05-06-2020, 05:50 PM
Una posible solución contra la basura espacial.
Científicos/as de la Universidad de Colorado plantean la que podría ser la primera política eco-espacial global de la historia.
Si el espacio tiene una cualidad intrínseca, es que puede ser llenado. Un principio que a los seres humanos parece gustarles tomarse al pie de la letra, sobre todo en lo que se refiere a deshacerse de lo que no resulta necesario. Fe de ello da incluso la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo de nuestros océanos y donde se han encontrado restos de los residuos más cotidianos, como latas de refresco o miles de piezas de plástico.
Si el espacio tiene una cualidad intrínseca, es que puede ser llenado. Un principio que a los seres humanos parece gustarles tomarse al pie de la letra, sobre todo en lo que se refiere a deshacerse de lo que no resulta necesario. Fe de ello da incluso la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo de nuestros océanos y donde se han encontrado restos de los residuos más cotidianos, como latas de refresco o miles de piezas de plástico.
Sin embargo, hoy nos referimos al Espacio con mayúsculas. Y para no fallar a nuestra costumbre como especie, también lo estamos llenando. Hablamos de la órbita baja de la Tierra, lugar donde se acumulan los satélites que han llegado al final de su vida útil u otras tantas piezas inservibles de la industria espacial y las telecomunicaciones que en su conjunto reciben el nombre de chatarra o basura espacial, aumentando el riesgo de colisión de los nuevos instrumentos que parten hacia el espacio.
El cómo acabar con este tipo de contaminación lleva algunos años siendo objeto de debate entre los expertos, y en este sentido hace ya algún tiempo que la ESA viene desarrollando misiones como Clear Space. No obstante, la forma más efectiva de resolver el problema de la basura espacial, según un nuevo estudio de la Universidad de Colorado Boulder, no estaría basada en capturar escombros o sacar de órbita satélites antiguos, si no orientada hacia un acuerdo internacional para cobrar a los operadores "tarifas de uso orbital" por cada satélite puesto en órbita.
Una solución económica. "El espacio es un recurso común, pero las empresas no tienen en cuenta el costo que sus satélites imponen a otros operadores cuando deciden lanzarlo o no", explica. Matthew Burgess, del departamento de Estudios Ambientales de la Universidad de Colorado y coautor del artículo publicado esta semana en Phys titulado "Orbital-use fees could more than quadruple the value of the space industry". "Necesitamos una política que permita a los operadores satelitales tener en cuenta directamente los costos que sus lanzamientos imponen a otros operadores", continúa Burguess, también adscrito a la facultad de economía de la misma universidad. "Las tarifas de uso orbital también aumentarían el valor a largo plazo de la industria espacial", añade. "Al reducir el riesgo de colisiones futuras de satélites y escombros, una tarifa anual de aproximadamente 235.000 dólares por satélite cuadruplicaría el valor de la industria de los satélites para 2040".
En la actualidad, se estima que unos 20.000 objetos, incluidos satélites y chatarra espacial, están abarrotando la baja órbita terrestre. "Es la última tragedia de los comunes", declaran los investigadores: "Cada operador lanzará cada vez más y más satélites hasta que su riesgo de colisión sea igual al valor del satélite en órbita". Hasta ahora, las soluciones propuestas han sido principalmente tecnológicas", comenta Akhil Rao, profesor de economía en el Middlebury College de Vermont, Estados Unidos y autor principal del artículo. "Las soluciones tecnológicas incluyen la eliminación de desechos espaciales de la órbita con redes, arpones o láseres. La retirada de órbita de un satélite al final de su vida útil es una solución administrativa. En última instancia, estas soluciones no resolverán el problema de la chatarra espacial, ya que los incentivos para los operadores siguen siendo los mismos". Por ejemplo, eliminar los desechos espaciales podría motivar a los operadores a lanzar más satélites, lo que acumulará aún más la órbita terrestre de despojos, aumentando con ello los riesgos de colisión y los costos, a su vez, de enviar nuevos aparatos. "Se trata de un problema de incentivos más que de ingeniería. La clave es obtener los incentivos correctos", defiende Rao.
La Tarifa Orbital.
Un mejor enfoque ante los problemas de la basura espacial según Rao y sus colegas es el de implementar la llamada Tarifa Orbital, es decir un impuesto sobre los satélites en órbita. "No es lo mismo que una tarifa de lanzamiento", puntualiza el autor, "las tarifas de lanzamiento por sí solas no pueden inducir a los operadores a sacar de órbita sus satélites cuando sea necesario, y tampoco es el lanzamiento, si no el satélite en órbita el que causa el daño". Las tarifas de uso orbital podrían ser tarifas directas o permisos negociables, y también podrían ser específicas para cada órbita, ya que los satélites en diferentes órbitas producen riesgos de colisión variables. Lo más importante es que la tarifa para cada satélite se calcularía para reflejar el costo para la industria de poner en órbita otro satélite. "En nuestro modelo, lo que importa es que los operadores estén pagando el costo del riesgo de colisión impuesto a otros operadores", apunta por su parte Daniel Kaffine, profesor de economía, miembro del Instituto de Energía Renovable y Sostenibles -RASEI- de la Universidad de Colorado Boulder y también coautor del artículo.
Un enfoque ecológico económico e internacional.
Estas tarifas aumentarían con el tiempo para dar cuenta del creciente valor de las órbitas más limpias. En el modelo de los investigadores, la tarifa óptima aumentaría a una tasa del 14% por año, alcanzando aproximadamente 235.000 dólares anuales por satélite para el año 2040.
Los autores descubrieron que para que esta tarifa de uso orbital funcione, todos los países que lanzan satélites al espacio habrían de participar en el establecimiento del nuevo sistema de gravámenes. Se trata de algo similar a lo que algunos países ya aplican respecto a las emisiones de carbono o la gestión de la pesca. Además, cada país necesitaría cobrar la misma tarifa por unidad de riesgo de colisión y por cada satélite que entre en órbita, aunque estos podrían recaudar los impuestos por separado.
En este estudio, Rao y sus colegas compararon las bondades de estas tarifas de uso orbital con el actual acceso abierto al espacio y con las soluciones tecnológicas como la eliminación de desechos espaciales. Descubrieron que las tarifas de uso orbital obligaban a los operadores a sopesar directamente factores como el valor de vida útil esperado de sus satélites y el coste para la industria de poner en órbita otro satélite creando un riesgo de colisión adicional. En otros escenarios, los operadores todavía tenían incentivos para lanzarse hacia el espacio con la esperanza de extraer algo de valor antes de que se "llenara demasiado", añade Rao.
Además, según defienden los investigadores, con las tarifas de uso orbital la industria satelital se revaloraría en el largo plazo de los 600.000 millones de dolares actuales a alrededor de los 3 billones para el año 2040. El aumento de este valor proviene de la reducción de colisiones, los costos relacionados con estas, así como por la minimización del lanzamiento de satélites de reemplazo.
Dadme vuestra opinión.
1. ¿Creéis que este impuesto frenará la ambición de las agencias espaciales por "conquistar" el espacio?
2. ¿Pensáis que esta es la solución al problema de la basura espacial?
3. ¿Qué otras soluciones se os ocurren?
Fuente: National Geographic.
2. ¿Pensáis que esta es la solución al problema de la basura espacial?
3. ¿Qué otras soluciones se os ocurren?