22-03-2020, 09:39 AM
Es tan efímera la vida se dijo mientras observaba cada día que pasaba en cuarentena.
Lo triste, lo ajeno y lo extraño que te sientes cuando no puedes acercarte a los otros, cuando quieres dar un abrazo, un saludo un apoyo. El ser humano es un ser social pero el abrazo, encierro consentido entre dos brazos ajenos, genera una sensación de calma y alivio. ¿Será una conjunción magnífica de las almas que átomo a átomo en la unión de dos cuerpos se enlazan?
Nos queda el amor y la vida, la vida esa que vi partir de sus ojos negros el día que se celebraba el nacimiento de mi gran amor.
Todo es recuerdo y olvido y luego de nuevo e inevitablemente recuerdo, nostalgia y abismo.
Y como dijo el poeta que no nos falte el amor, ese que nos hace valientes en el peor de los escenarios, que no nos falte el valor que se llevó el llanto y sobre todo que no nos falte la vida, aquella que me enseñó a conocerte y a conocerme.
Tal vez el tiempo pase, sutil y rápido como siempre, sin prestarle mucha atención a mis desvelos y las ganas inquietas que siento por no existir, porque en el final del caso hemos venido con este tiempo prestado, errático e inmediato destinado inevitablemente a perecer, pero mientras tanto todo aquello que perdí, hasta el final, vive en mí.
Lo triste, lo ajeno y lo extraño que te sientes cuando no puedes acercarte a los otros, cuando quieres dar un abrazo, un saludo un apoyo. El ser humano es un ser social pero el abrazo, encierro consentido entre dos brazos ajenos, genera una sensación de calma y alivio. ¿Será una conjunción magnífica de las almas que átomo a átomo en la unión de dos cuerpos se enlazan?
Nos queda el amor y la vida, la vida esa que vi partir de sus ojos negros el día que se celebraba el nacimiento de mi gran amor.
Todo es recuerdo y olvido y luego de nuevo e inevitablemente recuerdo, nostalgia y abismo.
Y como dijo el poeta que no nos falte el amor, ese que nos hace valientes en el peor de los escenarios, que no nos falte el valor que se llevó el llanto y sobre todo que no nos falte la vida, aquella que me enseñó a conocerte y a conocerme.
Tal vez el tiempo pase, sutil y rápido como siempre, sin prestarle mucha atención a mis desvelos y las ganas inquietas que siento por no existir, porque en el final del caso hemos venido con este tiempo prestado, errático e inmediato destinado inevitablemente a perecer, pero mientras tanto todo aquello que perdí, hasta el final, vive en mí.