UN POEMA SOBRE POEMAS
Un día, sí, un día de tranquilos rayos
del soberano dorado, el disco solar.
De repente, siento la fragancia de las flores
y las aves cantando sin su soledad notar...
Me parece que me estuvieran llamando
para con su voz y su aroma embargar.
Mas yo no tengo conciencia del motivo
por el que la naturaleza me quiere hablar.
¿A quién? ¿A quién estás llamando?
¿A quién tus plumas, tus flores y cantos vas a regalar?
"Escucha", me dijo la voz del Sabio Tiempo,
"escucha, que mis verdades te quiero contar".
¿Qué verdades necesito oír yo?
Apenas sé distinguir una o dos, y poemas redactar.
Mas mi mente está destemplada
y no se acuerda de cómo hechizar.
"¡Me asombra", exclamó el Sabio Tiempo,
"que hasta de tus bases te fueras a olvidar!
Probemos de nuevo el poder de un hechizo
y la magia de tu tinta pronto va a regresar".
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¿A qué voy a dedicar mis palabras,
a qué otra cosa que no seas tú?
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¿Con cuántas palabras dulces he de hablarte?
¿Para qué das tanta miel, corazón delator?
Si mi universo es una torta de chocolate
cuya dulzura se resume toda... en tu amor.
No puedo ni disimular una sonrisa
porque me la roba siempre tu visión.
Pero ¿habrá en alguna parte de tu alma
un deseo que corresponda a mi intención?
¡Ay, mi amor! ¿Por qué no me diste
desde el principio mayor comprensión?
Es que el mayor mal que he conocido
es no distinguir el anhelo y la ilusión.
Te amo siempre, y te amaré después de viva,
aunque para amarte no tuve instructor.
Mas yo recurro al placer caótico, creando
un camino que me lleve a tu amor.
Eso es todo, chicos. Es el modesto aporte que puedo hacer por ahora. Hace mucho tiempo que no escribo poesía (me estuve dedicando más a la narrativa). Pero amé el poema de MarieChan y quise recordar el tiempo en el que yo también hacía poemas. Espero que, a pesar de lo desafinado que está mi instrumento poético, al menos puedan disfrutarse unas fracciones de la melodía.
Después de que quedaron dichas estas cosas, sepan que la poesía es magia. Todos los que hacen poesía pueden sentirlo. Yo también.