05-03-2019, 05:50 AM
Luna
Como cada noche la luna siempre está presente, vigilando a toda la gente, pero una persona en un parque llamo su atención, era una mujer que estaba sentada en una banca, ella vestía un elegante vestido rojo, unas zapatillas con plataforma, sobre su cuello, un collar de perlas que le hacían juego a sus bellos aretes y para cubrirla del frio un abrigo largo de color negro, pero lo que causo más inquietud a la luna fueron las lágrimas negras que rodaban por sus mejillas, de pronto, alzó su rostro, miró fijamente a la luna, y con un tono de desolación ella exclamó: ¿Qué es lo que he hecho mal?, ¿Por qué tiene que terminar esto así?, la mujer de inmediato se levantó de la banca para dirigirse hacia donde se encontraban los columpios, al sentarse en uno de ellos agacho su cabeza y rompió en llanto, no podía contenerse más, ella debía desahogarse, y lo hizo de la mejor forma posible, le contó sus penas a la luna, ella mencionó que ese hombre era magnifico, el hombre que toda mujer desea tener como marido, cariñoso, amable, educado, sin vicios, elegante, con buenos estudios, y sobre todo apuesto, ella había confiado en él, pero cayó en un terrible engaño, ella fue utilizada, solo era la “otra”, con la que se está un rato, ella no quería más vivir ya que él, la había destrozado sentimentalmente y social mente, su reputación cayó más bajo que en el infierno, pues ella era la ofrecida sin dignidad alguna.
La pobre mujer lloro hasta más no poder y cada noche en punto de las 10 pm se sentaba en el columpio a llorar, la luna conmocionada por tal escena lentamente le susurró al oído “No llores más, ya que tu pena se ira, pues el destino y la vida te recompensaran”.
Como cada noche la luna siempre está presente, vigilando a toda la gente, pero una persona en un parque llamo su atención, era una mujer que estaba sentada en una banca, ella vestía un elegante vestido rojo, unas zapatillas con plataforma, sobre su cuello, un collar de perlas que le hacían juego a sus bellos aretes y para cubrirla del frio un abrigo largo de color negro, pero lo que causo más inquietud a la luna fueron las lágrimas negras que rodaban por sus mejillas, de pronto, alzó su rostro, miró fijamente a la luna, y con un tono de desolación ella exclamó: ¿Qué es lo que he hecho mal?, ¿Por qué tiene que terminar esto así?, la mujer de inmediato se levantó de la banca para dirigirse hacia donde se encontraban los columpios, al sentarse en uno de ellos agacho su cabeza y rompió en llanto, no podía contenerse más, ella debía desahogarse, y lo hizo de la mejor forma posible, le contó sus penas a la luna, ella mencionó que ese hombre era magnifico, el hombre que toda mujer desea tener como marido, cariñoso, amable, educado, sin vicios, elegante, con buenos estudios, y sobre todo apuesto, ella había confiado en él, pero cayó en un terrible engaño, ella fue utilizada, solo era la “otra”, con la que se está un rato, ella no quería más vivir ya que él, la había destrozado sentimentalmente y social mente, su reputación cayó más bajo que en el infierno, pues ella era la ofrecida sin dignidad alguna.
La pobre mujer lloro hasta más no poder y cada noche en punto de las 10 pm se sentaba en el columpio a llorar, la luna conmocionada por tal escena lentamente le susurró al oído “No llores más, ya que tu pena se ira, pues el destino y la vida te recompensaran”.
Gracias Marie!
GRACIAS MARIE!!: