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Este es mi concepto de rol libre. Tal libre que no hay necesidad de crear fichas ni inscribirse. Sabrémos quién eres por como te describas y actues, ya sea de la época, anime o dimensión que seas, puedes agregar una imagen de tu personaje al inicio de tu mensaje pero es opcional.

Reglas: 

• No salir de la torre (la torre puede "ser" como cualquier otro lugar).
  
• Prohibidos el GodLike y MindControl.
  
• Mensajes con al menos cinco líneas.
  
• Deseable tener buena ortografía al postear.
  
• Se permite volver a postear después de al menos 2 mensajes.
  

¡A rolear!

Antha no debería curiosear en las cosas de su padre. Después de sentirse aburrida en fin de semana, la chica había hojeado todos los libros y agitado todos los objetos extraños en la habitación de su papá hasta que algo por fin había ocurrido. Al recitar un conjunto encerrado en remarcador rojo una parte de la pared se había deformado notablemente. Antha suspiró algo decepcionada, esperaba más que problemas con la infraestructura de su casa. Se acercó a la pared tambaleante y se dio cuenta de que no era la pared la que se había deformado, sino la realidad misma que mantenía firme el mundo en ese punto.
Estiró su mano a través de ella tratando de encontrar algún fondo pero no sintió nada. Dudó un poco de lo que estaba a punto de hacer pero al final encongió sus hombros, pensando en que su padre mantenía bien ocultos los objetos peligrosos y saltó a través del muro sintiéndose como en el libro de Alicia en el país de las Maravillas. Cerró los ojos firmemente y cuando sintió un cambio en la atmósfera los abrió emocionada para darse cuenta de que estaba... en un bar.
Miró a su alrededor pero sólo pudo encontrar a un hombrecito con túnica detrás de la barra. Se acercó un poco dudosa y con su voz más educada preguntó.
-Disculpe señor... ¿Dónde me encuentro?-
De verdad deseaba que no dijera que en el bar al otro lado de la ciudad, o la astucia de su padre perdería mucho brillo.

Mirando hacia la nada y aún limpiando aquel intento de vaso con un pequeño trapo seco que sostenía en la mano contraria. Cuando de pronto una manita salió de entre la pared como queriendo sujetar algo... poco después emergió de ahi una chica, pero no podía ver con detalle cómo era pues estaba un poco viejo para ver desde esa distancia... asi que intenté entrecerrar los ojos como si eso fuera un hechizo mágico para aclarar la vista... que tonto, así no funcionan las cosas, fué en vano...

- Disculpe señor... ¿Dónde me encuentro?- dijo ella con un tono encantador, señales de vida inteligente y muy bien educada, por cierto. Asi que en correspondencia, decidí responder:

- Estás en mi hogar, en CherryTown y por tu forma de vestir puedo notar que no eres de por aquí... usualmente la gente entre por la puerta- mirando hacia donde ésta se encontraba entre abierta... -Pero no te preocupes.. ¿Puedo ofrecerte algo de tomar? -

Karin corría entre el polvo de la ciudad en ruinas. El vidrio de los rascacielos ya caídos se hacía eterno y devastador. Acaparaban las ya desoladas calles llenas de cadaveres -. Huele a sangre - se quejó la chica, deteniendo su carrera frente a uno de los pocos rascacielos aún en píe. Entró al mismo manteniendo el sigilo, con pistola en mano. El aire se tornaba cada vez más tóxico. Karin tosió un poco y subió a su rostro una máscara de gas que llevaba suelta en el cuello, por si acaso. Así se adentró en la profundidad del lujoso edificio.
Su brazo derecho (una prótesis robótica de última generación) brilló, tornándose azul. Una voz resonó en los oídos de Karin. Su amiga y asistente Cappi. Ella se encontraba al otro lado de la ciudad, controlando la situación desde la oficina principal de la organización -. Karin, ¿me oyes? -interrogó la voz -. Fuerte y claro - respondió Karin, pegándose a una pared y caminando rápidamente en dirección al ascensor. Entró al mismo, suspirando y relajándose un poco -. ¿Qué tal todo a nivel global? -preguntó la chica a su asistente -. Terrible. La ciudad no resistirá por mucho tiempo. Nuestra orden es poner al cabecilla a salvo -remarcó Cappi. Karin asintió -. Vale.
Subió al último piso del rascacielos. Pasó saltando entre los cadáveres de los guardias más experimentados de la ciudad -. ¿Puedes verlo? -Karin situó su brazo robótico sobre los cadáveres, para que Cappi pudiese observar la escena a la distancia -. Sí... -respondió Cappi -. No creo tener muchas oportunidades, ¿me oyes? Si algo me sucede... avisa a los demás -Karin siguió su camino tras proclamar aquello, ignorando los regaños de Cappi -. ¡No morirás!
En ese preciso momento todo se tornó turbio. Karin entró a la habitación principal del cabecilla y se encontró con nueve hombres armados hasta los dientes. Llevaban terroríficas mascaras negras antibalas. Karin no dio chance a una tregua. Disparó de frente más de diez veces seguidas, impactando un disparo al menos a cada uno de sus enemigos. Pero algo le pareció extraño: todos se lanzaron al piso alfombrado sin atacar de vuelta. ALGO andaba mal allí. No le dio mayor importancia y se acercó al asustado cabecilla, quedando a un lado de la gran ventana (la que parecía más una pared, siendo que el edificio estaba estructurado en base a vidrio) -. ¿Está bien? ¿Quien ha hecho esto? ¡Debemos escapar de aquí! Ya vienen los demás al llamado -. Karin sintió el metal de una pistola sobre su abdomen. El frío de la misma traspasaba su traje especial. Observó al cabecilla con los ojos bien abiertos, llena de sorpresa -. ¡ESCAPA, KARIN! - la voz de Cappi acaparó su cabeza; pero ya era demasiado tarde. Un balazo atravesó su abdomen, y rompió la ventana tras su espalda al recibir un gran empujón -. ¡Esto es traición! -gritó mientras caía al vacío.
El rascacielos comenzó a explotar poco a poco. Karin veía los fragmentos de vidrio cayendo sobre ella, a la misma velocidad -. ¡Cappi, activa la línea 8! -Karin recargó toda la energía de su brazo robótico en una especie de cañón sobre el mismo. Al estar ya recargado, disparó hacia abajo. Un portal de color azul eléctrico se abrió a mitad de la caída. Karin cayó sobre el y todo se tornó negro.
Oía voces distantes a lo lejos... las que se convirtieron en frecuencias distorsionadas, llegando a tornarse en sonido estático. Karin abrió los ojos y se vio cayendo en un portal rojo. Se asustó muchísimo. La línea 8 no se veía así de por sí. El portal terminó y su espalda chocó contra la superficie de un extraño edificio. Su abdomen no dejaba de sangrar. El golpe terminó por robarle toda la energía; pero no se dejó caer al notar que había gente allí, con ella, en ese lugar tan extraño y desconocido. Se incorporó lo suficiente para agacharse; y apuntó a los desconocidos con la pistola, sin quitar la máscara de gas de su rostro -. ¿Quienes son ustedes? ¿Qué es este lugar? -preguntó aturdida, oyendo el frustrante sonido estático; y cerrando los ojos al sentirse muy débil, agobiada.


Off: Creo que me pasé un poco escribiendo :'v lo siento si está mal.

Antha se sintió un poco avergonzada por no haber usado la puerta, pero realmente no sabía a que punto del mundo la llevaría el portal.
-Tomaré un chocolate caliente por favor, pero no tan caliente...-
Se sentó cerca de la barra ya habiendo superado un poco la vergüenza y observó el lugar con curiosidad. Quería preguntar a detalle en donde se había metido. No era un lugar normal dado que el dependiente no se había aterrado al verla salir de un portal dimensional...
Balanceó sus pies en la silla que había tomado y al separar los labios para iniciar una conversación amistosa una mujer cayó de repente y se golpeó con el piso fuertemente.
Antha brincó en su asiento por la sorpresa y observó atónita hacia donde estaba la mujer. Pronto se dio cuenta de que estaba herida y se paró de un salto para intentar auxiliarla pero se detuvo en seco al ser apuntada con un arma. Ella tenía puesta una máscara de gas y uno de sus brazos se veía completamente mecánico.
-. ¿Quienes son ustedes? ¿Qué es este lugar? - preguntó ella antes de cerrar los ojos. Antha levantó las manos frente a ella y susurró -Tranquila- mientras intentaba acercarse lentamente. Miró de reojo al hombre amable por si él sabía algo sobre aquella mujer.