Tenia que viajar por el mundo para completar mi entrenamiento espiritual. Eso me llevo al altiplano peruano, una zona de Perú que se elevaba al cielo con hermosos lagos y amplios valles.
Vi algo, que me pareció un espejismo, un hombre vestido de formas extrañas y con un sombrero pintoresco. Pero no era una ilusión. Su nombre era John, me dijo que era un vaquero, había viajado desde el norte del continente para aprender a pastorear alpacas.
Mi nuevo amigo que relato que llevaba cuidando de ganado desde que era niño, pero que estos animales no le hacían caso.
- Puede que solo extrañen a su antiguo dueño.
- Es una buena teoría, creo que tendré que cambiar mi color de pelo, el rubio de mi pelo las confundirá.
- No me refería a eso...
- Decidido, tendré que hacer algo con este color.
Cuando desperté al día siguiente, escuche a John maldiciendo en voz alta. En su intento de cambiar su color de pelo había mezclado un pigmento natural, su pelo era ahora de un verde oscuro, algunas de las alpacas jugaban con el pigmento y se habían llenado de verde también.
Hasta situaciones así, se pueden transformar en un entrenamiento. Me concentre todo lo que pude, y controle una tormenta. Era mas difícil controlarla a tanta altitud, podía hacer daño a alguien si no lo hacia bien. Pronto empezó a llover suavemente mientras alejaba los truenos, y mi amigo y su rebaño recuperaron su aspecto.
Pase unos días mas y John finalmente tenia todo controlado.
Proseguí mi viaje. Era importante que encontrara a mi sempai. No solo tenia que completar mi entrenamiento, si no que algo estaba a punto de estallar en mi tierra natal y necesitaríamos toda la fuerza del dojo para responder a la amenaza.