11-02-2019, 08:55 AM
(Última modificación: 20-07-2023, 09:58 AM por Black_Luffy.)
Las Memorias de Indalia
Título: Las Memorias de Indalia (Triología)
Parte: 1º La Resistencia
Género: Fantasía, Lucha & Amor
Autor: Iván Ledesma (Black Luffy)
Corrección: Samuel Castro (Samelow)
Os presento mi relato. Llevo años escribiéndolo, incluso cuando Foro Anime de PiKabuu estaba abierto y yo me habia creado un blog personal. El relato cuenta con tres partes, una triología que pretendo acabar algún día. Aún estoy finalizando la primera parte y a la vez, intento corregir los errores que pueda tener. No soy un escritor profesional, y aunque me gusta escribir, cuento con muchos errores gramaticales y de expresión, pero si los usuarios de este foro se animan a corregirlo conmigo, se lo agradecería.
Si ven errores, pueden enviarme un mensaje privado indicándolos para que pueda editarlo, GRACIAS.
Parte 1 La Resistencia
Acto 1 Todo tiene un comienzo
Acto 1 Todo tiene un comienzo
Mostrar ContenidoPrólogo:
Prólogo
No era un día cualquiera, el Centro de magia de Galbania se encontraba celebrando su centenario como escuela para ser Brain.
El calor de aquel día asfixiaba a cualquiera y la ausencia de cualquier indicio de viento no ayudaba a refrescarse. Habia sido un mes de Marzo lluvioso y de la noche a la mañana aquella atmósfera tan agobiante apareció.
La Escuela de Galbania era bastante conocida, estudiaban más de mil personas y tenía una extensa propiedad con diferentes zonas recreativas o de estudio.
Yo me encontraba en el Muelle pequeño, un lugar oculto entre un bosque que se encontraba dentro de la escuela. Solía ser un lugar solitario debido a que había un muelle más grande y accesible cerca. Sólo se encontraba allí un monitor que vigilaba la zona, aunque lo que hacía en realidad era jugar a la videoconsola en su caseta de madera.
Yo estaba sentado al final de la plataforma y tenía los pies en el agua, aquello me reconfortaba y refrescaba. Desde muy pequeño repetía aquella escena, sin importar el día. Además se estudiaba con calma, sin ruidos de coches, ni de gente y sólo se escuchaban los pájaros y la naturaleza.
Solía ser una persona solitaria, quizás provocado por no tener hermanos y a la prematura muerte de mis padres.
Mis padres habían muerto en un accidente al poco de nacer yo y fui adoptado por el Director cuando tenía 2 años. Él era una persona solitaria, sin pareja ni mujer y me había comentado que quería tener un hijo y por eso me había adoptado, desde aquella fui cuidado y educado por él.
Fui un chico excepcional desde temprana edad, siempre destaqué en las clases en las que estuve por mi excepcional arte de la lucha y de la magia, nunca tuve problemas para aprender magias de todo tipo, excepto la de luz, porque yo había nacido siendo mago Oscuro y siempre las magias opuestas eran las más complicadas de aprender.
Yo quería ser un Brain alquimista, lo que significaba que debía saber todos los tipos de magia existentes y controlándolos al 80%. Era la rama más difícil de aquella carrera y pocas personas lograban aprobarlo y licenciarse. Por el momento aún tenía que aprobar los exámenes, teóricos y prácticos y luego empezar la rama de Alquimista. Existían muchas carreras diferentes: Brian Pirotécnico, Brian Penumbra, Brian de la Luz del Alba…etc.
Por el momento no habría problema en llegar a ser Brian, quedaban unos meses para realizar los exámenes y poder aprobarlo. Durante todo este tiempo había ganado muchos premios por mi dedicación a cada asignatura, aunque los que más me gustaban eran los de torneos de batallas, había ganado todos desde los 7 años.
Aquel día me encontraba observando el pequeño río que atravesaba y el agua estaba gélida, pero en esa zona no había corriente y eso garantizaba un baño tranquilo. Aunque ese día el agua parecía estar un poco brava y movía mis pies con un poco más de violencia de lo normal.
A mis espaldas escuché unos pasos bastante sonoros que movían la plataforma del muelle, una plataforma pequeña pero sólida hecha de madera y metal. Pude deducir sin mirar hacia atrás que sería el monitor que había allí y no me equivocaba, me di la vuelta cuando estaba justo detrás de mí y me comentó:
-Señorito Iván, su padre quiere que vuelva a su apartamento y se vista para la gala que hay dentro de dos horas – después de decirme eso, cogió aire para respirar como si le faltase debido a la carrera, posiblemente debido a su estado físico.
-Muy bien, dígale que lo haré y que más tarde lo veré en la ceremonia- el chico asintió con la cabeza y se marchó con prisa otra vez hacia la caseta donde supongo que hablaría con alguien a través del teléfono.
Me eché en el muelle y poco a poco mirando hacia el cielo, cerré los ojos y me quedé dormido, con el sol dándome en el pecho y en la cara, aquello me relajaba mucho.
De repente sentí una gran explosión junto a una gran sacudida del muelle, tras lo cual me desperté muy desconcertado. Subí a la superficie y pude observar que el sol se había ocultado tras una gran nube de humo en forma de champiñón que se perdía en el cielo. Salí del agua volando sin pensármelo dos veces, creando tras de mi una gran ola.
Me dirigí hacia aquel Champiñón y pude observar por el camino, los destrozos que aquella onda expansiva había causado. Debía haber sido una explosión monstruosa, porque estaba muy lejos el muelle y las ondas expansivas no suelen ser tan poderosas.
-¿Qué habrá pasado? – Me pregunté para mí mismo, y pude mirar al acercarme a la Escuela que el edificio central se encontraba en ruinas y salían muchas llamas de todos los lugares - ¡Joder!
Se me llenaron los ojos de lágrimas al ver aquella escena tan dantesca, debido a que muchos cuerpos de Alumnos, Monitores, Profesores e instructores yacían en llamas o sin vida.
Bajé al suelo y avancé por las llamas buscando supervivientes, y escuché por casualidad a una chica que pedía auxilio, fui hasta ella guiándome por su voz y la encontré tirada en el suelo, con una gran piedra sobre la pierna derecha y sangrando por la cabeza.
-¡Ayúdame por favor! No puedo salir y no me quedan fuerzas – dijo con una voz, aunque desesperada, mantenía el bello tono. La ayudé sacándole la gran piedra con facilidad, y la agarré para sentarla fuera de las llamas.
-¿Estás bien?, Dime qué ha ocurrido - Le dije mirándola fijamente, ella asintió con la cabeza que estaba bien y me comentó lo qué había ocurrido con pelos y señales. Había sido bastante aterrador.
-Estaba en la ceremonia con la mayoría de las personas, tu padre recitaba un discurso, pero, de repente, apareció una persona, que no pude ver con claridad por estar lejos y con un dedo empezó a cargar una especie de hechizo que logró crear la explosión más poderosa que en mi vida había visto. Justo en ese momento el Director logró conjurar un pequeño escudo, aunque al estar tan cerca, no sé si habrá servido de mucho – comentó – Yo logré conjurarlo muy rápidamente y aunque me ha salvado la vida, no aguanté y salí despedida muchos metros, aunque logró no matarme.
-Espera aquí, voy a buscar más supervivientes y no intentes nada por favor, descansa, no tardaré – le dije y volví al cielo para buscar más supervivientes pero no había nadie más. Entré en lo que quedaba del edificio y había bastante humo, pero tampoco logré localizar a nadie, subí al palco o lo que quedaba de él y vi a mi padre -respiraba con mucha dificultad y se encontraba en un gran charco de sangre-.
Me agaché y llorando, intenté curarlo con las magias de luz pero no lograba hacer demasiado por mi dificultad a la hora de realizar hechizos de cura. Desesperado intentaba una y otra vez curarlo pero sus palabras me frenaron.
-Déjalo, las heridas son demasiado graves y ni el mejor curador del mundo podrá salvarme – dijo con la voz un tanto apagada y fatigada. Yo seguía intentando curarle, con lágrimas cayéndole en su pecho, hasta que me agarró la mano y me comentó – Sabía que llegaría este día tarde o temprano, pero no pensé que fuese de esta manera…- estaba muy atento de lo que decía pero se escuchó un gran estruendo y unos escombros del techo cayendo cerca de nosotros, parando esa conversación. Acto seguido miré para arriba.
Un gran monstruo asomó la cabeza rugiendo con mucha ferocidad, me quedé atónito y aterradO. El monstruo empezó a destrozar todo el techo y mi padre me comentó:
-Vete, no podrás tú solo contra ese monstruo – decía con las pocas fuerzas que le quedaban. Le dije que no me iría sin él e intenté levantarlo pero no se dejó agarrar y con un pequeño hechizo que salió de su dedo índice, me tiró al suelo sin mucha potencia – Vete ya y matricúlate en el centro de Cuartenia…- nada más comentarme aquello, una luz y un ruido bastante fuerte delataron al monstruo que empezaba a cargar con la boca un poderoso ataque mientras volaba dentro de aquel Hall tan grande – ¡Corre!
El monstruo echó la bola de fuego como si la escupiese de su boca y fue directa hacia nosotros, a toda velocidad salté del pequeño palco y corrí entre los cuerpos y las llamas. Cuando aquella bola tocó a mi padre, todo estalló de una manera espectacular. Una marea grandísima de fuego, iba avanzando mientras desintegraba todo lo que se le cruzaba por delante Yo corría con una velocidad muy alta, intentando que no me tocase. Me encontré a la chica de la voz bonita ,que se acercaba hasta mí andando en la mitad de mi camino, la agarré como pude y continué corriendo.
De repente aquella marea de fuego se frenó y se dejó ver un gran círculo de luz, acto seguido se desvaneció dejando un gran cráter donde antes se encontraba el edificio.
-¿Qué ha pasado?, ¿por qué ha explotado todo otra vez? – preguntó la chica sorprendida después de haberla dejado en el suelo.
Le dije que no había sido yo, que un monstruo parecido a un Dragón lo había hecho. Pero ella no parecía creerme- ¿Qué monstruo? Aquí no hay monstruos, sólo en la Zona de los Entrenamiento pero no tienen semejante fuerza…
La conversación se acabó cuando el Monstruo apareció volando entre el humo y a la chica se le cambió la cara. Saqué la espada y grité que se escondiera. Ella salió corriendo y se puso detrás de una pared que se había derrumbado.
Miré para aquel monstruo a los ojos, parecía un dragón con las alas muy grandes y de color blanco, con una cabellera negra como el azabache y que le llegaba hasta el final de un cuello alargado, y una boca con unos dientes realmente largos y afilados, Todo esto hacía de él un monstruo totalmente amenazador.
Bajó a toda velocidad hacia mí y me puse en una posición defensiva Cuando llegó hasta mí lo esquivé echándome para un lado pero no logré evadir la arremetida que me hizo con sus garras. Me dio en la cara, no muy fuerte, pero lo suficiente para salir arrojado unos metros.
Me levanté y noté en la cara como sangraba, tenía una pequeña herida que se iniciaba en el lado derecho de la frente, me bajaba por el ojo y llegaba hasta casi debajo de la cara pero no me llegó hacer demasiado daño en el ojo y podía abrirlo.
El Dragón dio la vuelta en el aire con suma rapidez y volvió a embestirme, pero esta vez, en posición defensiva logré esquivarlo engañándole y le propiné un espadazo en el ojo izquierdo. Gritó de una manera escalofriante y chocó contra el suelo, arrastrándose y dándose contra los escombros que había en su camino.
-¡Bien! ¿Lo has derrotado? – Dijo la chica saliendo de su escondite y sonriendo. Le dije que se quedase oculta porque creía que había sido un golpe demasiado débil para esa bestia.
El Dragón se levantó de nuevo, enfadado y empezó a cargar de nuevo aquella bola de fuego pero esta vez le apareció alrededor un torbellino que significaba que estaba creando bola más fuerte.
Sin pensarlo dos veces, aparecí a su lado y le intenté dar un espadazo, pero echó a volar muy rápido. Estuvo a punto de tirar la bola, pero un silbido lo frenó, cedió el ataque y se fue hacia una de las torres que aún quedaban en pie a lo lejos. Allí le esperaba una persona, no distinguía si era una mujer o un hombre. Aquella persona se subió al Dragón y se marchó volando del lugar a mucha velocidad, no quise seguirles porque estaba cansado y escuché sirenas de la policía a lo lejos.
-¿Qué está pasando aquí? –Pensé para mí, desconcertado por todo lo que había pasado: la explosión, el Dragón, ese personaje. ¿Qué relación tendría con la Escuela?, ¿por qué mi padre me dijo que me fuese a Cuartenia? Por más que pensaba no lograba sacar nada en claro.
La chica apareció andando coja y me abrazó por detrás, me dio las gracias y me limpió la sangre de la cara, curándome la herida con su magia, pero la cicatriz me quedaría de por vida.
-Muchas gracias por todo, me llamo Beatriz y te estaré agradecida toda la vida, has logrado salvarme y evitar que muriese a manos de ese Dragón -comentaba - ¿Y ahora qué hacemos?
-Iremos a la escuela de Cuartenia, allí veremos lo que nos depara el futuro – le dije viendo como la Policía llegaba y me caían las lágrimas de rabia por la muerte de mi padre y, sobre todo, por haberse destrozado el lugar donde me crie.
No era un día cualquiera, el Centro de magia de Galbania se encontraba celebrando su centenario como escuela para ser Brain.
El calor de aquel día asfixiaba a cualquiera y la ausencia de cualquier indicio de viento no ayudaba a refrescarse. Habia sido un mes de Marzo lluvioso y de la noche a la mañana aquella atmósfera tan agobiante apareció.
La Escuela de Galbania era bastante conocida, estudiaban más de mil personas y tenía una extensa propiedad con diferentes zonas recreativas o de estudio.
Yo me encontraba en el Muelle pequeño, un lugar oculto entre un bosque que se encontraba dentro de la escuela. Solía ser un lugar solitario debido a que había un muelle más grande y accesible cerca. Sólo se encontraba allí un monitor que vigilaba la zona, aunque lo que hacía en realidad era jugar a la videoconsola en su caseta de madera.
Yo estaba sentado al final de la plataforma y tenía los pies en el agua, aquello me reconfortaba y refrescaba. Desde muy pequeño repetía aquella escena, sin importar el día. Además se estudiaba con calma, sin ruidos de coches, ni de gente y sólo se escuchaban los pájaros y la naturaleza.
Solía ser una persona solitaria, quizás provocado por no tener hermanos y a la prematura muerte de mis padres.
Mis padres habían muerto en un accidente al poco de nacer yo y fui adoptado por el Director cuando tenía 2 años. Él era una persona solitaria, sin pareja ni mujer y me había comentado que quería tener un hijo y por eso me había adoptado, desde aquella fui cuidado y educado por él.
Fui un chico excepcional desde temprana edad, siempre destaqué en las clases en las que estuve por mi excepcional arte de la lucha y de la magia, nunca tuve problemas para aprender magias de todo tipo, excepto la de luz, porque yo había nacido siendo mago Oscuro y siempre las magias opuestas eran las más complicadas de aprender.
Yo quería ser un Brain alquimista, lo que significaba que debía saber todos los tipos de magia existentes y controlándolos al 80%. Era la rama más difícil de aquella carrera y pocas personas lograban aprobarlo y licenciarse. Por el momento aún tenía que aprobar los exámenes, teóricos y prácticos y luego empezar la rama de Alquimista. Existían muchas carreras diferentes: Brian Pirotécnico, Brian Penumbra, Brian de la Luz del Alba…etc.
Por el momento no habría problema en llegar a ser Brian, quedaban unos meses para realizar los exámenes y poder aprobarlo. Durante todo este tiempo había ganado muchos premios por mi dedicación a cada asignatura, aunque los que más me gustaban eran los de torneos de batallas, había ganado todos desde los 7 años.
Aquel día me encontraba observando el pequeño río que atravesaba y el agua estaba gélida, pero en esa zona no había corriente y eso garantizaba un baño tranquilo. Aunque ese día el agua parecía estar un poco brava y movía mis pies con un poco más de violencia de lo normal.
A mis espaldas escuché unos pasos bastante sonoros que movían la plataforma del muelle, una plataforma pequeña pero sólida hecha de madera y metal. Pude deducir sin mirar hacia atrás que sería el monitor que había allí y no me equivocaba, me di la vuelta cuando estaba justo detrás de mí y me comentó:
-Señorito Iván, su padre quiere que vuelva a su apartamento y se vista para la gala que hay dentro de dos horas – después de decirme eso, cogió aire para respirar como si le faltase debido a la carrera, posiblemente debido a su estado físico.
-Muy bien, dígale que lo haré y que más tarde lo veré en la ceremonia- el chico asintió con la cabeza y se marchó con prisa otra vez hacia la caseta donde supongo que hablaría con alguien a través del teléfono.
Me eché en el muelle y poco a poco mirando hacia el cielo, cerré los ojos y me quedé dormido, con el sol dándome en el pecho y en la cara, aquello me relajaba mucho.
De repente sentí una gran explosión junto a una gran sacudida del muelle, tras lo cual me desperté muy desconcertado. Subí a la superficie y pude observar que el sol se había ocultado tras una gran nube de humo en forma de champiñón que se perdía en el cielo. Salí del agua volando sin pensármelo dos veces, creando tras de mi una gran ola.
Me dirigí hacia aquel Champiñón y pude observar por el camino, los destrozos que aquella onda expansiva había causado. Debía haber sido una explosión monstruosa, porque estaba muy lejos el muelle y las ondas expansivas no suelen ser tan poderosas.
-¿Qué habrá pasado? – Me pregunté para mí mismo, y pude mirar al acercarme a la Escuela que el edificio central se encontraba en ruinas y salían muchas llamas de todos los lugares - ¡Joder!
Se me llenaron los ojos de lágrimas al ver aquella escena tan dantesca, debido a que muchos cuerpos de Alumnos, Monitores, Profesores e instructores yacían en llamas o sin vida.
Bajé al suelo y avancé por las llamas buscando supervivientes, y escuché por casualidad a una chica que pedía auxilio, fui hasta ella guiándome por su voz y la encontré tirada en el suelo, con una gran piedra sobre la pierna derecha y sangrando por la cabeza.
-¡Ayúdame por favor! No puedo salir y no me quedan fuerzas – dijo con una voz, aunque desesperada, mantenía el bello tono. La ayudé sacándole la gran piedra con facilidad, y la agarré para sentarla fuera de las llamas.
-¿Estás bien?, Dime qué ha ocurrido - Le dije mirándola fijamente, ella asintió con la cabeza que estaba bien y me comentó lo qué había ocurrido con pelos y señales. Había sido bastante aterrador.
-Estaba en la ceremonia con la mayoría de las personas, tu padre recitaba un discurso, pero, de repente, apareció una persona, que no pude ver con claridad por estar lejos y con un dedo empezó a cargar una especie de hechizo que logró crear la explosión más poderosa que en mi vida había visto. Justo en ese momento el Director logró conjurar un pequeño escudo, aunque al estar tan cerca, no sé si habrá servido de mucho – comentó – Yo logré conjurarlo muy rápidamente y aunque me ha salvado la vida, no aguanté y salí despedida muchos metros, aunque logró no matarme.
-Espera aquí, voy a buscar más supervivientes y no intentes nada por favor, descansa, no tardaré – le dije y volví al cielo para buscar más supervivientes pero no había nadie más. Entré en lo que quedaba del edificio y había bastante humo, pero tampoco logré localizar a nadie, subí al palco o lo que quedaba de él y vi a mi padre -respiraba con mucha dificultad y se encontraba en un gran charco de sangre-.
Me agaché y llorando, intenté curarlo con las magias de luz pero no lograba hacer demasiado por mi dificultad a la hora de realizar hechizos de cura. Desesperado intentaba una y otra vez curarlo pero sus palabras me frenaron.
-Déjalo, las heridas son demasiado graves y ni el mejor curador del mundo podrá salvarme – dijo con la voz un tanto apagada y fatigada. Yo seguía intentando curarle, con lágrimas cayéndole en su pecho, hasta que me agarró la mano y me comentó – Sabía que llegaría este día tarde o temprano, pero no pensé que fuese de esta manera…- estaba muy atento de lo que decía pero se escuchó un gran estruendo y unos escombros del techo cayendo cerca de nosotros, parando esa conversación. Acto seguido miré para arriba.
Un gran monstruo asomó la cabeza rugiendo con mucha ferocidad, me quedé atónito y aterradO. El monstruo empezó a destrozar todo el techo y mi padre me comentó:
-Vete, no podrás tú solo contra ese monstruo – decía con las pocas fuerzas que le quedaban. Le dije que no me iría sin él e intenté levantarlo pero no se dejó agarrar y con un pequeño hechizo que salió de su dedo índice, me tiró al suelo sin mucha potencia – Vete ya y matricúlate en el centro de Cuartenia…- nada más comentarme aquello, una luz y un ruido bastante fuerte delataron al monstruo que empezaba a cargar con la boca un poderoso ataque mientras volaba dentro de aquel Hall tan grande – ¡Corre!
El monstruo echó la bola de fuego como si la escupiese de su boca y fue directa hacia nosotros, a toda velocidad salté del pequeño palco y corrí entre los cuerpos y las llamas. Cuando aquella bola tocó a mi padre, todo estalló de una manera espectacular. Una marea grandísima de fuego, iba avanzando mientras desintegraba todo lo que se le cruzaba por delante Yo corría con una velocidad muy alta, intentando que no me tocase. Me encontré a la chica de la voz bonita ,que se acercaba hasta mí andando en la mitad de mi camino, la agarré como pude y continué corriendo.
De repente aquella marea de fuego se frenó y se dejó ver un gran círculo de luz, acto seguido se desvaneció dejando un gran cráter donde antes se encontraba el edificio.
-¿Qué ha pasado?, ¿por qué ha explotado todo otra vez? – preguntó la chica sorprendida después de haberla dejado en el suelo.
Le dije que no había sido yo, que un monstruo parecido a un Dragón lo había hecho. Pero ella no parecía creerme- ¿Qué monstruo? Aquí no hay monstruos, sólo en la Zona de los Entrenamiento pero no tienen semejante fuerza…
La conversación se acabó cuando el Monstruo apareció volando entre el humo y a la chica se le cambió la cara. Saqué la espada y grité que se escondiera. Ella salió corriendo y se puso detrás de una pared que se había derrumbado.
Miré para aquel monstruo a los ojos, parecía un dragón con las alas muy grandes y de color blanco, con una cabellera negra como el azabache y que le llegaba hasta el final de un cuello alargado, y una boca con unos dientes realmente largos y afilados, Todo esto hacía de él un monstruo totalmente amenazador.
Bajó a toda velocidad hacia mí y me puse en una posición defensiva Cuando llegó hasta mí lo esquivé echándome para un lado pero no logré evadir la arremetida que me hizo con sus garras. Me dio en la cara, no muy fuerte, pero lo suficiente para salir arrojado unos metros.
Me levanté y noté en la cara como sangraba, tenía una pequeña herida que se iniciaba en el lado derecho de la frente, me bajaba por el ojo y llegaba hasta casi debajo de la cara pero no me llegó hacer demasiado daño en el ojo y podía abrirlo.
El Dragón dio la vuelta en el aire con suma rapidez y volvió a embestirme, pero esta vez, en posición defensiva logré esquivarlo engañándole y le propiné un espadazo en el ojo izquierdo. Gritó de una manera escalofriante y chocó contra el suelo, arrastrándose y dándose contra los escombros que había en su camino.
-¡Bien! ¿Lo has derrotado? – Dijo la chica saliendo de su escondite y sonriendo. Le dije que se quedase oculta porque creía que había sido un golpe demasiado débil para esa bestia.
El Dragón se levantó de nuevo, enfadado y empezó a cargar de nuevo aquella bola de fuego pero esta vez le apareció alrededor un torbellino que significaba que estaba creando bola más fuerte.
Sin pensarlo dos veces, aparecí a su lado y le intenté dar un espadazo, pero echó a volar muy rápido. Estuvo a punto de tirar la bola, pero un silbido lo frenó, cedió el ataque y se fue hacia una de las torres que aún quedaban en pie a lo lejos. Allí le esperaba una persona, no distinguía si era una mujer o un hombre. Aquella persona se subió al Dragón y se marchó volando del lugar a mucha velocidad, no quise seguirles porque estaba cansado y escuché sirenas de la policía a lo lejos.
-¿Qué está pasando aquí? –Pensé para mí, desconcertado por todo lo que había pasado: la explosión, el Dragón, ese personaje. ¿Qué relación tendría con la Escuela?, ¿por qué mi padre me dijo que me fuese a Cuartenia? Por más que pensaba no lograba sacar nada en claro.
La chica apareció andando coja y me abrazó por detrás, me dio las gracias y me limpió la sangre de la cara, curándome la herida con su magia, pero la cicatriz me quedaría de por vida.
-Muchas gracias por todo, me llamo Beatriz y te estaré agradecida toda la vida, has logrado salvarme y evitar que muriese a manos de ese Dragón -comentaba - ¿Y ahora qué hacemos?
-Iremos a la escuela de Cuartenia, allí veremos lo que nos depara el futuro – le dije viendo como la Policía llegaba y me caían las lágrimas de rabia por la muerte de mi padre y, sobre todo, por haberse destrozado el lugar donde me crie.
Mostrar ContenidoCapítulo 1 - Un duro comienzo:
La pequeña tormenta amainaba, había dejado tras su paso una serie de rayos, truenos y una fuerte lluvia con restos de un pequeño viento que resultaba molesto. Ahora mismo se alejaba poco a poco de Cuartenia y el sol volvía a brillar con fuerza.
Había llegado a la nueva cuidad después de quince horas de viaje. En Cuartenia tendría que empezar una nueva vida desde cero, debido a aquel fatídico día que había perdido todo lo más querido. El ver la destrucción de donde me crie y la muerte de mi padre adoptivo, no me había sido muy agradable y me cambió bastante el carácter.
Habían pasado ya dos meses y aquellas primeras semanas fueron muy duras, me costaba dormir, las pesadillas eran muy repetitivas, fue un infierno, pero poco a poco lo voy superando y me gustaría vengar la muerte de mi padre.
Me encontraba en la estación, justo en la entrada sin ninguna maleta. El centro de Cuartenia se encargaba de todo el equipaje y la mudanza, además con gastos pagados por el centro, todo un honor. Allí a mi lado había cuatro personas sentadas en un pequeño muro, llevaban un uniforme azul, las tres chicas con una pequeña falda que no ocultaba demasiado y el chico, un pantalón vaquero negro, junto con una chaqueta roja con un pequeño escudo bordado y con una camiseta blanca. Las chicas también iban iguales, aunque con unas botas altas hasta casi llegar a la rodilla de color negro como la falda, pude deduje que serían del centro de Cuartenia.
Al parecer la tormenta había dejado un calor húmedo y los rayos de sol calentaban el ambiente. Esos rayos hacían que poco a poco los charcos de la calle reflejasen con mucha intensidad y era algo molesto mira al frente sin tener que cegarse con uno de ellos.
A lo lejos se acercó un coche que paró enfrente de mí y pude ver como la ventanilla bajaba automáticamente. El conductor se echó hacía adelante del asiento del copiloto y me preguntó:
-Hola, qué tal, ¿te llamas Iván? – yo asentí con la cabeza y me dijo que subiese con un gesto. Cuando entré dentro del coche, me siguió hablando mientras me colocaba el cinturón – Soy el chófer del centro de Cuartenia, me han enviado para que te recogiese, venga, llegamos tarde.
Aquel coche estaba totalmente impecable, hasta tenía un olor a nuevo bastante embriagador. Avanzamos con rapidez por el pequeño aparcamiento y salimos a la calle, continuamos por la cuidad donde los viandantes estaban con los paraguas cerrados y con aspecto de no disfrutar de su paseo.
Había muchos edificios antiguos, aunque reformados, con fachadas llenas de decoraciones, casi todos eran dragones. Todos estaban muy orgullosos de su centro de magia, ya que incluso la bandera de la cuidad estaba adornada con un dragón muy parecido al del escudo de Cuartenia.
Cuando pasaron diez minutos mientras nos movíamos por muchas calles, pude ver como salíamos de la cuidad porque el terreno se ampliaba cada vez más y la ausencia de viandantes delataba que todo se quedaba atrás. Al parecer la cuidad no era muy grande pero sí famosa y rica, se pudo comprobar por la cantidad de casas lujosas que habíamos atravesado. A lo lejos, en una carretera llana y muy larga, pude ver una gran columna de luz que atravesaba desde una torre de un edificio hasta el cielo y se perdía más allá.
Nos íbamos a cercando y pude divisar mejor aquel majestuoso lugar, estaba compuesto por diferentes torres, unas muy altas y otras bajitas, junto con varios módulos a los laterales, era un edificio muy bonito de un color bastante vistoso, todo muy lujoso. Tenía entendido que sólo unos elegidos podrían ser alumnos de ese lugar y a mí me aceptaron después de presentar la solicitud dos días después del accidente.
-Bueno como vamos un poco callados, voy a comentarte un poco lo que estás observando, ya que veo que te está gustando – dijo el chófer sin previo aviso – Ese edificio es el centro de Cuartenia, tan majestuoso y el mejor de toda Indalia, de ahí han salido los mejores magos de la historia, ya sabes, hasta el increíble Emilse Walter, que logró salvarnos del malvado Nelse Donovan, que apenas se habla de él.
-Sí conozco la historia, fue en la guerra que tuvo al mundo entero en una gran batalla y que estuvieron a punto de destruirlo por completo, pero bueno ese Emilse Walter estaba ahí para ayudarnos y liberarnos de Donovan – comenté, lo había estudiado. Emilse era un ejemplo a seguir, un humilde mago que llegó a ser el más poderoso de toda la tierra, pero por desgracia cuando derrotó a Nelse, fue hechizado y murió al poco tiempo por culpa de una maldición.
-También desgraciadamente estuvo Donovan en el centro ya que eran hermanos y sorprendentemente, tenían las mismas debilidades, pero Donovan era un mago muy poderoso con magias oscuras – seguía comentando el chófer, me interesaba cada vez más, siempre quise ser como Emilse, pero era un trabajo muy complicado y tendría que empezar por ser Brian alquimista – Bueno, cómo es que has llegado tan tarde a este centro, quizás sea una pregunta un poco indiscreta.
-No sé preocupe, llegué forzosamente, yo estaba muy bien en el Centro de Galbania, pero pasó lo que pasó y me vine a este lugar por una recomendación– le dije con resignación sin mirarle. Al parecer tragó saliva y se quedó un poco sorprendido por aquello.
-Vaya, por lo que veas eres uno de los dos el único supervivientes de esa catástrofe, ¿o me equivoco? – asentí con la cabeza y se dio cuenta de que no me apetecía hablar de aquella situación.
Al parecer habíamos llegado ya, estábamos en una especie de frontera, había unas verjas de metal que no permitían meterse dentro de un túnel. Observé arriba de dichas verjas, el edificio principal, se veía más bello desde esa posición. El túnel debía llevar adentro del centro, aunque tenía bastante seguridad. Existían en los laterales, dos casetas de guardias que impedían el paso.
Paramos en frente de la barrera para entrar y el guardia salió con cara de pocos amigos. Se le veía con pocas ganas de trabajar, a dentro de la caseta me percaté que tenía una videoconsola y una televisión, seguramente para entretenerse.
-Buenos días, en qué puedo ayudarles – dijo el guardia de seguridad al conductor. Éste le enseñó una especie de pase, acto seguido lo verificó con un aparato, sonó un pitido para verificar que era correcto– Pueden pasar, recuerde que una monitora le espera en la dársena, que tenga un buen día.
Chasqueó los dedos y la barrera se levantó a una velocidad moderada. El conductor arrancó de nuevo el coche, nos adentramos en el túnel, mostrando un lujo inexplicablemente hermoso. Tenía unas paredes brillantes con unos azulejos de color oro y unas luces hacían que brillasen aún más.
Avanzamos pasando por varias dársenas, hasta acercarnos a la dársena 6, aminoró la velocidad y se metió en el desvió. En los pequeños aparcamientos, una chica alta, delgadita y con un uniforme distinto al que había visto en los otros chicos de la estación, hacía gala de una belleza sin igual.
Paramos a su lado, el chófer se despidió de mí y abrí la puerta. Cuando estuve fuera del coche, la chica me sonrió y se acercó a mí
-Hola Iván, me llamo Elisabeth y seré tu monitora principal en lo que queda del curso – estiró el brazo y su mano se estrechó fuertemente con la mía. Su voz sonaba muy agradable, aquel uniforme tenía un escudo igual al de los chicos, pero con varias estrellas debajo. El conjunto era de color azul con una falda y camiseta blanca, unas botas negras, realzándole el cuerpo- Ahora le enseñaré las instalaciones para que pueda conocer el centro y no perderse.
-De acuerdo, gracias – Mientras andábamos me comentó en que consistían las pruebas para ser Brain. Había que hacer un examen teórico, menos mal que convalidaba el que había aprobado en el otro centro. Luego existía uno práctico bastante duro, aunque aún no sabían en que iba a consistir. Estuvimos recorriendo el lugar y era muy precioso, estaba compuesto de diferentes zonas:
La biblioteca, dedicada para la búsqueda de información, el estudio y el alquiler de un alto número de libros. No pude recorrerla entera, pero ya asustaba al ver lo grande que era la estancia. Luego me enseñó una zona donde se puede entrenar libremente, con unos simuladores que hacían la sala totalmente infinita, la única pega de la zona de entrenamiento, era su realismo, se podía llegar a morir.
Otro de los lugares que recorrí por encima, era la enfermería, la cafetería donde se podría comer pagando o llevando tu comida, el bloque de las aulas, era muy grande, debido a que cada rama de Brain tenía su zona específica. Y por último paramos en la zona de los apartamentos, donde cada uno tendría su pequeña vivienda, obviamente, yo contaba con un apartamento propio y sin compartir.
-Bueno este es el fin del trayecto, he podido enseñarte la mayoría del centro, sé que han quedado algunas zonas, pero te he notado cansado y seguramente quieras relajarte en tu apartamento nuevo– decía la monitora, pasaban alumnos y alumnas cerca de nosotros y sus miradas se centraron en mí, como si fuese un mono de feria– Todas tus pertenencias están dentro, espero que te sientas cómodo, si tiene alguna duda, puedes llamarme en este número.
Me entregó una tarjeta con varios números, con su foto, nombre y cargo que tenía en el centro, cada vez esto se parecía más un ejército que a un centro de estudios. Además de esa pequeña tarjeta, me dijo que para entrar en mi piso debería colocar mi mano en un pequeño panel a la izquierda, al ser la primera vez, se guardaría mis y así, colocarme como único propietario. Al colocar la mano, sonó un pitido y una voz dijo mi nombre, acto seguido la puerta se abrió con suavidad.
-Un sistema interesante de seguridad, aunque con una simple patada se abriría–. Ella se rio con delicadeza y me dijo:
-Estás un poco equivocado, los apartamentos tienen un escudo que los protege de posibles robos, ese escudo mágico detectará si eres tú o no el propietario, ahora entra – dijo con el brazo indicando el camino. Entré en la estancia y de repente una fuerza me invadió todo el cuerpo, me sentí como si me tocasen todo el cuerpo– Bien, la vivienda ya ha verificado que eres su dueño, por lo tanto, tú sólo podrás entrar en la casa y si alguien quiere asaltarla, una fuerza los congelaría.
-Buen antirrobo, me gusta – dije sorprendido por la medida que habían instalado. Pude observar que el apartamento no era tan pequeño como me imaginaba y el salón estaba conectado con la entrada, también pude ver mi equipaje a un lado apoyado – Gracias por traerme el equipaje, la verdad es que poco se ha podido salvar de la explosión, pero he estado comprando para volver a tener todo lo que perdí.
-Lamento mucho lo que pasó en Galbania, espero que aquí puedas rehacer tu vida, si necesitas algo y si está en mi mano te ayudaré– dijo con una sonrisa– Bueno me marcho, tengo que hacer unos papeles, tanto sólo espero que disfrutes de tu estancia…ah se me olvidaba, que tienes que pasarte por tu aula antes de finalizar el día, tu tutora te quiere conocer y darte tu horario, bueno, encantada, nos vemos- me dio la mano de nuevo y se marchó cerrando la puerta con delicadeza.
Cuando se marchó, empecé a mirar lo grande que era el apartamento, tenía dos habitaciones amplias, un baño en mitad de un pasillo estrecho y con una cocina conectada con el salón, con barra americana de las que me encantaban.
Me eché en el sofá del salón y encendí una pequeña televisión de veintidós. Lo primero que pude ver era la guerra que mantenía Frasia y Alemntia, dos países vecinos que llevaban seis meses en una guerra tan tonta, lo que no entendía, era que se peleasen por territorio. Poco a poco con el cansancio del viaje, me quedé dormido en aquel lugar tan cómodo.
Me desperté con las energías renovadas, pude observar la hora en un pequeño reloj que había encima del mueble, sin darme cuenta estaba acabando el día, así que me levanté de un salto para ir junto a la tutora. Cerré la puerta del apartamento, estuve corriendo hasta casi llegar al módulo de las aulas, allí al dar la esquina choqué con alguien, caí al suelo con fuerza, me agarré la cabeza y pude observar como una chica, también se encontraba en el suelo lamentándose de aquel golpe tan inoportuno.
Me levanté, me acerqué a ella, observando no había nadie en aquel lugar, también fue mucha coincidencia chocar con la única persona que pasaba por ese mismo momento, cuando le di la mano para subirse, pude sentir como me la agarraba con fuerza y se aupaba para arriba.
Me miró a los ojos mientras maldecía en bajo y me quedé prendado de su mirada. Ella también lo hizo, fue como un pequeño flechazo, un sentimiento me llenó todo el cuerpo y pude ver como se sonrojaba ella por el tiempo en que me quedé sin ninguna palabra.
-Perdona por el golpe, iba corriendo sin mirar porque llegaba tarde para hablar con la tutora del último curso de aspirante a Brain, al ser nuevo, aun ando despistado – le dije, ella echó una risita.
-Resulta que se acaba de marchar, yo voy a esa clase por las tardes, es raro que ella esté hasta esta hora ejerciendo de tutora. Seguramente, esté preparando la materia de mañana en su despacho, si quieres te indico donde es– me comentó, aquella voz me había gustado bastante, no tanto como aquellos ojos y la mirada tan profunda que tenía.
-S eres tan amable, me ayudarías a no tener que quedar tan mal el primer día– le comenté, de nuevo echó otra risa y recogió sus libros. Me comentó que la siguiese, me agarró de una mano sorprendiéndome, me llevó hasta un ascensor cercano. Me soltó la mano y estuvimos hablando hasta que llegó.
-Así que eres nuevo, supongo irás a mi clase si es tu último año de aspirante a Brain, me llamo Athenea, encantada de conocerte– dijo ella, acercándose para darme dos besos y yo se los devolví- cómo te llamas tú y cómo es que vienes tan tarde al centro.
-Mi nombre es Iván y vengo desde Galbania, logré sobrevivir, me aceptaron en el centro y aquí me ves, intentando rehacer mi vida – ella al escuchar lo de Galbania echó un pequeño grito y se le puso la cara colorada, como si se sintiese mal por aquella pregunta – No te preocupes, hubo dos supervivientes y sé que ha sido algo bastante duro, pero intento no pensar en aquello.
El ascensor llegó, nos metimos en él y pulso un botón para subir a los pisos de arriba. No me había enseñado la monitora que había en los pisos de arriba, pero me imagino que serían los seminarios y los despachos. No me equivocaba cuando llegamos, pude ver en las puertas nombres de profesores con su seminario, Brain de Hielo, Brain de Fuego, Brain de Luz…etc.
-Hemos llegado ya, espero que te no te haya parecido muy largo el camino, si quieres te espero aquí, total ya no tengo nada que hacer – comentó ella, le asentí con la cabeza y llamé a la puerta con dos toquecitos. Escuché como decían que pasas, entré y pude ver un despacho un tanto extraño, tenía cientos de libros en el suelo: en estanterías, en las mesas e incluso alguno volando, había en todo el despacho, excepto en la mesa que ella ocupaba. En las paredes había figuras extrañas, cuadros abstractos de esos que nadie sabe lo que se dibuja y una señora de no muy alta edad estaba mirando los apuntes sin mirarme tan siquiera quien era.
-Hola me llamo Iván y seré su nuevo alumno – le dije, ella dejó de repente de hacer lo que estaba haciendo, me miró con gesto de sorpresa y se levantó para acercarse a mí.
-Me alegro de conocerte Iván, he visto tu expediente, es realmente un honor tener un alumno que haya ganado tantos premios y sea un alumno ejemplar- decía poniéndome la cara roja, no sabía que mi expediente hubiese sido tan satisfactorio – Te dejo el horario, mañana tendrás que levantarte temprano, la primera clase es a las ocho de la mañana.
-De acuerdo – me entregó el papel y pude ver todas las clases que tenía, no parecía nada complicado.
-Ya puedes marcharte, estarás cansado del viaje – Yo asentí con la cabeza, ella se volvió a sentar y yo me despedí de ella con un gesto.
Cuando estuve afuera, estaba Athenea sentada en el suelo apoyada contra la pared. Sonrió al verme otra vez, se levantó y me preguntó qué tal me había ido. Estuvo diciéndome era una profesora rara, pero de las mejores que había. Estuvimos hablando un buen rato mientras andábamos, llegamos a la entrada de la cafetería, que estaba separada de los demás módulos por un pequeño puente. Justo en aquella entrada se encontraba un grupo de gente que me trasmitía malas sensaciones.
-Hola Athenea, qué tal estás – dijo uno de ellos, era moreno, con el pelo pincho y no tenía puesto el uniforme, quizás algunos alumnos se lo quitarían por la tarde debido a que no habría clase. Athenea no le hizo mucho caso, tiró de mí agarrándome la mano, al observar que se acercaba a nosotros. Aquel chico cambió el gesto de la cara a enfadado, apareció a su lado con mucha velocidad y la agarró del brazo – qué pretendes, por qué pasas de mí y agarras de la mano a ese idiota.
-Suéltame, te he dicho que no quiero saber nada más de ti, es que no te entra en la cabeza, mi vida ya no gira a tu alrededor, hace más de un mes que lo hemos dejado – Al ver aquella situación y entre el insulto hacia mi persona, me enfadé cambiando mi expresión. Sus amigos, se dieron cuenta y se levantaron, aunque aquel tipo, puso el brazo delante para que no viniesen.
-Chico, qué pretendes con esa mirada – El chico soltó a Athenea con fuerza y por poco la tira. El chico avanzó un poco y ella se puso en medio de nosotros.
- ¡Déjale Howard, este chico no tiene nada que ver contigo! – dijo Athenea, él no le hizo caso, empujó a Athenea y ella cayó al suelo. Siguió andando hacia mí, yo me eché para atrás con rabia y Athenea volvió a gritar - ¡Vete Iván!
-Sí vete, no vaya a ser que tengamos que darte una paliza entre todos – dijo escupiendo al suelo. Era el chico más prepotente e idiota que había visto jamás, él no sabía que retarme le iba a costar muy caro.
-Necesitáis a más gente si queréis hacerme daño, no caeré en vuestro juego de una panda de chulos asquerosos que piensan que el centro de magia es ellos – las caras de todos se le cambió a sorpresa, pero a Howard se le puso una cara de enfado bastante atemorizante.
-Veo que no tienes ni idea de con quién te estás metiendo novato, los nuevos no suelen durar mucho aquí, vete acostumbrándote a que te peguemos palizas – dijo, generó una fuerza con su cuerpo que hizo que Athenea rodase tres metros de donde estaba y yo pude esquivarla. Apareció una espada en su mano por arte de magia. Me quedé sorprendido, llevaba una espada de caballero, unas espadas legendarias, de las cuales, existían muy pocas– Puedo deducir por tu cara que conoces las espadas de caballero, pero no te asustes, es una imitación muy lograda, aunque con un poder muy elevado, ¡DEFIÉNDETE NOVATO!
Su rapidez fue elevada, saqué mi espada de la nada como hizo él y frené la embestida con ella. El golpe generó una fuerza considerable, llegué a enterrarme unos centímetros en el suelo y el puente se quebrajó, pero no cedió. Athenea se levantó con una expresión de dolor y se agarró el brazo, al parecer aquel golpe le había provocado una herida no muy grave.
- ¡Para ya Howard! – decía Athenea, pero esta vez no se acercó a nosotros. El chico saltó hacia atrás y se puso en pose de combate, yo me coloqué también, aunque le dije que no teníamos por qué luchar. Acabó riéndose de mí y me confesó que era el primero en pararle una acometida como la que había realizado.
-Eres una persona demasiado cabezota, me obligarás hacerte daño – le dije seriamente y sin ningún tipo de remordimiento, él volvió a enfadarse al insinuarle que era un ser inferior.
De repente cambió su pose, colocó el brazo extendido y la mano abierta. Una bola de fuego apareció y la echó hacía mí, no me esperaba aquello y con la espada, pude defenderme, pero la explosión fue fuerte. Todo se llenó de humo y sus amigos se pusieron detrás de él con sus armas, Howard dio una carcajada mientras Athenea había gritado un pequeño alarido por la explosión, lo que hizo que se preocupase. Cuando el humo se dispersó estaba totalmente como antes, sin ningún rasguño con la pose de defensa y todos se sorprendieron, incluso Howard.
-Te dije que no me subestimaras – de repente aparecí al lado de un amigo suyo, dejando un rastro de oscuridad por detrás y cuando lo tuve enfrente de mí al chico, se le puso una cara de miedo bastante pronunciada. Le di un golpe muy fuerte con mi espada en su pecho, provocando que saliese despedido unos metros hasta darse con las puertas de la cafetería. Luego aparecí detrás de otro de ellos y con un golpe en la espalda, cayó al suelo arrastrándose con la boca diez metros. Sin parar le golpeé al tercer amigo en su cara, salió despedido unos metros en el aire hasta darse contra el puente, para acabar volví al lugar donde empecé aquello – Si no quieres que te pase lo mismo, mejor huye.
Athenea y todos los alumnos que observaban, estaban con la boca abierta. Todos sus amigos habían recibido una paliza pequeña de alguien desconocido, El primero que se había golpeado con la puerta, sangraba por la boca y aunque no le corté el pecho, se le notaba el golpe en la ropa, el segundo dificultosamente y el tercero se levantó sin gesto de dolor, parecía el más fuerte los tres.
- ¿Cómo te atreves a pegarles a mis amigos? Esta vez sí que la has cagado – él se enfadó y empezó a cargar poder, su fuerza era considerable. Llegó a provocar que todo el puente empezase a temblar. Alrededor de él, aparecieron unas luces que delataban su afinidad en la magia, era de luz, todo lo contrario, a mí. No quise asustarme, pero notaba que su fuerza estaba siendo considerable. Cuando quise verlo, estaba a mi lado dándome un golpe en todo el costado, salí despedido unos metros y me frené en el aire, pero estaba ya enfrente de mí propinándome otro golpe en toda la cara. Volví a salir por el aire, pero esta vez para el suelo metiéndome en un pequeño rio que pasaba por dentro del edificio – Ahora no volverás a tocarnos, idiota. Esto no me satisface, acabaré con él con un gran ataque.
Levantó el brazo en el aire y con la mano abierta, empezó a conjurar un hechizo que se iba formando en su mano. Todo se estaba iluminando con el ataque, pero yo no le dejé hacer nada, aparecí enfrente de él con sangre en la boca y con expresión de enfado. Llevó un gran golpe con mi espada en el pecho, lo que hizo que volviese a salir despedido en el aire del gran hall casi hasta darse con el techo. Yo no le dejé que se golpease, ya que le propiné otro golpe en toda la espalda, lo que provocó que se diese contra el suelo a una velocidad de infarto.
Como ya me costaba controlarme, creé una pequeña bola de energía de oscuridad que fue lanzada con rapidez, tocándole la espalda de lleno. La bola provocó que todo el lugar se quedase unos segundos en oscuridad absoluta, después una explosión muy fuerte sacudió el lugar, haciendo que los alumnos curiosos, Athenea y sus amigos, se cayesen al suelo por la onda expansiva. Mientras bajaba al suelo, observé que había dejado un pequeño boquete cerca del puente, el chico se encontraba en medio de dicho agujero y se movía con dificultad. Su cuerpo desprendía humo y sus ropas, estaban un poco destrozadas.
-Quizás me haya pasado un poco– pensé mirándole, se levantó con torpeza, sangrando por la cabeza y la boca.
-No creas que me has derrotado– Dijo mirándome, aquello me sorprendió, estaba un poco mal herido. Su cuerpo había recibido una gran explosión y supuse que sería difícil de derrotar. Observé como Athenea se levantaba del suelo, con expresión de sorpresa y queriendo parar aquella estúpida batalla.
Nos colocamos en posición de ataque otra vez, cuando quisimos lanzarnos, noté una fuerza muy elevada y posteriormente una persona gritando:
- ¡Basta ya! – Un monitor con un uniforme de color azul, le dio un golpe en toda la nuca a Howard haciendo que se desmayase al momento y cuando quise darme cuenta, lo recibí yo provocando que todo se volviese en tinieblas.
Mostrar ContenidoCapitulo 2 - Visita al director:
Desperté en una habitación desconocida, miré para los lados de la estancia, se encontraba con una triste penumbra y una claridad poco acentuada. Entraba unos rayos de sol a través de una persiana que había en la esquina. Al observar, pude ver a Athenea sentada en un sillón mientras miraba su teléfono móvil.
Me giré hacia ella, no se percató de que estaba despierto hasta ese momento y con una sonrisa hermosa, me dijo:
-Hola, cómo estás. Llevas inconsciente unas cuantas horas – dijo ella con un tono de voz alegre. Me sorprendió que estuviese esperándome allí todo ese tiempo, le devolví la sonrisa y ella volvió a sonreír. No quise que ese momento se esfumase nunca, echaba de menos lo que era tener una pareja, pero me vino a la cabeza el combate contra Howard y todo lo ocurrido, amargándome los pensamientos.
- ¿Qué ha ocurrido con Howard? - me levanté de cintura para arriba apoyándome en el respaldo de la cama. Ella puso cara de asco y no quiso contestar, así que no quise insistir.
Llamaron a la puerta con dos suaves golpes, entró un chico vestido de un uniforme diferente a todos lo que había visto hasta el momento. Su aspecto parecía bastante inocente, llevaba gafas, no era muy alto y su constitución era delgada.
- ¿Iván Ledesma, alumno de último curso Brain? - Preguntó nada más entrar, asentí con la cabeza – Muy bien, cuando esté preparado necesito que me acompañe al despacho del director.
- ¿¡Con el director!? - Gritó Athenea, entendí que no era algo bueno, ya que su tono sonó inusual. No había empezado el curso con buen pie.
-El médico le ha dado el alta, le espero en el pasillo, no tarde mucho por favor –se marchó y cerró la puerta con suavidad. Athenea me miró con un poco de frustración y tristeza, yo me temía lo peor, me levanté y me percaté que llevaba puesta la ropa de la enfermería. Entré en un pequeño cuarto, ella me dio la bolsa de mis pertenencias y me cambié en privado.
Cuando acabé pude ver que mi ropa estaba intacta, ni rota ni sucia, debieron arreglarla con algún hechizo. Salimos del cuarto sin arreglar la cama y me esperaba aquel monitor, con un gesto amable, nos invitó a seguirle.
Athenea y yo estuvimos hablando a lo largo del camino, avanzamos por todos los pasillos que se dirigían a la enfermería, ella me contó que, si el director te llamaba, no iba a ser bueno, él únicamente salía de su despacho o se dejaba ver para dar discursos o hacer declaraciones de cualquier asunto.
Llegamos al ascensor central, donde mi camino con Athenea se separaba, ella me abrazó con fuerza. Yo pensé que aquel gesto fue un poco exagerado. Sé no me iban a matar ni nada por el estilo, aunque inspiraba tranquilidad y confort. Llegó el ascensor, entramos los dos, estaba vacío y ya era de noche, la ausencia de personas por los pasillos era notable.
Athenea me hizo un gesto adiós con la mano y se marchó, me imagino que, a su apartamento a descansar. El ascensor empezó a subir cuando el chico dijo unas palabras en un idioma que no conocía, aquello me sorprendió. Tardamos un poco en subir debido a que era el último piso, una vez que llegamos, el ascensor frenó con un poco de brusquedad, acto seguido se abrió la puerta y pude ver un hall grande, no parecía real, debido a que sus dimensiones eran exageradas, desde fuera no se apreciaba algo similar.
En la puerta había una mujer, se encontraba sentada detrás de un pequeño mostrador, estaba pendiente de nuestra llegada, ya que nada más abrirse la puerta, se levantó de su silla y avanzó hacia nosotros.
-Bienvenido Iván, este lugar es donde se encuentra la dirección de todo el centro – su voz era muy dulce, me sorprendió el tono que tenía – Muchas gracias Eddie, puedes ya retirarte y descansar.
-Muy bien, buenas noches – hizo un gesto de reverencia muy exagerado, yo le hice un gesto con la cabeza y se marchó en el ascensor. La chica me invitó a pasar, pude ver una gran alfombra que llegaba hasta el final de un pasillo muy iluminado, a sus laterales había cuadros de diferentes alumnos modelo, muchos de los cuadros parecían llevar siglos allí.
Avanzaba poco a poco mientras observaba los cuadro, cuando me percaté de que estaba solo por el pasillo. La chica estaba detrás, un poco alejada, me dijo que siguiese la alfombra hasta la puerta del final. Continué mirando los cuadros hasta que encontré uno que me resultó conocido, pude observar que era el gran Emilse Walter, era la primera vez que lo veía en una foto tan joven, me quedé impresionado porque era mi vivo retrato, como si tuviese un hermano gemelo. A su lado, estaba Nelse Donovan con el mismo número de premios ganados, su graduación fue un año antes a Emilse.
No quise entretenerme más porque la chica seguía mirándome, cuando llegué al final del pasillo, la puerta se abrió sola y una gran luz me cegó, como si una puerta mágica se tratase. Pude observar un majestuoso despacho, con estanterías a los laterales que llegaban a muchos de metros de alto, varias lámparas de diferentes colores y una mesa enorme, justo de tras de ella, estaba una persona sentada en una silla.
Lo que más me sorprendió eran los pequeños aviones de juguete que volaban en la estancia sin hacer ruido, además de naves de guerra que también lo hacían, pero su gesto era de navegar por un mal inexistente. Todo era fantástico y me gustaba, parecía una habitación de un niño, en vez de un director de un centro.
-Siéntate por favor, no voy a dejarte todo el rato de pie, sería poco cortés por mi parte – me dijo aquel hombre mirándome. La mesa estaba completamente vacía, únicamente tenía un pequeño informe y una pluma que levitaba a su lado. Me senté, pudiendo ver que el director parecía ser una persona pequeña, con el pelo corto y usaba gafas, ni gordo ni delgado y su voz era bastante tranquila por su tono pausado – Muy bien Iván, te he mandado subir hasta mi despacho para hablar sobre el altercado que hubo hace unas horas con otro alumno, su nombre es Howard, él ya me contó lo que ocurrió, pero me gustaría saber tu versión.
-Yo no he hecho nada malo, tan sólo defender a la chica a la que hizo daño, sé que me he metido donde no debía, pero aquella chica estaba sufriendo y él no paraba de insultarnos. Lamento el altercado, sé que me pasé– le dije avergonzado y mirando para él sin apartar la vista- Soy una persona que no puede ignorar este tipo de situaciones, yo no empecé el altercado, pero obviamente, tuve que defenderme.
-Te entiendo y lo veo, tengo una habilidad que me permite ver los acontecimientos pasados de una persona con mirarla– yo me quedé helado, sabía leer la mente, tenía entendido que era un poder ficticio– Gracias a tus recuerdos, ahora sé lo que ha pasado y veo que no has tenido la culpa, pero hay que tener paciencia, no saltar así en las batallas, un adversario susceptible suele caer en los engaños y caer derrotado, es un consejo.
-Muchas gracias por el consejo, la verdad es que tiene razón, me he dejado confiar demasiado y ha ocurrido lo que ha ocurrido – le comenté arrepentido, tan sólo quería saber qué castigo me iba a imponer.
-He estado meditado, y pienso que no será correcto castigarte por algo que no has empezado tú. Lo mejor que puedes hacer a partir de ahora, es ignorar las palabras de Howard, ya que este chico no tiene remedio y no puedo echarlo del centro – me dijo, yo me extrañé que no me pusiese un castigo, quedándome más aliviado, así que respiré tranquilo.
-Sé que es meterme donde no me llaman, pero por qué no puede echarle, entiendo por sus palabras que ya lo ha hecho más de una vez – intenté no meterme, pero ya le había cogido rencor a ese Howard.
-Suele meterse a menudo en problemas y es debido a que su potencial es bastante increíble, me sorprende que haya podido haber alguien que le hiciese frente – me puse un poco rojo, pero en eso tenía razón, el potencial de Howard era realmente elevado- El problema está cuando el mayor inversor del centro, sea su padre, él lo sabe, como tiene ahí esa seguridad, suele meterse en problemas como si fuese un niño pequeño, es una de las cosas que me disgustan de él, le castigaré mañana. Va siendo tarde y me imagino que estarás cansado, el primer día suele ser duro y más cuando pasan estas cosas, puedes marcharte ya para tu apartamento, pero antes, ¿tienes alguna pregunta o duda?
-No...bueno sí, me gustaría preguntarle por uno de los cuadros que hay afuera colgados, ¿uno de ellos es Emilse verdad? -Le pregunté porque la curiosidad al ver que era mi vivo retrato, me había entrado la curiosidad.
-Sí puede ser, hay demasiados cuadros ahí, pero ahora mismo no podré atenderte con eso, voy a tener que acabar unos trabajos que tengo en mente antes de poder irme para cama, ya te contestaré un día con más tiempo, un placer Iván – me dijo sonriendo y con prisas, de repente varios libros aparecieron en su mesa, entendí que un gesto para invitarme a irme, la puerta se abrió sola de nuevo y me marché.
La chica se encontraba en la puerta, me acompañó hasta el ascensor. Bajé en el ascensor y la chica fue tan amable de acompañarme a mi apartamento.
Cuando llegué, me despedí de la chica y me tiré en el sofá a mirar la televisión. No emitían nada interesante, así que me fui para la cama, me vestí con el pijama y me eché, empecé a cerrar los ojos hasta quedar dormido profundamente.
Mostrar ContenidoCapitulo 3 - Un pequeño pasatiempo:
Llegaba tarde a la primera hora de clase, corría por los pasillos del centro sin demorarme un minuto más. Debido al día de ayer tan estresante, me quedé en la cama el tiempo suficiente para llegar retrasado.
No paraba de esquivar a personas que también llegaban tarde a sus clases, aunque se lo tomaban con calma. Cuando alcancé el pasillo del aula, observé que se encontraban aun personas en la entrada charlando, así que me frené en seco con un poco de fatiga. Entré por la puerta y pude ver que estaban los alumnos de pie conversando y otros intentando estudiar.
Cuando pasé delante de los alumnos, estos se quedaron mirándome con una cara de desprecio y algunos con gesto de sorpresa. Avancé por la clase un tanto incómodo hasta que me taparon los ojos por detrás:
- ¿Quién soy? – Una voz conocida sonó por detrás de mí.
-No estoy seguro – le contesté en tono bromista, la única persona que conocía en ese centro era Athenea.
-Vamos tampoco es tan difícil – su tono de voz se volvió más tierna que antes.
- ¿Athenea? – Le contesté con un poco de duda, ya que su voz no era la misma que la de ayer y no estaba seguro al cien por cien.
Dejó de taparme los ojos, me di la vuelta para darme cuenta de que no era Athenea, si no aquella a la chica que ayudé en el Centro de Galbania y no recordaba su nombre.
-Vaya, no me esperaba eso, veo que no te acuerdas de mí, que poca memoria tienes Iván.
-Lo siento, últimamente estoy un poco despistado, desde aquel día sólo nos vimos una vez – Todo lo que le dije había sido sincero, no recordaba su nombre y su tono de voz me era poco familiar.
-Venga, vale no pasa nada, es comprensible, mi nombre es Beatriz. Llevo unos días aquí y por lo que sé tú ya llegaste, vaya revuelo hasta armado.
-Sí, ya he tenido algún que otro problema.
-Ya me enteré de todo, en el centro no existe persona alguna, que no sepa el encontronazo que tuviste con Howard, por qué fue la pelea si se puede saber.
-Athenea la chica que he conocido, tuvo un problema con ese chico y vi que la estaba maltratando, así que la quise defender y todo acabó en un combate.
-No sé cómo defiendes a esa niña, se lo tiene merecido por lo que dicen muchos compañeros, intenta sobresalir por encima de los demás.
-Pues no me pareció que fuese así, es más, me ha parecido una excelente chica que sólo ha querido ayudarme – Pude observar que Athenea entraba por la puerta con una cara de pocos amigos, cuando nos pudo encontrar fue corriendo hacia nosotros.
-Hola Iván – me miró sonriendo y a Beatriz con un gesto extraño. Me preguntó qué tal me encontraba. Beatriz se despidió de nosotros y se marchó para su sitio en el aula.
-Gracias por venir Athenea, esta gente me está poniendo de los nervios por sus cotilleos hacia mi persona, incluso Beatriz sabía que ya había tenido problemas con Howard.
-No te extrañes que la gente sea tan cotilla, en este centro suele pasar a menudo y cuando yo estuve con Howard todos lo sabían, luego me tacharon de lo que no soy.
-Yo no he sentido ninguna impresión mala, además no hay que darle tanta importancia a lo que diga la gente, pero reconozco que fastidia un poco.
-Ya, dímelo a mí, vamos a sentarnos porque lo más seguro que esta profesora llegue en un par de minutos.
Ella se sentó en la parte más cercana de la profesora y yo me senté con ella, aunque odiaba los sitios cercanos al profesor, a veces se pasaban mucho haciéndote cuestiones. Estuvimos hablando otro ratito hasta que llegó la profesora.
Cuando la profesora entró y pasó por la puerta, esta misma se cerró automáticamente, apoyó sus libros una gran mesa, la cual se encontraba en medio de la clase, delante de todos los alumnos. Se sentó y sonrió al ver que estábamos todos ya sentados.
-Buenos días a todos y a todas, hoy debo comentar varios asuntos importantes, aunque lo primero es lo primero, me gustaría darle la bienvenida a otro nuevo alumno, él se presentará al examen para ser Brain y viene con muchas ganas de comerse el mundo, por favor Iván.
Me levanté con un poco de brusquedad y todos los alumnos pusieron su mirada en mí. Me sonrojé un poco y no pude evitar mirar para Athenea, ella sonrió y yo comencé hablar con tranquilidad:
-Me llamo Iván y vengo de Galbania. He decidido matricularme a este centro por su alto nivel a la hora de preparar a sus alumnos y por los buenos elogios hacia los profesores. Me gustaría presentarme para ser Brain alquimista y llegar a ser un gran mago.
-Muy bien, puedes sentarte.
Me senté en la silla de nuevo y Athenea me dio una pequeña caricia en la pierna como queriendo decirme que había estado bien, me sentí bien, había superado aquella pequeña situación.
-Ahora debo hablar sobre una mala noticia, la cual nos afecta a todos los alumnos aspirantes a Brain y a los monitores del centro. Resulta que nos ha llegado un comunicado hace unos días del gobierno de Cuartenia solicitando la participación de los Brain en el conflicto de Frasia y Alemntia, por lo tanto, el centro ha organizado que los alumnos aspirantes vayan a examinarse en la guerra.
Los alumnos se alteraron, algún que otro grito de sorpresa se escuchó en el aula. Todos empezaron hablar entre ellos y yo me puse un poco nervioso, noté como Athenea me agarró de la mano con preocupación.
-Silencio chicos y chicas, comprendo que su preocupación haya saltado así tan rápido, pero se ha pensado en las misiones que tendréis que hacer y serán realmente fáciles y sin riesgos. Os explico un poco más, cada grupo de alumnos formados por un Brain, un Monitor y tres aspirantes, tendrán como misión realizar una limpieza en diferentes zonas asegurándolas y permaneciendo en ellas hasta que la Resistencia llegue a dichos lugares.
-Señorita, ¿el ejército no se puede encargar? – Una voz interrumpió a la tutora que no pareció darle demasiada importancia.
-Señorito Aarón levante la mano cuando necesite realizar algún tipo de pregunta por favor – Su tono fue pausado y relajante–El ejército se encargará de nuestra entrada en el territorio y de que podamos realizar bien nuestras tareas.
Vi como Aarón maldecía por lo bajo, mientras la profesora seguía comentando toda la misión hasta que sonó la sirena. Ella se marchó sin llevarse sus libros, comentó que volvería para indicarnos los grupos.
Athenea y yo empezamos hablar sin movernos de nuestros sitios, a ninguno le parecía normal aquella misión, ya que podíamos morir y ninguno tenía realmente la experiencia necesaria para algo tan peligroso.
Yo miraba para la puerta de clase al ver que entraron unos alumnos un tanto especiales llevando otro uniforme. Observé que había una chica en mitad del pequeño grupo como si los otros la escoltasen, era realmente guapa e intrigante.
-Iván, ¿me estás escuchando? – Dijo Athenea al ver cómo me quedé congelado al ver aquella chica. Al pareció se dio cuenta de aquello y me miró despectivamente.
Pasó su mano por delante de mi cara y pude dejar de mirarla. Me froté los ojos y me disculpé por haber sido tan grosero.
-Perdona, ¿quién es esa chica? – le dije con la cara bastante colorada, ella se acabó riendo y con un tono bastante despectivo me contestó.
-Es Yuka, una de las personas más populares del centro y una de las mejores guerreras que he podido ver en mi vida. Sin lugar a dudas, el dinero no le falta, pero dudo que puedas hablar con ella alguna vez, son muy quisquillosos.
Me quedé de nuevo mirándola y algo me incitaba a no dejar de hacerlo, era algo que me superaba. Athenea volvió a pasarme la mano por delante de la cara y dejé de volver a mirarla.
-Es normal que te quedes mirándola de esa manera, les pasa a todos los hombres de corta edad, o sea, adolescentes como tú y yo.
-A qué es debido.
-Cuando era pequeña estaba en uno de los laboratorios del padre, él es uno de los mayores investigadores de Galbania, una tarde cuando ella jugaba sin permiso en el laboratorio, le cayó una de las pócimas más fuertes de atracción y por eso es tan irresistible para todos los hombres.
-Vaya cosas la verdad, pero hay que reconocer que es guapa– Justo pasaron por nuestro lado en el pequeño pasillo que hacía las mesas.
-Ella es una chica difícil, nunca le he visto con nadie más y sólo que yo recuerde, ha estado con un chico que despareció en una misión de Brain.
- ¿Desapareció? – Le dije bastante sorprendido.
-Sí, le acompañaban varios alumnos que fueron asesinados, y su cuerpo fue el único que no se encontró. Algo raro la verdad, él tenía un potencial increíble, muchos han pensado en que él fue el asesino, otros en que ha muerto y algunos que ha podido ser secuestrado, pero quien sabe.
Justo Yuka pasó a nuestro lado con aires de superioridad y no miró para nosotros, tampoco sus compañeros. Se sentaron todos juntos en una de las mesas que había al fondo y empezaron hablar entre ellos sin mirar a nadie, era algo molesto.
-Ves ni siquiera ha mirado para nosotros, incluso sabiendo el problema que hubo ayer y el saber que eres nuevo, es algo irritante y yo la odio.
-Bueno tampoco me importa mucho si me dirige la palabra o no, digamos que no la conozco y no me va a quitar el sueño.
La sirena volvió a sonar fuertemente y a los dos minutos la tutora entró por la puerta. Llevaba un pequeño cuaderno que abrió nada más sentarse en la silla.
-Ahora os comentaré los nombres de los alumnos y sus respectivos grupos. Por favor, tranquilidad y atención, esto ha sido seleccionado por los tutores de cada clase y de forma aleatoria, no discutan por si no están de acuerdo, ya que no se permitirán cambios.
Empezó a comentar todos los grupos y con sus alumnos que formaban cada uno. A mí me tocó con Yuka, una tal Rebeca y un monitor llamado Alejandro, lógicamente no conocía a ninguno. Yo quería estar con Athenea, pero a ella le tocó otro grupo y en una misión bastante alejada de mi zona, perdí esperanzas de verla durante la misión.
Las clases terminaron habiendo pasado 3 horas y yo ya me encontraba bastante cansado. Nos fuimos los dos para la cafetería para probar los platos combinados tan famosos que había.
-Has elegido una buena elección, a mí me encanta la tortilla francesa, el lomo adobado y las patatas fritas – comentaba Athenea cuando le dije a la camarera cual era el plato que comería.
Estuvimos hablando sobre la misión de nuevo y sobre nuestras cosas, así nos conoceríamos un poco más. Pude entender más la situación entre Athenea y Howard, y la razón por la que lo dejaron. La relación tuvo ser difícil para ella, y más, sabiendo que Howard era un mal tratador.
Mientras comíamos se acercó por detrás de Athenea un chico que le dijo algo que me sorprendió bastante, pero me imaginé que era un buen amigo de ella porque se sentó sin permiso a su lado.
-Hola Athenea, qué tal con tu nuevo novio. Al parecer ya te has metido en líos con Howard y todo por culpa de este chico.
Le miré con una expresión nada amigable y Athenea le dio un golpe en el hombro. Él se quejó con una expresión de maldad y luego sonrió con ganas, pero no le dijo nada más hasta que Athenea le dijo una cosa un poco chocante:
-No es mi novio, pero él se ha metido en problemas con Howard por defenderme y no como otros que sólo se pasan el día de broma conmigo sin importarle lo más mínimo.
-Oye Athenea, me importas mucho, por algo eres mi mejor amiga, y eres de las que me cuida, si Howard te hace algo ya sabes que mi magia del hielo es más poderosa que su oscuridad.
-Slash no me hagas reír, solo te importa tu persona y nadie más, nunca me has demostrado nada bueno con lo de Howard, pero, aun así, sigues siendo un buen amigo.
-Gracias mujer, y qué, no me vas a presentar a tu novio. Ya sabes que me paso todo el día buscándote a un novio y ahora me sorprendes con un chico nuevo, y muy fuerte.
Me quedé mirándole de reojo mientras comía de mi plato combinado que estaba realmente bueno y ella soltó una carcajada, aunque sonó con un poco de timidez. Pude ver como se sonrojaba un poco.
-No es mi novio y lo acabo de conocer ayer, sabes que no me voy con la primera persona que conozco, y perdona Iván que no te sienta mal. Es mi forma de pensar sobre las parejas, no me gusta algo espontáneo.
El chico se rio bastante, aunque no comentó nada más, me miró y me extendió la mano. Lo interpreté como un gesto de cortesía y cuando le estreché la mano con fuerza sonrió:
-Me llamo David, aunque puedes llamarme Slash, así es como me llaman mis amigos. Soy amigo de Athenea desde que teníamos muy temprana edad y siempre he estado a su lado para ayudarla, aunque ella diga que no.
-Te comprendo, teniendo una amiga tan buena como ella yo también le querría lo mejor para ella y que ningún imbécil se juntase para molestarla. No te preocupes por mí, soy buena persona.
-Eso espero Iván, bueno me voy a marchar que me empiezan las clases particulares de magia gélida, intento superar mi nivel de fuerza y estas clases me ayudan. Encantado Iván, y Athenea no te sulfures que si necesitas un novio ya sabes dónde encontrarlo.
-No gracias, sabes que no eres mi tipo.
Él puso un gesto de descontento, aunque a la vez gracioso y se marchó de la cafetería con prisas. Yo le he estuve preguntando cosas sobre Slash, ya que me pareció que tenía un buen potencial. Ella se reía mucho porque parecía tomárselo a coña, pero yo había notado algo especial en su fuerza y me preocupaba.
-Bueno Iván, vengo ahora que tengo que ir al baño, no tardo mucho y no te vayas sin mí – Se levantó con una sonrisa de oreja a oreja y avanzó hasta los lavabos de la cafetería. De repente, me volvieron a tapar los ojos asustándome por lo inesperado que fue.
-Ésta vez sé quién eres, así que no me hagas otra vez la misma broma porque no cuela jajaja.
Me quitaron las manos de los ojos y pude ver como Beatriz se sentaba a mi lado con poca educación.
-Qué tal estás, ¿estás comiendo solo? – Ella se sintió algo interesada en mi situación actual y le comenté que estaba comiendo con Athenea, pero tuvo que ausentarse un momento. Ella habló conmigo hasta que llegó Athenea y después se marchó como molesta, pero de muy buena gana me dio un beso en la mejilla sorprendiéndome.
-Al parecer tenéis buena relación Beatriz y tú- dijo con un tono no muy amigable Athenea. Yo me quedé bastante extrañado por el beso y también por el comentario que había hecho Athenea, pero no quise decirle nada más que la verdad, que no la conocía y que ese era el primer beso que me daba en la mejilla.
Cuando acabamos de comer, Athenea me comento de ir a la zona de Entrenamiento donde todos los alumnos se ejercitaban, ensayaban para realizar bien sus combates y a veces se hacían batallas muy fuertes para saber quién era el más fuerte entre clanes.
Acepté ir porque siempre me animaba a combatir con cualquier persona fuese un amigo o no. Al llegar, pude ver a alumnos como en una sala de espera preparándose para el combate. Cada grupo de personas entraba en unas salas que eran representaciones de una montaña y que servía para realizar todos los combates sin miedo a destrozar el centro.
Cuando íbamos a entrar en una de aquellas salas, justo se escuchó mi nombre por detrás y nos paramos. Pude observar que se acercaba de nuevo Beatriz corriendo junto con un chico alto, ancho de hombros y con pintas de tener fuerza.
-Perdona por molestaros otra vez, pero he visto que vais a ir a entrenar y me gustaría saber si queréis que nos entrenemos juntos, un combate entre nosotros, es que llevamos toda la semana entrenando solos y se hace aburrido.
Miré para Athenea, ella puso gesto de indiferencia e interpreté que le no le importaba que estuviesen con nosotros, pero me hubiese gustado pelear a solas con Athenea para saber su potencial.
Entramos los cuatro en la zona, pude observar que aquella sala era inmensa y parecía no tener fin. Yo estaba encantado de poder luchar en esta zona porque se veía interesante para la lucha, así que saqué mi espada de la nada como siempre y empecé a correr como un loco hacia adelante, aunque me frené de repente provocando un golpe de aire por detrás.
- ¿Quién quiere ser el primero en luchar contra mí? – Me puse en pose de combate y Athenea sacó igual que yo su arma, pero al parecer no era una espada corriente, su forma delataba de que era una katana.
- ¿A ver qué puedes hacer contra mí Iván? Recuerda que eres débil a mi magia y yo mucho más resistente a la tuya, ¡en guardia!
Empezó a correr hacia mí con mucha rapidez, levantando la tierra por detrás con mucho polvo, antes de que llegase le hice un gesto con los ojos abriéndolos más de lo normal y una pequeña explosión le golpeó en el pecho, haciendo que se frenase en seco.
Cuando se dispersó el humo que generó la explosión, ella ya no estaba y no pude saber dónde se encontraba hasta que vi una luz intensa cada vez haciéndose más grande sobre mi cabeza.
No pude hacer nada, una bola de luz me alcanzó de lleno provocando una explosión mediana. Eso hizo que una onda expansiva se expandiese por la zona empujando a Beatriz y al amigo de ella unos centímetros.
-Vaya pensé que lograría evitarlo – dijo Athenea por lo bajo mientras el humo se hacía cada vez más espeso y las piedras caían del cielo debido a la explosión.
- ¡Athenea buen golpe! – le grité desde un pequeño montículo a unos 100 metros del cráter que provocó su explosión. Ella se giró rápidamente, pero fue incapaz de esquivar mi acometida con la espada, logré golpearle en el estómago y ella salió despedida varios metros hasta darse contra el suelo con mucha fuerza.
Acto seguido, aparecí antes de que se levantase, justo en frente de ella y con cara de susto vio como mi espada se frenó muy cerca de sus ojos. Ella no quiso entender que era un gesto de que ya estaba derrotada y me golpeó en el costado haciendo que cayese de lado. Me arrastré un poco en la tierra, mientras ella se reía y corría hacia mí con unas bolas de luz en la mano, acto seguido, las lanzó, pero las esquivé con rapidez impulsándome con la mano contra el suelo, provocando que se quebrajase por la fuerza unos 20 metros a la redonda.
Las bolas de luz explotaron donde me encontraba, por el humo no pude ver a Athenea que ya estaba arriba de mí, me frené en seco con fuerza y ella recibió un viento muy fuerte por el golpe de aire.
- ¿Cómo has llegado tan rápido? – Le pregunté mientras ella tenía una sonrisa de oreja a oreja. No contestó, hizo un gesto con la mano tocando la katana y empezó a brillar, yo coloqué la mía en posición defensiva y me embistió muy fuerte. Las espadas chocaron provocando una onda expansiva que hizo temblar el suelo.
- ¡Eres bastante fuerte Iván! No me esperaba que aguantases la primera honda de luz que te he lanzado, fue algo sorprendente – decía Athenea cuando se echó para atrás después de la acometida.
-No es para tanto, aunque no lo creas, mi fuerza puede aumentar más de lo que piensas, pero no estoy acostumbrado a luchar contra chicas y menos con una tan guapa como tú.
Aquello la dejó con los ojos bien abiertos, se sorprendió por mis palabras y yo aproveché esa sorpresa para aparecer a su lado y darle un golpe en todo el costado, el cual provocó que cayese a toda velocidad al suelo, pero antes de que se estrellase la agarré.
- ¿Estás bien Athenea? No era mi intención hacerte daño – ella se agarraba el costado con cara de sufrimiento y yo con la poca experiencia para sanar, intenté aliviar su dolor y funcionó porque su cara volvió a no tener un gesto de dolor.
- ¡Eres tonto! – gritó Athenea dándome una colleja muy fuerte, yo la solté y cayó al suelo. Se tocó el trasero porque cayó con el culo, eso hizo que le doliese, aunque pareció ignorarlo, se levantó rápido.
-Jo por qué me pegas – le dije un poco confuso.
-Porque me dices esas cosas de que soy guapa, me ha sorprendido y te has aprovechado de la situación, pero esto no queda aquí, soy muy rencorosa - saltó hacia atrás y con la pierna me atizó en toda la cara haciendo que cayese al suelo con fuerza.
Me levanté con dolor en la boca y pude comprobar que estaba sangrando. Miré para ella que se reía y le pregunté:
- ¿Quieres comprobar mi verdadera fuerza Athenea? – Ella asintió con la cabeza y se colocó en la posición defensiva. Me puse en pose para cargar energía, mientras lo hacía pude observar como Beatriz y su amigo observaban con curiosidad.
Empecé a cargar energía haciendo que todo el suelo empezase a temblar y a quebrajarse, uno segundos más tarde, unos rayos oscuros empezaron a salir de mi cuerpo golpeando todo lo que se encontraba a su paso. Athenea los esquivaba y pudo ver como un aura negra empezó a salir de mi cuerpo
- ¿Cómo puede tener tanta fuerza este chico? – Preguntó el amigo de Beatriz. Todo empezaba a volverse más oscuro, era como si la poca luz del lugar fuese desapareciendo poco a poco. Cuando paré de cargar energía me eché para adelante provocando una onda expansiva tan fuerte que fue inevitable la caída de Beatriz y su amigo, haciendo que Athenea se echase hacia atrás.
Ella no daba crédito a mi fuerza, no logró verme cuando me puse en su espalda. No quise hacerle daño, pero la agarré por detrás con fuerza sin que me viese y se puso muy tensa.
-Dudo que me hagas algo Athenea, vamos a dejarlo por hoy porque no te veo muy animada – le dije sin hacerle ningún tipo de daño, noté como ella no hacía fuerte y relajaba los músculos. Me quité el aura y Athenea se dio la vuelta para mirarme fijamente a los ojos desde muy cerca.
-Espera que te curo tus heridas – Empezó aplicarle con las manos unas luces bastante agradables, lo mejor de todo, era que lo hacía con mucha delicadeza y me sentía muy a gusto.
Una vez que finalizó, empezamos hablar del entrenamiento mientras los otros dos se peleaban con bastante brusquedad, algo que no me gustó porque yo no tuve tanta crueldad con Athenea.
Nosotros a la media hora de que empezasen a combatir nos fuimos de allí por aburrimiento. Una vez que salimos de la zona de entrenamiento, avanzamos para uno de los parques interiores que había dentro del centro y nos sentamos para charlar un rato, observamos como los más pequeños se divertían.
-Peleas bastante bien Athenea, no sabía que tuvieses tanto potencial, lo mejor de todo, es que sabes ocultarlo– le dije cuando estaba mirando su móvil por si tenía alguna llamada.
-Soy bastante dura ya te lo dije, aunque tengo que explotar más mis habilidades de agilidad.
- ¿Estás de broma? Eres realmente rápida y me sorprende que no haya podido verte en algunas ocasiones, creo que eres la primera que no consigo ver.
-Las tonterías que dices suelen gustarme, pero hablando en serio, no he podido contigo y dudo que pueda en poco tiempo–decía con sinceridad mientras me miraba fijamente a los ojos– Cuando cargaste toda esa energía pude darme cuenta de que guardas mucha más dentro, te hiciste el loco para no asustarme, pero lo mejor de todo, es que lo hiciste.
-Cada uno dice una tontería, sé que, si llegas a tener un poco más, acabaría derrotado.
-Bueno da igual, por lo que veo eres un cabezón, aunque en cabezonería no me superas jajaja.
Nos estuvimos riéndonos un buen rato mientras veíamos como se iba haciendo de noche por la gran cristalera que había en el parque. Observábamos el atardecer más bonito que había visto nunca, con todas esas sensaciones y pude comprender que Athenea me atraía.
-Iván va siendo hora de marcharnos, yo al menos empiezo a tener sueño y tenemos que mentalizarnos en la misión, tan sólo quedan tres días.
-Sí tienes razón, yo prefiero meditarlo con la almohada, vámonos para nuestros apartamentos.
Anduvimos un buen rato, comprobamos que había poca gente por los pasillos y sólo los más frikis del centro estaban hablando sentados en bancos mientras compartían cartas o cromos, no sé lo que era. Cuando llegamos a los apartamentos nos despedimos con dos besos y cada uno se fue para sus diferentes zonas.
Cuando llegué a mi apartamento encendí la televisión, retransmitían las noticias y de nuevo la guerra, también hablaban sobre nuestro examen, comentando que enviarían aspirantes a Brain a la guerra. Mientras veía la televisión, pude quedarme dormido por el cansancio que llevaba encima.
Mostrar ContenidoCapítulo 4 - El primer Encuentro:
Llegó el día, me encontraba en el dormitorio, llevaba puesto el uniforme. Me había afeitado con bastante rapidez y acicalado con detenimiento. Era casi la hora de presentarse en el gran Hall así que me aligeré, cerré la puerta del apartamento y empecé a correr por los pasillos, los cuales se encontraban vacíos.Cuando llegué, pude ver que estaba abarrotado de alumnos, monitores y profesores, todos iban vestidos con el uniforme especial de las misiones.
Avancé entre la gente hasta que pude encontrar a mis dos únicos amigos, al acercarme pude ver que hablaban de la misión, al verme Athenea me sonrió y Slash me estrechó la mano fuertemente.
-Hola chicos cómo estáis – les dije nada más llegar.
Miré como iba vestida Athenea con un uniforme que le realzaba bastante el tipo, quise que no se me notase el pequeño interés, pero se fijó en la mirada y bajó la cabeza un poco avergonzada.
-Estoy bastante nervioso, no sé qué pensar la verdad y ahora tener que ir a luchar contra un ejército, no me deja tranquilo – comentaba Slash con voz bastante entrecortada. Athenea no paraba de jugar con las manos y se las toqué para frenarla.
-Estoy tranquila Iván– dijo ella mirándome con una sonrisa en la cara. El día anterior estuvimos hablando sobre la misión e intentaba tranquilizarla, a pesar de que me encontraba por dentro peor que ella. De repente sonó un pequeño pitido en los altavoces, lo que hizo que todos los alumnos se movieran para formar sus grupos, yo le quise dar un abrazo a Athenea, pero ella se me adelantó con uno muy fuerte. – Cuídate y nos vemos a la vuelta, suerte.
Se marchó corriendo con Slash y yo me quedé mirándoles cómo se mezclaban con la multitud, hasta que los perdí de vista. Avancé hasta mi grupo, el cual estaba un poco más alejado, en uno de los extremos del escenario. Ayer por la tarde, habían montado un escenario provisional.En el grupo se encontraba aquella chica llamada Rebeca, luego Yuka se encontraba como siempre, con la mirada fija y sin fijarse en nadie más. Y el monitor Alejandro, que solía sonreír siempre, aunque el asunto fuese serio.Todos los grupos tomaron posiciones y se colocaron en pose militar, yo lo hice al darme cuenta unos segundos después.
Apareció el Director en el escenario, para hablar en nombre de todos los profesores y monitores.
-Hola a todos, llegó por fin el día, muchos de vosotros aprobaréis, otros no tendrán tanta suerte, pero jamás dudéis de vuestra capacidad. Sois muchos alumnos, a pesar de la peligrosidad de la misión. Me alegra ver que mis alumnos tienen mucha confianza en sí mismos, pero recordad, nunca desobedezcáis a un monitor o profesor, ellos velarán por vuestra seguridad.
Continuó hablando unos minutos más sobre la conducta que deberíamos tener, y se fue deseándonos mucha suerte. Después del discurso, todos empezamos andar hasta el puerto, una vez allí, me tocó en uno de los primeros barcos que asaltaría la playa, me encontraba aterrorizado.
Entramos en uno de los numerosos barcos. Al parecer eran pequeños y sólo entraba una reducida tripulación. Nos ordenaron sentarnos al lado de una pantalla de tamaño mediano y que serviría para explicarnos todo el procedimiento. El viaje era largo, nos llevaría unas 6 horas llegar al destino. Me senté al lado de Yuka que parecía la mar de tranquila mirando su teléfono móvil, luego observé como Alejandro se sentaba enfrente de mí y Rebeca a su lado.Yuka me empezó a mirar por primera vez de arriba abajo, empecé a ponerme nervioso porque no paraba de hacerlo y no me atrevía a decirle nada. Apartó la mirada de mí cuando entró un profesor por la puerta del compartimento.
Se acercó a la pantalla y con un chasquido de dedos se encendió.
-Bienvenidos, ahora os explicaré en qué consiste nuestra misión y tiene como nombre en clave, Agua– Se puso de espaldas para explicar las imágenes que salían en la pantalla. Comentó que debíamos correr por la playa una vez desembarcados, y sin parar de seguir al Monitor, una vez hubiésemos salido de la playa, entraríamos en un almacén cercano, avanzaríamos por dentro hasta salir por uno de sus laterales. Seguiríamos avanzando por unas cuantas calles más, hasta llegar al a oficina de correos, una vez allí, esperaríamos a la resistencia.
- ¿Cuánto tardará en llegar la Resistencia? – dijo Yuka cogiéndome por sorpresa, no la había escuchado nunca. El profesor no parecía estar demasiado seguro y comentó que una hora aproximadamente.Después de estar comentando más apartados de seguridad y precauciones, el profesor se marchó del compartimento.
Cerré los ojos para descansar un rato, y a pesar de los nervios, conseguí dormirme un rato.Pasaron las horas mientras dormía y alguien me despertó golpeándome suavemente en el hombro. Cuando abrí los párpados, enfrente de mí estaba Yuka, ella me comentó que estábamos a menos de media hora de llegar. Me levanté para ir un momento al lavabo, me mojé un poco la cara en un pequeño fregadero para despejarme, quise salir al exterior para observar, pero el monitor me dijo que fuese a la salida para el desembarco.
Una vez llegué al compartimento para desembarcar, comenzó a escucharse unas fuertes explosiones fuera del barco e incluso, las sacudidas golpeaban el barco zarandeándolo. Algunas explosiones, golpeaban el casco del barco y sonaban de forma horrible, intentamos no perder el equilibrio, pero era difícil.D
e repente se escuchó un pitido, sin previo aviso un gran golpe casi nos tira a todos hacia adelante. La puerta se abrió y pudimos ver arena de la playa, a lo lejos varios alumnos ya se encontraban avanzando mientras esquivan hechizos y explosiones, un par de ellos estaban en el suelo mientras su monitor parecía curarles con magia, la imagen era dantesca.
- ¡Vamos! ¡Vamos cojones! – gritó el Monitor, él iba delante junto con Yuka y Rebeca, yo iba detrás del todo finalizando la fila india. Corrimos sin parar esquivando los hechizos y algunos los rechazábamos con destreza. Yuka tenía una forma de rechazar las magias, elegante y espectacular. Íbamos por la mitad de la playa cuando uno de los hechizos impactó de lleno en Rebeca y provocando que yo cayese al suelo con los oídos pitándome.Me encontré bastante aturdido y mirando para todos los lados, los oídos me producían un ruido muy molesto. La explosión había sido enormemente fuerte, no era como la de los demás hechizos y no daba crédito de tal potencia, además me culpaba por no haberlo visto.Pude ver como los demás alumnos corrían mientras pasaban a mi lado, tan sólo querían ponerse a salvo en la entrada de la playa donde todo el mundo se refugiaba.
Observé cuando el humo se dispersó y como Rebeca estaba tendida en el suelo boca abajo junto con un gran charco de sangre, eso me sobrecogió, lo único en lo que pensaba, era en avanzar hacia ella para ayudarla. Avancé agachado esquivando más magias y me coloqué a su lado.
- ¿Estás bien? – le dije encharcándome las rodillas en su sangre, le quise dar la vuelta, pero estaba muy mal herida o muerta, no estaba muy seguro. Empecé aplicar magias curativas, pero no servían de nada, yo no tenía experiencia en magia de luz y lo poco que sabía, no ayudaba con la gravedad de las heridas– ¡Ayudarme!
Empecé a gritarles a las personas que pasaban a mí alrededor y frustrado, no paraba de aplicarle hechizos curativos. Pude observar como mi grupo ya no se encontraba en la playa, ni si quiera en la entrada ni en el muro de contención. Lo más sorprendente, fue que todo se quedó congelado, como si el tiempo se parase delante de mis ojos.
- ¿Pero qué coño? –dije levantándome estupefacto al ver que todos estaban paralizados. Encima de mí escuché una risa maléfica, con mucho ímpetu y no me gustó un pelo. Pude observar a un chico vestido con una túnica negra, rubio y con capucha, se reía con fuerza - ¿Tú quien eres y qué ha pasado?
-¿No me conoces? Me sorprende que no me conozcas y tus profesores no te hayan dicho nada.
- ¿Decirme el qué? ¡¡¡Explícate!!! – le grité sacando mi arma con magia, esto no me olía demasiado bien y estaba bastante preocupado.
-He parado el tiempo para decirte una cosa Iván – dijo mi nombre con sorpresa, antes de nada, le envié una bola de magia oscura que impactó en él. No se apartó ni hizo gesto de defenderse. El humo se dispersó y seguía allí sin ningún rasguño.
-Por favor Iván, seamos serios – dijo sin inmutarse, yo ya estaba preocupado por todo este asunto. Le pregunté que quería de mí y por qué estaba haciendo esto con las demás personas. – Se me acaba el tiempo, no puedo explicarte todo, lo único que quiero decirte es que no saldrás con vida de este país. Mis súbditos te lo impedirán, además debes saber que he creado una gran muralla mágica imposible de eliminar, no permite ni entrar ni salir, así que vete tomando en serio este asunto si no quieres morir pronto.
-¿Qué dices? ¿Por qué me haces esto a mí? – dije enfadado, acto seguido empecé a cargar energía con mucha rabia. Empezó a temblar todo el suelo, la arena se empezó a levantar alrededor de mí, pero una fuerza muy poderosa me interrumpió la carga y me caí al suelo de rodillas.
-No hagas tonterías, aunque cargues toda tu fuerza no podrás combatir contra mí – dijo aquel chico, tenía extendido el brazo, al parecer estaba produciendo esa fuerza que me tenía aprisionando el cuerpo contra el suelo. – Veo que no te tomas esto en serio y quiero que veas que no voy de farol.Levantó uno de sus brazos, extendió la palma de la mano y todas las personas que estaban congeladas se empezaron a mover de nuevo como si no hubiese ocurriese nada.
El chico rio con malicia y empezó a cargar con ese brazo una energía con una calidad extraordinaria, dejé de hacer fuerza al ver que había cesado la suya y con cara de miedo observé como salía la energía en forma alargada hasta impactar en el centro de la playa. No lo pensé dos veces, creé mi escudo más fuerte de oscuridad y me puse en pose defensiva con los brazos cruzados.Se creó una explosión que llevaba tanta fuerza que barrió todo lo que encontró a su paso hasta meterse a varios kilómetros mar adentro. La magia fue de tipo barredora, lo que hizo que mi escudo desapareciese al instante, aunque sorprendentemente, apareció otro que aguantó la acometida.
Aquella explosión sólo afectó a la playa y al mar, como si hubiese controlado la dirección. Cuando la luz y la magia cesó, no había nadie en la playa, además todos los barcos estaban destrozados, y los que llegaban, se hundían en el mar con todos los alumnos y monitores adentro. Mi cara de furia cambió a la de terror, me encontraba horrorizado al ver que había matado a cientos de personas de un plumazo.
- ¿¡Pero ¡¿qué has hecho monstruo!? – le grité llorando, pensando en que Athenea y Slash podían haber muerto en esos barcos, a la vez ese terror volvió a convertirse en ira. Me enfadé tanto que los ojos se me pusieron en blanco, pude cargar una energía tan poderosa que la arena existente en 15 metros a la redonda, desapareciese. Toda la tierra cercana a mí empezaba a quebrajarse, lo primero que hice fue añadir a mi espada, un aura oscura con rayos negros. Mis ojos volvieron a ser los de siempre y me lancé contra el chico con mucha rapidez, pero él hizo un gesto como si golpease al aire al abrir su palma de la mano, y recibí un golpe tan fuerte en mi pecho que hizo que casi toda la arena de la playa que se encontraba detrás de mí, se dispersase, además la tierra se partió.Salí a mucha velocidad contra el suelo con una fuerza considerable, hice añicos toda la tierra, pero no tardé en levantarme.
Me encontraba sangrando por la cabeza debido al golpe.
-Debo reconocer que tienes fuerza, pero ya está bien – dijo enfadándose – Yo podría derrotarte ahora, no creas que me faltan ganas, pero para eso, están mis guardianes de la fatalidad.
Enfréntate a ellos, saca tu energía oscura de dentro y sobrevive, hasta luego Iván.Cuando terminó de decir aquello, me atizó con otro golpe, pero esta vez con mucha más fuerza, provocando que toda la playa se partiese y yo me enterrase en ella perdiendo el conocimiento.
Mostrar ContenidoCapítulo 5 -Volkner el Guardián de la Electricidad:
Me desperté en una cama dura, me encontraba en una habitación en la que nunca había estado. No había absolutamente nadie, me percaté que tenía vendado el pecho, no me dolía, y era extraño, el golpe recibido había sido muy fuerte. Recordé todo lo que había ocurrido en un lapso, me senté en la cama apoyándome la espalda en el respaldo y escuché como alguien se acercaba. Me incorporé y cargué una bola de oscuridad en la mano esperando a ver quién era.
- ¿Quién anda ahí? - dije nervioso. La puerta se abrió, y para mi sorpresa, era Yuka con un vaso de agua. Ella no me hizo ni caso, se acercó a la mesilla que había al lado de la cama, apoyó el agua y me dijo que me vistiese rápidamente, ya que se encontraba Alejandro esperándome. Ni me había dado cuenta de que estaba en ropa interior, una vez vestido, bajé para el salón, donde se encontraba Alejandro y Yuka.
- ¿Cómo estás Iván’? – Dijo el joven monitor, le dije que me encontraba en perfectas condiciones, sin dolores ni heridas. Empezamos hablar sobre lo ocurrido, observaron toda la matanza y lo que pasó entre el personaje misterioso y yo. Comentaron que no intervinieron para no ser también masacrados.
Al parecer, las amenazas del tipo eran ciertas, comprobaron que había una barrera mágica impenetrable. La distancia era incalculable, llegaba hasta el horizonte en el mar y hasta donde alcanzaba la vista en tierra. Sus intentos por abrir un agujero fueron imposibles.
-El hombre estuvo hablando conmigo, comentó que tenía algo en común conmigo y que existían unos secuaces suyos, llamados Guardianes de la fatalidad, que intentarían matarme, además de que defenderían esa barrera con sus vidas. Sugiero ir a matarlos o intentar abrir un agujero para escapar, seguro que averiguamos más sobre ese tipo– les dije, ellos se quedaron pensativos y Alejandro, se negaba a plantarles cara, su objetivo era evitar que nos hiciésemos daño.
-No creo que sea buena idea, si tienen el mismo potencial que aquel joven, nos van hacer papillas y no puedo permitir que os hagan daño, ya hemos perdido a Rebeca - dijo el monitor entristecido. Yuka puso cara de no estar muy convencida de aquello, al parecer quería plantarles cara– Lo que sugiero es intentar abrir un agujero entre los alumnos, monitores y profesores que queden vivos, e ir al punto de evacuación secundario.
-No creo que sea buena idea, si tienen el mismo potencial que aquel joven, nos van hacer papillas y no puedo permitir que os hagan daño, ya hemos perdido a Rebeca - dijo el monitor entristecido. Yuka puso cara de no estar muy convencida de aquello, al parecer quería plantarles cara– Lo que sugiero es intentar abrir un agujero entre los alumnos, monitores y profesores que queden vivos, e ir al punto de evacuación secundario.
Una vez preparamos la estrategia y los posibles movimientos hasta llegar al punto de evacuación, nos preparamos para salir de aquella casa. Avanzamos durante una hora por calles desiertas, aunque llenas de cadáveres, tanto de soldados de ambos bandos como de alumnos y monitores, era un exterminio. Había casas destrozadas, algunas en llamas, aquel escenario era dantesco.
No encontramos ningún alumno, monitor o profesor con vida, era horrible. Anduvimos buscando por todas las casas y edificios del lugar, hasta que escuchamos unos gritos procedentes de unas calles más alejadas.
- ¿Qué fue eso? – Dijo el monitor, nos movimos con cautela hasta acércanos a una plaza bastante amplia, con varias fuentes en el medio y varias casas en sus laterales. Justo en el centro, en la fuente más grande, había numerosos cuerpos de alumnos y monitores.
Un poco más arriba, en lo más alto de las escaleras de la fuente, se encontraba un hombre de pelo rubio, con una cicatriz en el ojo, vestido con ropas elegantes, incluso con una chaqueta de piel. Llevaba una espada ensangrentada, aún goteaba y su expresión era de satisfacción.
Uno de los alumnos corría en dirección hacia nosotros, se encontraba herido y su intención era escapar de aquel tipo tan raro. Cuando se acercó más hacia nosotros, pudimos observar que era Slash. Él nos hizo gestos de que nos marchásemos de allí, nosotros no le hicimos caso y nos aproximamos, aunque entre las casas, salió una luz que nos cegó a todos, incluido al hombre de la fuente.
Cuando pude ver de nuevo, estaba Athenea al lado de Slash, ella no se encontraba herida, aunque sí llevaba el uniforme un tanto sucio y deteriorado. El hombre de la fuente se levantó, extendió el brazo y colocó la mano con el dedo extendido, como si de una pistola se tratase. De aquel dedo, salió un rayo que al parecer tenía mucha potencia.
- Morir - Dijo el hombre con parsimonia, nada más decir aquello, empecé a correr, ignorando los gritos de Alejandro. Me puse delante de ellos con los brazos extendidos, con la intención de proteger a Athenea y a Slash, el rayo impactó en mi cuerpo provocando una fuerte explosión. Los cadáveres de los alumnos se dispersaron y ellos dos cayeron al suelo por la onda expansiva.Hubo un momento de silencio, nadie se movió de donde encontraba, excepto Athenea que se levantó asombrada por aquel gesto. El humo cubría toda la plaza hasta que se dispersó gracias una pequeña brisa. Me encontraba en el mismo lugar, con los brazos extendidos y sin ningún rasguño.
- ¿Quién eres tú? Me sorprende que no hayas recibido ningún rasguño, te felicito, eres el primero que aguanta un impacto directo– dijo la persona riéndose con frivolidad.
-Me llamo Iván– le respondí con un tono muy serio y sin apartar la mirada, pude observar que su expresión cambió a la de incredulidad, lo más raro la sonrisa que posteriormente me enseñó. No logré entender esa sonrisa en ese momento, pero no quise quedarme callado
- ¿Quién eres tú y por qué atacas a los alumnos?
-Me llamo Volkner, soy el guardián eléctrico de la fatalidad, y se me ha encomendado el trabajo de acabar contigo, así que prepárate para morir – dijo con tranquilidad, su energía empezó a brotar de él y la sensación que me recorrió el cuerpo, fue de pavor. Su potencial era muy elevado, nunca había sentido una fuerza tan emocionante.
- ¿Guardián de la fatalidad? ¡Eres uno de los que dijo aquel chico en la playa! – Le dije elevando la voz, miré hacia atrás y venían corriendo Yuka con el monitor. Ellos ayudaron a Slash, el cual se encontraba herido y Athenea se acercó a mí - ¿Estás bien Athenea?
De repente me soltó una bofetada en toda la cara, ni me inmuté, me encontraba bastante tenso. No le dije nada y la ignoré totalmente, aunque Yuka agarró a Athenea sin decirle palabra.
- ¡Suéltame! –Dijo Athenea con rabia - ¿Por qué coño este chico ha matado a estas personas y te conoce? ¿Qué relación tienes con este monstruo? ¡Joder Yuka suéltame!
-Es difícil de explicar y no es el momento de hablarlo, intenta relajarte para centrarte en la lucha que nos espera- Su voz fue muy seria, sin querer soltar a Athenea que la agarraba por los brazos. Ella se calmó, aunque seguía desconfiando, se dio la vuelta al ver que Yuka la soltaba y se fue corriendo hacia Slash para curarlo.
-Por lo que veo tu amiga tiene malos modales, le has salvado la vida y te pega- dijo Volkner - Me hace gracia la situación y me ayuda a pasar el rato, me imagino que ya sabes que no voy a dejar a nadie con vida.
Su cuerpo comenzó generar fuerza, lo provocó que el suelo empezase a temblar, a la vez que él se iba enterrando unos centímetros en el suelo de la plaza. Antes de que nadie pudiese actuar, apareció una llama inmensa, la cual pasó rozándome el brazo, y golpeó a Volkner de una manera asombrosa. Aquel ataque hizo que Volkner fuese enviado contra un edificio que había justo detrás de él y posteriormente, explotó casi en su totalidad.
- ¡No le dejaré que haga daño a estos alumnos! – Dijo Alejandro con la mano llena de fuego, se adelantó hacia mí y me dijo que me echase para atrás, su responsabilidad era protegernos.
Sin previo aviso, un rayo apareció al lado del monitor y este fue golpeado en el costado con muchísima fuerza. Alejandro fue enviado por la potencia, contra otro edificio, aunque este no se frenó allí, fue arrastrado hasta caer a doscientos metros más allá. No sabíamos lo que había pasado con él, pero su fuerza desapareció.
-Creo que le he pegado muy fuerte, pero eso de pegarme a traición no es digno de un monitor- dijo Volkner posándose en el suelo después de pegarle una patada descomunal. No logré ver cómo había golpeado a Alejandro, además, el ataque del monitor fue poco efectivo, Volkner tan sólo tenía unas pequeñas quemaduras superficiales y parte de su chaqueta calcinada.
- ¿Ha derrotado al monitor? Esto es el final, si él no puede, nosotros no podremos hacer nada – dijo Slash mientras Athenea lo estaba sanando con su magia de luz. Logró hacerlo al cien por cien, gracias a Yuka.
- No vais acabar conmigo, llevo muchos años entrenándome, con el objetivo de eliminar a Iván– decía riéndose con orgullo – Supongo que ya has comprobado mi fuerza, ahora ponte en guardia e intenta esforzarte al máximo porque aunque sea el más débil de todos los guardianes nunca me derrotarás.
Su velocidad fue sublime, apareció enfrente de mí atizándome un puñetazo en la cara, en el momento del contacto, de su puño salieron varias chipas haciéndome aún más daño. Me estrellé contra un pequeño muro debido a la fuerza con la que me golpeó, el muro se destrozó y yo caí entre los cascotes. Ahí me quedé enterrado sin levantarme.
- ¡Iván! –Gritó Athenea, en ese momento, Yuka se colocó en pose de combate ofreciendo al enemigo, una expresión de rabia casi incontrolable. Volkner miró a Yuka cuando sacaba su katana, ella no se lo pensó dos veces y se lanzó contra él.
Los espadazos de Yuka eran esquivados por Volkner, aunque al parecer, tenía dificultad para esquivar la katana. La velocidad y la destreza de Yuka con su arma, fue inesperada.
-Al parecer eres más rápida de lo que me esperaba y tu técnica con la katana es sorprendente, pero no eres ¡RIVAL PARA MÍ! - gritó al final provocando una descarga con su cuerpo, lo que hizo que Yuka se electrocutase y cayese al suelo con un grito de dolor. Volkner hizo que apareciese un palo enorme electrificado, saltó al cielo y con impulso, se dejó caer contra Yuka para aplastarla, pero ella se apartó en el último momento provocando que Volkner destrozarse mitad del suelo de la plaza.
- ¡Joder qué bruto casi me parte en dos! –Grito Yuka en el aire, ella se impulsó con la mano. De nuevo, surgió Volkner enfrente de ella propinándole un golpe en el estómago tan fuerte que la elevó muchos metros en el aire.
El grito de Yuka fue considerable, su cuerpo cayó al suelo como si de un objeto inerte se tratase, hasta que se frenó en el suelo con un fuerte golpe. Athenea asustada, hizo aparecer su katana y se colocó en pose de combate, estaba preparada para luchar contra Volkner a pesar del miedo. Él se posó en el suelo otra vez con expresión de victoria y la miró sonriendo:
-¿Por qué queréis luchar contra mí? No seáis tontos, nunca acabaréis conmigo, ni en años luz. Es estúpido compararse con un guardián de la fatalidad, además mi objetivo es Iván y no vosotros– comentó mientras lanzaba una bola de rayos bastante grande, pero me coloqué enfrente de Athenea y corté la bola en dos. Cada parte explotó detrás de ella. - ¿Cómo es posible?
Me encontraba con una rodilla en el suelo, me levanté mostrando un poco de sangre en la frente y en la boca, pero no tenía nada grave.
-Por lo que veo tu fama es cierta, pero no pienses que por partir mi bola de energía me has derrotado – Se colocó en pose de combate y de nuevo empezó a cargar energía mientras la tierra volvía a temblar. Esta vez no le dejé hacer nada y le lancé con el brazo estirado y la palma de la mano abierta una onda oscura que logró esquivar de milagro, justo al hacerlo, yo me encontraba a su lado y le golpeé en el pecho con una patada lateral, lo que hizo, que saliese volando con fuerza hasta darse contra una casa, adentrándose en ella.
-Genial Iván, le has atizado muy bien – dijo Athenea acercándose a mí. Ella cuando miró mi mirada, se frenó en seco y cambió su expresión, ya no tenía su linda sonrisa, si no una cara de preocupación. El tema era serio y ella, a veces pecaba de inocente.
Yuka apareció a mi lado con sangre en la boca y con la katana a punto. Ella se impulsó con fuerza hacia el cielo y se frenó en seco cuando alcanzó una altura considerable, orientó las manos juntas hacia delante hasta que una honda de luz salió de ellas, tomaron la dirección rápidamente hacia al lugar donde se encontraba Volkner, aquello provocó una explosión muy potente.
Un silencio sepulcral se instaló en la plaza, únicamente se escuchaban los cascotes de la casa caer del cielo. Me fijé tarde en Volkner, él estaba detrás de Yuka. Ella no se había percatado de su presencia y antes de que pudiese avisarla, ya la había agarrado por detrás.
-Maravilloso ataque, por poco me lo trago entero. Te enseñaré a no meterte en asuntos que no te importan – mientras decía aquello, él caía en picado con Yuka agarrada sin dejar que se moviese. Lo peor de todo, fue la velocidad que alcanzaron y el golpe que se llevó Yuka en la cabeza contra el suelo.
Justo cuando tocó el suelo mi expresión fue de dolor y el de Athenea de miedo. Las piedras caían del cielo, el golpe había sido atroz y había destrozado mitad de la plaza. No se escuchaba nada, tan sólo la risa de Volkner. El polvo se dispersó de la plaza y Yuka se encontraba en un gran boquete, sangrando por la cabeza e intentando levantarse.
-Eres más fuerte de lo que me imaginaba, incluso aún tienes fuerzas para levantarte, pero no te dejaré– dijo Volkner preparando su golpe de gracia. Hizo como un círculo de rayos en el aire con su dedo índice. De aquella forma circular, salió unos rayos contra Yuka, aquellos rayos eran pequeños, rápidos y muy luminosos.
Repentinamente Slash se colocó de frente a los rayos impactándoles todos en el cuerpo y nosotros nos quedamos helados. Slash había recibido al menos 20 impactos de aquello. No parecía haberle hecho nada ya que ni explotaron, hasta que cayó al suelo fulminado sin sentido.
-¿Slash? – Pregunté extrañado, así que fuimos Athenea y yo hasta él, pero Volkner se colocó en medio de nosotros y nos golpeó a los dos en la cara. Cada uno salió impulsado en direcciones opuestas hasta golpearnos con ruinas. Yuka por fin se levantó, aunque con dificultad y pudo ver como Slash tenía convulsiones, se acercó a él para curarle con su magia sanadora.
-Vuestro amigo sobrevivirá, mi ataque le entró por dentro del cuerpo electrocutándolo completamente, lo que no entiendo, es el por qué aguantáis estos ataques tan fuertes– dijo Volkner mientras se acercaba a Yuka, él le golpeó con una patada en el estómago para que parase de curar a Slash. Ella cayó a unos cuatro metros del lugar, dejando obviamente de curar a Slash. A los pocos segundos, aparecí rompiendo todas las ruinas que tenía encima y grité:
- ¡Esto ya ha llegado demasiado lejos! – Con rabia me lancé contra él, asentándole un golpe con mi espada en su espalda. El soltó un grito de dolor por aquello, pero el corte no logró ser muy profundo, acabó medio dolorido y de rodillas.
Athenea se levantó enfadada por el golpe recibido y también se lanzó aprovechando que Volkner se encontraba de rodillas. Con su espada intentó darle, pero éste le golpeó con un rayo en mitad del trayecto, haciendo que retrocediese, sin caer al suelo.
Volkner se volvió a reír al ver que aguantó su magia. Sin que él se lo esperase, le golpeé de nuevo con la espada en el costado haciendo que saliese catapultado contra un edificio, pero él en el aire se frenó provocando una gran fuerza que provocó el derrumbe de la casa.
Con mucha cólera surgió a mi lado sin que yo me diese cuenta y me golpeó en la nuca, lo que hizo que mordiese el polvo. Athenea regresó con una acometida y no logró alcanzarle. En el momento del esquive, le asentó un puñetazo en el estómago. Ella voló en el aire después de escupir sangre, Volkner ya estaba arriba para golpearla en la espalda con las dos manos enlazadas. El golpe fue tan fuerte, que hizo que cayese a bastante velocidad y se golpease contra el suelo.
- ¡Athenea! – Grité al levantarme, me estaba enfadando bastante porque no me gustaba que la tocasen – ¡Esto tiene que acabar Volkner ¡
- ¿Estás llorando por tu novia? No hay que sentir compasión por nadie y sólo hay que ser fuerte para poder derrotar a todos tus adversarios – Comentó Volkner, yo empecé a cargar energía sin previo aviso. El suelo empezó a temblar y al igual que él, me iba enterrando un poco en la tierra, la fuerza y la presión que generaba, hacía que las baldosas de piedra no aguantasen. Unos rayos oscuros empezaron surgir en mis puños, mientras un aura oscura empezaba a cubrirme, no era muy voluminosa.
Volkner no se esperaba semejante fuerza, se lanzó contra mí con un impulso. Con la inercia y el puño cargado de electricidad, me golpeó en la cara con todas sus fuerzas, provocando que me aplastase en un boquete inmenso.
- ¡Ya está bien de tonterías! Mi misión es matarte, ya que nuestro jefe no puede hacerlo con sus propias manos. Aunque sea el más débil de todos los guardianes, podré contigo– dijo Volkner volviendo al aire – Pensé que el hijo de…
Justo cuando iba a decir algo, una gran luz lo cubrió por completo y una explosión inmensa en el aire apareció. Aquello hizo que toda la plaza se destrozase por toda la fuerza expansiva. Me levanté aturdido, al ver aquello no daba crédito a lo que veía, el ataque había sido espeluznante. Pude ver como Athenea estaba de pie con el brazo derecho estirado y con la otra mano, se agarraba la parte superior del brazo contrario, era una técnica para aumentar el poder de los hechizos.
- ¡No podrás derrotarnos maldito! – Grito Athenea aumentando la potencia del ataque, hacía que Volkner no lograse mover mientras seguía habiendo explosiones en el aire. Imprevistamente Athenea cayó con una rodilla al suelo porque había agotado gran parte de sus fuerzas. Así que a los pocos segundos, el ataque cesó.
La luz junto con la humareda, se dispersaron, descubriendo a un Volkner diferente, tenía la ropa destrozada, incluso su camiseta se había desintegrado. Al parecer sangraba por la boca y a la vez por sus brazos, debido a varios cortes en ellos. Se encontraba muy furioso, tanto que cargó una energía en la palma de su mano y se la envió a Athenea. Ella sin fuerzas, no pudo esquivarla.
La explosión que generó la bola de energía, no había sido como las demás. Una serie de rayos salieron y nos golpearon, además la onda expansiva fue muy fuerte. Una vez desapareció todo el humo, divisamos un gran cráter en la tierra y Athenea en medio sangrando. Toda la plaza había desaparecido en su totalidad y tan sólo había tierra.
-¡Sorprendente! – gritó Volkner al ver como Athenea estaba aún viva e intentaba levantarse con mucha dificultad. Al ver aquella imagen, empecé a enfadarme seriamente, con mucha ira empecé a cargar de nuevo mi poder hasta subirlo a niveles muy altos – ¡Ahora muere!
De nuevo, envió el mismo hechizo hacia Athenea, antes de que le llegase a impactar, me presenté delante de ella y con una patada, pude despejar el ataque hasta que se perdió en el cielo, aun así, explotó, ya que se pudo observar una gran luz.
Volkner no paraba de sorprenderse, aunque tenía la pierna un poco ensangrentada por el ataque, no entendía porque no moríamos. Athenea me habló entrecortadamente, para darme las gracias. De mi rostro salieron un par de lágrimas, pero rápidamente, ignoré ese sentimiento y miré enfadado a Volkner.
-Muy conmovedor, pero va siendo hora de que os mate. Esto ha ido muy lejos, tanto que el ataque de esta niña casi me mata– dijo con un tono muy serio. De repente Volkner desapareció, aunque logré frenarle justo antes de que se acercase a Athenea, mi velocidad había sido más elevada e inesperada- ¿Cómo has hecho para verme? Y esa cara, te pareces a él.
Se echó para atrás al ver mi gesto y aproveché para golpearle en todo el estómago con un puñetazo, el ataque fue tan fuerte que lo lancé a 300 metros de donde estábamos. Me aproximé a Athenea, la agarré como si fuese un hijo en brazos y pude ver como sonreía a la vez de que me abraza con fuerza. La llevé con Yuka para que la curase una vez que acabase de auto curarse.
-Cuida de Athenea por favor, tengo que acabar con una escoria – le dije sin mirar para ella, Volkner apareció allí, a unos 100 metros de nosotros, con gesto muy enfadado y lleno de rayos– Has hecho mucho daño a la única chica que me ha tratado bien, no te lo voy a perdonar.
-No me das miedo, aunque te parezcas a él, es imposible que compartas su fuerza y destreza, así que prepárate para morir – dijo cargando mucha energía.
-Sea quien sea esa persona, te demostraré que puedo derrotar a cualquiera adversario que se me ponga delante, gracias al sentimiento que llevo por dentro– le dije cargando también energía mientras nuestras auras empezaban a crecer.
Mostrar Contenido Capítúlo 6 - Beso bajo la lluvia:
Nuestras auras aumentaban a la vez que toda la tierra temblaba, yo no me dejaba intimidar, aunque su fuerza era considerable y por dentro sentía un poco de miedo, nunca me había enfrentado a nadie tan poderoso. Sus rayos se mostraban cada vez más brillantes y más grandes, cubriéndole de arriba abajo y golpeando la tierra.
Yo me detuve, no quise cargar más energía, mi aura oscura ya era bastante grande, además los rayos que desprendía eran oscuros. Acaricié con mi mano derecha la espada, y se cubrió como mi cuerpo, de un aura oscura.
-Ahora que estás preparado, lucha contra mí y te mostraré todas mis energías– dijo Volkner preparándose para una batalla a muerte. Sin pensarlo dos veces me lancé contra él con todas mis fuerzas. La acometida fue muy veloz, él lo único que pudo hacer fue protegerse con su arma de mi espadazo, haciendo que la tierra quebrajarse bajo sus pies.
Después de aquello, me impulsé hacia atrás y con las piernas logré hacer otro impulso para golpearle con la espada en el costado, provocó que escupiese sangre y volase varios metros mientras se arrastraba por el frio suelo. Escuché como Athenea me daba ánimos para seguir luchando.
Se levantó Volkner con sangre en la boca. Se agarró el costado como signo de dolor aunque su expresión era de rabia muy bien acentuada, no parecía rendirse por nada del mundo.
-Sabía que no eras una persona corriente, ahora veo que eres digno de toda la fama que cae sobre ti y tu padre – dijo Volkner mientras abría los ojos de sorpresa, yo no conocía a mi verdadero padre, además el hombre que me adoptó no fue muy brillante ni conocido, por lo tanto, no sé qué se refería.
-¿Qué dices de mi padre? Mi padre ha muerto hace tiempo en la explosión del centro que él dirigía – le dije con mucha cólera, se me venían recuerdos a la mente de aquel día que quería olvidar a toda costa.
-Esa explosión la causó nuestro jefe jajajaja, pero yo no me refiero a ese idiota de director – cuando dijo aquello de la explosión enloquecí, no se me percibió como le golpeaba en el estómago con una fuerza brutal, aquel golpe logró levantar hasta bloques de tierra y provocando que el saliese arrojado también a una velocidad vertiginosa. Prontamente surgí arriba, atacándole otra vez con una fuerte patada en la espalda, a la vez cuando llegó abajo ya le esperaba con una bola en la mano de energía oscura, le impactó de lleno en el pecho, explotando todo el lugar de una manera espantosa.
Cuando el humo se disipó, Volkner estaba muy herido. Con miedo se echó hacia atrás al verme, de nuevo sin controlarme me coloqué en una pose con el brazo estirado y mirando para él.
-¡No os perdonaré lo que habéis hecho con mi padre MUERE! – grité al final cuando una luz oscura salió de mi mano barriendo el lugar. Aquella luz no fue como una bola de energía, si no como un haz que se extendió desde la palma de mi mano hasta él. Volkner desapareció del lugar a la vez que explotó unos quinientos metros más allá de donde apuntaba mi mano.
Yuka había curado bastante a Athenea y a Slash, ellos me miraban bastante incrédulos por todo aquello. Una vez que observé que no estaba el enemigo me calmé viendo como Yuka y Slash venían corriendo hacia mí. Lo raro fue ver como detrás de ellos, se formaban unas nubes siniestras, y una tormenta de rayos, pude notar otra vez la fuerza de Volkner y no logré divisar a Athenea.
- ¡Esto ha ido demasiado lejos! – Gritó Volkner desde el cielo, su cuerpo desprendía humo por mi ataque y se encontraba más herido que antes, incluso jadeaba, pero le quedaban fuerzas para haber invocado aquella extraña tormenta. El problema era que Athenea se había dejado capturar y estaba atrapada entre uno de sus brazos – ¡Me has hecho más daño del que me esperaba, pero sé que si mato a esta chica perderás la cordura y podré matarte sin problemas!
-¡Ni se te ocurra tocarla! – grité con mucha fuerza mirándoles desde el suelo y volviendo situar el aura de oscuridad alrededor de mí. M fuerza aumentó de nuevo considerablemente, pero justo cuando me iba a lanzar para salvar a Athenea, ella recibió uno de sus rayos de lleno en el cuerpo haciendo que se electrocutase de una manera espantosa.
-Es imposible que esta chica se libre de la muerte habiendo recibido uno de mis rayos mortales – dijo Volkner dejando caer a Athenea, su cuerpo estaba totalmente insensible y sin vida. Antes de que tocase el suelo la agarré y pude comprobar que no se decía nada ni tampoco respiraba.
-¡¡Yukaaaa vente y cúrala!!! – grité con mucha furia haciendo que Volkner se asustase, pero no se echó para atrás como antes, sacó sus máximas fuerzas para acabar con nosotros de una vez.
-¡Ahora todos moriréis por ser unos insensatos y yo habré cumplido con el cometido del jefe! – Estiró los brazos en el aire provocando que todos los rayos que caían se juntasen en uno sólo, fusionándose en una bola de rayos muy imponente - ¡Ahora morir!
La bola salió despedida contra nosotros cuando Slash y Yuka se echaron al suelo para proteger Athenea. Sin pensarlo dos veces, fui directo hacia la bola, no importaba las consecuencias, quería vengar a Athenea y salvar a los demás. Justo al tocarla, una mortal explosión de rayos hizo que todo temblase. Yuka y Slash soportaron una presión inmensa de unos segundos desde el cielo. Cuando Volkner se reía a carcajadas y celebraba su victoria, observó que seguía avanzando hasta é y sin creérselo, no le dio tiempo a protegerse de mi espada hasta que le atravesé con ella.
Hubo uno segundos de silencio cuando Volkner empezaba a desangrarse por la boca y el estómago. Cayó al suelo redondo al sacarle mi espada de su cuerpo, sorprendentemente se puso de rodillas con el agujero en el estómago y dijo con pocas fuerzas:
-¡He sido derrotado por un ser inferior! No puede ser – sus lágrimas recorrían toda su cara mientras su sangre salía a chorros de su cuerpo, bajé hasta abajo y le agarré de la camiseta por el cuello.
-¿Dime por qué habéis hecho aquello al donde pasé toda mi infancia? Lo era todo para mí – Le dije enfadado sin sentir ningún tipo de compasión.
-Yo…yo no puedo decírtelo, soy un guardián de nivel menor, los únicos que saben esa respuesta, no lograrás llegar a ellos jamás, son los seres más fuertes del planeta – dijo aun con fuerzas para reírse.
-Dímelo maldito o acabaré contigo – le dije pegándole un puñetazo en la cara.
-Estoy muerto, noto como mi vida se apaga y me hablas de infancia, yo no la tuve, mi objetivo desde mi nacimiento fue derrotarte– sus lágrimas era más abundantes y su voz empezaba a temblar – Créeme, nunca sabrás por qué se atacó aquel lugar, nunca derrotarás al guardián de fuego y yo podré morir tranquilo.
-¡¡Subnormal!! – le grité cargando una bola de energía, justo cuando Volkner quedó sin signos de vida. Su cuerpo se quedó de rodillas y su cabeza, mirando para el suelo con la mirada perdida. Cesé el ataque y me quedé observándole con coraje mientras mis lágrimas salían de mis ojos.
- ¡Iván vente! – Gritó Yuka para que fuese, con el enfado había olvidado lo de Athenea. Cuando llegué, ella estaba tumbada en el suelo mientras Yuka y Slash le aplicaban hechizos de cura, al parecer no hacían mucho efecto. La abracé con fuerza y empecé a llorar con mucha tristeza mientras decía:
- ¡No te mueras, sal adelante por favor, nunca había conocido lo que era el amor hasta que tropezamos ese día tú y yo. Fue un flechazo y desde aquel día he sentido algo fuerte y no quiero que te mueras! – Slash también estaba bastante triste porque era su mejor amiga y sus lágrimas empezaban a ser visibles, mientras Yuka con todas sus fuerzas intentaba curarla hasta que se escuchó a lo lejos una voz de una chica.
La chica llegó corriendo, se tiró al suelo de rodillas y pronunció unas palabras que nunca había escuchado. Una gran luz salió de sus manos rodeando a Athenea hasta tal punto de levantarla. Nos quedamos con los ojos abiertos mientras Athenea levitaba en el aire y comprobamos que empezó a mover los dedos de las manos. Su cuerpo volvió al suelo con delicadeza y la luz cesó.
- ¡Athenea! – Gritamos todos, ella abrió los ojos y nos vio sonriendo con lágrimas en los ojos. No pude contener la alegría y aquellas lágrimas pasaron a ser de tristeza, a euforia, sin pensarlo dos veces la abracé con fuerza mientras le decía que la quería.
Ella sonrió al escuchar aquello, le dejamos espacio y se levantó un poco mareada, así que la agarré para que no es cayese. Slash saltaba de alegría y Yuka sonreía con fuerza, a lo lejos pudimos ver como Alejandro llegaba lentamente con heridas y la chica que curó a Athenea, se quedó mirándonos mientras sonreía.
Llevaba un uniforme de monitora del centro de magia, parecía más pequeña que nosotros, pero en realidad tenía dos años más. La chica era bajita, pelirroja, con unos ojos un tanto grandes y delgada, era muy guapa y no aparentaba ser mala chica.
Mientras abraza con fuerza a Athenea, sonó un trueno muy fuerte y pensamos en lo peor, pero Volkner se encontraba allí sin vida y nos tranquilizamos al sentir gotas caer del cielo. Empezó a llover mientras mirábamos al cielo, una sensación extraña me invadió el cuerpo y como si se tratase de una fuerza especial, miré a Athenea mientras le acariciaba la cara y ella me devolvió la mirada con una tímida sonrisa. No lo pensé más y la besé con dulzura. Aquella lluvia era fría y ofrecía una sensación agradable, no molestaba.
Aquel beso hizo que una sacudida de alegría invadiese mi cuerpo, parecía que todo me daba vueltas y miles de caramelos explotasen en mi boca. Fue tan especial y a la vez muy corto, cuando dejé de besarla, la miré comprobando como tenía las mejillas sonrojadas y su ojos mostraban ilusión. Si me hubiese imaginado lo que nos esperaría a partir de aquel beso, jamás habría terminado aquel momento.
Mostrar ContenidoCapítulo 7 - El Homenaje:
No pude dejar de pensar en aquel beso, me pasé toda la noche mirando el techo de aquella fría casa. La potente tormenta que causó Volkner, no paraba de arreciar en toda la cuidad y no podía pegar ojo, por suerte, pasadas unas horas, iba perdiendo fuerza. Athenea se encontraba durmiendo, dos colchones más allá de donde me encontraba yo, no sabía si estaba durmiendo o pensando también en aquel momento, pero el hecho de especular en que podía estar soñando con el beso me hacía feliz.
En aquella casa, nos encontrábamos Athenea, Alejandro, Slash, Diana, Yuka y yo, cada uno dormía en un colchón diferente, tapados con varias mantas mientras uno hacía guardia unas horas y se cambiaba por otro.
Se estaba haciendo de día, me levanté para mirar el cielo. Al parecer, casi todo se encontraba despejado y un sol bastante resplandeciente se mostraba en el horizonte. Desde que acabamos con Volkner, no escuchábamos más explosiones y todo se mantenía en calma, hasta se escuchaban los pájaros cantar y las gotas caer del tejado a un charco cercano.
Abandoné aquella habitación sin hacer ruido al pisar, no quería despertar a nadie, una vez, llegué abajo tomé un poco de agua. Avancé hasta el salón, observando decoración de la casa y pude ver aquella chica que había salvado a Athenea, se encontraba limpiando su espada.
-Buenos días, ¿qué tal has dormido? – dijo ella sin mirarme. Nos había explicado cómo llegó a encontrarnos y por qué se encontraba sola. Ella era una monitora en prácticas, más bien, una Brain sanadora, había perdido a su grupo en una batalla con dos personas muy extrañas y un chico que controlaba el fuego, todos fueron derrotados excepto ella, que logró escapar gracias a una técnica de distracción.
-No he dormido mucho, pero gracias por preguntar – le dije sentándome en uno de los asientos que había allí acolchados. Encendí el televisor a ver si veía algo sobre nuestra situación, pero seguían sin retransmitir nada debido a la barrera mágica -¿Cómo era tu nombre?
-Me llamo Diana – dijo ella sonriendo, tenía una fea herida en el pómulo derecho que estropeaba aquella cara de niña inocente. – Veo que te has fijado en esta herida, fue un poco antes de encontraros, me atacó una persona que controlaba el fuego junto con aquellos dos indeseables, gracias a dios pude escapar.
-La verdad es que te ha hecho una herida muy fea – dije acercándome a ella para tocarle la cara, se sintió un poco retraída y sonrió al tocarla con sutileza, me aparté porque notaba que ella se sentía un poco avergonzada – Lo siento, no quería molestarte. Athenea creo que podrá ayudarte, aunque tú con tus conocimientos, seguramente superes la habilidad de ella.
-No te preocupes, sé que no has venido a ligar conmigo y respecto a la herida, el tiempo la curará, ya he realizado un hechizo potente – dijo ella levantándose con fuerza – Yo he venido para ayudar a todas las personas que necesiten sanación en la guerra y ganarme el título de monitora.
Estuvimos hablando un buen rato, valorando sus valores y su forma de pensar, tenía muchas cosas en común conmigo y pareciéndose incluso a Athenea. Se hizo totalmente de día y los chicos bajaron al salón con una expresión de cansancio muy acentuada.
- ¿Qué hay para desayunar? – Dijo Slash mientras bostezaba y no se le entendió demasiado bien. Le dije que mirase por la cocina a ver qué encontraba para comer, pero me temía que habría poca cosa. Athenea iba detrás de Yuka, al verla se me cambió la cara y no pareció que pasé toda la noche sin pegar ojo.
Slash se fue malhumorado, seguramente por tener que ir a buscar la comida. Yuka se echó en el sofá a lo loco sin modales, y Athenea sin mirar para mí se sentó a su lado. No podía dejar de mirarla, la verdad es que me proporcionaba vergüenza después de aquel beso, pero no podía esconder que realmente la quería.
-Muchas gracias Diana por haberme salvado la vida – dijo Athenea sonriendo para ella y Diana le devolvió la sonrisa– Puedo suponer que semejante potencial ha sido debido a un entrenamiento duradero, ¿me equivoco?
-Supones bien, soy una experta en sanar debido a mi licenciatura en Brain sanador y mi interés por ser monitora– decía contenta mientras se levantaba Athenea y se acercaba hacia ella. Con su dedo índice logró curarle la herida que tenía en la cara. Diana se quedó sin palabras y Athenea volvió para su sitio sin decir nada – Oh, muchas gracias, había aplicado un hechizo potente, pero veo que tú sabes más en el ámbito de la piel y su composición.
-Son muchos años de dedicación, además mi madre de pequeña me ayudó en ciertos aspectos, ella era experta en sanar. Sé que tú tienes mucho más potencial que yo, aún no me he licenciado– Athenea era bastante modesta y se sabía que su magia de curación era alta. Empezaron hablar de magias, compartieron experiencias, nombres de conjuros y yo sinceramente, me aburría como una ostra en el sofá esperando a que llegase Slash.
Una vez que llegó trajo lo primero que pudo haber encontrado, pan de molde sin caducar, galletas y magdalenas. Al parecer había ido a otras casas y no sólo buscó en la cocina de la nuestra. Dijo que todo lo que encontraba estaba caducado, y fue lo único que encontró bien, así que nos olvidaríamos de la leche.
Después de comer, descansamos un poco echados en los sofás y los colchones. Decidimos realizar una especie de homenaje a todos los alumnos, monitores y profesores que hubiesen fallecido desde que empezó esta pesadilla. Antes de partir, salimos afuera de la casa, nos acercamos a un pequeño rio que cruzaba cerca de allí y lanzamos unas numerosas flores que encontramos en varios edificios.
En mitad de aquella ceremonia, se escucharon detrás de nosotros, unos aplausos un tanto sarcásticos. Observamos a la vez que sacábamos todas nuestras armas, allí se encontraba Howard con su grupo de amigos, yo me quedé bastante atónito por verlo allí a pesar de que no podía venir a la misión. Pensé que no era un buen momento para luchar, tanto por la recuperación de energías como para atacarnos sin piedad, no quería más problemas.
-Bonita ceremonia, que pena que todos esos alumnos, monitores y profesores hayan muerto en vano – dijo a la vez que soltaba una carcajada, no tenía respeto de nada. Athenea estaba enfadada al ver aquella falta de sensibilidad y de respeto. La tuve que agarrar del brazo para que no saltase contra él– Por lo que veo Athenea, sigues detrás de ese niñato y me sorprende que aún no seas novios.
- ¡Cállate aquí el único niñato eres tú! – gritó Athenea colocándose en posición de ataque. Yo me situé delante de ella con los brazos estirados y me sentí bastante nervioso - ¿Qué? Aquí no habrá ningún monitor ni profesor que pueda pararnos, así que, quiero darle su merecido.
- ¡Por favor Athenea! – le dije enfadado y sudando del nerviosismo que me había entrado – No podemos perder el tiempo luchando contra él, tenemos que cumplir una tarea y no perder una sola gota de sudor, si no, nos supondrá nuestra perdición ante los guardianes de la fatalidad.
La expresión de Howard cambió de repente como la de sus amigos a la vez que Athenea se tranquilizaba. Yo le expresé una sonrisa con timidez como señal de agradecimiento por haberse calmado.
-¿Alguno sabe qué es esa barrera? – dijo Howard cambiando de tema directamente y señalándola a lo lejos. Nosotros no quisimos abrir la boca, pero para evitar todo tipo de enfrentamientos, le dije la verdad, aunque no al completo – Así que uno simpáticos que se hacen llamar los guardianes de la fatalidad son los causantes de todo este embrollo, y con vencerlos se arreglará todo, ¿no? – Siguió hablando sin parar -Muy bien, entonces me animaré con mis amigos y los mataremos fácilmente, ya que, si habéis derrotado a uno, dudo que sean tan fuertes como nos haces creer.
-Estás loco, no podrás con todos ellos, además el que hemos derrotado al parecer era el más débil de todos y casi morimos en el intento – le dije en tono serio– fíjate en todo lo que ha ocurrido, si no fuesen tan temibles, no estaríamos haciendo este homenaje.
-Nosotros los derrotaremos antes de que lo hagáis vosotros jajaja – dijo riéndose y yo por dentro me alegraba, así evitaríamos el combate contra Howard- Muy bien, os dejo que os pudráis aquí, nosotros nos llevaremos todos los halagos al liberar a este país de esta barrera.
Después de aquello se marcharon por un camino diferente al nuestro. Suspiré de alivio mientras Athenea se acercó por la espalda y me abrazó con fuerza. Una vez que rendimos homenaje a todos los caídos, retomamos el viaje y nos preparamos para lo peor.
Nuestra misión era encontrar al siguiente guardián de la fatalidad, concretamente, el de fuego.
Mostrar Contenido Capítulo 8 - El Valiente Guerrero y la glaciación mortal:
Habían pasado dos días, estuvimos mirando casa por casa, a ver que hallábamos. Caminábamos por el momento sin ningún tipo de pista y adentrándonos poco a poco en el país. Sentíamos un poco de miedo, nos adentrábamos en lo desconocido y no parábamos de encontrar cadáveres, hasta el tercer día, donde por fin pudimos ver a un chico herido.
-Iván aquí hay un chico vivo – dijo Slash. Allí en una pequeña pared derruida, se encontraba un chico alto, delgado, moreno y con signos de haberse quemado con alguna magia. Sangraba por la cabeza, y su uniforme destrozado, delataba que se trataba de un Brain. Nos acercamos con cautela, y al ver que nos sonreía, Athenea, Diana y Yuka fueron a socorrerlo con sus magias curativas.
- ¿Cómo te llamas y qué ha ocurrido aquí? Hay mucho humo más adelante, como si el pueblo estuviese ardiendo completamente – le dije mientras veía como lo curaban nuestras amigas. Su nombre era Daniel, y comentó que había llegado al pueblo con otras dos personas del centro, y un pequeño escuadrón del ejército aliado. En cuanto llegaron al pueblo, fueron atacados por tres individuos, curiosamente uno de ellos, controlaba el fuego con mucha destreza, lamentablemente todos acabaron muertos, excepto él que logró escapar por los pelos. Todo aquello, había pasado menos de dos horas.
- ¿Y tú cómo te llamas? – preguntó mirándome, su voz se notaba cansada. Le respondí a la pregunta, y le estuve diciendo como llegamos aquí. Le invité a venirse con nosotros para que no estuviese sólo, pero parecía bastante reacio.
- ¿Así qué tú eres Iván? – Se escuchó a lo lejos una vez un poco chirriante. Miramos para el lugar donde había sonado y pudimos ver a dos individuos, uno parecía tener mediana edad. Vestía con ropas metaleras, totalmente de negro y con cadenas, otro vestía como si fuese a un combate de karate.
- ¿Quiénes sois? – les dije mientras me encontraba en una posición bastante chulesca y mi tono de voz sonó muy impertinente. Se empezaron a reír de nosotros con fuerza, me puse nervioso al ver que Daniel se le cambiaba la cara nada más verles, expresaba terror.
-Son ellos, ellos causaron esta masacre, pero falta el hombre que hacía fuego con sus manos – dijo Daniel asustado, por eso pude entender que se reían al ver la expresión de este chico. Yo empecé a preocuparme porque entendía que estos tenían algo que ver con los guardianes de la fatalidad.
-Por lo que veo sigue una mosquita viva, aunque no por mucho tiempo – dijo el chico que iba vestido de negro. Movió la mano hacia él, invocando una fuerza invisible que empezó a destrozar la tierra hasta que llegó él, pero por suerte me coloqué con mi espada en el medio, aquella fuerza me golpeó con tanta potencia, que me arrastraron los pies hasta darme contra Athenea y Diana.
-Interesante, ha logrado pararlo, por lo que veo este chico va a proporcionar una buena batalla, no como estos imbéciles que se hacen llamar Brain o Soldados– se reía el chico vestido de negro, mientras se tocaba su pelo largo para colocárselo por detrás de sus hombros.
-No me habéis respondido quienes sois – le dije levantándome y a la vez sacudiéndome el polvo de la ropa. Diana y Athenea también se levantaron con enfado. Siguieron curando a Daniel que empezaba a tener una gran mejoría.
-Muy bien, nos presentaremos, aunque no serviría de mucho porque dentro de poco estarás en la tumba – dijo de nuevo de estilo metalero, el otro no parecía hablar demasiado y parecía ser más reservado – Me llamo Chris y mi compañero Dave, somos los guardaespaldas del Guardián de la Fatalidad del fuego.
Empecé a ponerme nervioso, al final mis sospechas eran ciertas y no iba a traer buenas consecuencias. Antes de que nos diésemos cuenta, Slash estaba atizándole a Chris con su espada, pero ocurrió algo inesperado, Slash estaba en el aire parado y sudando mientras, Chris con un dedo, logró pararle la acometida y provocando que el suelo quebrajase con la potencia.
Al parecer los estudios no se equivocaban, cada vez que tenías un combate y te recuperabas de ello, te vuelves más fuerte. Es un signo natural en todo mago de este mundo. Pude ver como Slash había aumentado su fuerza en estos días sin haber entrenado.
- ¿Cómo has logrado parar mi espada con un dedo? – Dijo él echándose para atrás con una voltereta. Se puso en pose de combate y se rieron con fuerza, yo no sabía qué hacer, pero los demás lo tenían claro, se prepararon sacando sus respectivas armas.
-Por lo que veo queréis combatir contra nosotros, esto suena interesante – dijo Chris, se puso en pose de combate, acto seguido, todo empezó a temblar con fuerza, pero Dave se puso delante sin decir nada y le coloco el brazo en señal de que parase. - ¿Quieres combatir tú? Bueno, entonces iré a avisar a nuestro jefe.
Chris echó a correr en sentido contrario y Dave con los dedos de las manos hizo un gesto que provocó que sonasen los huesos. A las chicas al parecer no les gustó porque pusieron una cara de dolor.
Dave empezó a correr hacia Slash con rapidez. No notaba ningún tipo de magia en él y pude entender que era de tipo físico, o sea, Dave no había nacido con sangre mágica en sus venas y su principal cualidad, eran los ataques físicos. Él saltó hacia Slash con el puño apuntando hacia su cabeza.
- ¡Cuidado Slash qué no te toque que es de tipo físico! – Le grité con fuerza, él se echó hacia atrás justo en el último momento. Slash pudo notar la gravedad de la situación porque el puño de Dave impactó en el suelo, haciendo que se partiese y levantase la tierra en 200 metros a la redonda. Nosotros caímos de culo con el fuerte temblor y la tierra moviéndose.
<< Al parecer si este bestia me toca me partirá en dos trozos >> - pensó Slash cuando vio el semejante golpe que pegó contra el suelo. Aunque sus reflejos fueron realmente rápidos, quizás tendría problemas para esquivar a una persona que sólo se dedicaba a la lucha cuerpo a cuerpo.
Dave se colocó de nuevo en pose de combate y Slash igual, los dos se lanzaron a la vez para que chocasen los hombros de una manera muy bruta. Eso provocó un pequeño temblor, volviendo a azotar toda la tierra levantada, pero Slash no aguantó la fuerza de Dave y salió despedido bastante lejos por aquella carretera hasta frenarse en el aire sin ningún rasguño.
De nuevo volvió a correr hacia Slash con mucha velocidad, hasta tal punto de que era difícil verle. Slash cargó y lanzó uno de sus ataques con furia, pero no logró alcanzarle con un bloque de hielo que salió de su mano y fue golpeado de una manera muy fuerte en el estómago. El golpe fue tan fuerte que los ojos se le volvieron en blanco y le salió sangre por la boca, pero eso no fue todo, incluso la tierra se levantó detrás de él. Dave no perdió ni un instante, le agarró por el cuello antes de que se saliese despedido, y lo golpeó contra el suelo brutalmente creando un gran cráter.
Nos quedamos helados al ver el semejante golpe. Athenea quería ir contra Dave, pero la agarré para que no lo hiciese, ya que Slash había decidido luchar él solo. Athenea muy preocupada por su mejor amigo, cesó de forcejear y vimos como Slash aparecía sangrando por la boca y la cabeza mientras subía aquel cráter.
Dave se sorprendió al verlo subiendo con una extraña niebla alrededor. Comprendía que el frio que estaba desprendiendo el cuerpo de Slash provocaba dicha niebla y eso significaba que su poder estaba aumentando mucho.
-¡No lograrás vencerme tan fácilmente! –Grito Slash haciendo un gesto con los brazos como si hiciese un baile. Todo empezó a congelarse alrededor de él haciendo que bajase la temperatura del lugar. Dave hizo un gesto de malestar por aquel frio y Slash desapareció en la niebla sin dejar ningún tipo de rastro. A los pocos segundos, apareció arriba de Dave dándole un puñetazo en la cabeza con hielo en sus manos.
Dave no se dio cuenta y fue golpeando de una manera que se enterró en la tierra de morros, pero se movió rápido para devolverle el golpe a Slash. Este salió despedido por la patada y aunque no le hizo demasiado, Dave ya estaba esperándole delante para darle otro golpe. Slash generó como unas lanzas de hielo pequeñas que empezaron a golpearle, eran visibles algunas heridas por todo el cuerpo. Dave inexplicablemente se cubrió dejando la cabeza sin tapar y Slash con la velocidad, le propinó un cabezazo muy fuerte en la cabeza.
- ¡Impresionante! –Gritamos todos al ver como aprovechó la velocidad que llevaba para propinarle un cabezazo a Dave en la cara. Este sufrió un duro golpe que provocó que cayese en peso muerto hacia una de las casas. Slash posó en el suelo con una rodilla a la vez que seguía generando esa niebla tan impresionante.
-Slash enséñale que el hielo es un tipo de magia muy fuerte – dijo Athenea un poco más feliz que antes. La casa en la que se encontraba Dave, se destrozó en mil pedazos viendo como todos los cascotes salían volando contra nosotros, pero nos cubrimos realizando un escudo cada uno.
Dave apareció herido, aunque su fuerza estaba aumentando cada segundo que pasaba. Su cólera era la causante de aquella elevación de poder y por fin pudimos escucharle hablar:
-Te he subestimado, aunque realmente no me he esforzado al cien por cien, así que prepárate – Nadie se sorprendió de sus palabras y Slash le dijo lo mismo enfureciéndolo aun más.
Este volvió a correr hacia Slash, pero justo cuando iba a pegarle, Slash creó en el suelo como un pasillo pequeño de hielo e hizo que Dave resbalase, acto seguido, aprovechó Slash para pegarle un puñetazo en toda la cara partiéndole la nariz literalmente. Él siguió resbalándose hasta darse contra otra casa ya que Slash saltó por encima de él.
-Muy bien, la ventaja del hielo es infalible en estos casos – dijo Slash riéndose y orgulloso de ser de tipo hielo. De nuevo la casa se destrozó y Dave había entrado en cólera, sangraba a raudales por la nariz, no se lo pensó dos veces, salió de nuevo corriendo hacia Slash.
Slash volvió hacer el mismo truco, pero antes de aquello Dave saltó sorprendiéndole y le propinó una patada en toda la cara a una velocidad de vértigo. Slash chocó a velocidad de infarto contra una casa, la atravesó y siguió así hasta destrozar tres más.
-Oh no – nos preocupamos porque aquella patada, era la más fuerte que había visto nunca en mi vida e incluso pareció como si su cuello se alargarse por el impacto y su cuerpo se quedase inmóvil en el lugar.
-El muy zopenco ha intentado hacerle la misma jugada dos veces, que poca inteligencia– le dije a Athenea que me miró con mala cara. Ella desapareció produciendo una luz bastante intensa que me cegó. Eso lo interpreté como un gesto de disconformidad por parte de ella sobre mi comentario y apareció al lado de Slash.
-¿Estás bien? – Le preguntó Athenea viendo como Slash se levantaba con dificultad, pero con los ojos bastante centrados en la batalla. Estaba herido, aquella patada estuvo a punto de romperle el cuello, pero gracias a dios aguantó y pudo continuar. -¡Espera que te voy a curar!
-Déjame Athenea, él no está siendo curado y yo no voy a ser menos, si tengo que morir, moriré como un héroe – le dijo empujándola porque se estaba acercando a él, pero ella de nuevo volvió a insistirle, pero aparecí a si lado, frenándola con un abrazo por detrás.
-Athenea déjalo, él quiere demostrar lo fuerte que es, no pudo hacer nada frente a Volkner porque este le hizo daño al principio. Ahora que es mucho más fuerte, se enfrentará a su destino – le dije, ella agachó la cabeza sin decirme nada y se puso a llorar.
- ¿Por qué los hombres sois tan orgullosos? – me dijo, se dio la vuelta y me pegó dos golpes en el pecho en señal de protesta, pero paró al momento y se apoyó en mi pecho. Luego desaparecimos y aparecimos donde estaban los demás.
- ¿Cómo está Slash? –Preguntó Yuka preocupada y pudo observar como pasaba entre el agujero que había dejado su cuerpo al chocar contra las casas, y se acercaba a Dave.
Se detuvo en frente de él, a unos 100 metros de distancia y los dos se rieron, estaban igual de heridos, pero ninguno iba a ceder ningún espacio ni ofrecer ninguna tregua en este combate. Dave se empezó a crujir los dedos de las manos y Slash dijo en alto:
-¡Esto ha llegado demasiado lejos! Desataré toda mi energía contra a - Dave se echó a reír, pero Slash empezó a cargar energía, todo a su alrededor empezó a congelarse y le temperatura disminuía lentamente, provocando que aquella niebla volviese aparecer, aunque de forma más densa. Slash colocó los brazos en cruz apretados contra el pecho mientras Dave ya se acercaba corriendo - ¡Ven a mí vientos del norte y del sur, mostrarles las rachas más gélidas de cada uno de vuestros polos!
Estiró los brazos hacia Dave cuando acabó de gritar y de repente salió de ellas un enorme poder, aquella fuerza generó que Dave se frenase en seco debido al frio intenso, hasta tal punto que se congeló totalmente en un cubito de hielo. Una luz azul salió de las manos de Slash, se solidificó generando un poderoso bloque de hielo partiendo el bloque de Dave y haciendo se arrastrase hasta unas casas más adelante.
-¡¡Glaciación Mortal!! – Gritó justo mientras levantaba los brazos al aire, lo que provocó que una estalactita saliese del suelo y destrozase el cuerpo de Dave empujándolo hacia el cielo. La Estalactita era grandísima en su base, a medida que subía se hacía más pequeña, llegando a medir unos 40 metros. Dave se encontraba empalado en ella y su mirada de horror, reflejó el dolor que debió sufrir antes de morir.
Nos quedamos aterrorizados por semejante escena tan dantesca y pudimos comprobar cómo la sangre de Dave salía de su cuerpo manchando totalmente aquella estalactita tan perfecta que había salido del suelo. El ataque de Slash debió consumir todas sus fuerzas, porque en cuanto bajo los brazos, cayó al suelo desmayado.
- ¡Slash! –Gritó Athenea que corrió hacia él para poder curarlo. Todos nos acercamos incluido Daniel que estaba feliz de haber visto el final de Dave. La felicidad nos duró poco, escuchamos a lo lejos una voz muy grave que nos llenó de pavor.
-El Idiota de Dave se ha dejado matar, esto es realmente penoso y no me ha gustado ni un pelo – pudimos observar un chico más mayor que todos nosotros, iba vestido de negro, con una bufanda roja y una armadura parcial blanca. Su pelo era blanco, su cuerpo era delgado, aunque fuerte y empuñaba dos armas. A su lado estaba Chris sorprendido, con lágrimas en los ojos y parecía estar realmente enfurecido con aquella estampa.
Aquel personaje que había hablado era el Guardián de la Fatalidad del Fuego y a todos nosotros se nos había cambiado la cara de felicidad a la de pánico.
Mostrar ContenidoCapítulo 9 - El acto Innoble:
Nos quedamos un poco helados al ver la horrible apariencia que tenía aquel Guardián. Era demasiado diferente a Volkner, su forma de vestir daba miedo, con su armadura en forma de huesos. El guardián levantó la mano hacia el cielo y con una expresión demoníaca, hizo temblar el suelo a la vez que lo partía bajo sus pies.
- ¿Qué pretende? – preguntó Athenea mirándole con cara de pánico al ver que su poder aumentaba a niveles más altos que el de Volkner, no pudimos esconder nuestra expresión y todos le copiamos. Su cuerpo al parecer emitía un calor pegajoso, incluso Chris tuvo que apartarse unos metros. De su mano salió un fuego intenso que se dispersó por todas nuestras cabezas y las de ellos, provocando que alrededor de unos 2 kilómetros todo se llenase de llamas generando una barrera.
-¡Joder! – Gritamos todos al ver aquello, parecía un pequeño espectáculo de magia, pero no era nada gracioso. La expresión del guardián era bastante obvia, estaba muy serio.
-Muy bien, este combate lo quiero limpio y será uno contra uno, como el código de honor de batalla – dijo el guardián. Ese código de honor era sagrado para todos los magos, quien no siguiese esas normas una vez impuestas sería considerado como el mayor deshonor. – Chris, mi fiel protector será el que luchará contra uno de vosotros y será una lucha a muerte, quien interfiera en la batalla, lo mataré en el instante porque no permitiré que se deshonre el código, ¿entendido? Ahora pensar quien será el contrincante que luche contra Chris, aunque es igual cuál se vuestra elección, Chris no es nada comparado con Dave, así que me imagino que iréis cayendo todos como moscas.
Aquel último comentario nos hizo sentirnos como idiotas, pero nos pusimos todos en un círculo alrededor de Slash, ya que este estaba en el suelo con Athenea. Empezamos a cavilar para saber quién podía ser el que combatiese contra Chris.
-A mí eso del código de honor me parece una tontería, estamos en una guerra y por si fuese poco no existen árbitros– decía Yuka enfadada y haciendo que los huesos de sus dedos de la mano crujiesen.
-No podemos interferir, ese guardián tiene una fuerza muy superior a la de Volkner y aunque hayamos aumentado nuestro nivel de combate, dudo que podamos contra él individualmente – le dije a Yuka – Escuchadme, uno de nosotros va a tener que luchar hasta el final contra Chris para que luego todos concentremos toda nuestra fuerza en el guardián.
-Ya, pero ¿quién tiene la suficiente fuerza para matar a ese protector? – Esa pregunta fue hecha por Diana, acto seguido me miraron todos, pero yo les dije que no quería luchar contra ese para guardar todas mis fuerzas.
- ¿Entonces si no quieres luchar tú, Yuka es la segunda más fuerte junto con Alejandro no? – dijo Diana mirándola, Yuka estaba ya decidida a combatir, pero Athenea se levantó enfada y dijo:
-Yuka déjalo, yo seré quien luche contra ese idiota – su nivel de adrenalina estaba aumentando considerablemente y se le veía muy decidida. Yuka le puso la mano delante y le dijo que no, que ella no iba a dejar que luchase, pero Athenea insistía – Déjame luchar contra él, si Slash ha demostrado su fuerza y valentía, yo también quiero, además, no soy ninguna inútil.
-No es que seas una inútil, no puedes tomarte esto como un entrenamiento, además, el psíquico es casi algo nuevo para todos nosotros. Por suerte yo tengo experiencia en ese tipo, mi entrenador personal era de ese tipo - dijo Yuka protestándole, pero les corté esa pequeña discusión y le dejé paso a Athenea - ¿Por qué Iván? No ves que la van a matar, ¿tanto quieres que tu novia muera ya nada más al comenzar contigo? Además, Alejandro seguramente tenga más fuerza que ella.
-Yuka, deja de decir estupideces y permite que batalle, al parecer tiene una fuerza de voluntad muy grande y se le ve muy decidida, aprovechará ese momento para sacar lo mejor de ella – Le dije un poco enfadado por ese comentario, pero Yuka aceptó a regañadientes y sin mirarme – De acuerdo Athenea, recuerda que nuestro enemigo es psíquico, así que no te distraigas, nosotros cuidaremos de Slash, ¿vale?
-Vale y gracias por confiar en mí – dijo sonriendo con una bella sonrisa y yo me sentía de nuevo atraído para besarla, pero la situación no favorecía aquello, así que me controlé. Ella se movió para adelante en señal de que estaba preparada y nosotros nos apartamos un poco de la zona, Chris hizo lo mismo y se rió bastante al ver que tenía que pelear contra una mujer.
-Al parecer me habéis dejado a la chica más débil, no noto que su fuerza sea muy elevada – Su tono era burlesco y bastante arrogante, pero Athenea no se dejó afectar por los sentimientos y no empezó el combate hasta que Chris movió el primer dedo - ¡Vamos chica!
De repente con los dedos hizo un gesto como si quisiese lanzar algo, acto seguido el estómago de Athenea fue golpeado con una fuerza invisible. Aquel golpe fue fuerte porque hizo que se encogiese y el polvo de la tierra se levanto atrás de ella.
-Al parecer no tenéis ni idea de cómo lucha un mago psíquico y eso es un grave error, muy grave porque vuestra amiga lo lamentará con creces – de nuevo hizo lo mismo y esos golpes invisibles eran tan rápidos como fuertes. Ahora lo recibió en el hombro derecho levantándola y otro más en el izquierdo, y así se empezó a divertir Chris pegándole por todos las partes del cuerpo.
-¡Athenea! – grité yo enfadándome y ya echándome para adelante, pero Yuka me agarró porque sabía perfectamente que no podía entrometerme en la batalla y mis sentimientos hacia ella me estaban nublando la sensatez. Después de recibir al menos 50 golpes de esa manera, el último que le propinó Chris fue el doble de fuerte, pero esta vez lo recibió en la cara provocando que saliese despedida unos metros arrastrándose en el suelo.
-Jajaja, que pena me da esta chica, enviáis a la chica más débil para que sentencia su muerte – aquellas frases de Chris me enervaban la sangre, pero no sólo a mí porque los demás parecía afectarles que se burlase de esa manera de su compañera, pero no podíamos hacer nada.
Athenea se levantó con alguna dificultad y sangraba por la boca a la vez que tenía un pequeño moratón en el pómulo derecho. No estaba para nada afectada y seguía con la cara de seria que antes, pero un poco más sucia que antes por haberse arrastrado por el suelo.
-No me subestimes Chris, esos golpes para mí han sido cosquillas. Si me pongo seria no me olerás por lo rápida que soy.
-¿No crees qué te falta humildad? –dijo Chris indiferente por aquellas palabras, pero justo cuando se quiso dar cuenta ya no estaba Athenea. Se puso a mirar para todos los lados, pero un fuerte golpe en su nuca lo estampó contra el suelo de morros. Acto seguido, Athenea dio volteretas hacia atrás con rapidez y gritó justo en el momento que le apareció en sus manos un arco de luz:
- ¡Flecha de Luz! – Una luz inmensa en forma de flecha salió de su arco produciendo que todos nos quedásemos sin mirar porque nos había cegado a todos. Esa flecha impactó en Chris provocando una explosión muy fuerte, pero que en vez de ser en círculo, fue recta. Cuando abrimos los ojos vimos aquel pasillo que arrasó varios kilómetros al parecer, ya que no se veía el final del destrozo.
En la zona donde estaba Chris observamos que el humo se dispersaba y éste se encontraba tirado en el suelo sin moverse. No creíamos que fuese ya su muerte porque esperábamos más de su fuerza, pero aquel ataque era uno de los especiales de Athenea y su resultado era devastador.
-Te dije que no me subestimases –dijo Athenea sin parar de apuntarle con el arco, pero al parecer los brazos le temblaban porque no podía permanecer fijo el objetivo. Miramos de nuevo para Chris y la tierra en la que se encontraba, se volvió como agua y él se dejó engullir, luego la tierra volvió a ser sólida y no pudimos verle hasta que apareció detrás de Athenea agarrándola con el brazo por el cuello y con el otro por la cintura. – ¡Suéltame pervertido!
-Tu ataque ha sido bastante fuerte y me has pillado desprevenido, no me lo esperaba, pero no puedes hacerme nada porque, aunque me hayas hecho daño, no eres comparable a mí en fuerza y resistencia – dijo Chris mientras observamos como desaparecían los dos en el aire en un agujero de agua.
- ¿Pero ¿qué es eso? – gritó Daniel mirando para todos los lados al ver que ya no estaban allí.
-Esa es la traslación que tienen los magos psíquicos, pueden convertir el más fuerte acero en agua y luego volver a convertirlos en sólido, o sea, no existe lugar donde no puedan ir – dijo Yuka –Ahora a saber dónde están, creo que existe otra dimensión que sólo ellos pueden ver.
- ¿¡¡Qué!!? –gritamos todos sorprendidos y con preocupación, pero rápidamente apareció de la nada Athenea, mientras caía al suelo muy fuerte y más herida que antes. Al parecer, sufrió una gran paliza en pocos segundos, ya que su cuerpo presentaba muchos moratones.
-No voy a rendirme – dijo ella levantándose con dificultad, de nuevo el suelo se convirtió en ese material como el agua y una mano la agarró con fuerza metiéndola dentro. Y en diez seguidos volvió aparecer en el aire cayendo al suelo con los ojos en blanco.
- ¡Athenea! – ya me estaba hirviendo la sangre y todo empezaba a temblar con la fuerza que generaba, pero Diana fue la causante de que me calmase esta vez, ya que me dio un fuerte abrazo y me dijo al oído, que me tranquilizase que Athenea no se dejaría vencer.
Pasaron unos minutos, Chris se estaba riendo en el cielo, pero Athenea no se levantaba, aun así, no estaba muerta porque se sentía su energía, aunque con poca intensidad.
-¡Vamos levántate! – gritaba Chris haciendo como si pegase un puñetazo al aire y un golpe en seco le dio a ella partiendo la tierra alrededor. Aquella fuerza al parecer era invisible, algunos magos psíquicos no lograban controlarla tan a la perfección como Chris.
Athenea se despertó después de aquel golpe y gritó de dolor, la sangre le salía de la boca, la cabeza y los brazos. Al parecer había recibido una paliza impresionante en esos segundos que estuvo en aquella nueva dimensión, pero aun así logró ponerse de pie de nuevo.
- ¡Vamos Athenea qué tú puedes! –le gritó Yuka, luego Diana y todos nos sumamos uno a uno animándola. Ella nos miró con lágrimas en los ojos y sonrió, pero de repente una pierna pasó cerca de su cara, por suerte logró esquivarla con otra de sus genialidades, acto seguido le propinó un fuerte puñetazo a Chris por la barbilla haciendo que escupiese sangre y saliese volando en el aire.
-No voy a rendirme nunca porque mis amigos siempre me ayudarán y confían en mí – decía Athenea lanzando muchas bolas de energía con una luz muy brillante hacia donde estaba Chris, pero éste logró saltar a tiempo y esquivarlas para evitar las explosiones. - ¡Arco de luz!
Apareció su arco en su mano y empezó a lanzar flechas sin parar como las anteriores arrasando todo de una manera espectacular, pero nunca logró alcanzar a Chris que volvió a desaparecer para meterse dentro de esa puerta de agua que él generaba.
-¡Mierda! – Gritó Athenea -¿Cómo coño voy a saber dónde va aparecer?
-¡Céntrate! Escucha atentamente y lograrás sentir sus pasos y su fuerza–decía Yuka gritándole sin parar porque ella sabía cómo se comportaba un mago de ese tipo. Athenea se quedó quieta y cerró los ojos, se puso a escuchar y logró averiguar por donde aparecía, justo en el momento que iba a recibir un puñetazo, lo esquivó y le contraatacó con un rodillazo en la barbilla como antes con el puño. Chris volvió a salir con fuerza por los aires, pero cuando vi que Athenea se le acercaba, se frenó en seco y paró su embestida con un escudo bastante extraño que generó con sus manos. Ella se hizo daño porque debía ser tan duro que se escucharon hasta sus huesos quebrajar y eso significó que había roto la mano en mil pedazos.
Empezó a gritar de dolor y Chris aprovechó para generar tal energía en sus manos que golpeó con fuerza invisible a Athenea tan fuerte que toda la tierra de abajo en unos 50 metros a la redonda se desintegró y ella cayó increíblemente rápido para el centro del agujero.
Sus ojos se volvieron en blanco y quedó tumbada allí sin moverse, al parecer el ataque psíquico que generó fue devastador para su cuerpo, no logró aguantarlo. Chris se puso a cargar la energía de nuevo aunque acumuló mucho más en sus manos y se preparó para rematarla, pero justo cuando iba hacerlo aparecí yo en un abrir y cerrar de ojos delante de él con lágrimas en mi rostro y grité:
-¡Esto es por Athenea! ¡Oscuridad Lunar! – de repente se hizo de noche y apareció como una luna de oscuridad detrás de Chris. Él no daba crédito a lo que estaba pasando y de mis manos salieron unos rayos negros que atravesaron a Chris por cinco partes del cuerpo provocando que saliese mucha sangre, pero eso no fue todo, esos rayos alcanzaron aquella luna de oscuridad provocando que se acercase a mucha velocidad hacia Chris. Yo me marché de allí muy rápido y me eché encima de Athenea para cubrirla, mis compañeros se echaron al suelo también y justo cuando Chris estaba con los ojos en blanco y desangrándose, la luna impactó en el provocando una de las mayores explosiones que había provocado nunca.
La tierra se levantó por muchos lugares y una fuerte sacudida golpeó a todos haciéndoles daño. Todas las casas alrededor de un kilómetro a la redonda se desintegraron y un viento muy fuerte provocó que mis compañeros saliesen también expulsados de allí con fuerza.
Una vez se dispersó todo el humo y el polvo, me levanté sin ningún rasguño habiendo así protegido a Athenea que se encontraba gravemente herida y sin sentido. Chris se había desintegrado por completo y mi ataque especial había sido brutal. Mis compañeros no estaban allí pero vinieron andando llenos de polvo y sin heridas de consideración, se acercaron hacia mí con cara de terror.
-¿Qué has hecho? Te has entrometido en la pelea – dijo Yuka mirándome con miedo – ¿No escuchaste lo que dijo ese guardián? Ahora estamos en un asunto bastante malo.
-¿Ahora? Si de todos modos teníamos que enfrentarnos a él y no iba a permitir que ese idiota matase a Athenea, así que he realizado mi ataque especial, aunque haya gastado mucha energía– le dije a Yuka protestándole, pero escuchamos un sonido a nuestra derecha y vimos al guardián enfadadísimo con una expresión de furia bastante pronunciada.
-¿Cómo te atreves a interponerte y aun por encima a matar a mi protector de esa manera? – Su poder empezó a ser visible porque un fuego abrasador empezó a rodearle, yo avancé hacia adelante con bastante orgullo por lo que había hecho y ellos agarraron a Athenea para llevársela un poco más lejos – Esto lo pagarás muy caro.
Desapareció sin que pudiésemos verlo y me pegó un puñetazo muy fuerte, tan fuerte que levantó la tierra y yo me agarré el estómago nada más sacarme el puño de él. Se echó hacia atrás con un impulso y yo sin dar crédito a semejante golpe, pude ver como cargó un ataque poderosísimo en un abrir y cerrar de ojos.
-¡Muere idiota! ¡Brazo volcán! – de su mano derecha salió un fuego increíble que no me dio tiempo a escapa, arrasó conmigo desintegrando toda la tierra a su paso. Cuando cesó el ataque estaba en el suelo a unos 500 metros de allí había perdido el conocimiento sin remedio alguno.
Mostrar Contenido Capítulo 10 - Lágrimas de impotencia:
El humo que desprendía mi cuerpo se iba desvaneciendo poco a poco, pero quedaron las llamas en aquella zona que había sido barrida por el ataque. Mi cuerpo no reaccionaba y los demás; Diana, Alex, Yuka y Daniel no daban crédito a lo que veían, había sido derrotado de un golpe.
-Dejad que me presente, me llamo Alger, soy el segundo Guardián al que os tocaría derrotar, controlo el fuego y no me dejaré vencer tan fácilmente, Volkner comparado conmigo, es un flojo. – Comentaba mientras miraba como Yuka sudaba y no paraba de mirarle con mucha rabia – Creo que el estrés que tienes encima no es bueno para tu salud…
Al decir aquello corrió hacía ella, Yuka le lanzó un pequeño hechizo de luz que atravesó su cuerpo sin hacerle daño alguno, explotando por detrás a lo lejos. Ella se quedó inmóvil sin dar crédito a lo que veía recibiendo una patada con fuego. Dicho golpe le sacudió tan fuerte en el estómago que pareció hundirse el pie en su cuerpo, ella salió despedida a los 2 segundos de ser golpeada.
Los demás vieron como Yuka se aporreaba contra varios escombros y quedaba sepultada y oculta tras una columna de humo y piedras. Alger sin pensarlo dos veces, fue a por Diana, la cual había cogido por sorpresa y él repitió exactamente lo mismo, pero ésta vez no tocó a Diana, si no que quedó en el aire como si hubiese golpeado a una pared invisible, ya que una fuerte sacudida hizo que todo el polvo de detrás ella se levantase.
-¿Qué demonios? – Dijo Alger mirando alrededor para saber que había parado aquella patada y comprobó que Daniel tenía uno de sus brazos estirados, aquello lo había delatado. – Tú, ¿qué se supone que has hecho? Esto no me huele bien, creo que no eres de un tipo de mago muy corriente verdad…
Alger fue corriendo hacía él, pero Daniel desapareció con mucha velocidad, colocándose a su espalda para golpearle en la nuca. Alger cayó de rodillas y se apoyó con la mano derecha en la tierra partiéndola.
Daniel apareció al lado de Diana sin que ella lo viese y llevándose un susto, éste le dijo algo al oído que Alger no pudo escuchar. Alger se puso de nuevo de pie sin ningún dolor por aquel golpe en la nuca.
-Ya veo, has aumentado tu rapidez con algún hechizo–Daniel delató en su cara que tenía razón, pero no dijo nada – Gracias a ese golpe inesperado he logrado comprender que no tienes afinidad, o sea, eres un No Elemental.
Diana dejó de correr hacía Yuka, al escuchar aquello y miró con sorpresa a Daniel:
- ¿Eso es verdad? - Dijo ella sin dar crédito a lo que escuchaba, Daniel le afirmó que era No elemental.
-Tengo entendido que ese tipo de magos, si es que se os puede llamar así, desde el principio de los tiempos habéis estado viviendo ocultos, en la miseria como maldita escoria que sois.
-¡Cállate! Somos magos como todos los demás, aunque hemos nacido con el don de adquirir habilidades que nos den ventajas frente a todo tipo de magias, además, mis antepasados ni usuarios no elementales han comprendido esa discriminación por parte de los demás.
Daniel al parecer ese tipo de comentarios no le gustaban, su voz se entrecortaba y su fuerza aumentaba a la vez que sus lágrimas recorrían su rostro. Diana desde pequeña como a todos, nos habían educado para odiar a ese tipo de magos y denunciarlos al verlos, por eso vivían escondidos de los demás. Ella al ver aquel rostro llorando de Daniel, comprendió muchas cosas.
-Yo no he decidido nacer así ni mis padres tampoco, nadie decidimos nacer como deseamos, pero algún imbécil en el pasado ha hecho que nos persiguiesen y nos matasen desde tiempos inmemorables, ¿por qué vivir es un delito?
-Para eso no haber nacido escoria, si lo único que hacéis es manchar el nombre de los verdaderos magos y sólo plagiáis magias de otras personas porque no tenéis personalidad, ¡apártate de mi vista!
Generó un torbellino de fuego en el cuerpo de Daniel, lo que hizo que saliese hacia el cielo a una velocidad muy alta, pero al parecer aguantó con mucha entereza la acometida, y a pesar de las quemaduras le gritó:
-¡NO ME IRÉ DE NINGÚN LUGAR! ¡TODO ES UNA INJUSTICIA Y EL TRATO QUE RECIBIMOS LOS NO ELEMENTALES NO DEBE CONTINUAR, SOMOS PERSONAS POR IGUAL! – Empezó a temblar todo el suelo a la vez que un fuerte brillo salía de su cuerpo, Diana cayó al suelo por los temblores y comprobó que el suelo estaba resquebrajando bastante alrededor de Daniel.
-¿Personas? No me hagas reír, ¡SÓLO SOIS ESCORIA! – Gritó Alger riéndose, pero una bola de luz impactó en su espalda explotando el lugar donde se encontraba. Una vez se dispersó el humo, se encontraba de nuevo en la misma postura con la rodilla en el suelo y el brazo aguantándole el cuerpo. - ¿Quién ha sido? Levantó la cabeza y observó que Diana le estaba apuntando con la palma de su mano.
-Tiene razón, es absurdo que nosotros tengamos que exiliar o matar a unas personas por nacer diferentes, es que incluso los de tipo físico pueden estar con nosotros, ¿por qué ellos no? Es absolutamente intolerante y racista.
Daniel seguía cargando energía, pero le gustaba que Diana chica dijese aquellas palabras. Alger al escucharla se enfadó de tal manera que arremetió contra Diana. Ella se iba a defender, pero Daniel gritó:
- ¿¡NO TE OLVIDAS DE ALGO!?- Aquel grito frenó a Alger que observó como una gran lanza de un color grisáceo se acercaba a él a mucha velocidad, tanta que le fue imposible esquivarlo. La flecha se le clavó su hombro, y fue arrastrado mientras se desangraba durante bastantes metros e incluso atravesó la barrera que él mismo creó hasta explotar al lado de unos edificios en ruinas.
La explosión fue diferente, en vez de salir fuego, sólo se veía una onda expansiva grisácea que destrozaba todo a su paso hasta casi acercarse a nosotros. Ese era el poder de un No Elemental, el mejorar sus cualidades físicas, psicológicas y hacer daño a todos los tipos por igual.
Daniel cayó de rodillas, sudando y sin fuerzas. Diana corrió hacia él para curarle, pero éste no le dejó.
-Esto nos dará unos minutos, no creo que lo haya matado, pero servirá para que puedas curar a Yuka, Athenea, Slash e Iván, ¡vamos no desaproveches esta oportunidad! Yo no soy importante.
-No hace falta que me cure, ¿pensabas qué ese ataque tan débil me había derrotado? Cúrale Diana – dijo Yuka sin mirarle, ya se encontraba enfrente de ellos – Daniel, tienes mucho valor decir eso delante de una persona con sangre de los “King” y, sin embargo, luchar sabiendo lo que eso significa para ti.
Diana, Alex y Daniel, miraron con sorpresa a Yuka, desconocían que ella fuese un pariente directo de un King. Los King era una de las familias más respetadas y conocidas, desde tiempos remotos habían ido detrás de los No Elementales y así matarlos. Era como una secta que no estaba ni prohibida ni dirigida por el gobierno.
-Sé perfectamente cuando me curaste de qué pie cojeabas, pero el ayudarme y lo que estáis haciendo me parece totalmente valiente, además nadie jamás me había ayudado como lo habéis hecho vosotros, pero si crees que debes matarme, hazlo ya- apartó a Diana de un empujón y Yuka se quedó mirándole con indiferencia, pero ella no hizo nada.
-No soy una asesina y nunca he estado de acuerdo con la política de mi familia, además lo que has dicho antes, fue bastante sincero y una verdad como una casa, pero cuando esté Iván se despierte, le comentarás todo, yo no me creo que seas un alumno de ningún lugar.
Yuka se agachó y empezó a aplicarle magia curativa a la vez que Diana hacía lo mismo, hasta que lo recuperaron completamente de su cansancio. Yuka fue corriendo hacia Slash, y Diana le aplicó a Daniel un hechizo diferente:
-Este hechizo te durará 10 minutos y te estará curando poco a poco durante ese espacio de tiempo, es un gracias por salvarme – le guiñó el ojo y se levantó para ir junta Yuka que estaba al lado de Slash curándole.
De repente todos los escombros del lugar donde había quedado Alger salieron despedidos por el aire, apareció con sangre en el hombro y envuelto en llamas, daba bastante miedo.
-¡Escoria prepárate para morir! – El se impulsó hacia Daniel con mucha ira.
Mostrar Contenido Capítulo 11 - El Plan contra Alger:
Daniel sacó de la nada su lanza, una poderosa arma que fue utilizada para golpear a Alger en su brazo izquierdo, donde tenía una especie de cuchilla. Éste aguantó la arremetida sin mucha dificultad y contraatacó con el brazo derecho envuelto en llamas en la cara de Daniel haciendo que cayese al suelo de cabeza y generando un pequeño cráter.
-Tu ventaja es hacer daño por igual a todos los tipos de magia, pero también te afecta a ti, por lo tanto, voy a darte una paliza antes de matarte para que sufras como la escoria que eres – le dijo Alger riéndose.
Agarró a Daniel por la cabeza, y le propinó cuatro puñetazos en llamas directamente al estómago, dejando claras evidencias de quemaduras, acto seguido lo lanzó al aire bastante alto, colocó su brazo derecho atrás de su cuerpo y flexionando las piernas. De la palma de la mano, una luz apareció rápidamente y a la vez que unas ondas expansivas salían de su cuerpo. Daniel tocó el suelo atontado y aún dolorido por los golpes recibidos.
El brazo de Alger fue extendido rápidamente y con la palma de la mano abierta e iluminada, le asentó otro golpe extremadamente poderoso que incluso hizo levantar la tierra del lugar. Daniel fue golpeado de tal manera, que escupió tal cantidad de sangre que manchó el brazo de Alger. El pobre Daniel salió catapultado muchos metros golpeándose con todo lo que se le pasaba por delante, al frenarse quedó tendido en el suelo sin señales de vida.
- ¿Ya está? Me has decepcionado – Se acercó andando lentamente hasta él y pudo ver como Daniel se movía con dificultad entre sangre y dolores.
-No me derrotarás tan fácilmente – dijo intentando levantarse, pero Alger volvió a gritarle una vulgaridad y le golpeó fuerte con una patada en todo el pecho, provocando que volviese a salir volando hasta caer al suelo varios metros de allí.
- ¡Vas a morir! – gritó con el brazo extendido y la palma de la mano abierta, la cual apuntaba hacia él. Acto seguido salió un gran ataque de fuego que hizo vibrar el suelo, pero justo cuando iba a ser golpeado, Daniel paró el ataque congelándolo en el tiempo con sus brazos extendidos y apuntando con las palmas de las manos a Alger. Daniel pudo esquivarlo justo a tiempo, antes de que la magia de ralentización se agotase.
-Mi magia de ralentización normalmente dura más, pero este ataque es fuertísimo – pensó Daniel al a ver como la magia golpeaba un edificio y explotaba de manera gigantesca. Alger le miró con desprecio y levantó el vuelo para acercarse, pero Daniel le aplicó la misma magia y se ralentizó en el aire, incluso sus expresiones iban lentas, así que aprovechó esos segundos para darle con su lanza en toda la cara.
Una vez que los efectos pasaron, Alger salió despedido contra el suelo partiendo toda la tierra y enterrándose. Diana lo miró mientras le aplicaba a Athenea hechizos de curación bastante profesionales. Athenea se movía y recuperó el conocimiento.
- ¿Qué ocurre? – dijo ella tocándose la cabeza, la cual le dolía bastante. No obtuvo respuesta, ya que Diana salió corriendo hacia mí. Athenea veía como una mano de fuego salía de la tierra e intentaba agarrar a Daniel, pero éste la esquivó volando con bastante destreza, pero aquella mano no se cansaba y quería atraparle. Daniel con destreza la esquivaba hasta que sus movimientos se volvían más lentos por todas las heridas acumuladas.
Athenea siguió observando, pudo ver como Yuka no estaba con Slash. Éste se acercaba hacía ella con un vapor alrededor de su cuerpo helado. Athenea sonrió al ver que se encontraba bien.
-Eres una idiota, demostrar que eres más valiente que yo, ¿si hubieses muerto qué pasaría? ¿No pensaste en mí o qué? – le dijo Slash tocándole la cabeza para despeinarla aún más.
- ¡No me hagas eso, sabes qué no me gusta! Sí que pensé en ti, simplemente quería mostrar que no soy una carga para nadie. A pesar de eso, me han machacado y por mi culpa, Iván está fatal– dijo bajando la cabeza y ya con los ojos húmedos.
-Tranquilízate, ya verás cómo lo curan rápidamente y unos ayudará a pegarle una paliza a ese idiota. Tú sólo céntrate en acabar con él con la mente despejada y podrás demostrar esa valentía que llevas dentro– dijo Slash mirando a Alger que resurgía de la tierra al ver que no lograba atrapar a Daniel. Slash no se lo pensó dos veces y logró hacer un hechizo tan rápido como efectivo que congeló a Alger completamente. Athenea lo miró con sorpresa, pero no sirvió de mucho porque se empezaba a descongelar por el calor que desprendía.
-Eres muy listo, ahora sabe que estamos bien – dijo Athenea.
-No he realizado un ataque muy poderoso, sólo quería probar la resistencia a la hora de soportar el hielo – decía – Y por lo que veo, hay que usar bastante fuerza para retenerlo y así, partirlo en mil pedazos.
Alger acabó derritiendo todo el hielo de su cuerpo y miró para ellos dos bastante disgustado:
-Eso ha sido muy molesto, así que ahora estoy en desventaja eh – decía dándole vueltas a su brazo derecho, pero no hizo absolutamente nada. Sólo permaneció pensando, aunque Daniel se colocó al lado de Athenea y Slash para saber cómo iban a atacarle.
-Veo que tu hielo logra pararlo durante unos segundos, tengo una idea chicos – Daniel le propuso a Athenea que entretuviese a Alger, ella aceptó sin pensárselo dos veces, corrió hacía Alger mientras lanzaba flechas de luz que explotaban nada más rozar con cualquier cosa. Sin embargo, Alger las esquivaba por muy poco y sus gestos delataban el respeto que le tenían a los ataques de Athenea.
-Niña, tus ataques son poderosos, lástima que no pueda decir lo mismo de tu puntería jajaja – él se reía mientras Daniel y Slash planeaban su ataque sorpresa, Mientras gracias a Diana y a Yuka, estaba volviendo a recuperar mi consciencia.
-Yuka, cómo está Athenea – le decía con un tono bajo y con sufrimiento. Aún notaba las quemaduras y tenía sangre en la boca, pero sentía una agradable sensación que relajaba todo ese dolor.
-No te preocupes, está combatiendo contra Alger y lo está haciendo bien mientras estos dos planean un ataque sorpresa– dijo Diana mientras me quise levantar, pero Yuka me lo impidió.
-Si no hacemos algo, Alger la matará – le dije mirándola con enfado, a pesar de seguir herido, quería levantarme. Ellas en vez de curarme, forcejeaban conmigo para poder levantarme. Con impotencia les decía que me dejaran en paz, Athenea se fijó en aquello, y recibió un golpe de Alger en la cara por distraerse.
Cayó cerca nuestra y se levantó con una fea herida en la cara, me miró a la vez que yo también la miraba. Nos quedamos unos segundos con la mirada fijada y supe con aquellos segundos, que no debía preocuparme por ella, así que me relajé para que Yuka y Diana me siguiesen curándome. Por desgracia, Alger se fijó en nosotros al haber caído allí Athenea y se enfadó mucho más.
-Así que me estabais entreteniendo para curarle, muy pero que muy mal, ahora sí que me habéis enfadado de verdad- De nuevo su cuerpo empezó a desprender mucha energía calorífica y apuntando con la palma de la mano abierta hacia nosotros, se dispuso a cargar un ataque que producía fuertes temblores en el suelo.
-Tenemos que hacer algo, si no, vamos a morir– dije de nuevo levantándome, pero veía como Athenea se colocó lentamente delante de nosotros y extendió los brazos como si de una cruz se tratase. Me quedé mirando sin dar crédito a lo que veía.
- ¿Te vas a sacrificar por ellos? Este ataque será mucho más fuerte que el anterior que arrasó con Iván – Se reía todo el rato mientras cargaba el ataque. Athenea empezaba a sudar, empezaba a dudar si permanecer ahí o no, la energía que estaba acumulando era desorbitada. Yo gritaba sin parar que se apartase del medio, pero no mostraba ni el más mínimo interés en mis palabras.
- ¡Athenea, sal de ahí idiota! – Mis gritos se escuchaban muy lejos y a pesar de estar casi afónico. No paraba de intentar soltarme, pero Yuka y Diana me agarraban muy fuerte.
El ataque de Alger fue cargado en su totalidad y mostró una sonrisa en su rostro a la vez que dijo unas palabras en bajo:
-Hasta luego valiente – el ataque fue directo hacia ella mientras las llamas desintegraban la tierra superficialmente en todo su trayecto. Diana y Yuka me tele transportaron con su magia de luz para evitar que nos golpease. Al reaparecer a unos metros de allí, vi como Athenea fue golpeada por el costado por Daniel a una velocidad increíble.
El ataque de Alger pasó rozándoles e impactó a varios metros de allí, provocando una gran explosión y una onda expansiva que fue directa hacia ellos. Daniel con su cuerpo la protegió y pudo verse en sus caras el impacto recibido. Gracias a la rapidez de Daniel, Athenea se había salvado.
Detrás de Alger, pudimos ver a Slash conjurando un hechizo muy potente, el cual fue lanzado al gritar el nombre del hechizo:
- ¡Gran Iceberg! – Gritó Slash de una manera muy fuerte, Alger sorprendido, se giró rápidamente, pero fue congelado al instante - ¡Ahora Athenea!
Athenea se levantó del suelo rápidamente para crear su arco y flecha de luz, con un movimiento que nos impresionó, ya que aparecieron como unas alas de luz en su espalda. Ella se elevó en el aire, mientras se generaba mucho aire alrededor, en el tiempo en el que la flecha se forjaba por completo. Aquella flecha al ser lanzada, avanzaba por la tierra con una imagen más portentosa que el ataque de Alger. El ataque iba acompañado de rayos que desintegraban todo el suelo. Cuando impactó en el cuerpo congelado de Alger, todo explotó con vigor y haciendo que su cuerpo estallase en mil pedazos.
Una vez se dispersó el humo, pudimos ver trozos de hielo esparcidos por el lugar, así que todos gritamos la frase de “Victoria”.
Mostrar Contenidocapítulo 12 - Un grave Error:
Los trozos de hielo se esparcieron por todo el campo de batalla, ofreciendo una imagen perturbadora, pero a ninguno de nosotros nos importó lo más mínimo. Al parecer, todos tenían una expresión de victoria en sus rostros. Empezaron a gritar de celebración, mientras Yuka seguía aplicándome magia curativa. Yo estaba un poco desconfiado de que Alger hubiese muerto tan fácil.
-Yuka, diles que paren porque no han acabado con él –Ella se me quedó mirándome y no dijo nada. Se levantó y les gritó a todos que parasen y se mantuviesen en alerta, pero hicieron caso omiso.
Diana se acercó a los trozos de hielo, de los cuales se habían evaporizado muy rápido, pero no sólo eso, algunos se movían de una forma extraña, eso hizo que se acercase aún más con arma en mano. Permaneció con curiosidad observando, hasta que el vapor desprendido, tomó forma humana y sin que nadie se lo esperase, una lanza atravesó el pecho de Diana levantándola en el aire.
Nos quedamos perplejos por aquella imagen, la forma humana de vapor, tomó la forma de Alger, el cual se encontraba herido en la cabeza y sangraba por la boca, su expresión era de enfado.
-Buena estrategia, aunque resulta que soy un experto en la magia y puedo convertir mi cuerpo cuando quiera en fuego, así evito daños innecesarios, pero he sido muy confiado y por idiota, me habéis herido bastante.
Diana tenía una lanza rodeada de fuego atravesada en el pecho. Poco a poco se iba desangrando por la boca, el pecho y tenía convulsiones. Una vez le sacó aquella lanza de su pecho, se quedó de pie para caerse de rodillas, su cabeza se le vino abajo y mirando para el suelo, permaneció allí sin señales de vida.
-Me he cansado de vuestras tonterías, ya he matado a esta chica y los siguientes seréis vosotros - dijo con tono estremecedor. Empujé a Yuka y con una fuerza descomunal me propulsé contra Alger, produciendo que la tierra donde yo me encontraba se partiese y Yuka se hiciese daño.
- ¡Maldito! –grité con lágrimas en los ojos, le golpeé con la espada en todo el costado con tanta fuerza, que su expresión de enfado, cambió a sorpresa y posteriormente a dolor. Salió despedido muchos metros de allí golpeándose con todo lo que se interponía en su trayectoria. Me acerqué a Diana para ver como estaba, mi cara de preocupación cambio a la de susto al ver que no paraba de sangrar. Llamé con fuerza a Athenea y a Yuka que aparecieron a nuestro lado en un abrir y cerrar de ojos.
Ellas miraron el estado de Diana y antes de que me dijesen como estaba ella, había vuelto a lanzarme contra Alger. Él se levantó un poco más dolorido, pero rápidamente, empezó a esquivar mis acometidas con rapidez. Algunos cortes pude producirle, pero ese estado de fuego impedía que fuesen de gravedad.
-No me haces nada, desiste ¡ya!- Una vez que gritó me golpeó con una fuerza considerable en el estómago lanzándome por los aires. Luego apareció arriba y con las manos juntas me golpeó en la espalda haciendo que cayese con fuerza contra el suelo provocando que todo partiese.
Me levanté con dificultad y miré a las chicas, pero ellas tenían mala cara, y estaban llenas de sangre. No quise llegar a entenderlo, la desesperación era tanta, que no me enteraba de que Atenea me decía a gritos que era imposible curarla, su herida era tan grave que necesitaba cuidados mágicos intensivos de magos más experimentados.
- ¡No podemos hacer nada idiota, no ves que la herida es muy grave y ella era la más experimentada de todas! – gritaba Athenea, yo dejé de escuchar muy enfadado, para a lanzar a diestro y siniestro bolas de energía negras cubiertas de rayos, hacia Alger, pero esa cólera me impedía apuntar bien y ninguna lograba acertar.
Slash apareció a su lado por sorpresa para congelarlo, una de mis bolas lo alcanzó produciendo una explosión en el aire. Eso hizo que Slash saliese despedido por la onda expansiva, a la vez que se quemase con aquel fuego de oscuridad. Otra vez sus trozos se esparcieron por el aire e intenté quemar todos uno a uno antes de que pudiese regenerarse, pero con sólo uno, pudo regenerar su cuerpo otra vez.
-Es inútil Iván, eso no me hace daño y no va a funcionar dos veces el mismo ataque– dijo riéndose con malicia. Su cuerpo empezó a desprender mucho fuego, luces y sus músculos crecieron de golpe, provocando una onda expansiva sobrecogedora y no acabó, aquel cuerpo parecía estar mutando de tal manera, que se empezaba asemejar a un dragón rojo.
- ¡No es posible! – gritamos sin dar crédito a lo que veíamos. Estaba transformándose en un dragón, como si de una invocación se tratase, pero en su propio cuerpo. Había leído en los libros aquel tipo de transformaciones, eran realmente difíciles, requerían mucha experiencia, fuerza y resistencia. No creía que Alger fuese capaz de transformarse en un monstruo.
- ¡Iván! ¡Hemos logrado estabilizar a Diana, pero necesita urgentemente el tratamiento de un mago experto en luz, si no, morirá! – gritó Athenea. Hice caso omiso, no quise esperar a que acabase de transformarse, y empecé a golpearle con la espada con todas mis fuerzas, pero él ni se inmutaba. Sin percibirlo, recibí un golpe con la cola, provocando que mis ojos se pusiesen en blanco del fuerte traumatismo causado y me quedé allí, en la tierra enterrado y semiconsciente.
Los demás se quedaron con la boca abierta, Athenea vino corriendo hacia mí para ver cómo estaba. Mientras Slash cargaba con los dos brazos extendido en cruz, un ataque que parecía ser muy fuerte, pero Alger había acabado de transformarse y cesó con miedo el ataque.
Su aspecto era realmente temible, mis amigos no daban crédito a lo que veían, ya que era algo nuevo para todos. Alger se quedó parado, observándonos mientras salía vapor de sus orificios nasales. Su potencial se había multiplicado por diez y su poder mágico era desbordante.
-Ahora podéis llamarme, Súper Alger, gracias a mi transformación en dragón rojo, os derrotaré en un abrir y cerrar de ojos- su voz era aterradora.
Fue volando con mucha velocidad hacia Slash, para golpearle con la cola, provocando que se le pusiesen los ojos en blanco como a mí. Acto seguido, cayó al suelo sin consciencia. Poco a poco nos iba dejando fuera de combate con un solo golpe.
Athenea se quedó a mi lado reanimándome, pero Alger empezó a golpear a todos con una velocidad de infarto, así que quedamos todos fuera de combate, otros inconscientes y otros lamentándose de dolor por la herida producida. Ella quedó sin ser atacada y aterrada, no para de mirar como Alger como se le acercaba lentamente.
-Serás la persona con la que más voy a disfrutar al matarte, los otros los he dejado para el final, mientras me divierto un poco. Cuando acabe contigo, los mataré a todos y podré por fin, lograr mi objetivo- Con escuchar sólo su voz, Athenea se estremecía y sin parar de mirarle, a mí me estaba aplicando magia curativa con sus delicadas manos.
-¿Por qué? ¿Por qué le hacéis esto a Iván? No os conoce y él no ha hecho nada a nadie, si nos vas a matar, al menos dinos por qué hacéis esto– dijo Athenea gritando y casi llorando.
-Nuestro líder no puede matarle, desde hace muchos años, nos han estado entrenando para acabar con Iván. Algunos incluso han nacido sólo para lograr ese cometido. La profecía es clara, el que acabe con él, logrará la gloria eterna y muchas riquezas.
Athenea se sorprendió, una profecía que nunca había escuchado ni leído, quería indagar más.
- ¿Qué profecía? – dijo ella extrañada y cada vez poniendo más fuerza en su magia de curación. De modo que la luz que salía de sus manos se hizo más intensa, provocando que ella empezase a sudar por el esfuerzo.
-La que describe como un niño nacido de dos magias opuestas, una de ellas del ser más poderosos de todos los tiempos y la otra, de una mujer mestiza, será bendecido por la oscuridad, para traer la paz eterna, sin embargo, llenará de mal allá a donde vaya y la oscuridad engullirá una vez más el planeta.
- ¿Mestiza? Eso es imposible, no existen esos magos- dijo Athenea con voz cansada, aunque yo ya empezaba a mover los dedos de la mano mientras notaba que la energía volvía a mí.
-Son nacimientos de lo más raro, o sea, el mago nace siendo de dos o tres tipos de magia diferente, existen y aunque no los hayas visto nunca, créeme que hay muchas personas por el planeta con esa cualidad- Se acercó a Athenea hasta estar pegada a ella, generándole mucho calor, ya que desprendía una fuerza sin igual y se dispuso a matarla.
-¡Espera! ¿Me estás diciendo qué Iván es esa persona? ¡Cuéntame algo más! –Justo cuando gritó, se desmalló y Alger le iba a dar con uno de sus brazos de dragón, pero yo me levanté rápido y con mi espada logré parar aquella acometida. Todo se destrozó, provocando que Athenea en cuerpo inerte, saliese despedida de allí para golpearse con muchas rocas.
- ¿¡Cómo es posible!? – Gritó Alger al ver que le había parado aquel golpe tan fuerte y con el que pretendía matar a Athenea. Yo saqué una sonrisa de picardía y empujé a Alger para ponerme otra vez en pie. Apenas pude moverlo, pero fue lo justo para ponerme en pose de combate.
-Gracias cielo, lograré al menos retenerlo hasta que se me ocurra alguna idea – Ella estaba muy guapa a pesar de las quemaduras en su cara, pero al estar inconsciente no pudo escucharme, aun así, le di un beso y miré para Alger. – Sufrirás por intentar matar a Athenea, pero antes me contarás esa profecía.
-Piensas qué vas hacerme algo, eres un iluso – de repente le golpeé fuerte con la espada en su cuello tan largo, provocando que su cabeza golpease el suelo. Luego la incorporó otra vez y extrañado por la fuerza, me miró.
- ¿De qué te extrañas? Debes saber que cada vez que un mago es derrotado y se recupera, gana el doble de fuerza y me he enfadado mucho, por lo tanto, tengo más poder– le dije con sinceridad, la rabia o el enfado, siempre me hace subir las fuerzas cuando no las tengo.
-Esto justifica muchas cosas, así que sólo debo esforzarme un poco más para derrotarte – dijo Alger sonriendo, gesto que no había entendido demasiado. Se colocó en una posición para embestirme con su grande cabeza. También empezó a cargar mucha energía. No daba crédito a la fuerza que generaba su cuerpo.
Alger no paraba de desprender energía y cargarla, pero algo no funcionaba, parecía que su expresión era de cansancio en vez de orgullo y eso me estaba confundiendo.
De repente, dejó de cargar energía. Su cuerpo, empezó a volver a ser humano poco a poco, hasta volver a ser él mismo. Se tocó el pecho en el lado del corazón, se cayó al suelo, apoyándose sobre una rodilla y la pierna flexionada, y su expresión en vez de cansancio, era de sufrimiento.
-No puede ser que haya sido tan idiota, he sobrepasado mis límites de fuerza con la transformación – Dijo aquello entrecortadamente porque su respiración era muy sobrecargada. Yo no daba crédito a lo que había visto, un gran luchador cayendo en uno de los errores de novatos más graves. Observé el cielo al notar una fuerza extraordinaria sobre nosotros, arriba se encontraba una persona, iba totalmente de negro, con una capucha y no pude verle la cara, su fuerza, era más elevada que la de Alger, me asusté.
-Nos has fallado Alger, idiotas como tú sólo se interponen en nuestros objetivos y le ponen obstáculos – Su voz era grave e intimidatoria, lo siguiente que hizo fue chasquear los dedos y un agujero negro apareció debajo de las piernas de Alger, esto provocó una explosión hacia el cielo, se trataba de una columna de oscuridad que parecía no tener fin. Lo más fuerte de todo, fue ver a Alger desintegrarse en un abrir y cerrar de ojos.
-No te preocupes, vivirás un poco más– Me miraba, pero por lo más que intentaba verle la cara, no podía ver quién era. Después de aquello, desapareció convirtiéndose él en la misma oscuridad. Me quedé helado sin hacer nada, mientras escuchaba como Yuka estaba gritando para que hiciese algo con Diana, pero después de aquello no atendía a nada y sólo me quedaba pensando en el poder de aquel hombre de negro.
Mostrar ContenidoCapítulo 12 - Nuevos Aliados:
Los gritos de Yuka se escuchaban a lo lejos, yo me encontraba de rodillas mirando para el suelo sin dar crédito a lo que había visto. Slash se había despertado y se acercó volando con Athenea en los brazos. Me enganchó a mí también, como si yo fuese un saco, agarrándome la camiseta y me acercó hacia Alejandro, Diana, Daniel y Yuka.
- ¿Qué te pasa? ¿No ves que Diana se está muriendo? – Dijo Yuka pegándome una bofetada muy fuerte en la cara. Gracias a ese golpe volvía a pensar con claridad.
Observé a Diana, a simple vista la herida por fuera estaba curada, pero por dentro, debía seguir igual de mal porque estaba muy pálida y su respiración era cada vez más débil. Ella me miró con una sonrisa en la cara, mientras mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas al pensar que se iba quedar allí.
- ¿Qué podéis hacer entre Athenea y tú? – Le pregunté a Yuka. Ella me dijo que no podían hacer mucho porque estaba muy malherida y entre ellas dos no tenían los conocimientos avanzados para curarle tal gravedad. Lo único que podían hacer, era mantenerla con vida con la energía que ellas le iban ofreciendo mediante la curación, pero no podía ser eterna porque ellas dos también acabarían agotadas e incluso, muertas.
-Siento decirte que no podemos estar todo el rato haciendo esto, nos quedaríamos sin energías, además no creo que aguantásemos más de dos días con esta situación– dijo Yuka reanimando a Athenea rápidamente para que así, colaborase con Yuka.
Una vez preparados, retomamos el camino poco a poco con Diana en una pequeña camilla improvisada. Mientras caminábamos, Athenea y Yuka se iban turnando para aplicarle esa energía de curación en la herida, así Diana se mantenía despierta sin llegar a dormirse.
- ¿Cómo estás Diana? – Le decía mirándola con pocas esperanzas, ella me agarró de la mano sin fuerza para decirme algo, lamentablemente su voz sonaba débil y apenas era audible, por lo tanto, no quise forzarla.
Las horas pasaban y seguíamos sin encontrar a nadie con vida, lo peor de todo era andar entre ruinas con Diana en una camilla. Una vez que recorrimos aproximadamente, cinco kilómetros, nos acurrucamos en una pequeña casa que se encontraba en estado decente.
Encendimos un pequeño fuego para calentar las pocas provisiones que nos quedaban y cada uno se acurrucó dónde podía. Al caer la noche, se empezaba a notar frío gélido, debido a las bajas temperaturas y la fecha próxima del invierno. La pequeña hoguera que hicimos para la comida, nos ayudaba a calentar el salón donde descansábamos.
Me encontraba echado en un pequeño colchón con Athenea, justo al lado en otro, se encontraba Diana con su respiración forzada y Yuka aplicándole la magia mientras los ojos se le iban cerrando. El cansancio en ella se iba notando, además del sueño que le iba invadiendo el cuerpo. Slash estaba echado en el sofá durmiendo como si no lo hubiese hecho en varios días, al igual que Daniel. El único que no estaba echado o durmiendo, era Alejandro, debido a su turno de guardia por si veía a alguien fuera de la casa o algo nos atacaba.
Pasaron las horas y Alejandro me despertó para que lo relevase de la guardia, ya que nos íbamos turnando cada cierto tiempo. Dejé de estar abrazando a Athenea y me levanté con mucho sueño. Alejandro se echó donde me encontraba antes yo por falta de espacio, pero manteniendo una distancia prudencial con Athenea.
Bajé al piso de abajo para ir a orinar y mientras lo hacía, me pareció escuchar un ruido no muy fuerte procedente de afuera. Acabé rápido, e hice aparecer mi espada, poco a poco empecé a andar sin hacer demasiado ruido por el suelo de madera, el cual crujía flojamente. Observé fuera de la casa y no pude ver nada, estaba bastante oscuro y aunque la luna llena iluminaba bastante, era imposible divisar algo.
Al darme la vuelta, noté un golpe en la pierna que me hizo caer y apoyarme con una rodilla, mientras sentía un frio acero en el cuello. Alguien me había sometido y estaba completamente indefenso.
- ¿Quién eres? ¿Y qué quieres de mí? – Le dije con rabia al ver que no podía saber quién era la persona que estaba amenazando mi vida. Pude observar con dificultad a través del espejo del recibidor, que se trataba de una chica rubia, delgada y con una armadura.
-Eso te iba a preguntar yo. Te hemos visto a lo lejos por el fuego que habéis hecho dentro de la casa, que pocas luces tenéis. Además, te encuentras en la casa de mis padres, ¿dónde están? – Apretó un poco más la espada a mi cuello y me hacía daño.
-No tengo ni idea de lo que hablas, aquí no había nadie – le dije con un poco de dificultad, no era fácil hablar en esa situación con una espada en el cuello y empujándote la cabeza hacia atrás.
- ¡Mientes ¡– dijo la chica con valentía, ahora sí me apretaba con fuerza, a pesar de tener unas malas pequeñas y unos brazos poco musculosos.
-Sara, no le aprietes tanto, a lo mejor dice la verdad – Escuché por detrás nuestra, otra voz de una chica. De repente, creé una onda expansiva que provocó que ella saliese despedida hacia atrás, hasta golpearse con unos cascotes de otra casa.
Logré zafarme de ella, aunque llevé un corte no muy profundo en el cuello y no implicaba demasiada gravedad. Pude ver como la otra mujer, de pelo rojo, corría hacia la otra, también llevaba una armadura y era un poco más fuerte en aspecto.
Los demás bajaron, excepto Yuka y Diana al escuchar el golpe. Athenea con su dedo índice creó una pequeña luz que se quedó en el cielo iluminando el lugar como si se tratase de una pequeña bombilla. La luz mostró entre los escombros a una chica de pelo castaño, delgada con armadura y a otra con una armadura parecida y de pelo rojo.
- ¿Quiénes sois? – le dije mirándolas con un poco de desprecio. La chica rubia se levantó con la espada en mano y la otra, hizo un gesto para que apareciesen de repente otras dos personas más. Esta vez eran dos chicos con armadura.
Los cuatro se encontraban en posición defensiva, parecían estar sincronizados y notaba bastante potencial mágico en cada uno de ellos.
-Somos la unidad delta del escuadrón 101 del ejército de Frasia, después de que masacrasen a nuestra unidad y ver que no había esperanza, decidimos acercarnos a mi casa para saber cómo estaban mis padres – Dijo la chica que me había agarrado, nos miró de arriba abajo y desconfiaba de todos nosotros.
-Lo siento, nosotros hemos llegado hace unas horas y no sabemos nada de tus padres, lamento haber entrado en tu casa sin permiso, pero no encontrábamos ningún refugio que estuviese en buenas condiciones. Somos aspirantes a Brain y llevamos días buscando a gente con vida.
La pelirroja se acercó un poco para susurrarle algo al oído, y ordenó bajar las armas a los otros dos chicos.
-Lamento haberte amenazado, sólo tomamos ciertas precauciones por todo lo que está ocurriendo en el país. - Guardó el arma y se acercó hacia nosotros con las manos hacia arriba.
-No pasa nada, ha sido un malentendido. Somos aspirantes a Brain, nos vimos involucrados en esta situación y claro, parece ser que esta ciudad está completamente bloqueada.
-Eso mismo pensé yo, fuimos hasta el mar y vimos que había una barrera mágica, impenetrable. Nuestros esfuerzos por destruirla fueron en vano. ¿Cómo os llamáis? Yo me llamo Sara, esta chica es Rocío y estos dos Same y Antonio.
-Me llamo Iván, estos son mis compañeros. Ella es Athenea, Slash, Alejandro y Daniel, arriba está Diana y Yuka – Todos se dieron la mano y cuando yo iba hacerlo, Yuka bajó con una cara muy pálida, sudando y sin fuerzas.
-No puedo más, Diana se nos va...- Después de eso, Yuka cayó por las escaleras abajo para sorpresa de todos. Nos acercamos a ella y Athenea subió corriendo para continuar con el tratamiento, pero se encontraba ya en un punto que Diana no iba aguantar más.
- ¿Alguno sabe de magia curativa? Tenemos a Diana muy malherida, no sabemos cuánto tiempo va aguantar.
-Llevarme a donde está, luego seguiremos con las presentaciones, por favor, soy mago experto en magia curativa– dijo Same. Nosotros subimos con él y estuvo mirando como tenía la herida. Acto seguido, puso las manos encima de su herida, pronunció unas palabras en un tono muy bajo y un pentagrama de luz apareció para aplicarle unas luces muy brillantes. Aquellas luces entraron en su cuerpo y la herida se cerró, el gesto de dolor de Diana desapareció y abrió los ojos extrañada.
Nos acercamos todos, mientras Same se apartaba. Entre todos vimos que respiraba bien, sonreía y nos abrazó a todos muy fuerte. Aquel soldado había curado a Diana en un abrir y cerrar de ojos con una magia que no había visto antes.
-Muchas gracias de verdad, pensábamos que no la veríamos sonreír de nuevo- Le dije con lágrimas de felicidad en los ojos.
- ¿Cómo has logrado curarla? – Dijo Yuka sin dar crédito- Nosotros sabemos mucho de medicina y no pudimos hacer nada. Llegas tú y en un abrir y cerrar de ojos, produces un pentagrama de curación y la curas.
-Resulta que soy soldado médico y experto en magia curativa, conozco hechizo especial que permite curar cualquier herida, aunque sea de extrema gravedad. Menos mal que llegué, a ella no le quedaban más de 24 horas de vida.
-Te lo agradecemos de corazón – Le dijo Yuka.
Una vez Diana se levantó y dio las gracias a todos los presentes, quisimos formalizar la presentación. Así que conocimos a Sara, una capitana del ejército, experta en magia de agua y excelente en el manejo de la espada. Luego estaba Rocío, Sargento de su escuadrón, experta en magia psíquica y habilidosa con las espadas. A su lado, con el mismo rango militar, se encontraba Same, experto en magia de luz y médico. Para terminar, Antonio, soldado de primera y no elemental, una sorpresa para todos.
El grupo de personas iba aumentando, poco a poco nos fuimos conociendo, incluso les conté todo lo que nos había ocurrido hasta el momento. Ellos decidieron seguir con nosotros y así, aumentar las probabilidades de supervivencia en aquel país de muerte.
Mostrar ContenidoCapítulo 14 = Coral, La Guardiana del Agua:
Una semana después de que conociésemos a Rocío, Sara, Same y Antonio, nos encontrábamos en el mismo edificio. Decidimos tomarnos un descanso más largo, sobre todo para Diana que estuvo a punto de morir.
Aquellos días en los que estuvimos descansando, sólo manteniendo guardia, buscando comida y viendo caer las gotas de la lluvia, pudimos saber un poco más sobre la vida de cada uno y conociendo más o menos como éramos antes de coincidir en la guerra. Las historias de todos eran un poco deprimentes y ninguno tuvo una vida normal.
Athenea tuvo serios problemas con sus padres y provocaron que las discusiones diarias se convirtiesen en un problema para la convivencia. Justamente el día que se iba a marchar de casa para estudiar fuera de su cuidad, sus padres desaparecieron de la noche a la mañana sin dejar rastro y eso a ella le marcó mucho, más tarde se supo habían sido atracados y asesinados, quedando ella sola.
Diana desde muy temprana edad pudo comprobar lo que era la vida también sin sus padres, ellos la habían entregado en adopción por no poder mantenerla y estuvo en un orfanato hasta que pudo entrar en la en la escuela.
Yuka tuvo mejor suerte, ella no había sido ni abandonada ni sus padres habían sido asesinados. Ella se fue de la casa por maltratos continuos de su padre que la llamaba la "niña maldita". Ella nunca logró saber por qué su padre le decía aquello, pero, aun así, ella seguía teniendo contacto con la madre que le pasaba todas las semanas una suma elevada de dinero.
La vida de Daniel no había sido nada cómoda, el haber nacido siendo un mago No elemental fue rechazado por sus padres y desde muy temprana edad tuvo que andar a escondidas y robando para sobrevivir, hasta que encontró a una chica de la cual se enamoró al igual que ella de él. Gracias a esa chica pudo ocultar su tipo de magia y aunque ahora fueron separados por la guerra.
Sara era una chica de lo más normal, con unos padres estupendos y con una vida interesante, pero al parecer había nacido con una habilidad de aprender las magias con mucha facilidad, así como una superdotada y eso era lo que más la diferenciaba de todos nosotros.
La mayoría de nosotros tuvimos problemas en la infancia o recientemente, pero Alejandro nuestro monitor, junto con Rocío, Same y Antonio, al parecer no habían pasado calamidades y sus vidas eran perfectas, o al menos, era lo que querían retransmitir con sus palabras sinceras.
Octavo día del merecido descanso, era un bonito atardecer, aunque lluvioso. Nos encontrábamos practicando un poco para no oxidarnos, mientras cocinaba Slash con Athenea unos sobres de pasta que habíamos encontrado días anteriores. Últimamente era lo único que comíamos debido a la escasez de comida fresca.
La hora de la cena se acercó, nos sentamos todos en una mesa improvisada hecha por dos mesas diferentes, estuvimos discutiendo sobre varios temas y elaborando un plan para retomar la misión por la mañana, aunque a Sara le doliese abandonar aquella casa. Mientras confeccionábamos el plan, escuchamos voces afuera de la casa y nos preparamos todos para lo peor. Nos asomamos con disimulo a las ventas y pudimos ver a un grupo de 3 estudiantes, dos chicas y un chico. Sus ropas estaban sucias, el chico se encontraba herido y se agarraba a ellas.
-Voy a ver quiénes son – le dije a los demás, Athenea me agarró del brazo y me dijo que tuviese cuidado. Ellos se quedaron mirando por la ventana preparados para ayudarme. Cuando me acerqué a ellos, les dije para que no avanzasen más, pero la reacción del chico fue inesperada y lanzó un ataque de luz muy rápido.
El ataque logró tocarme, no me había dado ni tiempo a apartarme, pero sí a retenerlo con las dos manos. Aquel chico no daba crédito a lo que veía y aumentó más la fuerza del ataque, pero yo con un poco de esfuerzo, logré rechazarlo y lanzarlo al cielo, provocando que explotase y todo se iluminase.
- ¿Por qué me atacas? Soy un estudiante al igual que vosotros– le dije enfadado sacando la espada. El chico sacó su espada mientras empujaba a sus compañeras, una de ellas se recompuso y sacó su arma también, pero la otra se colocó en medio con los brazos extendidos.
- ¿Qué haces Mimi? ¿No ves qué nos quiere atacar? – dijo el chico con un acento un tanto peculiar.
-No sabemos que quería, si no le hubieses atacado no se tendría que defender– dijo ella con una voz de niña pequeña muy bonita. El chico puso cara de rabia, miro hacia un lado y guardó el arma, al igual que la otra chica.
- ¿Quién eres? –Me preguntó con expresión seria, yo hice desaparecer mi arma y no quise acercarme por si malinterpretaban mis acciones.
-Me llamo Iván y soy estudiante aspirante a Brain, aquí detrás en este edificio tengo a mis compañeros, estamos buscando una salida de la barrera mágica.
-Nosotros hemos ido hasta la playa y no pudimos hacer nada, ahora íbamos a ver hasta dónde llegaba la barrera– dijo aquella chica. Les propuse que viniesen con nosotros, cuantos más fuésemos mejor, los guardianes de la fatalidad eran muy poderosos.
Les explicamos todo lo que habíamos vivido desde que entramos en el país, pero lógicamente no nos creían, excepto la chica que paró aquella reyerta, la cual se mostraba asombrada. Más tarde nos presentamos todos y pudimos saber los nombres de cada uno, el chico se llamaba, Humberto, un chico delgado y fuerte, con afinidad a la luz.
Una de las chicas se llamaba Pilar, era bajita, delgada y con el pelo largo y oscuro. Sus ojos eran grandes y bonitos. Su mirada era seria, tanto que incomodaba. La otra chica, tenía un nombre que nunca había escuchado antes en una mujer, se llamaba Mimi y era alta, delgada, con el pelo rojo y su voz era bastante dulce. Su afinidad era al aire.
- ¿Pensáis qué me voy a creer que un chico es perseguido por unos guardianes que nadie ha oído hablar? No me hagáis reír, este chico no es fuerte, casi no pudo contener mi ataque de luz – decía Humberto riéndose y con aires de superioridad. Yo lo ignoré, y me eché a dormir, aquel día me encontraba con un malestar general. Los demás se quedaron hablando un poco más. Yo me quedé dormido nada más echarme en el colchón.
Pasadas unas horas, Athenea se echó a mi lado y me desperté, en ese momento pude escuchar la lluvia que golpeaba las ventanas, al parecer sonaban pequeños ríos de agua que recorrías calles y los escombros, aquello era bastante relajante y el no haber nada más que aquel sonido, el sueño volvió a mí.
El amanecer se asomaba por la venta, el primer rayo de sol entró y me golpeó en la cara, era tan incómodo que me despertó de nuevo. La lluvia no sonaba tan fuerte como antes, pero, sin embargo, se escuchaba una melodía extraña, cautivadora y agradable. Me separé de Athenea con cuidado para no despertarla, fui al baño y luego me vestí con la ropa de la calle. Aquella melodía sonaba cada vez más fuerte dentro de mi cabeza, y extrañamente me sentía atraído. Quise saber de dónde procedía, así que salí con un paraguas y pude ver a Slash en mitad de la calle, totalmente mojado y escuchándola.
- ¿De dónde procede? – Le pregunté a Slash, él me dijo que llevaba sonando unos minutos, pero no sabía su lugar de origen. Un temblor de fuerza media sacudió el lugar e hizo que todos se despertasen y saliesen afuera con nosotros para preguntar qué fue ese temblor y por qué sonaba una melodía. A lo lejos se veía una ola de agua acercándose a mucha velocidad.
- ¿Qué coño es eso? – dijo Humberto sin dar crédito a lo que veía, nosotros nos pusimos en pose defensiva, justo antes de que aquella ola nos golpease se frenó de golpe, aunque los coches y algunos escombros salieron catapultados hacia nosotros. Cada uno esquivó como pudo o los golpeó para alejarlos, sin llegar a tocarnos.
Observamos como el agua se movía de forma extraña hasta crearse un pequeño huevo, a los pocos segundos, tomó una forma humana mostrando a una chica con el pelo azul, delgada y con los ojos celestes. Nos miraba con una sonrisa de superioridad, movió el brazo hacia su espalda para agarrar una pequeña arpa dorada, nos extrañamos un poco y empezó a tocarla, a la vez que nos hablaba.
-Me llamo Coral, soy la guardiana de la fatalidad del agua, un placer conocerlos, sobre todo a ti Iván –Aquella voz nos cautivó a todos excepto a las chicas que, al parecer, se celaban de su hermosura.
-Coral, el placer es mío, ¿vienes a matarme o a morir en el intento? Tus anteriores compañeros no tuvieron oportunidad y ahora tengo mucha más fuerza –Aquello sonó con un tono muy pedante, ella no dijo nada y sonrió.
La chica empezó a cantar una melodía en un idioma desconocido, en vez de prepararse para la batalla. Humberto se lanzó contra ella con su espada. Justo cuando iba a golpearle, alguien le atizó desde el lateral derecho. Eso hizo que saliese volando contra uno de los edificios de tres plantas que había a unos 100 metros, con la consecuencia de que se derrumbase encima de él.
Nos quedamos mirando como el edificio se desplomaba encima de aquel chico y cuando miramos hacia Coral, estaba Slash con los brazos cruzados mirando hacia nosotros con aires de grandeza. Estábamos un poco confusos y no entendíamos por qué Slash había atacado a Humberto y más aún, no sabíamos por qué estaba defendiendo a la guardiana.
- ¿Qué haces atacándole? – le dije con rabia, había que ganarse la confianza de estos chicos para ser más en el grupo y de esta manera, sería totalmente imposible conseguirlo.
-Ninguno de vosotros tocará a ¡CORAL! – Justo cuando gritó el nombre de la guardiana, lanzó un fuerte hechizo de hielo que fue contrarrestado por Athenea que se había puesto delante con un enfado muy grande. Estaba tan cabreada que su cuerpo desprendía una pequeña luz.
- ¿Qué haces? ¿A qué viene atacarnos y defender a esta presumida? No seas imbécil, si no, voy a tener que enfadarme – su carácter había cambiado mucho y como nunca la había visto enfadada, me sorprendía su actitud con su mejor amigo.
-Insultarme es fácil, pero atacarme no tanto, ¿verdad? – su pedantería aumentaba poco a poco y se hacía odiable. Mientras tanto Coral seguía cantando sin importarle lo que pasaba, cosa que a mí me enfadó debido a que no entendía esa despreocupación. Me miró un momento y me guiñó un ojo, aun me confundió más de lo que estaba. Poco a poco, me sentía extraño, era como si mi mente desapareciese en ese momento para olvidar todo lo anterior y empezar una nueva vida.
- ¿Iván te pasa algo? – Dijo Athenea al verme que estaba comportándome de una manera extraña. Me daba vueltas la cabeza, empezaba agarrarme y a tambalearme. Athenea se acercó a mí, cuando me tocó el brazo la empujé tan fuerte que salió despedida al cielo, pero logró frenarse y con lo enfadada que estaba me gritó muy fuerte.
-No dejaré que toquéis a Coral – esas fueron mis palabras, de repente ataqué a Diana con una fuerza exagerada sin que ella pudiese hacer nada, induciendo un dolor muy fuerte en su estómago. Además, provocó que saliese despedida muchos metros destrozando todo lo que había a su paso.
- ¿Iván, tú también? – dijo Yuka antes de recibir una patada de Daniel por la espalda, aquel golpe hizo que cayese de boca contra el suelo enterrándose dos metros hacia abajo.
- ¿Qué les pasa estos? ¿Se han vuelto locos? – Dijo Mimi. Coral nos llamó a todos en conjunto y nos acercamos a ella. Todos incluso yo nos quedamos a su lado con los brazos cruzados, hasta Humberto que había recibido el primer golpe se colocó a nuestro lado con sangre en la cabeza.
-Muy bien mis chicos, así me gusta que hagáis caso, lo que debéis hacer es matar a estas personas que se interponen en mi camino – Su voz sonaba dulce y aunque un poco autoritaria. Las chicas se juntaron todas, Yuka y Diana, aunque los golpes habían sido fuertes, no les había ocurrido nada, tan sólo algunos rasguños.
-Chicas, he pensado que algo les ha afectado a los pensamientos y tenemos que encontrar la manera de remediarlo. No es normal que nos ataquen así por las buenas y menos por ver a una chica guapa – decía Athenea pensativa y mirando todo lo que tenía Coral en su posesión.
-Muy bien, cada uno tendréis que atacar a vuestra chica asignada, no me defraudéis mis niños, Slash atacará a Diana, Daniel a Mimi, Humberto a Yuka, Alejandro a Pilar, Antonio a Sara, Same a Rocío e Iván a Athenea – Justo al final su expresión se volvió maléfica y sus ojos brillaron con fuerza. - ¡Adelante!
-Cuidado chicas, no responderán a nada, así que prepararos para pelear duramente – dijo Athenea como si fuese la líder.
El más rápido de todos y el primero en golpear fue Daniel que atacó a Mimi con su lanza en toda la cara sin que ella pudiese evitarlo, el poder No Elemental era clave para su velocidad. Mimi salió despedida por el aire, pero antes de tocar el edificio en ruinas que había destrozado Humberto, Daniel le golpeó en la espalda con su rodilla haciendo que fuese para el cielo y con mucha velocidad. La pobre se frenó en el aire, pero no podía verle y fue atacada por la espalda de nuevo, aunque ésta vez se dio contra el suelo de cabeza tan fuerte que partió la tierra.
Slash atacó a Diana con su espada, pero ella pudo esquivarle y golpearle en el estómago con sus puños, éste se quedó en el suelo de rodillas tocándose la barriga. Diana sintió pena por él y se acercó, pero él traicioneramente, le tiró una magia de hielo en la cara haciendo que fuese desplazada por esa barra de hielo hasta que impactó contra otro edificio. Ella quedó entra las ruinas sin poder levantarse, era la segunda en caer sin poder haber hecho nada.
Yuka resistía un poco más ante el poder de Humberto, él no era capaz de golpearle porque era rápida. Yuka aprovechó el desconcierto de Humberto para lanzarle un ataque que no llegó a medir en fuerza, provocando una explosión tan fuerte que todos la sufrimos. Humberto cayó al suelo con los ojos en blanco y sin dar signos de vida. Al ver aquello, Daniel corrió para golpear a Yuka por la espalda con su lanza, el golpe fue tan fuerte en la nuca, que ella perdió casi la consciencia y salió expulsada golpeándose con todo durante varios metros hasta quedarse en otro edificio en ruinas.
Nuestro monitor, Alejandro atacaba a Pilar con todo su poder, pero Pilar por sorpresa, era muy fuerte al ser una alumna de un curso superior. Alejandro, acabó derrotado en el suelo después de varias magias de hielo impactadas en su pecho.
Same también había machacado rápidamente a Mimi, la cual se quejaba en el suelo de una herida bastante fea en el brazo derecho. Antonio había sido sobrepasado por Sara y Rocío, las dos conocían el estilo de lucha de Antonio y él no era rival para ellas.
Pilar se agrupó a Sara y a Rocío, para defenderse de Same, Daniel y Slash, los cuales se preparaban para atacarlas.
Mientras, yo atacaba a Athenea con fuerza, ella podía adivinar mis acometidas, y las esquivaba fácilmente, pero se notaba que la velocidad se iba reduciendo debido a los pequeños golpes que recibía en el cuerpo.
- ¡Iván vuelve joder! ¡Mira lo qué estáis haciendo con vuestras compañeras! ¡Joder qué soy tu novia! – ella se cabreó tanto que liberó mucha fuerza de luz, tanto que cegó a todos los presentes, excepto a Coral, la cual sonrió con picardía al ver aquella escena. Athenea me empezó a pegar aprovechando que no veía nada, pero me golpeaba muy flojo y se notaba que sus sentimientos se interponían.
-Si no pegas con entusiasmo no lograrás hacerme nada, niñata – le grité dándole un bofetón en la cara con la mano del revés. Aquello hizo que saliese despedida hacia Diana, golpeándose con ella. Ella se levantó con lágrimas en los ojos, la sangre de la cabeza le recorría la parte derecha de su cara y también sangraba por la boca. Sus lágrimas eran de impotencia, sus sentimientos impedían que atacase con eficacia.
Yo la observaba con aires de superioridad desde el cielo y con una expresión de maldad nunca vista en mí, eso provocó que ella se secase las lágrimas y se curase las heridas. Se puso un lazo en la cabeza y con su espada me miró con osadía para pronunciar las siguientes palabras:
-Aunque seas mi novio, por el bien de los dos, te derrotaré.
ACTUALIZADO 20 DE Julio 2023