01-02-2019, 09:21 AM
A ver que haga memoria...
- La primera vez recuerdo que estaba en el colegio, estábamos jugando a la linde de una especie de barranco y justo, discutí con un muchacho. Pues al idiota no se le ocurrió otra cosa que empujarme por el barranco... Yo no sé cuantas vueltas di, ni como salí de ahí pero sí que recuerdo como las profesoras me tuvieron que curar toda la espalda llena de arañazos. Capaz de haberme matado. Llamaron a casa y todo para que mi madre viniese a por mi, así que... todo lo malo tiene algo bueno (?).
- Otra de las veces que recuerdo estaba jugando de niña con mi hermana y otros amigos que teníamos por donde vivíamos. El lugar la verdad que no sé como describirlo pero donde estábamos jugando era un sitio alto y había vallas de mármol que protegían de no caerte a lo que iba siendo la parte baja de un patio. El caso es que jugando al pilla pilla no se le ocurrió otra cosa a la lista de turno (yo) que cruzar las vallas, uno de los niños intentó atraparme a través de ellas, yo di un paso para atrás y hala, niña cayendo al patio. Era una altura desde la que podía haberme matado, menos mal que caí de pie y no me hice absolutamente nada. Sólo tuve algo de dolor en el tobillo, una buena torta de mi madre y un gran castigo por parte de mi padre. Por hacer el tonto.
- La siguiente que recuerdo estaba en el pueblo y a mi me encantaban los castillos hinchables, las colchonetas elásticas y tal. Pues me monte en una de ellas, no recuerdo en cual de las dos me pasó, yo era muy atrevida a hacer acrobacias y hacer el monguer. Pues en una de estas veces que di una voltereta (no recuerdo si hacia delante o hacia atrás) la hice mal, no se que pasó, si me di un golpe o qué pero me quedé sin respiración, no podía respirar. Me salí de la atracción y después de un tiempo que a mi me pareció eterno, conseguí tranquilizarme y volver a respirar, no sabéis que situación mas desesperante pasé. Desde entonces no volví a hacer ninguna voltereta y lo más triste es que nadie de los que estaban allí se dieron cuenta de lo que me había pasado.
- Esta fue viniendo del instituto, recuerdo que tenía mucha hambre porque desde las siete y algo de la mañana hasta las tres o así que no llegábamos a casa, yo venía siempre con un hambre horrible por mucho que comiese en el descanso. Así que, al llegar a casa vi que mi madre me había dejado albóndigas para comer, pues cogí una y me la comí rápido, tan rápido que apenas la mastiqué y se me quedó atascada entre la garganta. No podía respirar, no podía tragarlo ni esculpirlo... empecé a ponerme nerviosa porque no podía respirar... la verdad que yo no sé como hice para avisar a mi madre, ella estaba echada en siesta porque acababa de venir de trabajar y yo no podía hablar, así que lo único que se me ocurrió fue encenderla la luz. No veáis lo asustada que se quedo al verme, se levanto tan rápido que ni Quicksilver y empezó a intentar ayudarme. Al final conseguimos que saliese el maldito trozo pero no veáis que susto y que mal lo pasamos... desde luego ahí volví a nacer.