Hola. Veo que de hace 2 años que no subo nada acá, así que decidí cambiar las cosas un poco(?)
Laifu me dio la idea de escribir una historia "ligera" para divertirnos un rato, y me animó a subirla aquí. Superbia también apoyó la idea, así que dije, ¿por qué no? Así que me puse a escribir el primer capítulo ayer y aquí está. La verdad siento que podría mejorarlo mucho, pero quiero dejar mi perfeccionismo de lado, porque si no no terminaría nada nunca x'D
Aquí se los dejo, espero les guste:
Seguiré subiendo los otros capítulos a medida que los vaya escribiendo.
Saludos~
Laifu me dio la idea de escribir una historia "ligera" para divertirnos un rato, y me animó a subirla aquí. Superbia también apoyó la idea, así que dije, ¿por qué no? Así que me puse a escribir el primer capítulo ayer y aquí está. La verdad siento que podría mejorarlo mucho, pero quiero dejar mi perfeccionismo de lado, porque si no no terminaría nada nunca x'D
Aquí se los dejo, espero les guste:
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La noche se adornaba de interminables explosiones en el núcleo del distrito N-16. Todos en su sano juicio no se adentraban en aquellas calles si no querían arriesgar sus vidas entre tanto disparo y gritos desesperados, un distrito caracterizado por luchas constantes de poder y dinero.
(...)
La ciudad en sí se encontraba dividida en distintos distritos, clasificados de la A a la Z, cada uno más letal y turbio que el otro en orden descendente. El distrito A pertenecía al gobierno y albergaba figuras rebosantes de prestigio, rodeadas de una seguridad abismal, casi impenetrable. Nadie sabía exactamente qué proyectos se llevaban a cabo en el distrito A, al menos ningún alma en el distrito N poseía remota idea y, en realidad, a nadie le importaba a esas alturas qué tramaba el gobierno. Sobrevivir se tornaba primordial en los distritos bajos. El dinero para conseguir nuevas tecnologías lo era todo, así mismo el dinero para comer algo decente.
-Agh...esto se ve complicado -Pitah analizaba la situación de sus compañeros en batalla desde la habitación más alta de un edificio abandonado. Llevaba puestas unas gafas resguardando sus ojos y su nuca, conectadas a una pequeña base de datos en un ordenador portátil y sumamente inteligente. Las gafas en sí le permitían el llevar un seguimiento en vivo del estado de salud, ubicación y equipamiento de sus más cercanos, su “familia”.
-¿Complicado por qué? -La voz de Bast se escuchaba agitada. Acomodaba los guantes en sus manos, un poco destruidos por la cantidad inmensurable de golpes que había dejado escapar a diestras y siniestras -. Hasta el momento no han habido bajas irreparables. Nadie ha muerto.
-No es eso, Bast. Creo que esta lucha está perdida -el joven observaba (con notoria preocupación en su rostro) el movimiento enemigo en la pantalla que rodeaba su visión, cerca, cada vez más cerca-. Son demasiados, no dejan de aparecer. Hemos defendido este lugar por 4 meses y con ventaja, nuestro botín es inmenso. El dinero es necesario, después de todo...ellos lo saben.
-¡No podemos pensar así, Pitah! -una voz animosa resonó en los audífonos sincronizados de los jóvenes luchando. Se trataba de Alice, la mayor del grupo, con 26 años -. Claro que perderemos si pensamos que lo haremos. La idea es darlo todo hasta el final, es lo que hemos hecho todos estos años. No hay algo que hagamos mejor en esta maldita ciudad...
Alice logró subir la moral de sus compañeros lo suficiente como para impedir una inminente rendición. Bast corrió junto a Karin hacia la “base” enemiga, sin pensar en las consecuencias negativas que esa acción podría dejarles. Bast se abría camino con sus puños y sus guantes especiales, electrificados con energía plasmática que lograba desestabilizar los mecanismos internos de sus enemigos, principalmente robots humanoides lo suficientemente autónomos para vivir por su cuenta..
-¿Estás bien, Karin? -preguntó Bast, acomodando su cabello color ceniza.
-Todo bien -Karin apretó un gran cañón de plasma entre sus delgados brazos. Con 15 años se dedicaba a conectar disparos a largas distancias, derribando a sus enemigos antes de que pudieran siquiera verla en acción.
Acomodó el cañón blanco al igual que un bolso en su espalda, enganchándolo en la prótesis re-movible que apretaba su torso similar a una faja. Desencajó de la misma prótesis una pequeña pistola automática. Le utilizaba para defenderse cuando debía luchar de frente, dando soporte a Bast.
-5 en frente, puede que aparezcan más. Alice y Didier van en camino -Pitah analizó una vez más el mapa del lugar, golpeando suavemente la punta de sus dedos en una mesa extremadamente vieja -. No sabemos muy bien qué tipo de armamento posee el enemigo, precaución.
-Entendido. Karin, me adelantaré para despejar un poco el camino. Asegura que Alice y Didier arriben a salvo este punto.
Bast adelantó a Karin corriendo. Divisó dos robots humanoides esperando por ella para un enfrentamiento algo injusto, 2 versus 1. El primero de ellos (de apariencia más hostil y experimentada) lucía un cañón de plasma muy similar al cañón de Karin. Bast no se sintió intimidada al notarlo, sabía que hacer: derribarle primero.
Cargó un poco de energía eléctrica en su guante derecho y se aproximó a él con una velocidad increíble. No fue difícil para ella el desarmar a su enemigo, lo logró conectando un gancho derecho certero y poderoso en pleno rostro oponente. La mayoría del tiempo notaba escenarios similares: muy pocas personas veían real amenaza en una chica “desarmada” y descuidaban sus guardias. Bast aprovechaba esas brechas para demostrar su fuerza.
El robot humanoide cayó al piso, descuidando el cañón y, por ende, su único armamento. Bast terminó la lucha pateando el pecho de su contrincante, desactivando así el “corazón” mecánico que daba funcionalidad al cuerpo repleto de cables y circuitos bastante avanzados yaciendo bajo sus pies.
-Bast, ¡cuidado! -Bast escuchó la voz de Pitah y reaccionó, sin la rapidez necesaria, lamentablemente. La idea de derribar al robot del cañón le había hecho olvidar por completo la existencia de su segundo enemigo.
-Ugh...-sintió cómo los dos pesados brazos metálicos del humanoide rodeaban su cuello de blanda piel, apretándolo con la clara intención de asfixiarla hasta la muerte.
Intentó zafarse quitando los brazos de su enemigo por la fuerza, pero no le fue posible. Realizó un segundo intento golpeando uno de los costados del cuerpo robótico, todo terminó de la peor forma posible. El humanoide liberó su brazo derecho y apretó los guantes especiales de Bast. Aumentó la energía de los mismos con la electricidad natural de su cuerpo, creando una sobrecarga inmensa, imposible de resistir para un humano común y corriente. La energía se dispersó en el brazo zurdo de Bast, causándole un dolor indescriptible, quebrando sus huesos uno por uno producto de la tensión.
Pitah no soportó ver esa imagen sin hacer nada. Desconectó los cables de sus gafas sin quitarselas del rostro, cambiando la visión de las mismas por su visión real, dejando en segundo plano los mapas y las estadísticas de sus compañeros en el campo de batalla, por si llegaba a necesitar aquella información. Tomó entre sus manos un bastón plegable, su arma. Éste bastón poseía la funcionalidad de canalizar energía a altas temperatura. También lograba canalizar la tan famosa energía plasmática que servía mucho para inmovilizar enemigos y ganar ventaja en batallas.
Salió del edificio sin problemas, nervioso al escuchar un pitido penetrando sus oídos: la alerta roja de su dispositivo, avisándole de la escasa energía vital que restaba a Bast. Alice y Didier parecían estar bien, a diferencia de Karin, que también presentaba, de un momento a otro, decrecimiento en su energía vital. Martin, Leslie y Philip se mantenían estables en la lejanía. Ellos defendían a los miembros de la pandilla que no sabían luchar por sí solos, y también a los niños que vivían allí.
-¡Bast! -Pitah escuchó la voz de Alice y checo su minimapa: Alice, Didier y Karin llegaban al rescate de Bast.
Didier avanzó hasta verse detrás del humanoide. Al igual que él lo había hecho con Bast, Didier apretó su cuello y le tumbó al piso. Didier ejerció tanta fuerza que terminó rompiendo la mandíbula del humanoide, destrozando su cabeza por completo. Dejó caer el cuerpo robótico sin movimiento al concreto, acercándose a Bast.
Bast cayó al piso, exhausta, casi inconsciente. Karin se acercó a ella y revisó su estado de salud en el pequeño dispositivo que llevaba consigo, alarmándose al visualizar la vitalidad de Martin, Leslie y Philip. 0% restante. El rojo predominaba en la pantalla holográfica. No podía creerlo, 3 vidas perdidas en un abrir y cerrar de ojos. Temía por la seguridad de los niños y los demás miembros de la pandilla que esperaban por ellos en el “lugar seguro”. Y sentía tristeza por los caídos en batalla, con los cuales no podría compartir palabras nunca más.
-No puedo creerlo...hace un momento estaban todos bien -expresó Didier, un chico bastante alto de contextura atlética, experto en derribar enemigos destruyendo sus puntos débiles y rompiendo cuellos.
-Ya tendremos tiempo para lamentar sus muertes, no podemos permitir que terminen con nuestras vidas también; no sería justo para ellos. Si acabaron con Marin, Leslie y Philip lo más probable es que piensen en rodearnos. No podemos retroceder ni avanzar, aguantaremos aquí...
Karin asintió cubriendo con la palma de su mano el costado derecho de su rostro. Resguardaba su ojo derecho. La sangre corría por su piel producto de un disparo lo suficientemente mal apuntado para no reventar su cabeza.
Bast reaccionó poco a poco. Abrió los ojos y lo primero que vio fue la figura de Alice acariciando su cabello. Intentó mover su brazo izquierdo, sin lograrlo. Desesperó al recordar lo sucedido, el dolor experimentado al sentir sus huesos siento destrozados, el poco aire que entraba en sus pulmones, la sensación horrible de notar que su vida se esfumaba progresivamente sin poder resistirse a ese hecho. Observó la sangre cayendo de las manos de Karin, la expresión perturbada de Didier y luego la figura de Pitah alcanzándoles.
-Todo estará bien, Bast. Te lo prometo -Alice sonreía. De alguna forma u otra su sonrisa calmaba el pánico de los demás.
-Si salimos vivos de esta prometo invitarte a unas cervezas, Bast -Pitah dejó escapar una risa nerviosa. Bast levantó la cabeza interesada al escuchar la palabra “cerveza” -. No me esperaba menos de ti, borracha.
La calma no duró mucho para el pequeño grupo de jóvenes. Se vieron rodeados de robots humanoides y también de humanos. Éstos últimos completamente cubiertos de prótesis defensivas y ofensivas por igual. No parecían el tipo de oponentes a los que se enfrentaban en lo usual. Karin sintió un escalofrío en su espalda y pensó en una teoría alocada. Esfumó la teoría de su cabeza y apuntó su pequeña pistola automática en dirección al diminuto ejército de enemigos que veía frente a su nariz, sin dejar de cubrir su rostro.
Bast no podía luchar, Karin no apuntaba bien sin su ojo derecho funcional, Didier y Pitah se especializaban en lucha cuerpo a cuerpo y Alice priorizaba la defensa de su equipo. No había forma alguna de que esa batalla terminara bien para ellos. Alice perdió el optimismo cuando se vio amenazada por 5 cañones de plasma apuntándole. Pero, ¿qué escenario era mejor? ¿Un escenario en donde perecía sólo uno de ellos o el escenario en el que perecían todos? La respuesta a esa pregunta se hacía obvia en su mente.
-No se muevan -ordenó. Su cuerpo expedía tanta decisión que ninguno de sus compañeros se opuso a sus palabras. Aguantó la respiración un segundo, luego inspiró profundo y exhaló en un suspiro un tanto lastimoso -. Pensaba que podría seguir luchando junto a ustedes mucho tiempo más, estaba equivocada. Es increíble como cambia la vida de un momento a otro. Hace una hora Martin, Leslie y Philip estaban vivos, ahora descansan en el más allá...pero sí, no podemos permitir que todos pierdan la vida, no podemos permitir que nuestro nombre sea olvidado. En cierto modo hemos sido abandonados por las autoridades y los distritos más altos...hay que cambiar eso, ¡tienen que cambiar eso!
-¿De qué hablas, Alice? Nosotros cambiaremos eso, tú también lo harás -Pitah tragó saliva, más nervioso que antes. Tenía muchas ganas de lanzarse hacia sus enemigos y acabar con el problema de una vez por todas. La imagen de esos enormes cañones de plasma, mucho más grandes que el cañón en la espalda de Karin, se lo impedía. No quería perder su vida por un descuido o un sentimiento de impulsividad.
-Hablo de...-Alice canalizó energía en las prótesis cubriendo su cuerpo -hablo de...de su supervivencia. Por favor, chicos, cuiden de Lars por mí. No permitan que nada malo le suceda...no permitan que esos monstruos científicos lo encuentren.
Cinco disparos enormes de plasma salieron de los cañones en dirección a Alice y a los jóvenes detrás de ella. Alice creó un campo defensivo enorme a su alrededor, con energía expidiendo de sus prótesis especiales. Utilizó toda la potencia que le fue posible para proteger a sus compañeros.
Pitah se acercó a Alice para cancelar el escudo y sacarle de allí con vida. Didier apretó el brazo de Pitah y le empujó hacia atrás. Karin cubrió su rostro y corrió junto a Bast luego de que ésta lograra ponerse en pie.
-No arruines sus planes, Pitah. Nos dejó una misión muy importante, no podemos fallarle así -. Didier jaló a Pitah hasta un lugar seguro, entre el brillo de los disparos brillantes impactando en el campo defensivo de Alice. La energía terminó por acumularse dentro de la defensa creada por las prótesis de la joven, causando una explosión tremenda que devolvió la mayor parte del plasma hacia los cañones enemigos y sus portadores.
Pitah revisó los paneles vitales de sus compañeros y se encontró con un 0% de energía en la barra de Alice. Quitó de sus ojos las gafas que llevaba puestas cuando notó que las lágrimas mojaban sus pestañas. Ninguno de los 4 jóvenes habló durante el resto del camino. Debían escapar de allí lo más pronto posible y asegurarse que todos estuviesen bien en el punto de reunión. A Bast le daba pánico pensar en cómo le dirían a Lars sobre el fallecimiento de Alice, su madre.
Las cosas cambiarían drásticamente en el distrito N-16 desde ese día en adelante.
(...)
Karin golpeó suavemente las mejillas de Bast. Quería despertarle para que no llegara tarde a la reunión que mantendrían con los demás. Previamente activó el mecanismo de las ventanas y dejó entrar un poco de luz al lugar.
-¡Bast! Despierta...sabía que era mala idea el pasarnos por el bar anoche.
Bast despertó poco a poco. Su cabeza dolía y una resaca le quitaba todo el ánimo de encima. Aun así se las arregló para agarrar el cuerpo de Karin y le abrazó jalándola hasta verle recostada a su lado.
-Teníamos que celebrar el que cumpliste 18, la edad legal para entrar en un bar de mala clase como ese.
-Ya se colaba dentro desde hace años, Bast. ¿Acaso no recuerdas cuántas peleas tuviste gracias a los asquerosos que se le acercaban por ser menor? -Pitah entró a la habitación y movió con el pie el cuerpo de su amiga quejumbrosa -. Levantate ya, borracha. El tiempo es oro en este distrito de mierda.
-Me encantaría quedarme a dormir aquí contigo, Bast, pero tenemos que irnos ya. Lars nos está esperando.
-¿Me llamaron?
Lars entró a la habitación tan animoso como siempre. Sus ojos grandes le hacían tener un rostro bastante expresivo, y su cabello desordenado le daba cierta ternura a su aspecto. Estar frente a él y no sonreír era casi imposible para quienes le conocían.
-Ack, ya, ya, me levanto -Bast liberó a Karin y se levantó.
-Nunca podré acostumbrarme a la presión que causan tus nuevos brazos en mi cuerpo -Karin incorporó su cuerpo y sacudió sus ropas.
-Al menos me sirven para abrir las botellas de alcohol con los dedos, si hace falta.
-¿Estás bien, Bast? Luces un poco...cansada -expresó Lars, aproximándose a la joven -¿Ya estuviste bebiendo, como siempre?
-No puedo creer que hasta Lars sepa que bebes compulsivamente -Pitah suspiró y se apoyó en la puerta de la recamara.
-Algún día él también lo hará.
-¡No! Me aseguraré de que no sea así...tienes un futuro brillante por delante, Lars. Seguramente llegarás a vivir en el distrito A-0 si lo deseas.
-Sabes que no me gusta el prestigio, Karin. Además, las personas de ese distrito de las que he leído suenan bastante...hipócritas. ¡Prefiero seguir aquí, viéndome a menudo con ustedes!
-Tu abuela sabe que estás aquí, ¿verdad? -preguntó Pitah, impaciente, jugando con la puerta y crujiendo los dientes -¡Vamos, locas!
-Sí, sí sabe. Me vendrá a recoger ya a la tarde, le dije que quería estudiar un momento con Karin luego de la reunión que tendrán. Al parecer vine muy temprano, tendré que colarme en esa reunión con ustedes. ¡Qué problema! ¿no?
-A mí no me engañas, niño -Bast se acercó a Lars y dio una caricia violenta en su cabeza, desordenando aún más su cabello -. Sentías curiosidad y querías saber cómo son las reuniones que tenemos. No es nada de otro mundo, simplemente designamos quién luchará en la pelea diaria y vemos cuánto dinero recibimos si ganamos.
-Suena interesante. Cuéntenme más en el camino.
La reunión terminó pasando la hora de almuerzo. El grupo entero decidió almorzar en conjunto, por lo que se decidieron a visitar la casa de Marcy (abuela de Lars, madre de Alice). A pesar de las diferencias de edades y distintas generaciones que se veían en dicho grupo, siempre lograron mantener una unión filial, a pesar de que la mayoría no compartía lazos sanguíneos.
-Tenemos el suficiente dinero como para gastar un poco más hoy, ¿por qué no compramos algo delicioso para celebrar que Karin acaba de cumplir 18 años? -Marcy sugirió sonriendo.
-No es necesario, Marcy...ya lo celebramos bastante bien anoche. Bast puede comentarte mejor de eso.
Bast dirigió una mirada “molesta” a Karin y luego bostezó. Pitah golpeó la mesa fuertemente sólo para que Bast se irritara producto de su resaca.
-Entonces, ¿qué compramos? De hace mucho tiempo que no comemos algo decente, el dinero ha estado escaso últimamente -Didier apoyó su rostro sobre la mesa y suspiró exhausto -. Hemos perdido fuerza estos 2 años y tanto...
-No es necesario que recordemos los hechos de hace tanto tiempo -Karin apretó el hombro de Lars en un intento de darle ánimo. Pocas veces Lars se sentía realmente mal por la muerte de su madre, el increíble coeficiente intelectual del que gozaba le daba cierta madurez y entendimiento en temas difíciles como aquel. Bien en el fondo todos sabían que Lars extrañaba a su madre más que todos.
-¡Okay, vamos al mercado! -Julian habló y corrió en dirección al mercado, dejándoles a todos atrás. Con 19 años ayudaba a Pitah a recopilar información en el mundo cibernético. Bastante ágil y escurridizo, usualmente se encargaba de misiones de espionaje si era necesario.
-Siempre se adelanta, ese niño. Espero que nos reserve los mejores vegetales, si no tendré que conseguirlos a golpes -Bast se puso en camino, a paso lento y relajado. Bostezó tres veces y aprovechó de estirar su cuerpo. Debía prepararse para la lucha de esa noche, ganar no era sólo una posibilidad, debía llevarse la victoria sí o sí.
El camino al mercado no parecía complicado. Sólo bastaba con seguir una línea recta desde casa de Marcy hasta llegar a una gran estructura de metal. La estructura en sí albergaba a la mayoría de comerciantes legales de la zona. Vendían todo lo necesario para sobrevivir en condiciones humanamente decentes. También comercializaban repuestos para robots humanoides y se encargaban de realizar chequeos constantes de actualización a los mismos. Bast se pasaba por allí a menudo a reparar sus brazos luego de luchas feroces que terminaban causándole más daño del esperado.
Julian y Bast se encargaron de conseguir vegetales en buen estado. Los vendedores humanoides de ese puesto temían a los puños de Bast, por lo que no se atrevían a desafiarle. Karin, Pitah y Lars fueron por un poco de carne a la carnicería del lugar, al otro extremo de la estructura. El ojo derecho postizo de Karin le ayudaba mucho a analizar la calidad de dicha carne y a no dejarse engañar por los astutos vendedores. Marcy y Didier buscaban el resto de los ingredientes que utilizarían para preparar el almuerzo, y otros objetos esenciales para la vida diaria.
-El lugar luce muy tranquilo hoy -comentó Pitah a Karin, echándole un ojo a Lars. Lars jugaba con el gato del local y parecía lo bastante absorto en su mundo como para notar lo que Pitah notaba.
-¿Más tranquilo? ¿No es así siempre? Bastante flojo y demacrado...me dan nauseas -Karin dio un fugaz vistazo a su alrededor.
Volteó hacia la carne y continuó explorándola con todos los aumentos de su ojo postizo. El vendedor perdía la paciencia poco a poco, pero no se animaba a quejarse. El grupo en sí gozaba de cierta fama para nada positiva en el distrito, y sólo una minoría de personas se atrevían a enfrentarles. Pitah siempre llevaba su bastón a la vista de los demás, incluso si no debía utilizarlo para luchar. Le gustaba jugar con él y se mantenía ocupado observándolo cuando tenía que esperar largos periodos de tiempo.
Un grito captó la atención de todos en el lugar. Los vendedores en general entraron en pánico y abandonaron sus puestos al ver cómo un soldado de alto mando tomaba de rehén a una joven ordenando sus compras a la entrada del edificio. ¿Una redada? ¿A quién esperaban atrapar? En muy pocas ocasiones los altos mandos se decidían a visitar los distritos bajos, y no lo hacían precisamente para instaurar el orden ciudadano y lograr la paz; lo hacían cuando esperaban conseguir algo para sus jefes, algo extremadamente valioso.
-¡Mierda! -Pitah empuñó su bastón y cargó energía plasmática al instante. Un veloz segundo de distracción fue necesario para que Lars desapareciera sin dejar rastros. Pitah sintió el pánico posarse en su estómago cuando sólo divisó al gato allí. Y supo que estaban en reales problemas cuando el gato corrió a esconderse y Lars continuaba sin hacerse ver -. ¡Lars desapareció!
-¡¿Qué?! -Karin dejó caer la carne al piso y corrió por los pasillos del mercado sin importarle la presencia de los altos mandos.
Bast luchaba como podía para quitarse a la gente asustada de encima. Julius corrió en dirección a Marcy y Didier con tal agilidad que nadie notó su presencia. Buscó una ruta de escape segura, y escortó a Marcy a la salida (llevándose a otras personas de camino, también). Didier se acercó a Pitah y junto a Karin y Bast comenzaron una incesante búsqueda para encontrar a Lars.
-Esto debe ser una pesadilla...-expresó Bast, negando con su cabeza -. No puedo creer que somos tan estúpidos como para no prever que esto sucedería algún día. ¡Prometimos a Alice que nos haríamos cargo de Lars y acabamos de perderle!
La chica rehén cayó al piso de rodillas cuando su captor le dejó libre. Los demás altos mandos se retiraron poco a poco sin causar más revuelo y sin abrir fuego: daban a entender que ya tenían en sus manos lo que buscaban con tanto ahínco. Cuando desaparecieron por completo la multitud en sí comenzó a calmarse y a comentar lo sucedido. Para la mala suerte de Pitah y los demás, Lars se había esfumado de la faz de la tierra...o eso parecía a simple vista.
-Es bastante obvio lo que acaba de suceder...-Didier se cruzó de brazos y se dejó caer apoyado en una de las paredes. Los demás le prestaron atención-. Lars cumplió 10 años hace poco. A los 10 años es cuando nuestras informaciones comienzan a estar vigentes en todos los distritos...incluido nuestro coeficiente intelectual. Lars tiene un coeficiente intelectual increíble, es casi imposible que alguien tenga un coeficiente intelectual tan alto, claro, con ciertas excepciones. Y, boom, coincidencia: Lars acaba de desaparecer ahora mismo...¿lo he dejado claro?
-Pero fue tan rápido, fue tan...tan...¡no lo sé, somos idiotas por no haber pensado en ello antes! ¿Para qué querría el gobierno a un niño genio de 10 años?
-Eso sí que no sabría responderte -Didier suspiró ante la pregunta de Bast.
-Bueno...quizás sólo escapó cuando vio que las cosas se ponían feas. Nos estamos precipitando mucho en las conclusiones. Salgamos de aquí y vamos a buscarlo por las calles. Probablemente ya volvió a casa -Pitah apagó su bastón y lo guardó en el bolsillo de sus ropas -. Vamos, tenemos una búsqueda que realizar.
La noche cayó y Lars no apareció. Pitah, Bast y Karin fueron al bar más concurrido del distrito a buscar información útil. Nadie sabía nada de Lars, y estaban seguros de ellos luego de que Bast amenazara a golpes a sus objetivos para asegurarse de no estar escuchando mentiras. Estaban tan exhaustos que pidieron algo para beber, Karin se conformó con una gran botella de jugo que bebió sin parar.
-Iré a casa -expresó Karin, levantándose de su asiento -. Hay muchas cosas en las que tengo que pensar ahora mismo...cuida de Bast.
-¿Estarás bien tú sola en las calles? -preguntó Pitah, moviendo sus cejas.
-Sí, tengo mi pistola automática. Si me encontrara con problemas no dudaría en disparar.
-Entendido, nos vemos allá. Si encuentras algo de utilidad no dudes en llamarme.
Karin subió las escaleras del bar subterráneo e inspiró el gélido aire de media noche. Caminó entre el silencio de las calles, sus pasos resonaban en el concreto. Recordó a Alice y sintió una enorme tristeza en su pecho, ¿qué hubiese hecho ella en una situación así? Buscar a Lars, sin dudarlo. Buscarlo hasta dar con su paradero. Y claro, sabía que ninguno de ellos se quedaría sentado esperando que un milagro sucediera, porque en esa ciudad de mierda los milagros no existían.
Eso pensaba una Karin sin esperanzas, hasta que chocó con una figura alta que le hizo caer de lleno al concreto. Pensó en darse la vuelta y meterse en problemas, porque, ¿por qué no? Después de todo lo sucedido en el día quería desquitarse un poco, aunque no fuera propio de su persona. Cuando se decidió a gritar algunos insultos a la figura, notó que ésta había desaparecido sin dejar rastros, al igual que Lars.
-¡¿Acaso este es el día de las desapariciones?! -gritó. No recibió respuesta.
Se levantó, sacudió sus ropas y dio un paso para seguir con su trayecto. El sonido de un pequeño papel bajo su pie izquierdo le hizo reaccionar. Agachó, tomó el papel entre sus manos y lo leyó:
“L A R S: N1GTH31RD-C055. SERVIDOR 17”. El papel tenía dibujado un pájaro azul, volando frente a una luna de contornos blancos. ¿Podía ser información sobre Lars? No pensaba quedarse con la duda.
A la velocidad de la luz activó el brazalete de su muñeca y marcó la identificación de Pitah en la pantalla. Escuchó la voz de su compañero junto a las incesantes risas del bar. Parecía tratarse de Bast alcoholizada.
-Tengo información que podría ser útil, pero necesito tu ayuda y la de Bast. Los espero en casa lo más rápido posible. No podemos dejar pasar esta oportunidad. Y sí, no importa si Bast está un poco mareada. Todo me indica que el tan mencionado “Night Bird” es real...
Night Bird. La leyenda Night Bird. Parecía ser una señal demasiado tentadora de ignorar.Seguiré subiendo los otros capítulos a medida que los vaya escribiendo.
Saludos~