14-05-2019, 02:32 PM
¡Hola! Comparto aquí el escrito que realicé para la actividad de Writers - Cuento libre y así me la computo para el ránking. Espero que os guste.
Llevo poco tiempo en este país y no conozco el idioma local, pero sé que me está dando la bienvenida.
– Dobrý deň – Me limito a repetir cuál vulgar cacatúa, mientras tomo el único asiento libre que queda en la barra.
La interrumpo antes de que siga la conversación, y le señalo la botella de Bushmills black Bush (de lo poco que tienen que conozco) y con la otra mano, separando los dedos pulgar e índice, indico que sea todo lo largo que pueda.
Al lado tengo a un tipo dormido, muy borracho. ¿Qué motivos tendrá para estar así? Seguramente la gente a lo largo de su vida va tomando malas decisiones, tienen mala suerte… un cúmulo de circunstancias que definen claramente quién eres. Este no es mi caso. Yo tengo muy claro en qué momento llegó el terremoto que se llevó mi vida…
Yo tenía 11 años para entonces y mi hermana, con 7, siempre había sido una chica débil. Morena, delgada, ojos claros… Pasó casi toda su corta infancia en el hospital.
- ¡Marc, Marc, hermanito! – Gritaba al verme cuando entraba en su habitación, siempre sonriendo – ¡Dime que hoy si iremos a ver los elefantes en el zoo! ¡Me lo prometiste! – Decía sin ningún tipo de rencor.
- Cuando te pongas mejor. Te lo prometo. He llamado antes y los elefantes hoy no están listos para salir - mentí – Están tristes porque M (así la llamaba muchas veces de forma cariñosa) no puede ir a visitarlos por estar aún débil…
- ¡No es cierto! ¡Hoy estoy mejor! ¿Ves? – gritó y se levantó bruscamente de la cama, haciendo el gesto de fuerza con esos alambritos que tenía por brazos y con el pelo alborotado cubriéndole los ojos, ya que se le cayó la pincita del pelo. Llevaba puesto, como siempre, el pijamita de elefantes que le regalé. Ese era su animal favorito, seguramente por la película de Dumbo, con el que se identificaba mucho, ya que en la escuela ella también era alguien especial… iba muy poco debido a la enfermedad y no tenía muchos amigos… la mayoría la veía como un bicho raro y diferente… A ella nunca le importó, siempre decía que cuando fuera mayor sería la más lista, fuerte y guapa de todos ellos, como en la película.
- ¡Si, claro que lo veo! – más mentiras… le dije mientras acariciaba su cabecita y enredaba más su pelo - seguro que ya en nada puedes volver a casa.
El día que me encontré a mi madre llorando desolada en el pasillo y a mi padre sujetándola, supe que a la pequeña Miri no le quedaba mucho tiempo… No pude ir a verla en los siguientes dos días, no tenía la fuerza suficiente… Cuando por fin pude y entré en la habitación, poco quedaba en ese cuerpecito ya de lo que fue mi hermanita…
- Elefantes… Hoy si, ¿verdad? – sonriendo, pero con un hilillo de voz y sin apenas moverse…
- Hoy tampoco están… – dije muy asustado al verla… – ¡pero mira que tengo! - y saqué un ordenador portátil que me había dejado un amigo y un DVD de Dumbo. – ¿Te gustaría verla? – aunque me la sabía de memoria, diálogos incluidos…
- ¡Si!!Si! – Dijo casi sin poder abrir los ojos…
Acurrucada a mi lado nos pusimos a ver la peli juntos… Ella se durmió casi de inmediato, y me quedé allí con ella, a su lado…
Vi un peluche de un elefantito en la tienda del hospital cuando salí y se lo compré. Al día siguiente, con el elefantito en brazos, fui al hospital y allí me dijeron que Miri no había superado la noche. Tiré el regalo al suelo y me fui corriendo de allí llorando… Yo era su hermano mayor, yo debía protegerla y no pude hacer nada…
Nuestra familia estaba rota desde hacía ya mucho tiempo, pero eso acabó de destrozarla. Mi madre se volvió loca, empezó a hablar sola… y mi padre busco refugio en la bebida. Me fui a vivir con mis abuelos, porque no podía soportar ese ambiente.
Me centré en los estudios y acabé primero en el instituto, cosa que me permitió elegir universidad fácilmente. Una vez me gradué, encontré trabajo rápidamente fuera de mi país. Dejé todo atrás con el único objeti…
- ¿Whiskey? ¿Quién te crees que eres, Draper(1)? – soltó una carcajada, interrumpiendo mis pensamientos.
Esa voz… no puede ser… me giro bruscamente y veo a una linda chica rubia que para nada desentonaba en ese pub lleno de gente del este de Europa.
-¿Ema? ¿De verdad eres tú? – Dije, aunque una persona con heterocromía (un ojo de color azul y el otro verde) no es nada común.
La conocí hará 3 años en Alemania, poco después de dejar mi país. Desconocía el idioma completamente, así que mi hobby era dar vueltas por los bares de la ciudad y beber solo…
Una tarde cualquiera, con mucho frío, se me acercó una chica a la barra. Era muy delgada y vestía muy informal, pantalones tejanos negros un poco anchos, zapatillas deportivas y un jersey grueso de color negro que hacía destacar mucho más sus claros rasgos faciales.
-¿Está libre? ¿Puedo acompañarte? ¿Hablas español? – dijo con una sonrisa.
- [color=#000000]Si… pero… ¿cómo sabías que hablo español?
- Tengo muy buena intuición para eso – Dijo con cara de victoria – Eres el único chico que no es rubio aquí y no tenía nada que perder.
Conectamos rápidamente. Era una chica muy decidida, alegre y extrovertida. Contagiaba optimismo a raudales y por un tiempo creí que iba a ser el rayo de luz que necesitaba mi vida… Me contó que se había mudado por temas familiares hacia 2 años y que se dedicaba a las relaciones públicas. La verdad es que ese trabajo le iba al dedillo. Estaba convencido de que era una chica capaz de vender helados en el polo norte si fuera necesario. También me dijo que no tenía teléfono móvil aún en ese país pero que podíamos seguir quedando allí, cosa que me sonó a excusa barata y cuando nos despedimos estaba convencido de que sería la última vez.
Pero me equivoqué. Al día siguiente a la misma hora, allí estaba. Me acerqué y me cogió del brazo…
- Vamos a pasear, ¡hace un día magnífico hoy!
Durante un año más o menos se convirtió en nuestra rutina semanal. Le contaba mis problemas en el trabajo y mi vida, y ella se dedicaba a apoyarme y a escucharme. Era lo único que necesitaba. Nunca le hablé de mi pasado y ella tampoco preguntó. Todo iba bien hasta que un día me cogió de la mano y dijo…
- Mira, aquí cerca está el zoo, ¡Hace mucho que no veo animalitos! – Dijo saltando y con ojitos de gatito abandonado.
- Vamos, a mí también me apetece ir.
La verdad me daba igual. Si me hubiera pedido acompañarla al fin del mundo hubiera aceptado de todas formas. Empezamos a dar una vuelta… y de golpe me quedé helado… Elefantes.
- Qué bonitos, grandes y fuertes son… nunca había visto ningún…Me fui corriendo antes de que acabara de hablar. Estaba llorando… nunca pude llevar a Miri al zoo y todos los recuerdos y la culpa me invadieron de nuevo…
Me derrumbé. En la siguiente cita acudí borracho y muy perjudicado… cuando Ema me vio entrar en ese estado rompió a llorar…
-¿Ha sido culpa mía? ¿Qué hice mal? Perdóname, por favor… - y se fue corriendo.Ver a una persona alegre como ella llorar me destrozó aún más… En ese momento decidí dejar de autodestruirme. Quería disculparme al día siguiente y explicarle mi pasado…
Pero nunca más apareció.
Volví a ese bar cada día durante meses, pregunté a la gente… nadie sabía nada de ella. Ahora la tenía a mi lado, en otro país distinto. Estaba igual que la última vez que la vi.
-Nunca me lo dijiste – dijo de pronto muy seria – Nunca me contaste lo de tu hermana.
-No pude… perdóname por favor… te marchaste… te busqué… yo no… - y tiré el whiskey al suelo.
Se me acercó y me dio un beso en la mejilla. Note una lagrima suya recorriendo mi cara… Estaba muy fría.
-No pasa nada. Tuvo mucha suerte de tenerte. Tengo que irme ya, hablamos mañana…
No la vi en el bar al día siguiente, pero la camarera al verme me dio una nota:
“Hola Marc,
Perdóname… Conocí a Miri en el hospital… yo estaba casi siempre internada y nadie me visitaba ya que mis padres me abandonaron. Ella fue la única persona con la que entablé amistad. Siempre hablaba de ti, de las ganas que tenía de verte, de lo mucho que te quería…
A dos días de su muerte, me contó que estaba triste porque no la visitaste… Que teníais que ir al zoo a ver a los elefantes y estaba preocupada. Se sentía triste por ti, y solo quería decirte lo muy feliz que había sido todo este tiempo a tu lado.
Ella murió y yo vi cómo te fuiste corriendo del hospital. Fue afortunada de tener a alguien a su lado.
o te admiraba, te convertiste rápidamente en mi amor platónico, pero no tuve el valor de decirte nada…
Te seguí por Europa cuando remitió mi enfermedad y conseguí encontrarte… Solo quería cuidarte y explicarte que Miri nunca te culpó… Lo intenté ese día en el zoo, pero me di cuenta de que solo te causaría más dolor, ya que mi enfermedad seguía ahí y sería muy egoísta por mi parte obligarte a pasar por lo mismo otra vez.
Solo espero que me perdones y que seas feliz. Nunca estarás solo, las dos cuidaremos de ti y te esperaremos.
Vive,
Ema¨
Con lágrimas en los ojos le pregunté a la camarera quién le dio la nota, pero no lo sabía. No vio tampoco a ninguna chica parecida ayer conmigo en el bar…
A los dos días cogí un avión y volví al hospital donde internaron a mí hermana. No había registros de ninguna chica con heterocromía o tumor ocular (normalmente relacionados). ¿Fue un ángel?
Nunca lo sabré, pero mi vida cambió desde entonces. Sigo en Europa, tengo familia e hijos y soy feliz.
Cuando mi madre murió, volvimos a mi tierra para el entierro. La enterraron junto a mi hermanita, tumba que nunca tuve valor de visitar en el pasado, pero me acerqué... Como murió de muy pequeña, la tumba estaba llena de fotos, mensajes y flores, ya casi todas abandonadas por el tiempo…
Me sorprendió ver un ramo de flores fresco y cuando vi la foto que lo acompañaba… Era mi hermana junto a otra niña rubia, con un ojo de cada color, en la cama del hospital, sonriendo… y junto a ella un elefantito de peluche… aún llevaba la tarjeta que escribí ese día:
“Ponte bien hermanita por favor. Te quiero.
Marc x Miri / M x M / M2”
1-Draper, personaje de la serie Mad Men
Mostrar ContenidoM2:
M2
– Dobrý deň! – Dijo amablemente la linda camarera del bar en cuando entré por la puerta. Llevo poco tiempo en este país y no conozco el idioma local, pero sé que me está dando la bienvenida.
– Dobrý deň – Me limito a repetir cuál vulgar cacatúa, mientras tomo el único asiento libre que queda en la barra.
La interrumpo antes de que siga la conversación, y le señalo la botella de Bushmills black Bush (de lo poco que tienen que conozco) y con la otra mano, separando los dedos pulgar e índice, indico que sea todo lo largo que pueda.
Al lado tengo a un tipo dormido, muy borracho. ¿Qué motivos tendrá para estar así? Seguramente la gente a lo largo de su vida va tomando malas decisiones, tienen mala suerte… un cúmulo de circunstancias que definen claramente quién eres. Este no es mi caso. Yo tengo muy claro en qué momento llegó el terremoto que se llevó mi vida…
Yo tenía 11 años para entonces y mi hermana, con 7, siempre había sido una chica débil. Morena, delgada, ojos claros… Pasó casi toda su corta infancia en el hospital.
- ¡Marc, Marc, hermanito! – Gritaba al verme cuando entraba en su habitación, siempre sonriendo – ¡Dime que hoy si iremos a ver los elefantes en el zoo! ¡Me lo prometiste! – Decía sin ningún tipo de rencor.
- Cuando te pongas mejor. Te lo prometo. He llamado antes y los elefantes hoy no están listos para salir - mentí – Están tristes porque M (así la llamaba muchas veces de forma cariñosa) no puede ir a visitarlos por estar aún débil…
- ¡No es cierto! ¡Hoy estoy mejor! ¿Ves? – gritó y se levantó bruscamente de la cama, haciendo el gesto de fuerza con esos alambritos que tenía por brazos y con el pelo alborotado cubriéndole los ojos, ya que se le cayó la pincita del pelo. Llevaba puesto, como siempre, el pijamita de elefantes que le regalé. Ese era su animal favorito, seguramente por la película de Dumbo, con el que se identificaba mucho, ya que en la escuela ella también era alguien especial… iba muy poco debido a la enfermedad y no tenía muchos amigos… la mayoría la veía como un bicho raro y diferente… A ella nunca le importó, siempre decía que cuando fuera mayor sería la más lista, fuerte y guapa de todos ellos, como en la película.
- ¡Si, claro que lo veo! – más mentiras… le dije mientras acariciaba su cabecita y enredaba más su pelo - seguro que ya en nada puedes volver a casa.
El día que me encontré a mi madre llorando desolada en el pasillo y a mi padre sujetándola, supe que a la pequeña Miri no le quedaba mucho tiempo… No pude ir a verla en los siguientes dos días, no tenía la fuerza suficiente… Cuando por fin pude y entré en la habitación, poco quedaba en ese cuerpecito ya de lo que fue mi hermanita…
- Elefantes… Hoy si, ¿verdad? – sonriendo, pero con un hilillo de voz y sin apenas moverse…
- Hoy tampoco están… – dije muy asustado al verla… – ¡pero mira que tengo! - y saqué un ordenador portátil que me había dejado un amigo y un DVD de Dumbo. – ¿Te gustaría verla? – aunque me la sabía de memoria, diálogos incluidos…
- ¡Si!!Si! – Dijo casi sin poder abrir los ojos…
Acurrucada a mi lado nos pusimos a ver la peli juntos… Ella se durmió casi de inmediato, y me quedé allí con ella, a su lado…
Vi un peluche de un elefantito en la tienda del hospital cuando salí y se lo compré. Al día siguiente, con el elefantito en brazos, fui al hospital y allí me dijeron que Miri no había superado la noche. Tiré el regalo al suelo y me fui corriendo de allí llorando… Yo era su hermano mayor, yo debía protegerla y no pude hacer nada…
Nuestra familia estaba rota desde hacía ya mucho tiempo, pero eso acabó de destrozarla. Mi madre se volvió loca, empezó a hablar sola… y mi padre busco refugio en la bebida. Me fui a vivir con mis abuelos, porque no podía soportar ese ambiente.
Me centré en los estudios y acabé primero en el instituto, cosa que me permitió elegir universidad fácilmente. Una vez me gradué, encontré trabajo rápidamente fuera de mi país. Dejé todo atrás con el único objeti…
- ¿Whiskey? ¿Quién te crees que eres, Draper(1)? – soltó una carcajada, interrumpiendo mis pensamientos.
Esa voz… no puede ser… me giro bruscamente y veo a una linda chica rubia que para nada desentonaba en ese pub lleno de gente del este de Europa.
-¿Ema? ¿De verdad eres tú? – Dije, aunque una persona con heterocromía (un ojo de color azul y el otro verde) no es nada común.
La conocí hará 3 años en Alemania, poco después de dejar mi país. Desconocía el idioma completamente, así que mi hobby era dar vueltas por los bares de la ciudad y beber solo…
Una tarde cualquiera, con mucho frío, se me acercó una chica a la barra. Era muy delgada y vestía muy informal, pantalones tejanos negros un poco anchos, zapatillas deportivas y un jersey grueso de color negro que hacía destacar mucho más sus claros rasgos faciales.
-¿Está libre? ¿Puedo acompañarte? ¿Hablas español? – dijo con una sonrisa.
- [color=#000000]Si… pero… ¿cómo sabías que hablo español?
- Tengo muy buena intuición para eso – Dijo con cara de victoria – Eres el único chico que no es rubio aquí y no tenía nada que perder.
Conectamos rápidamente. Era una chica muy decidida, alegre y extrovertida. Contagiaba optimismo a raudales y por un tiempo creí que iba a ser el rayo de luz que necesitaba mi vida… Me contó que se había mudado por temas familiares hacia 2 años y que se dedicaba a las relaciones públicas. La verdad es que ese trabajo le iba al dedillo. Estaba convencido de que era una chica capaz de vender helados en el polo norte si fuera necesario. También me dijo que no tenía teléfono móvil aún en ese país pero que podíamos seguir quedando allí, cosa que me sonó a excusa barata y cuando nos despedimos estaba convencido de que sería la última vez.
Pero me equivoqué. Al día siguiente a la misma hora, allí estaba. Me acerqué y me cogió del brazo…
- Vamos a pasear, ¡hace un día magnífico hoy!
Durante un año más o menos se convirtió en nuestra rutina semanal. Le contaba mis problemas en el trabajo y mi vida, y ella se dedicaba a apoyarme y a escucharme. Era lo único que necesitaba. Nunca le hablé de mi pasado y ella tampoco preguntó. Todo iba bien hasta que un día me cogió de la mano y dijo…
- Mira, aquí cerca está el zoo, ¡Hace mucho que no veo animalitos! – Dijo saltando y con ojitos de gatito abandonado.
- Vamos, a mí también me apetece ir.
La verdad me daba igual. Si me hubiera pedido acompañarla al fin del mundo hubiera aceptado de todas formas. Empezamos a dar una vuelta… y de golpe me quedé helado… Elefantes.
- Qué bonitos, grandes y fuertes son… nunca había visto ningún…Me fui corriendo antes de que acabara de hablar. Estaba llorando… nunca pude llevar a Miri al zoo y todos los recuerdos y la culpa me invadieron de nuevo…
Me derrumbé. En la siguiente cita acudí borracho y muy perjudicado… cuando Ema me vio entrar en ese estado rompió a llorar…
-¿Ha sido culpa mía? ¿Qué hice mal? Perdóname, por favor… - y se fue corriendo.Ver a una persona alegre como ella llorar me destrozó aún más… En ese momento decidí dejar de autodestruirme. Quería disculparme al día siguiente y explicarle mi pasado…
Pero nunca más apareció.
Volví a ese bar cada día durante meses, pregunté a la gente… nadie sabía nada de ella. Ahora la tenía a mi lado, en otro país distinto. Estaba igual que la última vez que la vi.
-Nunca me lo dijiste – dijo de pronto muy seria – Nunca me contaste lo de tu hermana.
-No pude… perdóname por favor… te marchaste… te busqué… yo no… - y tiré el whiskey al suelo.
Se me acercó y me dio un beso en la mejilla. Note una lagrima suya recorriendo mi cara… Estaba muy fría.
-No pasa nada. Tuvo mucha suerte de tenerte. Tengo que irme ya, hablamos mañana…
No la vi en el bar al día siguiente, pero la camarera al verme me dio una nota:
“Hola Marc,
Perdóname… Conocí a Miri en el hospital… yo estaba casi siempre internada y nadie me visitaba ya que mis padres me abandonaron. Ella fue la única persona con la que entablé amistad. Siempre hablaba de ti, de las ganas que tenía de verte, de lo mucho que te quería…
A dos días de su muerte, me contó que estaba triste porque no la visitaste… Que teníais que ir al zoo a ver a los elefantes y estaba preocupada. Se sentía triste por ti, y solo quería decirte lo muy feliz que había sido todo este tiempo a tu lado.
Ella murió y yo vi cómo te fuiste corriendo del hospital. Fue afortunada de tener a alguien a su lado.
o te admiraba, te convertiste rápidamente en mi amor platónico, pero no tuve el valor de decirte nada…
Te seguí por Europa cuando remitió mi enfermedad y conseguí encontrarte… Solo quería cuidarte y explicarte que Miri nunca te culpó… Lo intenté ese día en el zoo, pero me di cuenta de que solo te causaría más dolor, ya que mi enfermedad seguía ahí y sería muy egoísta por mi parte obligarte a pasar por lo mismo otra vez.
Solo espero que me perdones y que seas feliz. Nunca estarás solo, las dos cuidaremos de ti y te esperaremos.
Vive,
Ema¨
Con lágrimas en los ojos le pregunté a la camarera quién le dio la nota, pero no lo sabía. No vio tampoco a ninguna chica parecida ayer conmigo en el bar…
A los dos días cogí un avión y volví al hospital donde internaron a mí hermana. No había registros de ninguna chica con heterocromía o tumor ocular (normalmente relacionados). ¿Fue un ángel?
Nunca lo sabré, pero mi vida cambió desde entonces. Sigo en Europa, tengo familia e hijos y soy feliz.
Cuando mi madre murió, volvimos a mi tierra para el entierro. La enterraron junto a mi hermanita, tumba que nunca tuve valor de visitar en el pasado, pero me acerqué... Como murió de muy pequeña, la tumba estaba llena de fotos, mensajes y flores, ya casi todas abandonadas por el tiempo…
Me sorprendió ver un ramo de flores fresco y cuando vi la foto que lo acompañaba… Era mi hermana junto a otra niña rubia, con un ojo de cada color, en la cama del hospital, sonriendo… y junto a ella un elefantito de peluche… aún llevaba la tarjeta que escribí ese día:
“Ponte bien hermanita por favor. Te quiero.
Marc x Miri / M x M / M2”
1-Draper, personaje de la serie Mad Men
Sian : )
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