Hola chicos~ traigo el quinto capítulo de la historia después de un buen tiempo. Lo siento(?)
El foro no me deja publicar el capítulo en sí entero, tiene muchos caracteres, por lo que cortaré una parte y la pegaré en otro comentario que haré acá abajo.
Lo dejaré en spoiler ahora que el spoiler se ve bien. Si aún les aparece con letras grandes, borren el caché y háganse un favor(?)
Y nada, espero que les guste ^^ platiquenme qué les ha parecido luego. Saluditos~
Conocía ese cuarto como la palma de su mano. La silla médica negra exactamente en medio de las cuatro paredes; las baldosas blancas, inmaculadas, brillando bajo sus pies; los cinco mesones repletos de cajones, conteniendo diversos y exclusivos utensilios quirúrgicos; el aroma estéril del ambiente; los cables de las máquinas operativas, enredados, uniéndose a la silla médica por detrás; y la gran pantalla incrustada en la pared opuesta a la maquinaria ya mencionada.
El foro no me deja publicar el capítulo en sí entero, tiene muchos caracteres, por lo que cortaré una parte y la pegaré en otro comentario que haré acá abajo.
Lo dejaré en spoiler ahora que el spoiler se ve bien. Si aún les aparece con letras grandes, borren el caché y háganse un favor(?)
Y nada, espero que les guste ^^ platiquenme qué les ha parecido luego. Saluditos~
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Conocía ese cuarto como la palma de su mano. La silla médica negra exactamente en medio de las cuatro paredes; las baldosas blancas, inmaculadas, brillando bajo sus pies; los cinco mesones repletos de cajones, conteniendo diversos y exclusivos utensilios quirúrgicos; el aroma estéril del ambiente; los cables de las máquinas operativas, enredados, uniéndose a la silla médica por detrás; y la gran pantalla incrustada en la pared opuesta a la maquinaria ya mencionada.
-Siempre con esa expresión tan...perturbada. ¿Acaso aún no te acostumbras a todo esto, Lile? Ya van diez años desde que llegaste a este lugar. Eso es lo que me contaste cuando nos conocimos, ¿mentías?
Lile volteó su cabeza luego de adentrarse a la habitación por completo, perdiéndose un poco en la mirada de Krystal. Le aterraba la idea de encontrar desaprobación hacia él en sus ojos. ¿Un mentiroso? No se consideraba ese tipo de persona. Al menos no con ella.
-Yo no miento...-expresó en un susurro casi inaudible.
-No pude escucharte, Lile. ¡Levanta tu voz!
La mirada de Krystal causaba escalofríos en la espalda del joven. Una mirada cambiante, demandante, turbia. Lile caminó hacia la silla médica sin responder y se sentó allí, estático, como una estatua, inclinando un poco su cabeza hacia adelante. Los soportes de la silla (a los costados de su cuerpo) atraparon sus brazos, apretando y asegurando su piel. Krystal activó los mecanismos restantes de la silla desde su tableta holográfica, observando atentamente los cables del cabecero conectarse al collar del joven, jalándolo hacia atrás. La espalda de Lile impactó con el respaldo abruptamente, sacando un quejido de sus pulmones.
-Yo no miento, Krystal. No te mentiría.
-Dudo de tus palabras, querido. En todos nuestros encuentros me aseguras que Nina es sólo una compañía, un paso más para lograr nuestros objetivos, una pieza esencial del rompecabezas. Entonces, ¿por qué tu mirada expide preocupación y cariño cuando le observas? ¿Por qué tus brazos rodean su cuerpo procurando no dañar su fragilidad?
Krystal se situó frente a Lile y encendió la pantalla de la pared con un toque. Checó atentamente el estado físico del chico, los latidos de su corazón, el nivel de su respiración, la fuerza de sus brazos, de sus piernas y de su cuerpo en general. Sin importar cuántas sesiones compartiera con el joven allí, la sorpresa que le causaban los números en la pantalla no disminuía ni un poco. Lile gozaba de un estado físico natural excepcional y único. Sus huesos poseían mucha más resistencia que el promedio, y sus músculos no decrecían al vivir una vida relativamente sedentaria en aquel laboratorio. Sus piernas le permitían correr y moverse a una velocidad elevada sin ningún tipo de esfuerzo, y su flexibilidad alcanzaba niveles sobrehumanos difíciles de encontrar. Se preguntaba, entonces, porqué Lile no intentaba escapar por su cuenta...le imaginaba acercándose a ella con la clara intención de romper su cuello, una tarea más que simple si se trataba de sus brazos. Si no lo hacía, en la mente de la científica, se debía a ese collar apretado que (por suerte para ella) le brindaba poder sobre él. No sólo lograba quitarle el aire en situaciones críticas, poseía un montón de agujas letales escondidas dentro, que podían acabar con su vida en un instante si se clavaban sobre su piel.
-¿Y es relevante? ¿Por qué te preocupa tanto? -preguntó él, crujiendo un poco sus dientes. La presión de los cables sobre su cuello y sus hombros le tensaba bastante.
-Lo es...temo que llegue el día en que decidas alejarte de aquí...alejarte de mí. Huir con ella. ¿Acaso no tengo derecho a sentirme insegura?
Krystal siempre llevaba presente la misión más importante de su trabajo: retener a Lile allí, en el laboratorio. Procurarse de que él no intentara realizar un escape suicida, al menos no mientras les resultara útil para el proyecto definitivo. Más que cerciorarse de su buena salud y su progreso en la “evolución” requerida, debía asegurar su estadía voluntaria en el lugar, por más que, en el fondo, deseara escapar. Y ella tenía la formula perfecta para lograrlo sin recurrir a la violencia: se aprovechaba de la hostilidad de Ciro y de los demás hacia él, hacia ese joven fuerte pero inestable. Se aprovechaba de su dolor y su confusión, sus dudas...y le daba ese cariño que jamás nadie le había brindado antes en su vida. Le tenía en la palma de su mano porque, por más inteligente que Lile fuera, no sabía reaccionar con sensatez en el ámbito emocional. Y allí estaba él, indefenso, observándole como lo más valioso de su vida...una mirada similar que brindaba a Nina cada vez que le veía.
La científica se sentía incómoda al pensar en Nina. No por celos y no porque amaba a Lile de algún modo u otro (como él sí le amaba a ella). Nina poseía una esencia distinta, totalmente distinta. A pesar de su debilidad física, su mirada lucía intensa. Nina poseía aquella inteligencia emocional y general de la que Lile carecía. No se dejaba llevar por manipulaciones, y la sumisión no existía en su vocabulario. Los interminables parches sobre su cuerpo daban prueba de ello: sin importar cuántas heridas Krystal causara sobre su piel, ella no retrocedía, ni se calmaba. Tampoco hablaba ni cooperaba con información cuando se le preguntaba sobre algún síntoma extraño en su cuerpo luego de las inyecciones. Un dolor de cabeza tremendo...no la soportaba. Deseaba con toda su alma y su corazón que Nina perdiera utilidad en el proyecto, de tal modo terminaría ensangrentada en algún lugar, en algún distrito lejano, desamparada, desechada y sin vida, como los demás. Era el precio que debía pagar por hacerle la vida imposible cada ocasión que se encontraban frente a frente en solitario.
-De ser así, ya hubiese huido junto a ella hace mucho tiempo...
-¡No puedes, Lile! Ya te he dicho...de este proyecto depende mi vida. Si llegas a irte me asesinarían, eres mi responsabilidad, después de todo. Además, te extrañaría demasiado. Tus ojos...-Krystal rellenó una jeringa de un líquido transparente, volteando hacia el joven luego de su acción -extrañaría tus ojos, son tan lindos, tan hermosos...
Con sus palabras melosas distraía a Lile, y bruscamente perforaba su piel con las agujas punzantes de sus fórmulas especiales. No se contenía ni un poco, no le daba importancia a las cicatrices que podía dejar sobre las extremidades de su acompañante. Después de todo, él ya gozaba de muchas por toda su torso, una más no le haría el daño suficiente para quebrantarlo por completo. Aun así, nunca consideró el dañar el rostro peculiar del joven, desechaba esa idea por más tentadora que fuera. Se asemejaba a un crimen, corromper tal belleza digna de una pintura o una obra de arte.
-No lo haré. Haré todo lo posible para que Nina no lo haga, también. Aunque...todo es incierto...¿qué pasará cuando el proyecto se complete? ¿Qué será de nosotros? Muchos han muerto...¿correremos el mismo destino?
Kyrstal clavó la última aguja en el brazo derecho de Lile, al mismo tiempo que acariciaba su mejilla. Si él llegaba a inferir su inevitable destino (la muerte) las probabilidades de un escape forzoso o un suicidio aumentaban considerablemente. Y, si sucedía en la inminencia, el proyecto de ya más de diez años terminaría en la basura junto a todo el personal involucrado. No podía decepcionar a su jefe de ese modo.
-Encontraré la manera de mantenerte con vida luego de que todo termine. Eres la pieza esencial en este rompecabezas...la última fase está cerca, con Lars, ese nuevo niño, las especificaciones necesarias serán completadas satisfactoriamente.
Lile se petrificó al sentir la mano suave de Krystal recorriendo su mejilla. Le gustaba el contacto físico que ella le brindaba de vez en cuando, le parecía algo inusual, sin embargo. Las caricias de Krystal se sentían mucho más especiales que las caricias de Nina. No entendía muy bien el porqué la distinción entre las dos, siendo que lo que recibía (cariño) era exactamente similar.
El dolor de las agujas (y del líquido entrando en su cuerpo) cesaba cuando Krystal se acercaba a él. Lo tenso de sus extremidades desaparecía y su cuello alcanzaba una liviandad agradable. ¿Era ella su salvación? Eso parecía...Quería encontrar la libertad, e, incluso si no se lo proponía, su mente le sumía en la tristeza con palabras aplastantes y ciertas: no tienes el coraje suficiente para dejar a esta mujer atrás.
Normalmente las sesiones con Krystal duraban un aproximado de dos horas, siendo aquella una excepción. Joel se aproximó al cuarto y abrió la puerta un tanto alarmado. Su mirada se centró en la científica, obviando la presencia de Lile allí.
-Hemos sufrido un ataque informático. Han logrado interceder en nuestras comunicaciones por un preciso segundo...un ataque hostil, por lo que oí en los pasillos- Joel limpió las palmas de sus manos en el delantal blanco sobre su cuerpo, en signo de notorio nerviosismo-. No sabemos la procedencia, ni mucho menos la intención del ataque en cuestión.
Lile se dedicó a escuchar atentamente, fingiendo no prestar atención. Un ataque informático, el primero del que había oído en sus diez años de estadía en aquel monótono laboratorio. Aseguraba que causaría un revuelo interesante en los altos mandos y deseaba presenciarlo de cerca, la desesperación en sus rostros y la incertidumbre de no saber cómo proceder con exactitud.
Krystal no respondió a Joel instantáneamente. Desactivó los mecanismos de la silla médica y liberó a Lile a mitad de sesión. Infería que necesitarían de su presencia en la reunión que probablemente ya se estaba organizando. Un cambio total en sus planes y en los planes del proyecto en general.
-Lile, vamos. Ya me reuniré contigo, Joel, espérame acá.
Lile se acercó a Krystal estirando su cuello y sus brazos para disminuir la tensión perpetrada por los cables. Ella apretó su mano derecha en un brusco ademán y le guió fuera del cuarto, hacia los pasillos metálicos. El joven notó la excesiva presión de los dedos de la científica sobre su piel, cayendo en cuenta que ella sí podía sentir ansiedad y prisa. Jamás le había visto de ese modo y estaba seguro que Krystal le escondía algo...No se decidió a preguntarle, finalmente, dejándose guiar en completo silencio.
-Nos veremos pronto, Lile...Cuídate.
La científica sostuvo (breve) la mirada expectante de Lile. Se acercó aun más a él y rodeó su cuerpo con sus brazos, zarandeándole un poco. Nunca se le olvidaba abrazar a su más grande admirador al finalizar el chequeo habitual. No por cariño, ni por necesidad personal de su subconsciente...más bien por conveniencia. No podía permitir que Lile espabilara ante la realidad fatídica que le esperaba, ni mucho menos perder su completa y exagerada confianza.
La puerta de acero se abrió y Lile entró a la habitación más que distraído, cuidando sus pasos. Tan absorto se encontraba en sus propios pensamientos que, al percatarse mejor de sus alrededores, Krystal no estaba allí. La puerta ya se encontraba estrictamente cerrada y asegurada, brindando ese sentimiento opresor de encierro, sentimiento al que ya estaba acostumbrado.
Nina le observaba desde el sofá al otro extremo, con sus labios entreabiertos, demostrando curiosidad en su expresión facial. Lars también pegó su mirada sobre él, ya mucho más relajado. Lile entendía el porqué de su veloz relajo a pesar de la situación precaria y triste, él también experimentaba ese relajo cada vez que intercambiaba palabras con Nina, cada vez que escuchaba su voz comprensiva y aprensiva a la vez.
-¿Por qué estás acá? No te esperaba hasta dentro de una hora -Nina se levantó y caminó en dirección a su compañero, empleando las puntas de sus pies. Sujetó el brazo derecho del joven y lo examinó mejor, bufando al ver los nuevos cortes y pinchazos allí, sobre su piel.
-No podrías imaginarte porqué -Lile no le dio demasiada importancia a sus propias heridas, le tenían sin cuidado a esas alturas. Quitó las manos de Nina de su brazo, suave, con tal de no causarle daño; y le sonrió posteriormente, emocionado de poder comentarle algo interesante después de años -. Un ataque informático. Lograron traspasar la seguridad de este asqueroso laboratorio, todos están de muerte.
-¡¿Qué?! -gritó ella, retrocediendo un poco -. ¡Un ataque informático! -llevó una de sus manos hacia su mentón, pensativa, un tanto alterada. No sabía muy bien cómo proceder tras enterarse de una noticia de tal magnitud- entonces eso quiere decir que ya han descubierto este proyecto. Medios ajenos a él, me atrevería a decir.
-Exacto. Me pregunto si eso es todo lo que sucedió en realidad...Joel llevaba un rostro demacrado. Estoy seguro que pensaba en la muerte, bien en el fondo de su mente.
Los dos se acercaron a Lars, incluyéndole en la plática. Nina se sentó sobre el sofá, a la derecha, cruzándose de piernas, apoyando uno de sus hombros sobre el hombro del pequeño. Lile se sentó en el piso, en su característica posición de loto, frente a sus dos compañeros de habitación. La historia cambiaba bastante si “alguien” o “algo” se dedicaba a desentrañar los misterios del distrito A-0. A pesar de la presencia de Krystal en el laboratorio y su irremediable admiración hacia ella, Lile no negaba querer escapar de allí, de ese dolor constante y la incertidumbre de una muerte temprana. Su corazón se veía sumido en el conflicto, haciéndole perder la certeza suficiente como para saber si actuar bajo sus pensamientos racionales, o actuar dejándose llevar por sus instintos sentimentales.
-¿Estás bien? -preguntó Lars a Lile tras percatarse de los notorios cortes en su piel. Al menos en lo que se veía de su piel.
Lile rio un tanto incómodo, penetrando con la mirada a su nuevo compañero.
-Te diré lo que siempre le digo a Nina cuando me hace la misma pregunta: no es necesario que te preocupes por mí.
-¿No crees que eso es un poco inmaduro de tu parte? -al crecer en un ambiente basado en el compañerismo y en la preocupación mutua, Lars no entendía el individualismo de Lile respecto a su dolor. Probablemente cometía un error tremendo al enfrentarle con aquellas palabras pasivas; sin embargo, sus labios fueron más rápidos que su mente en tal ocasión.
Nina aguantó una gran carcajada, Lile frunció el ceño y suspiró...no sabía cómo responder a Lars, a pesar de ser mucho mayor. Y tampoco podía dejar libres sus impulsos violentos, porque Lars tenía toda la razón. Y él, siendo el de la actitud inmadura y arrogante, no lograba deshacerse ni dejar ese estilo de vida masoquista.
-Bueno, bueno, centrémonos en el tema importante -la joven estiró su cuerpo, albergando un pequeño rayo de esperanza en su corazón. No quería desprenderse del optimismo al que se aferraba con uñas y dientes a pesar de los tropiezos en su día a día -. ¿Crees que todo este revuelo tenga que ver con tu desaparición, Lars?
-Bueno, acabo de llegar, no entiendo porqué tanto revuelo con un simple ataque informático.
-¿Simple? -Lile levantó una ceja -. Irrumpir en la seguridad del distrito A, en general, es meramente imposible. O eso pensábamos hasta ahora. ¿En qué tipo de lugar te criaste para pensar que un ataque informático es simple?
-Me crié en el núcleo de una pandilla exitosa, en el distrito N-16. Solíamos ser muchos; pero las batallas siempre nos dejaban una pérdida que lamentar, un luto que cumplir. Nuestro número descendió sin que pudiésemos hacer nada al respecto -Lars inspiró una gran bocanada de aire y continuó hablando, impasible-. Hace dos años mi madre fue asesinada en batalla, junto a tres de nuestros compañeros. Desde ese horrible día en adelante las cosas cambiaron para todos. Perdimos presencia, perdimos dinero...lográbamos sobrevivir en el día a día, gracias a la habilidad de los miembros restantes, eso sí. Uno de ellos se especializaba en ataques informáticos, es por eso que para mí algo así es bastante común.
-¡Oh, Lars! Lo siento si te hicimos revivir memorias que preferías omitir -Nina apretujó a Lars sin medir su fuerza. De por sí no poseía mucha potencia en sus brazos, por lo que al pequeño no le incomodó.
-Si ese es el caso, hay una probabilidad muy alta de que te estén buscando. Me parece una coincidencia demasiado grande todo esto que está pasando -. Lile se recostó hacia atrás, sintiendo lo frío del piso en su espalda -. Me pregunto qué será de nosotros ahora...
-¡Es obvio, Lile! ¡Tenemos que escapar cuando veamos oportunidad! -Nina se levantó de golpe y apuntó al joven de ojos lila con su brazo izquierdo -. Hemos esperado demasiado, y hemos soportado mucho más. Creo que ya es momento de pensar en nuestra propia libertad.
-Insisto en que es una misión suicida...
-¡Tienes el poder! ¡¿Qué esperas?! ¡¿Piensas que te estaría pidiendo salvación de poseer la mitad de la destreza que tú posees?!
-¡No puedo, tengo este maldito collar en mi cuello! -Lile se irguió y enfrentó a Nina sin acercarse demasiado a ella - ¡Sólo podría destruir esta puerta de acero antes de morir! No podemos escapar...al menos no ahora.
-No me mientas, Lile. Tú no tienes miedo a morir, nunca lo has tenido. Tienes miedo a que esa científica deje de hacerte cariños falsos, a que deje los privilegios inexistentes que tú ciegamente crees , tú...idiota -bajó su brazo, decepcionada. Le dolía el corazón al pensar que Lile prefería el cariño oportunista de Krystal a escapar con ella a una libertad inquebrantable -. Está bien si tú no quieres irte de acá, si quieres morir a manos de Krystal. Yo no pienso desaprovechar la oportunidad, si es que llega a presentarse una.
-¡No digas eso, Nina! No quiero ver como mueres frente a mis ojos por tu impaciencia -Lile se acercó a ella y apretó sus hombros, buscando su mirada. Nina le evitaba -. No tires tu vida por la borda así como así.
-¿Cómo puedes decir eso? Han sido diez años de sufrimiento constante, Lile...me causa mucha tristeza y dolor que la única persona que aprecio aquí no me escuche, y mucho más por una ceguera sentimental y manipulaciones mentales que acabarán en perdición -empujó al joven con todas sus fuerzas, apretando sus puños. Él retrocedió voluntariamente, irritado. Nina estaba equivocada al hablar así de Krystal, él confiaba en que ella era una buena persona en medio de locos maníacos.
-Tú lo has dicho. Han sido diez años de sufrimiento constante que hemos atravesado y sobrevivido. Es por eso mismo que no puedes renunciar a tu vida de ese modo...te mereces más. Además, estoy seguro que Krystal nos ayudará a salir de acá cuando todo este proyecto acabe.
Nina chasqueó la lengua y bufó, en el límite de su paciencia.
-Espero abras los ojos antes de que sea demasiado tarde...no me gustaría enterarme, repentinamente, que fuiste eliminado al igual que los demás. Pensé que estábamos en la misma frecuencia, Lile, pero veo que las palabras de esa bruja te han pegado más fuerte que las mías te pegaron jamás.
Lile no respondió. Ignoró las últimas palabras de la joven y caminó hacia una pequeña puerta al extremo derecho de la gran habitación, entrando en otra habitación personal más diminuta. Nina no se movió de allí, aguantando su llanto y su frustración.
Lars no supo como actuar en medio de la discusión. Sólo observó, esperando que los gritos no se transformaran en violencia. Muchas cosas estaban mal allí; y sabía con todo su corazón que las palabras de Nina llevaban la razón. El vistazo fugaz que Krystal había pegado en su rostro, hacía ya horas, le hacía pensar que no era una buena persona como Lile le pintaba. Todo lo contrario, de hecho. Se preguntó, entonces, como podía perturbar tanto la realidad del joven, ese joven que parecía ser lo suficientemente responsable de sí mismo como para recibir preocupaciones ajenas; pero que en el fondo no tenía idea de nada.
Nina meditó y analizó el escenario de arriba hacia abajo, concluyendo en una única solución: si llegaba a ver la oportunidad de escapar a salvo pensaba tomarla sin dudar, llevando a Lars consigo. Intentaría convencer a Lile de escapar, también, sin mortificarse demasiado en tal acción. Si él insistía en preferir a Krystal que preferir su eterna libertad, por más que le quisiera profundamente con todo su corazón, estaba dispuesta a dejarle atrás. Después de todo, salvar a una persona que no quiere ser salvada es imposible...y lamentaba que las cosas fueran así.
La tensión en el comedor no cesó. A pesar del fallo en la conexión, ninguno de los allí presentes olvidó el tema u omitió hablar al respecto. Bast, Karin, Pitah, Julian, Didier y Patch compartieron una mesa. Comieron prestando atención al montón de murmullos agitados, enterándose de detalles completamente nuevos para todos (excluyendo a Patch, quien ya estaba al tanto de todo lo que sucedía en las instalaciones ocultas de Night Bird). La comida les sentó más que bien...el cansancio terminó por dominar sus sentidos. El largo día, la misión y el estrés de verse en un lugar nuevo exprimieron toda la energía restante en sus cuerpos.
Bast se apoyó en la mesa tras terminar su comida, dormitando. Karin se encargó de mover un poco su brazo para que despertara y no se durmiera por completo. Patch notó los ánimos de los nuevos integrantes y afirmó que necesitaban un buen descanso. Night Bird, en general, se consideraba a sí misma una resistencia bastante disfuncional. Todos sus miembros poseían alguna característica extrínseca o intrínseca que les daba cierto toque excéntrico, por lo que la convivencia entre los unos y los otros resultaba ser agotadora a la larga, sin hablar de las misiones y los interminables encargos de Cyril, buscando un fin mayor.
-Ya es tarde y noto en sus rostros que desean dormir bien -Patch sonrió y se levantó de la mesa, incitando a los demás que hiciesen lo mismo -. Les mostraré las habitaciones en donde se alojaran de ahora en adelante. Presten atención al camino, que suele ser un tanto confuso.
-Entendido -Pitah bostezó apoyándose de Didier. Éste último levantó los hombros y apretó el brazo de Julian, esperando que no se perdiera en el camino gracias a su curiosidad insaciable.
-¿Está bien si nos vamos sin limpiar el desorden que dejamos en la mesa? -preguntó Karin, algo incómoda. No quería dejar una mala impresión de su grupo en el primer día allí.
-No, no te preocupes por eso. Cada semana designamos a ciertos miembros que se encargan de esa tarea por los demás. Probablemente te toque a ti algún día, así que guarda esas energías para esa ocasión -Patch observó a su alrededor y fijó su mirada en Tristan -. Hoy le toca a Tristan y a Ansel. Tristan es el joven de rostro irritado y expresión emberrinchada que juega con su comida en la mesa de la derecha. Ansel es el segundo joven de izquierda a derecha en la mesa del centro...aquel que siempre sonríe.
Tristan se levantó desanimado al notar que ya todos dejaban el comedor. Limpiar nunca fue lo suyo, odiaba ensuciarse las manos con restos de comida y líquidos de consistencia pegajosa en general. Ansel se despidió animoso de los demás, sin dejar de sonreír. Pitah se preguntó si no le dolía la cara al jamás relajar sus mejillas.
-¡¿Por qué me dejan esta tarea a mí?! Estas manos sólo sirven para apuntar armas de fuego a la perfección, por favor -Tristan se quejó en voz alta, levantando las mangas de su largo abrigo azul -. Déjenle ese trabajo a Koen o a alguien más.
-¿De qué hablas, Tristan? ¡¿Crees que con mi cuerpo animal podría lavar platos, acaso?! -respondió Koen, gritando a un costado del ascensor -. Veo que tu mente es algo estúpida, como siempre.
Karin y Bast dejaron escapar unas carcajadas tras escuchar la respuesta de Koen. Todos los integrantes de Night Bird poseían algo especial que les diferenciaba de los demás, sin duda alguna, creando un ambiente un tanto cómico y único.
-Tristan es un experto en armas de fuego, probablemente tengas que tratar ciertos asuntos con él mañana -Patch habló en dirección a Karin -. Es difícil que conozcan a todos los miembros de un día para otro, pero lo más seguro es que puedan aprender mucho de ellos si sienten la necesidad y tienen las ganas. No desaprovechen la oportunidad.
-Mañana será un largo día, y apuesto que pasado mañana también será un largo día...y tendremos largos días para siempre -expresó Didier, expidiendo flojera hasta por los poros -. No importa, a fin de cuentas. Si es para salvar a Lars, cualquier cosa.
Esperaron que uno de los ascensores subiera al piso -5 en cuestión para abordarlo. Los seis jóvenes se adentraron a él y apretujaron entre sí para no desperdiciar espacio. Patch extendió su brazo y apretó el botón marcando el piso -3. El ascensor subió veloz, arribando a su destino en cuestión de segundos. Las puertas se abrieron dejando ver un largo pasillo iluminado tenuemente por pequeñas luces de distintas tonalidades pegadas a las paredes.
Caminaron en línea recta por dicho pasillo, vislumbrando distintas puertas con distintas enumeraciones, empezando en el número quince. Patch se detuvo frente a la puerta número veinticinco, separando a Bast y Karin de los demás chicos.
-Esta habitación será para ustedes, chicas. Usualmente hay tres personas en cada habitación, por lo extensas y bien equipadas que están. Una de nuestras compañeras se aloja acá actualmente, por lo que tendrán que convivirán con ella...ya tendrán tiempo de conocerla, si es que la encuentran. Siempre está de pie a primera hora de la mañana y viene a dormir a última hora de la noche.
-Entendido, muchas gracias por mostrarnos el camino, Patch. Buenas noches. Y buenas noches, chicos. Nos reuniremos mañana, supongo.
-Buenas noches, locas -Pitah se despidió con la mano. Julian fue el único que se acercó lo suficiente, aún entre sueños, para despedirse de un beso en la mejilla. Didier no dijo nada, simplemente asintió.
-Igualmente. Nos veremos mañana -Patch sonrió y continuó caminando hasta el final del pasillo, volviendo a detenerse frente a la puerta número veintinueve -. Acá se alojarán ustedes mientras estén aquí. Esta habitación está vacía, por lo que les vendrá bien siendo tres. Asegúrense de descansar bien...Si llegan a tener algún problema o necesitan solucionar alguna inquietud, búsquenme en la habitación número veinte.
-Gracias, Patch, nos has sido de gran ayuda. Espero podamos recompensarte algún día -Didier dio un pequeño golpe en el hombro derecho de Patch. Éste último rio y se sobó, más por instinto que por dolor.
-No se preocupen por eso, no es necesario...buenas noches.
Pitah abrió la puerta de la habitación, encontrándose con tres cómodas camas a la vista. La primera situada a la izquierda, bastante más lejana que la segunda, en el centro; e incluso más alejada que la tercera, en el extremo derecho. No le dio mucho tiempo a explorar los alrededores y los detalles de su nueva habitación. Julian corrió y se lanzó en la cama de la derecha, cayendo a los brazos de morfeo al instante. Didier bostezó ya más relajado, dejándose seducir por el sueño en su cuerpo, y caminó hacia la cama de la izquierda, acostándose sin decir ni una palabra. Pitah levantó los hombros y por descarte se dirigió a la cama del centro...recostó su cuerpo encima del colchón y suspiró aliviado, envolviéndose en una comodidad extrema.
A diferencia de los demás y a pesar del sueño cerrando sus párpados, no logró dormirse por completo en el momento. Pensaba en muchos escenarios macabros centrándose en Lars y en el eterno limbo entre la vida y la muerte. Niños, secuestros, asesinatos...no lograba unir las piezas del rompecabezas, al menos no de la manera correcta como para entenderlas. Recordó a Alice, a sus demás compañeros caídos en batalla, y su vida junto a los chicos en general. Esperó que Lars estuviese bien sin importar donde se encontrara, incluso si aquel lugar parecía demasiado lejano como para alcanzarlo. Esperó, también, que pensara en ellos en sus momentos de crisis...que pensara en ellos, y en un rescate exitoso terminando en un final feliz. Se durmió con esa optimista idea en la cabeza.
Karin se despertó temprano, de golpe, sentándose sobre el cómodo colchón. Observó a su alrededor, visiblemente confundida. Se dejó caer en la cama, nuevamente, cuando recordó que no dormiría en su habitual cama del distrito N-16 en un buen tiempo. Se levantó al instante, divisando a Bast en la cama a su derecha, aún durmiendo. Observó hacia su izquierda y percibió un detalle extra que no había visto la noche anterior: ropa. Infirió que pertenecía a la chica misteriosa que se alojaba allí desde antes, a quien no veía por ningún lado. No le dio mayor importancia en el momento y caminó por el lugar hasta encontrar el baño. No podía continuar su día sin ducharse...
Ya terminando la ducha salió del baño y dibujó un ligero puchero sobre su rostro porque Bast continuaba durmiendo. No quería despertarla, temía recibir uno de sus potentes golpes como consecuencia de irrumpir en sus sueños. Pitah recibió más de uno gracias a su insistencia en el tema y no terminó para nada bien después de ello.
Bast se despertaría eventualmente, por lo que decidió salir a explorar sin su compañía. Pensaba encontrarse con los demás o con algún rostro nuevo a quien conocer, si se le presentaba la oportunidad. Ajustó la prótesis sobre su abdomen y, como de costumbre, encajó su querida pistola automática en ella, extrañando su gran cañón de plasma y el peso que éste ejercía en su espalda.
Abrió la puerta hacia el pasillo, sorprendiéndose al ver a Koen allí. Parecía dormir recostado en el piso, con sus dos patas delanteras sosteniendo su cabeza mecánica. Karin se agachó y por instinto intentó tocar su torso para acariciarle, como si de un gato se tratara (al menos esa apariencia daba, sólo que mucho más mortífera). Koen se levantó antes de que Karin alcanzase a tocarle, asustándole. Ella retrocedió veloz y se sujetó de la puerta misma para no caer de espaldas y quedar aún más en ridículo.
-¡Lo siento! Se me olvida que en teoría eres humano -habló con voz temblorosa luego de estabilizar sus piernas. Koen guardó silencio por un buen rato, observándole con atención.
-No te preocupes...Sé que obstruía tu paso, te estaba esperando -movió su cola de un lado a otro. Karin le siguió con sus ojos, intrigada.
-¿Esperándome? ¿Necesitas algo?
-Sí, necesito que me sigas. Tristan desea hablar contigo sobre un tema que de seguro te interesará. Te acompañaré, después de todo no te ambientas por acá, y él es demasiado caprichoso como para venir a buscarte. Sígueme.
-Está bien...
Karin caminó detrás de Koen en completo silencio, sobando su propia espalda. El ascensor subió hasta la pequeña estructura de vidrio en la “superficie”. Karin cubrió sus ojos al sentir los rayos de los faros de luz pegando justo sobre su rostro, debía admitir que simulaban bastante bien la luz del sol natural. No tuvo tiempo de observar más los detalles cercanos, Koen no se detuvo y apresuró el paso. Pisar el pasto sintético le sentaba bien, aunque le resultaba algo extraña la sensación en sus zapatos. El distrito N-16 carecía de vegetación, siendo éste albergador de montones de concreto mohoso y extremadamente viejo por lo que, a pesar de no ser pasto natural lo verde acaparando sus mirada, verle le causaba cierta felicidad y satisfacción a su corazón.
-¿Te molesta mucho? -Koen rompió el silencio en la caminata.
-¿El qué? -preguntó la joven, intrigada.
-Tu espalda. Veo que no dejas de sobarla.
-Un poco, sí. Tengo ciertos rasguños allí, nada grave, por lo que noté. Siendo sincera, no tengo idea cómo los he obtenido...ayer no recibí ningún golpe o corte en la misión -pegó su mirada en Koen, sonriendo confundida.
-Lo siento, es mi culpa. Cuando desvaneciste aquella mañana en el distrito N-16...Tristan te disparó de un edificio, y yo me encargué de llevarte al punto designado. Supongo que inferirás que la única manera que hallé de hacerlo fue arrastrándote por el piso con mis colmillos.
Karin se expresó con una mueca un tanto confusa pero comprensiva. No le molestaba mucho la acción en sí, más bien, le alegraba saber el porqué de sus repentinas heridas de una buena vez por todas. Rio un poco nerviosa, sin saber muy bien qué decir en una situación así. Koen no se detuvo, continuó caminando, apresurando cada vez más el paso. La joven terminó trotando despacio detrás de él.
-¡No te preocupes! No había más que hacer, está bien...
Koen no respondió, deteniéndose justo debajo de un gran y frondoso árbol sintético. Presionó con su cola el tronco de dicho árbol, en un área particular, llamando la atención de su curiosa acompañante, quien decidió esperar paciente sin adelantarse demasiado. Algo en el ambiente se distorsionó frente a los ojos de la joven, el paisaje se desvaneció poco a poco, derribando una presente ilusión fragmentada, un perfecto campo de camuflaje holográfico.
Parpadeó un poco, sorprendida con su nueva repentina vista: un enorme garaje construido de acero y metal puro, de tonalidades azules claras y detalles rojos, en medio del amplio terreno. Una enorme estructura resguardando un montón de máquinas con distintas funciones, repleta de cables y pantallas por todos lados.
-Vamos, ya hemos llegado.
Karin caminó detrás de Koen hasta el centro de la estructura, mucha gente desconocida transitaba por allí de un lado a otro, sin parar. Se sintió afortunada al divisar el rostro de Pitah a la distancia, parecía bastante animoso a pesar del agotador día anterior. Decidió acercarse a él para saludarle y preguntarle por los demás chicos, sin embargo, un brazo rodeando sus hombros suavemente se lo impidió. Karin observó a su izquierda y vio el rostro de Tristan. Él le sonrió levemente, asintiendo con su cabeza. Karin se preguntó si era el mismo chico que se quejaba por los quehaceres y las tareas que le asignaban de vez en cuando, ese chico expidiendo aires altivos y caprichosos por doquier.
-Gracias, Koen, por guiar a esta joven hacia mí -agradeció Tristan, caminado hacia el interior del garaje junto a Karin. Koen permaneció tan silencioso como siempre y se dio la media vuelta, desapareciendo del lugar en cuestión de segundos. Tenía una enorme cantidad de asuntos que atender.
-¿Necesitas algo? -preguntó ella, curiosa. Observó hacia atrás fijando su mirada en la espalda de Koen. Lamentó el no haberse despedido de él luego de las molestias causadas.
-Tú necesitas algo -suspiró Tristan, separándose de Karin ya viéndose bajo el techo del garaje.
Karin analizó la estructura a su alrededor empleando los distintos aumentos de su ojo postizo: montones de armas de fuego yacían incrustadas en las paredes. De distintos tamaños, funciones y munición. Fijó su vista en las manos de Tristan, enseguida, cuando éste llamó su atención, apuntando al mesón de acero frente a su rostro. Balas. Balas especiales, luciendo afiladas similares a agujas gigantes. De fino, puntiagudo proyectil y vaina circular similar a un embudo al revés. Karin las tomó entre sus manos, admirando su belleza: parecían mucho más letales que cualquier otra bala de la que mantenía conocimiento.
-Ayer seguimos la misión que completaron de cerca, mediante las cámaras previamente desactivadas. Tomamos control de ellas, asegurándonos de no ser observados por alguien más -Tristan agarró una de las balas y la lanzó al aire, atrapándola con la palma de su mano abierta. Continuó realizando dicha acción en medio de la plática -. Te vi muy complicada con esos soldados...lo entiendo, su armadura es muy resistente, demasiado para esos proyectiles normales tuyos, que sólo son efectivos en objetivos de piel blanda.
-Nunca pude derribar a uno de aquellos malditos soldados con mi pistola automática...para ese tipo de trabajos solía utilizar mi gran cañón de plasma. Siento que lo extraño bastante.
-Lo sé, lo sé. Como compensación por las molestias que te hice pasar junto a Koen, me encargué de recuperar tu bello cañón de plasma. También hemos recuperado algunos objetos de Pitah...su bastón y sus gafas.
-¡¿En serio?! -gritó la joven, sonriendo ampliamente, casi saltando de felicidad. Tristan se sintió algo incómodo. No logró descifrar el real motivo de su incomodidad y rascó su cabeza tras atrapar la bala en su mano por última vez - ¡Muchas gracias!
-No hay de qué...-susurró casi bufando. Se aproximó a la mesa colindante y levantó un pequeño bolso de cintura, hasta la altura de sus hombros. Lo extendió hacia Karin en un certero movimiento, ella lo recibió sin rechistar -. Son balas, balas útiles. Es algo difícil conseguir de esas balas en específico hoy en día. Es complicado, más bien, así que úsalas sabiamente. Eso es todo lo que necesitaba tratar contigo...ahora deberías ir a ver a Caludine, ella tiene tu cañón de plasma.
-¿Caludine? -preguntó, asegurando el pequeño bolso debajo de su prótesis.
-La chica de cabello violeta. Estaba con tu amigo cuando te guié hacia acá. Si lo buscas a él, probablemente te topes con ella también.
-¡Está bien! ¡Muchas gracias! Me voy yendo ya, entonces.
Karin corrió fuera del garaje en dirección a Pitah (a donde lo había visto por última vez, al menos). Tristan observó la espalda de Karin y volvió a rascarse la cabeza, retornando a sus asuntos al instante.
Para su suerte, Pitah continuaba en el mismo lugar, sentado sobre una silla bastante cómoda, frente a una gran pantalla encima de una firme mesa en medio del paisaje, no muy alejada del garaje en sí. Llevaba puestas sus gafas especiales, asintiendo ante las indicaciones de una chica de cabello violeta; Caludine. Debía ser ella, ¿no? Llevaba el cabello de color violeta claro, haciendo juego con su chaqueta un poco suelta del mismo color. Sus pantalones azules (algo manchados con aceite y un poco de alquitrán) le servían como soporte de un montón de herramientas gracias a su cantidad de grandes bolsillos. Caludine no gozaba de una gran contextura ni una estatura propicia para cargarse tanto, de hecho, su cuerpo le daba aires más jóvenes sin hacerle ver tan débil.
-Implementé un mecanismo de sensor más potente a tus gafas. Ahora podrás percibir a los humanos a una distancia mucho más grande...¿puedes notarlo? -Caludine se inclinó un poco a un lado de Pitah, verificando que todo estuviera bien con su modificación.
-Sí, lo noto. Muchas gracias, ahora podré estar al tanto de todo el movimiento a mi alrededor en las misiones -Pitah guardó silencio, apoyándose en el respaldo de la silla, prestando atención a su visión-. De hecho...creo que veo a alguien acercándose rápidamente desde la base hacia acá.
Efectivamente, Bast corría a toda velocidad hacia el garaje. Y no sólo ella recorría ese sereno camino, la mayoría de los integrantes de Night Bird se apresuraban detrás de ella, unos más lentos que otros. Karin saludó con la mano de lejos a Bast, indicándole su ubicación. Bast llegó a su lado y rodeó el cuello de su amiga con uno de sus brazos, procurando no quitarle el aire. Se veía mucho más animosa que de costumbre, como si no hubiera bebido hasta el cansancio la noche anterior.
-Me han dicho que se llevará a cabo una reunión importante acá ahora mismo -mencionó ella, dando un buen vistazo al lugar con tal de no olvidarlo ni perderse si es que debía volver -Didier y Julian llegarán pronto...¿te imaginas qué podría ser lo que quieren informar?
-No idea -Karin jaló a Bast hasta verse a un lado de Pitah.
-¡¿Qué te pasa loca?! ¿Por qué corriste hasta acá? Qué vista tan poco usual -Pitah rio, cubriendo parte de su boca en una expresión maliciosa -. Pensé que te levantarías más tarde, como te la pasaste bebiendo ayer.
-Yo pensé que tendrías la decencia de no coquetear con cualquier chica que te cruzaras -Bast empujó la cabeza de Pitah y fijó su vista en una visiblemente sorprendida Caludine -. Lo siento, pequeña, si este sujeto horrendo te perturbó de algún modo u otro.
-No, no, no te preocupes...me sorprende, ¿Pitah coqueteando con cualquier chica? Pero si parece tan buena persona -Caludine inclinó su cabeza hacia un lado, pensativa -. De cualquier modo, me alegro de verlas. Tengo que ayudarles como he ayudado a Pitah, ese es el encargo especial que me asignaron hoy. Claro, después de la reunión que comenzará en breve.
-¡Bast! ¡¿Puedes dejar de difamarme a cada lugar que vamos?! -Pitah quitó sus gafas levantándose de golpe, confrontando a su compañera. Bajó la voz al percibir una cantidad enorme de desconocidos en el perímetro del garaje, oyendo, platicando, creando un sonoro barullo notorio.
Cyril se hizo espacio entre la multitud con suaves codazos y palabras veloces, subiendo a un respaldo de metal firme al verse frente a la mitad derecha del garaje. El respaldo subió un poco, lo suficiente para que todos vieran a la mujer de cabellos dorados allí, tosiendo descontroladamente. Cyril jamás tuvo problemas con liderar a Night Bird a pesar de su relativa corta edad, pero ese tipo de reuniones masivas no fallaban en hacerle sentir un poco de nervios y ansiedad.
-Chicos y chicas, como ya sabrá la mayoría, muchas cosas han hecho sentido estos últimos días. Desde el secuestro del pequeño Lars hasta la breve conexión con la máscara de aire que utiliza Noli para respirar, en esa especie de laboratorio médico.
Una gran pantalla holográfica se hizo presente detrás de Cyril, dividiéndose en 3 partes al instante. La primera (a su brazo derecho) reflejó las imágenes de los chicos “desaparecidos” por orden cronológico, resaltando aquellos que permanecían con vida. La pantalla del centro mostraba la imagen de Noli, una chica de largos cabellos y particular rostro sintético, luciendo humano hasta las bolsas de sus ojos. Donde debía verse su nariz y boca (incluyendo el mentón) se situaba un gran dispositivo de respiración libre y automático, asemejándose a una máscara, de tonalidades negras y colmillos afilados creando un aspecto frívolo y letal. Colindante a la imagen de la chica se apreciaba la imagen del laboratorio médico inesperado.
En la tercera pantalla (a su brazo izquierdo) se plasmaban imágenes cambiantes del distrito A-0, junto a la imagen de una particular tarjeta de identificación única y una tira de códigos sin clasificar. Éstos códigos frenaban la invasión hostil de Night Bird en los servidores ultra protegidos del gobierno, los altos mandos e individuos con prestigio y poder.
-Hemos logrado unir ciertos hilos que nos dan una idea más clara de lo que sucede actualmente con el tema de las desapariciones, las muertes y los intentos de secuestro. Ayer, gracias a Patch y a nuestros nuevos compañeros e integrantes, frenamos otro posible “secuestro”. Posible porque se asemejaba más a a un negocio y la víctima resultó ser nada más ni nada menos que una indefensa niña.
La mayoría de los individuos allí presentes pegaron sus ojos en los nuevos rostros. Karin y Julian bajaron un poco la mirada. A los demás les mantuvo sin cuidado, o al menos no demostraron sentirse incómodos.
-Espero que ya se hayan acostumbrado a este lugar. Sé que son extraños para la mayoría; pero es necesario que se sientan parte de Night Bird, a nuestros ojos ya lo son -Cyril acomodó sus gafas y prosiguió con su explicación-: Hemos separado nuestra línea de acción en 3 operaciones a largo plazo. Éstas operaciones se realizarán progresivamente, al mismo tiempo. Puede que se haga necesario unir más grupos de trabajo al plan global en el camino, eso se verá a medida que el tiempo pase.
La mujer apuntó a la primera pantalla con su brazo diestro. La pantalla se agrandó, ampliando la imagen de las víctimas desaparecidas.
-La primera operación se centrara en investigar a estos niños y jóvenes. Sus pasados, núcleos familiares, posibles características que les hayan perjudicado al momento de estar en la mira de los altos mandos. Creemos que en algo deben asemejarse, descubrirlo es lo principal. Debemos descubrir si todos están conectados de alguna forma u otra, que no hayan desaparecido así sin más, en alguna especie de mercado negro externo, ya saben, propio de los distritos bajos.
La imagen de los jóvenes se difuminó en la pantalla, siendo reemplazada por los perfiles de algunos integrantes de Night Bird, asignados a encargarse de la investigación, por ende, la primera operación en la lista.
Tristan daba una apariencia distante y seria en la primera imagen, sólo se veía uno de sus ojos a causa de su flequillo largo. En la segunda imagen se visualizaba la cabeza mecánica de Koen, tan frívola como siempre. En la tercera imagen Rose sonreía mostrando su dentadura perfecta, tocando una de sus largas coletas. La cuarta imagen estaba protagonizada por Didier. Aparentaba recelo y molestia, con sus labios curvos en una expresión poco agradable. Karin entreabría un poco sus labios empleando una mirada fría, quedándose con la quinta y última imagen de la lista. Ésta última se sorprendió al ver su propio rostro allí.
Didier tocó su hombro desde atrás, observándole hacia abajo por la diferencia en sus alturas. “No te preocupes” susurró. Karin se sintió mucho más relajada tras ese pequeño acto amable de su compañero.
En una imagen extra, algo alejada de las demás, Patch sonreía transmitiendo tranquilidad.
-El primer grupo consiste en los miembros que se ven en pantalla. Creemos que posee todas las habilidades necesarias para lograr una buena unión y un buen trabajo. En el caso de Patch, él se encargará de dar apoyo a las tres operaciones si lo considera necesario, centrándose más en la primera, que acabamos de explicar. No se encuentra con nosotros actualmente por cuestiones de trabajo; pero ya está al tanto de todo lo que sucede y sucederá.
La primera pantalla retrocedió dando paso a la central. A Pitah le intrigaba un poco la imagen de esa chica tan peculiar allí...no le había visto por el lugar, ni por un breve segundo, algo raro...esa especie de máscara le resultaba demasiado llamativa para no verla incluso a la distancia.
-Anoche logramos encontrar la brecha que tanto tiempo llevábamos esperando. Conectar comunicación con Noli, mediante la máscara de su rostro. Aunque nuestra invasión al sistema de seguridad del distrito A-0 fue breve, logramos recaudar mucha información que nos ha resultado útil para predecir el movimiento enemigo, qué traman; y, claro, lo obvio, saber que ella sigue con vida. Esta operación se centrara en continuar invadiendo la seguridad del distrito A-0, sea cual sea la brecha que se encuentre. Nuestra tecnología avanza rápido; si la operación número 3 logra realizarse satisfactoriamente, la operación número 2 será un completo éxito, del mismo modo. Los miembros que se encargarán de la operación 2 son los siguientes:
Caludine sonreía levemente en la primera imagen. Su cabello lucía tan bien peinado en pantalla como en carne y hueso. La chica de anteojos redondos, Soleil, mantenía su espalda recta, expresión imperturbable y presentación personal perfecta en la segunda imagen. Nathan, un hombre musculoso y grande de tes canela, intimidaba a la mayoría con su mueca de disconformidad y molestia en la tercera imagen. Blanche, una niña pequeña, sonreía inocente en la cuarta imagen, siendo la integrante activa más joven de Night Bird. Por último Pitah, serio, un tanto somnoliento en su imagen de identificación, un poco más joven en ella.
-Este grupo se conforma, básicamente, de nuestros miembros con más experiencia en redes informáticas. No es necesaria una línea frontal debido a...bueno, este lugar seguro. Es casi imposible que recibamos un ataque imprevisto. Además, Nathan cuenta con la fuerza necesaria para derribar a quien se le cruce en malas intenciones, no tendrían problemas en ese sentido.
-Puff, al menos así me libro de tu bullying, Bast -expresó Pitah, victorioso.
-No te puedes librar de mensajes en tu buzón virtual, Pitah. El bullying continuará allí -Bast rio maliciosamente. Pitah sólo suspiró y bajó un poco la cabeza, la idea de conocer gente nueva no le sentaba mal.
-La tercera operación...-prosiguió Cyril luego de aumentar el tamaño de la tercera pantalla -consiste en infiltración. Sí, me refiero a esas infiltraciones que poco más y detienen nuestro corazón ante la incertidumbre. Necesitamos obtener al menos una identificación del distrito A-0, una identificación original. Es fácil descifrar el código único de aquellas tarjetas, lo difícil es conseguirlas. Si logramos conseguir una, sólo una, gozaríamos de acceso total a la seguridad casi impenetrable del distrito élite. Podríamos continuar adentrándonos más en este asunto, descubriendo qué es lo que traman, cuáles son sus verdaderas intenciones, su plan. Hemos preparado esta misión de infiltración durante meses; y completamos la formación necesaria con la llegada de los nuevos miembros. No podemos desperdiciar esta oportunidad.
El plantel se conformaba por 7 miembros. La primera imagen brillaba en comparación a las demás por la llamativa sonrisa de Alsen. En la segunda imagen, Noelle, una mujer de hermoso rostro y proporciones bastante atractivas, acomodaba su largo cabello color purpura hacia un lado. La tercera imagen la protagonizaba Lucien, un chico bastante alto de cuerpo atlético y apariencia de modelo. Su mirada enigmática intrigaba a aquellos que no le conocían lo suficiente. En la cuarta imagen se veía a Lyss cubriendo parte de su boca con su mano diestra, levemente sonrojada y algo timida. Su cuerpo delgado y su cabello corto le daban una apariencia bastante andrógina. La quinta imagen resultaba ser la más peculiar: Maris posaba a la cámara con su cuchillo favorito, sonriente, algo amenazante. La sexta imagen se asemejaba muchísimo a la imagen de Maris: Bast posaba con sus puños juntos a la altura de su cuello, dibujando una sonrisa maliciosa en su rostro, dando a entender que no le molestaba agarrarse a golpes si se metían con ella. La imagen de Julian, por último, causaba un poco de gracia. Sus ojos (de por sí grandes y expresivos) se abrían a su totalidad en una mueca de sorpresa.
-Así que una misión de infiltración...agh, no soy muy buena siendo sutil, ¿por qué una misión así? -Bast se cruzó de brazos, pensativa. Julian apareció desde su costado izquierdo.
-Eres fuerte, puedes sacarnos de problemas si algo sale mal -acotó él, jugando con sus propios dedos.
-Hoy es el día donde todo comienza, chicos. Las indicaciones se darán a cada grupo durante la mañana, por separado. Durante la tarde-noche partirán en un orden que nos resulte estratégico y poco sospechoso -las pantallas desvanecieron por completo, Cyril bostezó -. Poseen media hora libre. A las 10:30am es necesario que los miembros de la primera operación se encuentren en el auditorio número uno. A las 11:00am el segundo grupo comenzará a familiarizarse más con nuestros nuevos sistemas informáticos. A las 1:00pm en punto, el tercer grupo partirá rumbo al distrito A-0...pueden volver a sus asuntos.
Los espectadores se dispersaron en un dos por tres, sin quejarse ni rechistar. Karin se acercó a sus amigos sujetando el brazo de Didier. Él guardó sus manos en los bolsillos de su chaqueta y se dejó guiar.
-Así que nos separaremos por un tiempo -Pitah rascó su cabeza -. Ha pasado mucho tiempo desde que realizamos un trabajo separados, esto será extraño.
-Ya era hora, necesito descansar de ustedes...bueno, menos de uno, al parecer -Bast jaló suave una de las orejas de Julian. Éste último se quejó, aguantando el dolor -. ¿Por qué no me emparejaron con Karin? Ella sí es sensata en su actuar.
-Extrañaré tus puños, Bast...y a ti. Siempre podemos mantener el contacto mediante mensajes, claro está.
-Eso es obvio -Didier se unió a la conversación -no podemos perder el contacto, somos una familia, después de todo.
-¡Espero recibir mínimo un mensaje de ustedes al día! Yo me encargaré de informarles respecto a nuestra misión. Los avances, complicaciones, lo que llegue a suceder. Enviaré mensajes por parte de Bast, también.
Bast soltó la oreja de Julian y observó los rostros de sus amigos en vivo con especial detenimiento. Nadie le aseguraba que tendría la oportunidad de volver a verlos bien. Después de todo, se estaban metiendo en un asunto complejo y serio. Temía por su vida, y la de los demás.
Koen fue el primero en arribar al auditorio designado, en compañía de Karin y Didier. Diez minutos más tarde entró Tristan, cargando un enorme rifle francotirador en su espalda, como si de un bolso cualquiera se tratara. Rose cruzó la puerta del auditorio corriendo y puso pie dentro justo a la hora. Ella tomó el mando del grupo y se plantó frente a los demás, proyectando en la gran pantalla del auditorio un mapa gigante. Todos los distritos estaban allí, separados por letra, desde la C a la Z.
-Omití en el mapa el distrito A y el B. El A porque se nos imposibilita, al menos a nosotros, el entrar allí. El B porque es el distrito en el que nos encontramos actualmente y ya hemos investigado respecto a los secuestros aquí. Impulse está actualmente indagando más en al caso de ayer y el bar en cuestión -se dio una pausa para tomar una gran bocanada de aire y prosiguió con la charla-. Tenemos el perfil específico de Mia en nuestra base de datos privada, sería genial que la incluyéramos en las comparaciones que realizaremos a medida que recopilemos más información respecto a los perfiles de los demás niños y jóvenes desaparecidos, continúen estos vivos o no. La pregunta es...¿por qué distrito comenzamos? Tenemos que tener estrategia en nuestro pensar.
Tristan quitó el rifle de su espalda y lo situó en la segunda fila de asientos, sentándose en la primera fila, pensativo, posteriormente.
-No creo que sea sensato el ir en orden descendente. Puede que sospechen de nosotros en el camino...sería el doble de riesgo dejarnos conocer, recorrer los distritos hasta la Z y volver, que viajar directamente al distrito Z e investigar a medida que volvemos a casa. Acá, en específico -chasqueó sus dedos una y otra vez, irrumpiendo en el silencio.
-Tristan tiene un buen punto -Rose dibujó una línea curva desde el distrito B hasta el distrito Z, simulando la carretera externa libre que les apresuraba el ritmo -. Si vamos directo al último distrito por la línea que acabo de trazar, ahorraríamos tiempo valioso. Volveríamos por el núcleo de los distritos, luego. Las tarjetas de identificación del distrito B que poseemos todos deberían abrirnos paso en los distritos inferiores. ¿Alguna otra idea?
-No es una idea en específico, pero el plan de Tristan hace sentido. Estoy muy sorprendido -Koen habló con la intención de provocar a Tristan, lo que le dio resultados. Tristan volteó y chocó miradas con el tigre mecanizado, casi crujiendo sus dientes. Su relación de amistad se basaba en irritarse mutuamente hasta el punto de querer matarse entre sí.
-A mí también me parece un plan sensato. Sin obstrucciones y mayormente seguro -apoyó Karin. Didier se cruzó de piernas y asintió a un lado de la chica, sumándose a la aprobación del plan.
-Bien, todo conversado, entonces. Informaré a Cyril al respecto y partiremos lo antes posible. Ocuparemos un vehículo común con alta defensa y llevaremos todo lo necesario para sobrevivir. Eso incluye provisiones y suministros de salud. Les enviaré un mensaje, nos reuniremos en el centro de la ciudad por separado para que se vea más natural...recuerden ser puntuales.
-Entendido. Un viaje, ¿eh? -Tristan volvió a cruzar el rifle en su espalda y corrió en grandes zancadas hacia la salida del auditorio. Parecía tener mucha prisa. Prepararse se tornaba primordial, ninguno de ellos deseaba fallar ni por un pequeño e insignificante milímetro.
Bast levantó las ropas frente a sus ojos un tanto intrigada. Un traje de mesero apegado, siendo éste de apariencia masculina y elegante, de color rojo carmesí con detalles blancos y negros.
-Se te verá excelente, Bast -Noelle utilizó un tono de voz meloso para dirigirse a su nueva compañera de equipo -. Tu cuerpo se estiliza con prendas apegadas, serás una buena distracción.
-¿Qué es lo que haremos exactamente? -preguntó la joven, observando atentamente los labios sonrientes de Noelle.
-Infiltración...tu papel consistirá en camuflarte como mesera en esas ridículas fiestas que figuras diplomáticas realizan para socializar y aburrirse menos en sus vidas de lujos exagerados.
Bast situó las ropas extravagantes en su cuerpo, por encima de su habitual traje entero moldeando su cuerpo. Noelle le ayudó a acomodar la blusa y la chaqueta del conjunto, abrochando sus botones y arreglando pequeños detalles -. Nosotros...Alsen, Lucien, Lyss y yo, hemos practicado por meses lo que respecta a la música. Algo relajado, jazz principalmente. Ya sabes, música que esperas escuchar cuando tienes una plática formal con alguien más, o qué sé yo, no es que sea muy fan de ese género musical.
Julian entró a la habitación con un traje similar al de Bast en tonalidades negras. Noelle se acercó a él y sin pensárselo dos veces apretó sus mejillas con las palmas de sus manos, fijándose en el cabello del joven. Julian desvió su rostro más que avergonzado, esforzándose al máximo para no pegar su mirada en el exagerado escote de Noelle. Bast se percató de la situación levantando sus cejas hacia Julian, aguantándose una enorme carcajada.
-¿Tendremos roles separados, entonces? -Bast volvió a preguntar, observándose en un gran espejo.
-Claro. Nosotros cuatro, Alsen, Lucien Lyss y yo, entraremos al distrito A-0 formando parte de una prestigiosa asociación musical. Parte de ella, claro está. Cyril tiene un montón de contactos y gracias a eso podemos actuar con tanta libertad. Siempre nos acogen como reemplazo para este tipo de misiones...no llamamos la atención si nos camuflamos en un grupo de gente medianamente normal.
La puerta de la habitación se abrió por segunda vez. Maris entró sonriente, luciendo un traje de chef a su medida y llevando su cuchillo favorito en la mano.
-Yo me encargo de la comida, ustedes de servirla -se dirigió a Bast y Julian al mismo tiempo que se sentaba en la cama central -. Ya está todo conversado. La agrupación de música nos estará esperando en su academia, en medio del distrito. Nos reuniremos con la organizadora de eventos de prestigio en el mismo lugar y partiremos al distrito A-0 llevando identificaciones de invitados.
-Me contendré si me dan ganas de golpear a alguien al momento de servir las mesas...no prometo mucho, eso sí.
-Obtendremos esas identificaciones prestigiosas sí o sí -Noelle se separó de Julian luego de arreglar su cabello a la perfección, él pudo respirar más tranquilo.
-Es hora de partir, chicos -Alsen asomó su cabeza por el costado de la puerta.
El ambiente se tensó, tomando la seriedad necesaria. Todos se dirigieron, juntos, al punto asignado para emprender su viaje.
Bast dio un codazo a Julian en su costilla derecha para que recobrara la compostura que le hacía falta. No quería toparse con errores evitables ni antes ni durante la operación. Después de todo, la probabilidad de que Lars lograra salvarse solo no estaba en su mente.