22-02-2019, 03:21 PM
Ha pasado. Alguna vez tenía quesuceder, y ha sucedido. Finalmente, tenemos, señoras y señores, un anime con clara temática feminista. Y lo mejor de todo es que lo hace bien, desde una perspectiva muy humana, sin caricaturizar, y sin ápice de estereotipos. Hisone to Masotan decide hablar de un tema tan común en Japón como ignorando en la ficción, el acoso laboral, y gana al final con su apuesta.
La sinoposis es tan absurda como graciosa y sencilla. Existen los dragones, y Japón los camufla como aviones . Desde tiempos inmemorables, estos han vivido en Japón y los han utilizado para conseguir llevar el progreso al país. Estos dragones eligen a mujeres para que los piloten, y una de esas mujeres es Hisone Amakasu, que debe congraciarse con su dragón, aprender a pilotarlo y darse a valer en un entorno tan duro y complejo como lo es las Fuerzas de Autodefensa de Japón... Es decir, el ejército.
Hay muchas series así en realidad, es ese "género" de chicas monas haciendo cosas de chicas monas, y no es la primera vez que se codean con el ejército. Hemos tenido chicas barco, avion... Vamos que esto es Japón y lo de poner a niñas monas haciendo cosas raras lo hacen con naturalidad, y a priori Hisone to Masotan podría parecer otra serie de este montón de series .... Pero no lo es.
No lo es porque profundiza de forma muy competente en sus personajes y porque el hecho de que sean mujeres no es aleatorio, ni casual ni un regalo de fanservice. Los personajes principales de Hisone to Masotan son mujeres porque quieren hablarnos de lo que significa ser mujer. Más concretamente de lo que significa ser mujer en un país machista como Japón y en un entorno de trabajo tan masculinizado como puede serlo el ejército. Las chicas no son lolis cuquis para hacer las delicias de un espectador masculino promedio mientras se evade de su realidad... No. Son mujeres que quieren contar historias de mujeres, para que mujeres y hombres reflexionen sobre la realidad que les rodea ... Y lo hacen de puta madre.
Hisone to Masotan explora muchas aristas del conflicto machista en su historia, y podríamos decir dos mitades, una que expone como es vivir en un entorno de trabajo como mujer, y otra donde intenta explorar más a fondo el por qué de estas situacies y sus raíces culturales. En mi opinión la primera parte es excelente y la segunda, si bien es disfrutable, sincera y potente, me quedó debiendo... No porque esté mal ejecutada, si no por ciertos problemas de ritmo y las sensación de que no tenían tiempo. Creo que la serie se hubiera beneficiado de un capítulo o dos más, para poder darse el tiempo de cerrar de forma más eficiente. Aún así, creo que esta es la única crítica que puedo hacerle a la que es en mi opinión, de las mejores series del 2018.
Las aristas que explora Hisone to Masotan en su primera parte son, básicamente, el acoso sexual y laboral al que se expone la mujer, especialmente nipona, en su entorno de trabajo, y lo naturalizadas que están este tipo de actitudes, al punto de poder percibirse como algo completamente inofensivo y que hasta se alienta por parte de los superiores. Por otro lado, también está el hecho de que solo por ser mujer se pide una excelencia en todos los campos que no se exige a los hombres, como si el hecho de ser mujer significara tener que estar demostrando de forma constante que eres válida para el trabajo, que lo sabes hacer, etc. Si eres hombre y eres decente en tu trabajo, nadie te va a cuestionar, pero como mujer estás en tela de juicio constante. Una y otra, y otra vez te van a encontrar cada mínimo fallo en tu forma de actuar, como si te observaran bajo una lupa. Por otro lado, se mira de refilón algo que se esarrollará más a fondo en la segunda parte de la serie, y es que pareciera que las mujeres, llegado el momento, debieran tener que elegir entre tener familia, relaciones sentimentales, etc, y trabajo. Se espera de las mujeres una entrega absoluta a su trabajo o a su familia, mientras que esa disyuntiva no se le presenta a los hombres.
Y esto no lo digo yo, lo dicen los propios personajes, en más de una ocasión.
En la segunda parte de la serie se entra de lleno en este último dilema, y en las raíces culturales que dan lugar a que este tipo de machismos sigan vigentes a día de hoy. Se critica como desde la religión y las tradiciones se impulsa a la mujer a ser siempre aquel ser que se sacrifica. Siempre es la mujer quien tiene que dar, quien tiene que renunciar a aspectos de su personalidad o deseos. La figura de la renuncia, la abnegación, del aceptar pasivamente un destino y dejarse llevar por el, en la tradición siempre es una figura femenina... Este es el tema que lleva a que hoy en día se exija a las mujeres ser sobresalientes en todos sus campos, sin distraerse con nada y teniendo que renunciar siempre si es a la familia, a la familia, si es a la pareja a la pareja y si es al trabajo al trabajo. En este punto la serie critica durantemente a las tradiciones impuestas, y al peso demasido grande que se pone siempre sobre hombros de las mujeres en la cultura japonesa. Esta cuestión está muy bien explorando en la relación casi posesiva que los dragones tienen sobre sus pilotos (literalmente las engullen) y en el como se cuestiona que si se enamoran, dejarán de poder concentrarse y servir en su trabajo, así mismo con la inclusión de las sacerdotizas (quienes deben dejar sus deseos de lado, deseos de cualquier tipo) hasta la vieja piloto veterana y su historia. En ese sentido el personaje de Hisone es el soplo de aire fresco quien da a entender que todo aquel asunto de sacrificio y abnegación es una estupidez, que son tradiciones que se mantienen por hombres viejos y sin valor alguno y que son ellas, las pilotos, las mujeres, quienes deben decidir como conseguir llevar su vida y hacia donde quieren llevarla. A parte hay incluso una pequeña inclusión de la temática LGBT, cuestionando el hecho de que el amor de una mujer no tiene necesariamente por qué estar dirigdo hacia un hombre. Bien ahí, estudio BONES.
Al final, el hermoso mensaje es que las mujeres tenemos la capacidad de elegir que hacer de nuestra vida, y que esa elección implica no tener que elegir, y que si queremos podemos tenerlo todo, trabajo que nos apasione y una vocación profesional, pareja, amigos y una vida plena.
La sinoposis es tan absurda como graciosa y sencilla. Existen los dragones, y Japón los camufla como aviones . Desde tiempos inmemorables, estos han vivido en Japón y los han utilizado para conseguir llevar el progreso al país. Estos dragones eligen a mujeres para que los piloten, y una de esas mujeres es Hisone Amakasu, que debe congraciarse con su dragón, aprender a pilotarlo y darse a valer en un entorno tan duro y complejo como lo es las Fuerzas de Autodefensa de Japón... Es decir, el ejército.
Hay muchas series así en realidad, es ese "género" de chicas monas haciendo cosas de chicas monas, y no es la primera vez que se codean con el ejército. Hemos tenido chicas barco, avion... Vamos que esto es Japón y lo de poner a niñas monas haciendo cosas raras lo hacen con naturalidad, y a priori Hisone to Masotan podría parecer otra serie de este montón de series .... Pero no lo es.
No lo es porque profundiza de forma muy competente en sus personajes y porque el hecho de que sean mujeres no es aleatorio, ni casual ni un regalo de fanservice. Los personajes principales de Hisone to Masotan son mujeres porque quieren hablarnos de lo que significa ser mujer. Más concretamente de lo que significa ser mujer en un país machista como Japón y en un entorno de trabajo tan masculinizado como puede serlo el ejército. Las chicas no son lolis cuquis para hacer las delicias de un espectador masculino promedio mientras se evade de su realidad... No. Son mujeres que quieren contar historias de mujeres, para que mujeres y hombres reflexionen sobre la realidad que les rodea ... Y lo hacen de puta madre.
Hisone to Masotan explora muchas aristas del conflicto machista en su historia, y podríamos decir dos mitades, una que expone como es vivir en un entorno de trabajo como mujer, y otra donde intenta explorar más a fondo el por qué de estas situacies y sus raíces culturales. En mi opinión la primera parte es excelente y la segunda, si bien es disfrutable, sincera y potente, me quedó debiendo... No porque esté mal ejecutada, si no por ciertos problemas de ritmo y las sensación de que no tenían tiempo. Creo que la serie se hubiera beneficiado de un capítulo o dos más, para poder darse el tiempo de cerrar de forma más eficiente. Aún así, creo que esta es la única crítica que puedo hacerle a la que es en mi opinión, de las mejores series del 2018.
Las aristas que explora Hisone to Masotan en su primera parte son, básicamente, el acoso sexual y laboral al que se expone la mujer, especialmente nipona, en su entorno de trabajo, y lo naturalizadas que están este tipo de actitudes, al punto de poder percibirse como algo completamente inofensivo y que hasta se alienta por parte de los superiores. Por otro lado, también está el hecho de que solo por ser mujer se pide una excelencia en todos los campos que no se exige a los hombres, como si el hecho de ser mujer significara tener que estar demostrando de forma constante que eres válida para el trabajo, que lo sabes hacer, etc. Si eres hombre y eres decente en tu trabajo, nadie te va a cuestionar, pero como mujer estás en tela de juicio constante. Una y otra, y otra vez te van a encontrar cada mínimo fallo en tu forma de actuar, como si te observaran bajo una lupa. Por otro lado, se mira de refilón algo que se esarrollará más a fondo en la segunda parte de la serie, y es que pareciera que las mujeres, llegado el momento, debieran tener que elegir entre tener familia, relaciones sentimentales, etc, y trabajo. Se espera de las mujeres una entrega absoluta a su trabajo o a su familia, mientras que esa disyuntiva no se le presenta a los hombres.
Y esto no lo digo yo, lo dicen los propios personajes, en más de una ocasión.
En la segunda parte de la serie se entra de lleno en este último dilema, y en las raíces culturales que dan lugar a que este tipo de machismos sigan vigentes a día de hoy. Se critica como desde la religión y las tradiciones se impulsa a la mujer a ser siempre aquel ser que se sacrifica. Siempre es la mujer quien tiene que dar, quien tiene que renunciar a aspectos de su personalidad o deseos. La figura de la renuncia, la abnegación, del aceptar pasivamente un destino y dejarse llevar por el, en la tradición siempre es una figura femenina... Este es el tema que lleva a que hoy en día se exija a las mujeres ser sobresalientes en todos sus campos, sin distraerse con nada y teniendo que renunciar siempre si es a la familia, a la familia, si es a la pareja a la pareja y si es al trabajo al trabajo. En este punto la serie critica durantemente a las tradiciones impuestas, y al peso demasido grande que se pone siempre sobre hombros de las mujeres en la cultura japonesa. Esta cuestión está muy bien explorando en la relación casi posesiva que los dragones tienen sobre sus pilotos (literalmente las engullen) y en el como se cuestiona que si se enamoran, dejarán de poder concentrarse y servir en su trabajo, así mismo con la inclusión de las sacerdotizas (quienes deben dejar sus deseos de lado, deseos de cualquier tipo) hasta la vieja piloto veterana y su historia. En ese sentido el personaje de Hisone es el soplo de aire fresco quien da a entender que todo aquel asunto de sacrificio y abnegación es una estupidez, que son tradiciones que se mantienen por hombres viejos y sin valor alguno y que son ellas, las pilotos, las mujeres, quienes deben decidir como conseguir llevar su vida y hacia donde quieren llevarla. A parte hay incluso una pequeña inclusión de la temática LGBT, cuestionando el hecho de que el amor de una mujer no tiene necesariamente por qué estar dirigdo hacia un hombre. Bien ahí, estudio BONES.
Al final, el hermoso mensaje es que las mujeres tenemos la capacidad de elegir que hacer de nuestra vida, y que esa elección implica no tener que elegir, y que si queremos podemos tenerlo todo, trabajo que nos apasione y una vocación profesional, pareja, amigos y una vida plena.
El tema del romance, por su parte, está muy bien tratado. Es verdad que la relación secundaria es...cuestionable, más que nada porque él, en un principio, es un tarado en palabras mayores, y si bien lo vemos evolucionar y reformarse, lo cual es más que legítimo, nuevamente la serie se queda sin el tiempo suficiente como para mostrarnos ese avance de forma que cale, sin embargo tampoco es nada nocivo ni que afecte negativamente al mensaje. Por otro lado, el romance principal es hermoso, está bellamente retratado, y es una relación que nace del mutuo cariño y admiración, evolucionando desde la amistad, de forma simétrica y horizontal. De lo más sano que he visto en anime.
Finalmente, que puedo decir. El estilo gráfico es precioso, los personajes son memorables y queribles, tanto las pilotos como los personajes que las rodean (en especial Hisone y Okonogi, son puro amor) y el manejo del color maravilloso. Me encanta el diseño tanto de humanos como dragones y es algo, que sin dejar de mantener una estética muy japonesa y anime, resulta original y diferente, lo cual se agradece mucho.
Y mirad como bailan, por dios santo del cielo. Son maravillosas.
Nada, que tenéis Hisone to Masotan en Netflix, así que vedla, que es divertida, conmovedora, diferente, y con un mensaje muy muy muuuuuy positivo.
Nada, que tenéis Hisone to Masotan en Netflix, así que vedla, que es divertida, conmovedora, diferente, y con un mensaje muy muy muuuuuy positivo.