?
-Una emergencia severa, más bien. O eso oí cuando subía hacia acá. Está todo hecho un caos allí abajo, vi a Abel muy alterado...encontraron a un joven en pésimas condiciones en medio de la calle, al límite de este distrito y el otro. Un alma caritativa le condujo hasta acá. El asunto lucía muy mal.
El cuerpo de Patch dio un pequeño salto y sintió cierto malestar en su estómago. Debía apresurarse.
-No demoraré, entonces. Cuídate Angie, nos vemos.
Patch bajó por las escaleras del edificio lo más rápido que sus piernas permitieron, adentrándose en la sala de emergencias asemejándose a un rayo. No le tomó tiempo encontrar al joven ni a Abel, notó la conmoción y escuchó los barullos interminables de sus compañeros a la distancia, en un box algo alejado de su posición.
Los gritos desgarradores del joven en cuestión y la imagen general de éste le helaron la sangre. Abel (uno de los médicos trabajadores del lugar) examinaba más de cerca los órganos del joven, luego de perpetrar una laparotomía exploratoria de emergencia. Los enfermeros intentaban estabilizar los signos vitales del joven aún entre sus violentos espasmos corporales.
Patch se acercó y revisó el rostro del joven, le pareció extrañamente conocido, no se sintió cómodo al respecto. Estaba seguro que le había visto antes, ¿pero en donde?
Sus audibles gritos, de un momento a otro, se convirtieron en quejidos casi insonoros. Éste comenzó a apretar su propio cuello aún entre su profundo sufrimiento; y antes de que Patch pudiera hacer algo para calmar la situación, la habitación se cubrió de sangre por completo. Ninguno de los presentes allí fue capaz de procesar en primera instancia lo sucedido. Reaccionaron al minuto, cuando los brazos del joven yacían sueltos apuntando al piso; y cuando sus signos vitales terminaron de desaparecer.
Sus órganos abdominales reventaron sin más, llevándose su vida, derramando un extraño líquido transparente de olor putrefacto por las baldosas blancas del box. Patch cubrió su nariz, intentando mantener una actitud profesional.
-¿Qué acaba de pasar? -preguntó Abel, limpiando la sangre de sus anteojos con un pedazo de papel sanitario - ¿Qué es esto?
Patch poseía cierta idea de lo que sucedía. Guardó silencio...no se le permitía hablar tan a la ligera al respecto. Su mente se iluminó y recordó el rostro del joven, asociándolo a Night Bird, a su investigación. Se trataba de uno de los jóvenes desaparecidos “vivos”, al menos hasta ese preciso momento.
-Hay que limpiar este desastre. No tengo ni mínima idea del nombre de este joven, mucho menos de su procedencia; pero me siento consternada y muy angustiada. Merece que le despidamos como cualquiera de nuestros pacientes, es uno más, después de todo.
-Claro...-habló Patch, buscando su móvil en el bolsillo de su pantalón -que en paz descanse. Toda vida es valiosa, él no merecía esto. Debemos investigar qué sucedió aquí, no podemos permitirnos otro caso similar.
Aprovechó la instancia de confusión y escribió un breve mensaje a Cyril:
“Hay problemas. Uno menos”.
A pesar de su fructífera experiencia en investigaciones de laboratorio y en situaciones extremas de suma urgencia en hospitales de distintas clases, Patch no pudo evitar temblar un poco ante la idea de enfrentarse a otra situación así.