Un error común que se acostumbra a cometer al hablar de la piratería de los siglos XVI, XVII y XVIII, es poner en el mismo saco a, por ejemplo, Sir Francis Drake, Henry Morgan y Edward Teach Barbanegra. Esta equivocación tan común incluso entre historiadores viene de confundir las palabras pirata, corsario, bucanero y filibustero. Antes de diferenciarlas, hay que tener en cuenta que se utilizan para referirse a la historia marítima de América, especialmente del Caribe. La piratería del Mediterráneo o del Mar de la China, por ejemplo, tienen sus propias categorías.
- En primer lugar tenemos a los piratas, cuya presencia en el mundo es tan antigua como la navegación. Durante los siglos XVII y XVIII vivieron su época dorada, atacando indiferentemente a cualquier navío que les pudiera dar beneficios en forma de riquezas de todo tipo. Los ejemplos más claros de piratas fueron Edward Teach Barbanegra, Calico Jack Rackham y Bartholomew Roberts Black Bart.
- Por otro lado existieron los corsarios, muchos los consideraban delincuentes y otros héroes nacionales. Los corsarios viajaban bajo la protección de una patente de corso, un documento en el que un rey les daba autorización a atacar barcos y enclaves de las potencias enemigas. El único objetivo de sus ataques no era robar, sino también entorpecer las actividades comerciales que se realizaban en los territorios enemigos, por ejemplo. Fueron corsarios hombres como Sir Francis Drake, Walter Raleigh o Henry Morgan.
- De entre los protagonistas exclusivos del Caribe, unos fueron los filibusteros. Estos hombres, que al principio actuaron por libre atacando naves pequeñas sin alejarse demasiado de la costa, fueron los primeros en convertir la piratería en algo más que un delito, llegando a crear una sociedad filibustera en las costas de Santo Domingo y la Tortuga, llamada la Hermandad de la Costa. Sin embargo, con el paso del tiempo, los gobiernos europeos vieron una utilidad en los filibusteros, y acogieron a muchos para que centrasen sus ataques sobre los territorios enemigos de sus patrocinadores, convirtiéndose en un punto medio entre el pirata y el corsario, pudiendo hablar de piratas domesticados. Seguramente, uno de los filibusteros más conocidos fue Jean David Nau, más conocido como François l’Olonnais, que se convirtió en el terror del Caribe durante casi veinte años.
- Los bucaneros, cuyo origen es exclusivamente caribeño, en un principio eran cazadores de reses y cerdos salvajes de las islas. Su nombre procede del procedimiento que utilizaban para asar y ahumar la carne, llamado boucan. Esta carne era vendida en la costa a los navíos que ahí recalaban. Al ser perseguidos por las autoridades coloniales en Santo Domingo, principal enclave bucanero, muchos de ellos abandonaron su oficio para convertirse en piratas. Tanto por el tipo de ataques, cercanos a la costa, como por su proximidad cronológica y geográfica, muchos bucaneros se fusionaron con los filibusteros, formando las primeras tripulaciones cuyo único fin eran los actos de piratería, llegando a formar parte también de la Hermandad de la Costa.