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    La luz del sol entraba por el vidrio de la ventana de su habitación provocándole malestar. No fue capaz de conciliar bien el sueño en la noche pues se la pasó dando vueltas en la cama, enredando las sábanas a su alrededor. Giró hasta quedar con la cara pegada a la almohada pero eso ya no era suficiente, se había despertado. Estiró los brazos hacia los lados haciéndose notorio el espacio que había a su derecha, ladeó levemente la cabeza mientras enfocaba su mirada en ese espacio, recordando lo que había pasado la noche anterior. Habían peleado.

Se levantó de la cama y se dirigió a la ducha, sentía que eso le ayudaría a despejar un poco la mente y a poner en orden las ideas. Al terminar se vistió con lo primero que sacó del armario y se encaminó hacia la cocina con intención de preparar algo de desayunar.

La casa estaba completamente en silencio lo que provocaba nerviosismo en la joven de ojos color jade. Miró hacia la sala con la esperanza de que en mitad de la noche él hubiese regresado y encontrarlo sentado en su sillón pero allí no había nadie. El sonido de un cascabel y un pequeño tirón en sus pantalones de mezclilla la hizo salir de sus pensamientos, su pequeña mascota le estaba pidiendo el desayuno.



─ Tienes hambre ¿cierto? ─ preguntó la joven mientras veía como su gatito se le pegaba cariñosamente a su pierna izquierda, lo que le hizo sonreír levemente.



Entrando en la cocina, abrió el refrigerador y tomó un cartón de leche que había abierto la mañana anterior y un bol de la encimera que se encontraba sobre en lavaplatos. Dejó el bol en el suelo y lo rellenó con el líquido blanquecino mientras llamaba por la que era en esos momentos su única compañía.


─ Ai, ven bonita, el desayuno ya está ─La gatita entró rápidamente en la cocina mientras maullaba en señal de agradecimiento.


La joven de cabellos rosados se quedó viéndola un instante, le hacía recordar tanto a él. Tenía los ojos oscuros y su pelaje era negro, como el cabello de su amado. Recordó también que ella había sido el primer regalo que él le había hecho.


─ ¿Qué es eso que escondes Sasuke? ─ Preguntó curiosamente la joven figura que entraba a la sala.

─ Hm ─Respondió el joven de cabellos negros como el azabache.
─ ¿No me vas a decir que hay dentro de esa cajita?

─ No es nada ─ Respondió Sasuke indiferentemente mientras su novia comenzaba a ponerle una mirada triste. ─ Sakura, es para ti ─ No pudo resistir más esa mirada y le entregó la cajita morada.



La joven abrió cuidadosamente la caja tirando del lazo rosa que esta tenía de cierre y la tapa se levantó sola. De un salto un pequeño gatito negro se le colocó en el pecho.


─ ¡Sasuke es hermoso! ─ Gritó emocionada la joven mientras tomaba al animal entre sus menos para acariciarlo con su nariz.

─ Es hembra ─Atinó a decir el moreno al ver la actitud cariñosa que acababa de mostrar su novia.

─ ¿Cómo se llama? ─

─ Es tuya, se llamará como tú quieras ─ Contestó mientras iba en dirección a la cocina por un vaso de agua.
─ Ai, la llamaré Ai ─ sonrió Sakura, provocando una pequeña sonrisa en los labios de su novio─ Será nuestra hija ─ Comentó al aire de repente.


Un rubor recubrió las mejillas de su novio que quedó paralizado en el marco de la puerta al escuchar tan confesión. Volteó la cara para ver a su novia quien lo miraba con ojos luminosos.



El sonido del timbre la sacó de sus pensamientos. Era algo temprano y no esperaba visitas, se dirigió a la entrada y con cuidado abrió la puerta. Un ramo de rosas rojas se abalanzó sobre su cara sin siquiera esperarlo.



─ Perdóname, Sakura ─

 La joven no cabía de la emoción, esa voz tan varonil no podía ser de otra persona que no fuera su Sasuke.

 ─ Lo siento mucho, no volverá a pasar ─ Seguía disculpándose sin dejar mostrar su rostro entre esas hermosas flores.


El día anterior había sido su segundo aniversario de novios y él se había olvidado. Estaba algo frustrado pues Naruto no lo había dejado tranquilo en toda la semana, buscándolo cuando tenía problemas con Hinata o cuando la quería sorprender con alguna cosa. Le había prestado tanta atención al Dobe que se le había pasado por completo que era su aniversario con Sakura. Además había pasado gran parte del día fuera de la casa. Ella había preparado una deliciosa cena a la luz de las velas de lo más romántico y lo único que él había dicho recién llegado a la casa fue que no había nada más complicado que una relación con las mujeres, que estaba cansado y que se iba a duchar. La muchacha entró en cólera y lo sacó a empujones de la casa, entre lágrimas le dijo que eso no era lo esperaba para su aniversario y le cerró la puerta.


─ Son hermosas Sasuke ─La voz de ella sonaba entrecortada por lo que el joven apartó las flores para ver el rostro de su amada entre lágrimas.

─ ¿Qué te ocurre Sakura? ─

─ Nada… es simplemente… la emoción ─consiguió explicar su reacción mientras sentía como unos fuertes brazos la cercaban a un torso firme y cálido.



Así abrazados entraron en la casa y se dirigieron a la sala. Se separaron un momento en el que Sasuke le entregó en mano el ramo de rosas rojas a la joven de ojos jade, los cuales aún se encontraban húmedos por las lágrimas derramadas. Ella las tomó, se las acercó al rostro y las olió, después las dejó sobre la pequeña mesa de cristal que había en el centro y fue a abrazar a su amado quien había permanecido estático en el mismo sitio observándola.


─ Son hermosas, gracias ─Dijo feliz de volver a sentir el cuerpo de su amado junto al suyo.

─ No más que tú ─Respondió con un leve sonrojo en las mejillas.


Sakura se quedó mirando para las flores intentando contarlas desde donde estaba.



─ Veinticuatro ─Dijo Sasuke mientras depositaba un tierno beso en la frente de su querida Sakura─ Hay veinticuatro rosas, una por cada mes que he pasado felizmente a tu lado ─Sonrió─.

─ Son las veinticuatro rosas más hermosas que jamás he visto, te amo. ─
Ambos se miraron a los ojos diciéndose con la mirada cuan enamorados estaban el uno del otro, acercando sus rostros inconscientemente hasta fundirse en un hermoso beso








Espero que el ff les haya gustado :)
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