La Guerra Fría se peleó tanto en el frente ideológico como en el militar, y la Unión Soviética a menudo hizo énfasis en el sexismo y el racismo de sus oponentes capitalistas, particularmente de los Estados Unidos cuando favorecía la segregación racial.
La carrera espacial fue una excelente oportunidad para señalar el compromiso del gobierno soviético con la igualdad. Después de poner al primer hombre en el espacio en 1961, los soviéticos enviaron a la primera mujer, al primer hombre asiático y al primer hombre negro en órbita, muchos años antes de que los estadounidenses siguieran su ejemplo.
El 16 de junio de 1963, Valentina Tereshkova, una joven de 26 años que trabajaba en una fábrica y fue seleccionada para ser cosmonauta, se convirtió en la primera mujer en el espacio.
Tereshkova voló una misión en solitario que orbitó la Tierra 48 veces. En tres días viajó más lejos que todos los astronautas estadounidenses anteriores combinados.
Sus fervientes fanáticas vieron su triunfo como una reafirmación positiva del compromiso soviético con la igualdad de género, mientras que las mujeres fuera de la Unión Soviética lo tomaron como una prueba de que no había límite para lo que ellas podían lograr. Tereshkova, quien nació en una aldea en el río Volga y era hija de un conductor de tractores, se convirtió en una actriz soviética, y finalmente se retiró como generala de la Fuerza Aérea Rusa. La primera mujer estadounidense en el espacio, Sally Ride, tuvo que esperar hasta 1983.
No sólo Tereshkova fue la única de orígenes humildes en conquistar el espacio de la mano de la URSS.
A partir de 1967, la Unión Soviética y sus aliados socialistas colaboraron en misiones espaciales a través del programa Interkosmos. En julio de 1980, el piloto vietnamita Phạm Tuân se convirtió en el primer asiático y la primera persona de un país en desarrollo en viajar al espacio. Le siguió el cubano Arnaldo Tamayo Méndez se convirtió en la primera persona afrodescendiente en ir al espacio.
La diversidad de los cosmonautas fue clave para el mensaje que los soviéticos querían enviar al resto del mundo: con el socialismo, una persona de orígenes humildes podía llegar hasta lo más alto.
Fuente: Cultura Inquieta
Tereshkova voló una misión en solitario que orbitó la Tierra 48 veces. En tres días viajó más lejos que todos los astronautas estadounidenses anteriores combinados.
Sus fervientes fanáticas vieron su triunfo como una reafirmación positiva del compromiso soviético con la igualdad de género, mientras que las mujeres fuera de la Unión Soviética lo tomaron como una prueba de que no había límite para lo que ellas podían lograr. Tereshkova, quien nació en una aldea en el río Volga y era hija de un conductor de tractores, se convirtió en una actriz soviética, y finalmente se retiró como generala de la Fuerza Aérea Rusa. La primera mujer estadounidense en el espacio, Sally Ride, tuvo que esperar hasta 1983.
No sólo Tereshkova fue la única de orígenes humildes en conquistar el espacio de la mano de la URSS.
A partir de 1967, la Unión Soviética y sus aliados socialistas colaboraron en misiones espaciales a través del programa Interkosmos. En julio de 1980, el piloto vietnamita Phạm Tuân se convirtió en el primer asiático y la primera persona de un país en desarrollo en viajar al espacio. Le siguió el cubano Arnaldo Tamayo Méndez se convirtió en la primera persona afrodescendiente en ir al espacio.
La diversidad de los cosmonautas fue clave para el mensaje que los soviéticos querían enviar al resto del mundo: con el socialismo, una persona de orígenes humildes podía llegar hasta lo más alto.
Fuente: Cultura Inquieta
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