Resumen y sinópsis de Neverwhere de Neil Gaiman
Neil Gaiman revolucionó el mundo de la series de televisión con el guión de Neverwhere, la historia de un oficinista que, de la noche a la mañana, se ve atrapado en el mundo del metro de Londres, un mundo lleno de seres mágicos y peligros sin parangón, en el que deberá convertirse en un caballero de brillante armadura para lograr salir con vida de las trampas de sus enemigos.
"Hay mundos bajo tus pies, espías bajo las escaleras y formas que esperan al otro lado de los portales, que sólo has atisbado en tus sueños.
Tras leer Neverwhere, nunca volverás a pasar por los sombríos lugares del mundo moderno con la misma confianza infantil.
Neverwhere, en clara referencia a Peter Pan y su país de Nunca Jamás, un proyecto de la BBC que derrochaba imaginación por no poder derrochar otra cosa. Con decorados de teatrillo y una más que probable reutilización del viejo atrezzo del Doctor Who no se podía esperar demasiado, pero lo cierto es que la serie era muy original y llegaba a enganchar.
Sin embargo, ese origen televisivo puede ser el principal defecto de la adaptación a libro que realizó Gaiman ese mismo año. La estructura salta de un modo poco fluido y a Gaiman, que ya dominaba el cuento corto a la perfección, le faltaba un poco de soltura para la novela, aunque fuera una tan corta como esa.
Lo bueno, la historia. Como siempre, Gaiman es capaz de transformar los paisajes más ordinarios en puertas a lo desconocido, consiguiendo además que lo desconocido nos sea demasiado familiar, con lo que nos puede colar un escalofrío de vez en cuando simplemente con comentar una esquina, un patio, una calle que nos resulte familiar y al mismo tiempo, no lo sea.
La princesa del mundo subterráneo y el hombre de la City, ratas humanas, persecuciones, imposibles estaciones de metro que se corresponden a las viejas leyendas londinenses… En Neverwhere encontramos el germen de lo que sería una de las grandes novelas de Gaiman, American Gods, con la que se llevaría el premio Stoker. Viejos mitos y mundo contemporáneo entremezclados, evolución de lo que ya nos enseñó a principios de los 90 con Sandman.
Neverwhere no es una novela completa, casi podríamos decir que es fallida. Pero a aquellos que disfrutan con túneles, humo y espejos les resultará de lo más entretenida. Revisitada hoy, la serie de televisión puede resultar entrañable… aunque hay que dedicarle un considerable esfuerzo.
Neil Gaiman revolucionó el mundo de la series de televisión con el guión de Neverwhere, la historia de un oficinista que, de la noche a la mañana, se ve atrapado en el mundo del metro de Londres, un mundo lleno de seres mágicos y peligros sin parangón, en el que deberá convertirse en un caballero de brillante armadura para lograr salir con vida de las trampas de sus enemigos.
"Hay mundos bajo tus pies, espías bajo las escaleras y formas que esperan al otro lado de los portales, que sólo has atisbado en tus sueños.
Tras leer Neverwhere, nunca volverás a pasar por los sombríos lugares del mundo moderno con la misma confianza infantil.
Neverwhere, en clara referencia a Peter Pan y su país de Nunca Jamás, un proyecto de la BBC que derrochaba imaginación por no poder derrochar otra cosa. Con decorados de teatrillo y una más que probable reutilización del viejo atrezzo del Doctor Who no se podía esperar demasiado, pero lo cierto es que la serie era muy original y llegaba a enganchar.
Sin embargo, ese origen televisivo puede ser el principal defecto de la adaptación a libro que realizó Gaiman ese mismo año. La estructura salta de un modo poco fluido y a Gaiman, que ya dominaba el cuento corto a la perfección, le faltaba un poco de soltura para la novela, aunque fuera una tan corta como esa.
Lo bueno, la historia. Como siempre, Gaiman es capaz de transformar los paisajes más ordinarios en puertas a lo desconocido, consiguiendo además que lo desconocido nos sea demasiado familiar, con lo que nos puede colar un escalofrío de vez en cuando simplemente con comentar una esquina, un patio, una calle que nos resulte familiar y al mismo tiempo, no lo sea.
La princesa del mundo subterráneo y el hombre de la City, ratas humanas, persecuciones, imposibles estaciones de metro que se corresponden a las viejas leyendas londinenses… En Neverwhere encontramos el germen de lo que sería una de las grandes novelas de Gaiman, American Gods, con la que se llevaría el premio Stoker. Viejos mitos y mundo contemporáneo entremezclados, evolución de lo que ya nos enseñó a principios de los 90 con Sandman.
Neverwhere no es una novela completa, casi podríamos decir que es fallida. Pero a aquellos que disfrutan con túneles, humo y espejos les resultará de lo más entretenida. Revisitada hoy, la serie de televisión puede resultar entrañable… aunque hay que dedicarle un considerable esfuerzo.
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