07-08-2013, 11:46 PM
VOTACIONES
Llego el día tan esperado.
Como en todos los concursos gente envió sus trabajos
y algunos no, y eso los descalifica inmediatamente
Dejare los Fanfics por Orden de entrega:
Uri
Y U K A R I
Tama
Dekay
Ivancho175
Descalificados por no entrega:
-amyEvans
-luis_vdm
-Azula.
La forma de votación sera de la siguiente manera:
+3 Puntos: Al escrito que consideren el mejor
+2 Puntos: Al que le gusto, pero no tanto
+1 Puntos: Al que definitivamente no les gusto mucho.
Deben dar una razón de por que le dan esa puntuación.
Sin Nada más que decir. A votar!
Suerte a todos ^^
Llego el día tan esperado.
Como en todos los concursos gente envió sus trabajos
y algunos no, y eso los descalifica inmediatamente
Dejare los Fanfics por Orden de entrega:
Uri
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Todo oscuro, olvidado, frio y encarcelado…este mundo es un infierno sin fin, una historia sin encuentros, sin amor ni felicidad, todo esta tan punzante que mis manos no logran dejar de sangrar, el aire es como fuego que quema mis pulmones y los convierte en un doloroso mar de alquitrán, tan espeso que ya no respiro, tan oscuro que mis ojos son completamente opacados por su vitalidad corrosiva que sube por mis venas y me embriaga de terror.
Es el tercer día después de mi “muerte”, todo esta tan difuminado de mi vista como las palabras para un sordo. La noche está completamente desolada, a mi alrededor solo se escucha el aullido de los lobos que sienten mi presencia, y entre las nubes se divisa una luna llena y brillante que pide ayuda para escapar de las garras de la tristeza que la embriagan, por no poder estar con su amor el sol. Mi caminar es lento y pausado, aun no estoy convencido de ir, no quiero dañarle, no quiero que sea como yo, no se lo merece…pero ya no lo resisto más, la deseo, la necesito, aunque sea de lejos quiero ver su hermosa cabellera negra, sus ojos color turquesa y sus labios rojos carmesí.
Mis pasos me adentran al gran bosque de los deseos…nombre vulgar que le dan la gente del pueblo donde nací, ya que el gran árbol que lo centrifica tiene unas hojas celeste claro que iluminan, según dicen, el camino hacia tu futuro de fortuna y bienestar, pero todo es una gran falacia, ese árbol no existe, solo es producto de humanos avaros e insensatos que inventan historias para que los visitantes quieran comprar recuerdos de algo que ni siquiera han apreciado.
-que locura, ya hablo como si mi pasado allá sido tan lejano como las estrellas- dije mirando el cielo opaco y sonreí -claro que lo es…mi “muerte” me ha alejado tanto de mi humanidad como el espacio separa las estrellas de este planeta primitivo.-
Repentinamente algo segó mi vista, una luz parpadeante pasó suavemente sobre mí, la seguí con la mirada hasta que cayó al suelo, me acerque y la recogí. Una hoja de un hermoso color, tanto que ni nombre se le puede dar porque sería un gran insulto, con una forma muy común pero con una grabación en su superficie: NO LO OLVIDES.
-¿Qué no olvide que?- mire en dirección contraria, de donde supuestamente había provenido la hoja y allí estaba, un ser alto, con hojas idénticas a la que estaba en mi mano como ropa y cabello, y unos ojos completamente negros. Éste ser empezó a moverse lejos de mí, como si quisiera guiarme hasta algún lugar pero ¿Cuál?, no tenía idea, simplemente era un lugar y algo en mi interior me obligaba a pisar por donde él no lo hacía, a esquivar cosas que a él le traspasaban, a mirar seres que a él idolatraban.
Su paso no existente me llevo a mi pueblo, ese lugar que deseaba evitar pero que a la ves añoraba cada día, pero algo andaba mal, algo no encajaba con mis recuerdos, algo parecía fallar en mis pensamientos, nada de lo que mi vista veía parecía real. Mire al ser que me guio a tan trágico destino, pero ya no estaba, en su lagar solo se encontraba una pila de hojas secas y un medallón ya oxidado. Recogí tan preciado objeto y lo examine, no era lo esperado, si no lo más temible desde mi despertar, la foto de yo y mi ser amado casi borrada por el tiempo, como si en lugar de 3 días hayan pasado 3 décadas, como si mi paso haya sido tan lento que el pasar del tiempo hubiese sido eterno.
Algo cálido recorría mi mejilla, mientras mis piernas se doblaban haciendo que mi cuerpo fuera víctima de la gravedad, mis manos temblaban y yo no lo podía creer, claro que no, ¿Cómo era posible que mi hogar haya sido destruido así?, ya no quedaba nada, solo escombros y el amargo olor de la muerte.
Mi cuerpo luego de desahogarse largamente reacciono con una gran dotación de ira, me levante y me dirigí a lo que antiguamente era mi hogar. Mientras pasaba por lo que parecían ser las calles, veía como las hierbas y pequeños animales recorrían todo el lugar, todo era horrible, no había ninguna casa completamente construida, todo estaba dañado por el horror de aquella noche, por la tristeza de los habitantes inexistentes.
Llegue a mi antigua morada y quede sorprendido ante lo que mis ojos vislumbraron, al parecer el tiempo, que yo creía corto por una alucinación de mi mente, no había afectado aquella construcción, que seguía tal cual mis recuerdos la materializaban. Empuje sigilosamente la puerta, que emitió un chillido agudo y penetrante, casi como si se lamentara de mi inesperada visita. Entre sin emitir ruido alguno, ya con la presentación que me otorgo la puerta era suficiente, y mire a lo que antes mi vista encontraba tan cotidiano y vulgar.
Empecé a caminar por la casa, buscando a alguien pero en mi interior sabía que ya nadie me esperaba, ya nadie me llamaría la atención, ya nadie me abrasaría y me daría la bienvenida. Pero seguí caminando y buscando…buscando a mi familia, buscándola a ella, mi dulce y hermosa Lilianne. Llegue al cuarto que compartíamos antes de ese fatídico día, entre apresurado y para mi sorpresa ya había alguien en su interior, alguien encapuchado con una vestimenta lúgubre sentado al borde de la cama.
-¿Quién eres?, ¿Qué haces aquí?-
Me acerque a este espectro y le arrebate la capucha sin mucha delicadeza…al instante una larga cabellera negra se dejó ver, era tan hermosa y seductora que quede impactado, y un olor embriagador inundo todo el cuarto.
-pensé que no volverías- dijo con una vos suave y armoniosa – ¿acaso ya te has olvidado de mí?-
Me miro con esos ojos que tanto añoraba y sonrió penosamente, mi pequeña y hermosa Lilianne estaba completamente marcada por los años, su cara estaba surcada por arrugas infinitas, sus labios secos y su cuerpo marchito de dolor y tristeza. Me acerque lentamente y con dificultad a ella, me agache despacio y sin poder contener la agonía del llanto, gotas saladas surcaron mis mejillas nuevamente, demostrando el dolor que inundaba mi cuerpo y destrozaba mi mente.
-oh, mi hermosa Lilianne… ¿Qué es lo que te ha pasado? ¿Por qué estas así de deteriorada?- puse una mano en su mejilla con tanta delicadeza como si fuera un copo de nieve –tu destino no era este, por algo te protegí del desgarrador beso de la muerte, pero mírate, aquí sentada en una casa abandona por la vida…en un pueblo infestado de la más nefasta enfermedad, el olvido.
-mi querido Owen ¿acaso ya has olvidado nuestra promesa? “no importa lo que pase, siempre seremos uno, siempre esperaremos al otro en este lugar, aunque la muerte sea ese espacio infinito que nos separe, nuestras almas estarán unidas por este gran amor que nosotros tanto hemos cuidado”-
Le mire perplejo, esa era exactamente la oración de mi memoria de ese día tan hermoso y a la vez tan amargo. La abrase y acaricie ese largo cabello, su cuerpo era muy débil, tanto que sus huesos topaban con mi carne haciendo que sintiera un escalofrió sepulcral.
-pero aun así no lo entiendo…para mi solo an pasado dias, pero para el mundo al parecer an sido años. Este no era el plan, esto no era lo que quería después de mi muerte, esta no era la promesa que cumpliría contigo mi pequeña damisela-
-lo se mi querido amor, pero algo oscurecio nuestros planes, haciendo que tu descanso fuera mas largo del previsto, y que mis años pasaran mas rápido de lo planeado. Pero no mal gastes el tiempo en llanto sin sentido y gosalo en nuestra unión- me aparto ligeramente para clavar su mirada penetrante en la mia –por favor date cuenta que esto es mas una bendición que un castigo-
-¿pero como quieres que crea que esto saciará mi anhelo de estar junto a ti?, nuestra promesa te arrebatado toda la juventud de las manos, y ahora solo puedes mirarme y decir bellas palabras para consolarme- baje la mirada- no sabes cuánto deseo que aquellas palabras jamás hayan salido de nuestros labios, y que tu estuvieras con alguien que en verdad halla apreciado tu vitalidad sin ningún impedimento de por medio-
-retira tus palabras Owen y mírame a la cara- puso su mano en mi mentón y me obligo a volver a verle –tal vez mi juventud y vitalidad se hallan ido, pero mi amor por ti es tan fuerte como los primeros días de encuentros, donde las risas eran algo tan cotidiano como el amanecer. Así que retira tan horribles palabras y disfruta de nuestra unión, que si bien será tan corta como un suspiro, será la más bella que hayas experimentado-
-¿Por qué dices que será más cort…?- sin previo aviso sus labios tocaron los mios en un suave rose de amor. Cerre mis ojos disfrutando tan grato momento, y sin mucho consentimiento la atraje a mi en un abraso perpetuo.
Repentinamente de tan apasionado encuentro algo trajico se presentaba ente mis ojos, el cuerpo de mi amada se desvanesia lentamente y su mirada se esfumaba de mi corazón.
-hemos cumplido con la promesa, dulce amor…por favor sigue tu vida, se feliz y cuídate, que mi alma y amor ya son uno en ti, y siempre podras recordarme y gozar de mí gracias a este ultimo beso de apacionada melancolía- me dijo poco antes de irse completamente, mientras en su cara se dibujaba una sonrisa, marcada por dos bellas gotas de cristal que calleron al suelo y me despertaron con un ruido intenso de agonía.
Miro a todos lados muy confuso, ¿Qué a sido esto?, ¿un sueño? ¿Una pesadilla?. No me encuentro en ningún lugar conocido, o eso es lo que mis ojos me hacen creer, ya que las paredes blancas que me rodean son tan pulcras que causan repugnancia. Mis manos están acalambradas, y mi cuerpo completamente tieso.
Repentinamente alguien entra por la puerta, es un hombre muy conocido, ¿mi padre tal vez?, eso parece.
-ho hijo mio, por fin despiertas después de tan trágico accidente- se acercó donde mí y con lágrimas en los ojos tomo mi mano y la apretó con fuerza –creiamos que no sobrevirias…que Morfeo seria tan cruel y te mantendría en el sueño eternamente-
Accidente…esa palabra a echo a mi memoria recordar, como ese amanecer mi amada y yo después de una velada juntos fuimos brutalmente atacados por unos desalmados asesinos. Lilianne…
-padre, ¿Dónde está Lilianne?- le observo expectante por la respuesta.
-Owen…lo siento…pero Lilianne, no soporto tan despiadado encuentro
-¿no soporto?...mi Lilianne…mi Lilianne…-no soporto el dolor en mi pecho y rompo todo esquema de dignidad…mis lagrimas caen abundantemente por mis mejillas; mi hermosa damisela a muerto, y no pude hacer nada por evitarlo.
Mi padre a de notar mi sufrimiento porque ha llamado a una enfermera que suministra un calmante a mi alma aflijida y devastada, pero las lagrimas son tan pesadas que salen solas de mis ojos.
Las horas pasan y mi padre se ha ido, no puede entablar conversación conmigo, no se lo permito, ahora solo estoy para un pensamiento y es ese beso eterno que mi Lilianne me ha concedido en tan siniestro sueño.
“por favor sigue tu vida, se feliz y cuídate…”, esas palabras han sonado en mi cabeza repentinamente…¿Qué son?, son la ultima voluntad de mi amada, el ultimo favor que me a pedido, pero…¿como cumplir si ella ya no esta?, ¿Cómo gozar de la vida si no la tengo a mi lado?.
“siempre podras recordarme y gozar de mi gracias a este ultimo beso…”, otra ves sus palabras retumban en mi cabeza, y la verdad se materializa ante mis ojos. Ese sueño fue mucho mas, fue la despedida de mi compañera, el amargo ultimo minuto de paz y felicidad, antes de la inexistencia.
Me levanto débilmente de mi cama y con una sonrisa en mi rostro me dirijo a la ventana. Un amanecer hermoso se extiende por el horizonte mientras las hermosas hojas de cerezo describen bellas formas por el espacio, llenando todo de ese color que no se le puede dar nombre por simple respeto.
-vivire mi vida recordándote dulce Lilianne, recordando ese ultimo beso y añorando el dia en que nos volvamos a ver bajo esta misma imagen que ven ahora mis ojos, la misma imagen que nos embriago aquel dia tan hermoso que fue nuetro primer encuentro, y tan horrible que fue el comienzo de la despedida infinita de dos corazones unidos por el amor-
Es el tercer día después de mi “muerte”, todo esta tan difuminado de mi vista como las palabras para un sordo. La noche está completamente desolada, a mi alrededor solo se escucha el aullido de los lobos que sienten mi presencia, y entre las nubes se divisa una luna llena y brillante que pide ayuda para escapar de las garras de la tristeza que la embriagan, por no poder estar con su amor el sol. Mi caminar es lento y pausado, aun no estoy convencido de ir, no quiero dañarle, no quiero que sea como yo, no se lo merece…pero ya no lo resisto más, la deseo, la necesito, aunque sea de lejos quiero ver su hermosa cabellera negra, sus ojos color turquesa y sus labios rojos carmesí.
Mis pasos me adentran al gran bosque de los deseos…nombre vulgar que le dan la gente del pueblo donde nací, ya que el gran árbol que lo centrifica tiene unas hojas celeste claro que iluminan, según dicen, el camino hacia tu futuro de fortuna y bienestar, pero todo es una gran falacia, ese árbol no existe, solo es producto de humanos avaros e insensatos que inventan historias para que los visitantes quieran comprar recuerdos de algo que ni siquiera han apreciado.
-que locura, ya hablo como si mi pasado allá sido tan lejano como las estrellas- dije mirando el cielo opaco y sonreí -claro que lo es…mi “muerte” me ha alejado tanto de mi humanidad como el espacio separa las estrellas de este planeta primitivo.-
Repentinamente algo segó mi vista, una luz parpadeante pasó suavemente sobre mí, la seguí con la mirada hasta que cayó al suelo, me acerque y la recogí. Una hoja de un hermoso color, tanto que ni nombre se le puede dar porque sería un gran insulto, con una forma muy común pero con una grabación en su superficie: NO LO OLVIDES.
-¿Qué no olvide que?- mire en dirección contraria, de donde supuestamente había provenido la hoja y allí estaba, un ser alto, con hojas idénticas a la que estaba en mi mano como ropa y cabello, y unos ojos completamente negros. Éste ser empezó a moverse lejos de mí, como si quisiera guiarme hasta algún lugar pero ¿Cuál?, no tenía idea, simplemente era un lugar y algo en mi interior me obligaba a pisar por donde él no lo hacía, a esquivar cosas que a él le traspasaban, a mirar seres que a él idolatraban.
Su paso no existente me llevo a mi pueblo, ese lugar que deseaba evitar pero que a la ves añoraba cada día, pero algo andaba mal, algo no encajaba con mis recuerdos, algo parecía fallar en mis pensamientos, nada de lo que mi vista veía parecía real. Mire al ser que me guio a tan trágico destino, pero ya no estaba, en su lagar solo se encontraba una pila de hojas secas y un medallón ya oxidado. Recogí tan preciado objeto y lo examine, no era lo esperado, si no lo más temible desde mi despertar, la foto de yo y mi ser amado casi borrada por el tiempo, como si en lugar de 3 días hayan pasado 3 décadas, como si mi paso haya sido tan lento que el pasar del tiempo hubiese sido eterno.
Algo cálido recorría mi mejilla, mientras mis piernas se doblaban haciendo que mi cuerpo fuera víctima de la gravedad, mis manos temblaban y yo no lo podía creer, claro que no, ¿Cómo era posible que mi hogar haya sido destruido así?, ya no quedaba nada, solo escombros y el amargo olor de la muerte.
Mi cuerpo luego de desahogarse largamente reacciono con una gran dotación de ira, me levante y me dirigí a lo que antiguamente era mi hogar. Mientras pasaba por lo que parecían ser las calles, veía como las hierbas y pequeños animales recorrían todo el lugar, todo era horrible, no había ninguna casa completamente construida, todo estaba dañado por el horror de aquella noche, por la tristeza de los habitantes inexistentes.
Llegue a mi antigua morada y quede sorprendido ante lo que mis ojos vislumbraron, al parecer el tiempo, que yo creía corto por una alucinación de mi mente, no había afectado aquella construcción, que seguía tal cual mis recuerdos la materializaban. Empuje sigilosamente la puerta, que emitió un chillido agudo y penetrante, casi como si se lamentara de mi inesperada visita. Entre sin emitir ruido alguno, ya con la presentación que me otorgo la puerta era suficiente, y mire a lo que antes mi vista encontraba tan cotidiano y vulgar.
Empecé a caminar por la casa, buscando a alguien pero en mi interior sabía que ya nadie me esperaba, ya nadie me llamaría la atención, ya nadie me abrasaría y me daría la bienvenida. Pero seguí caminando y buscando…buscando a mi familia, buscándola a ella, mi dulce y hermosa Lilianne. Llegue al cuarto que compartíamos antes de ese fatídico día, entre apresurado y para mi sorpresa ya había alguien en su interior, alguien encapuchado con una vestimenta lúgubre sentado al borde de la cama.
-¿Quién eres?, ¿Qué haces aquí?-
Me acerque a este espectro y le arrebate la capucha sin mucha delicadeza…al instante una larga cabellera negra se dejó ver, era tan hermosa y seductora que quede impactado, y un olor embriagador inundo todo el cuarto.
-pensé que no volverías- dijo con una vos suave y armoniosa – ¿acaso ya te has olvidado de mí?-
Me miro con esos ojos que tanto añoraba y sonrió penosamente, mi pequeña y hermosa Lilianne estaba completamente marcada por los años, su cara estaba surcada por arrugas infinitas, sus labios secos y su cuerpo marchito de dolor y tristeza. Me acerque lentamente y con dificultad a ella, me agache despacio y sin poder contener la agonía del llanto, gotas saladas surcaron mis mejillas nuevamente, demostrando el dolor que inundaba mi cuerpo y destrozaba mi mente.
-oh, mi hermosa Lilianne… ¿Qué es lo que te ha pasado? ¿Por qué estas así de deteriorada?- puse una mano en su mejilla con tanta delicadeza como si fuera un copo de nieve –tu destino no era este, por algo te protegí del desgarrador beso de la muerte, pero mírate, aquí sentada en una casa abandona por la vida…en un pueblo infestado de la más nefasta enfermedad, el olvido.
-mi querido Owen ¿acaso ya has olvidado nuestra promesa? “no importa lo que pase, siempre seremos uno, siempre esperaremos al otro en este lugar, aunque la muerte sea ese espacio infinito que nos separe, nuestras almas estarán unidas por este gran amor que nosotros tanto hemos cuidado”-
Le mire perplejo, esa era exactamente la oración de mi memoria de ese día tan hermoso y a la vez tan amargo. La abrase y acaricie ese largo cabello, su cuerpo era muy débil, tanto que sus huesos topaban con mi carne haciendo que sintiera un escalofrió sepulcral.
-pero aun así no lo entiendo…para mi solo an pasado dias, pero para el mundo al parecer an sido años. Este no era el plan, esto no era lo que quería después de mi muerte, esta no era la promesa que cumpliría contigo mi pequeña damisela-
-lo se mi querido amor, pero algo oscurecio nuestros planes, haciendo que tu descanso fuera mas largo del previsto, y que mis años pasaran mas rápido de lo planeado. Pero no mal gastes el tiempo en llanto sin sentido y gosalo en nuestra unión- me aparto ligeramente para clavar su mirada penetrante en la mia –por favor date cuenta que esto es mas una bendición que un castigo-
-¿pero como quieres que crea que esto saciará mi anhelo de estar junto a ti?, nuestra promesa te arrebatado toda la juventud de las manos, y ahora solo puedes mirarme y decir bellas palabras para consolarme- baje la mirada- no sabes cuánto deseo que aquellas palabras jamás hayan salido de nuestros labios, y que tu estuvieras con alguien que en verdad halla apreciado tu vitalidad sin ningún impedimento de por medio-
-retira tus palabras Owen y mírame a la cara- puso su mano en mi mentón y me obligo a volver a verle –tal vez mi juventud y vitalidad se hallan ido, pero mi amor por ti es tan fuerte como los primeros días de encuentros, donde las risas eran algo tan cotidiano como el amanecer. Así que retira tan horribles palabras y disfruta de nuestra unión, que si bien será tan corta como un suspiro, será la más bella que hayas experimentado-
-¿Por qué dices que será más cort…?- sin previo aviso sus labios tocaron los mios en un suave rose de amor. Cerre mis ojos disfrutando tan grato momento, y sin mucho consentimiento la atraje a mi en un abraso perpetuo.
Repentinamente de tan apasionado encuentro algo trajico se presentaba ente mis ojos, el cuerpo de mi amada se desvanesia lentamente y su mirada se esfumaba de mi corazón.
-hemos cumplido con la promesa, dulce amor…por favor sigue tu vida, se feliz y cuídate, que mi alma y amor ya son uno en ti, y siempre podras recordarme y gozar de mí gracias a este ultimo beso de apacionada melancolía- me dijo poco antes de irse completamente, mientras en su cara se dibujaba una sonrisa, marcada por dos bellas gotas de cristal que calleron al suelo y me despertaron con un ruido intenso de agonía.
Miro a todos lados muy confuso, ¿Qué a sido esto?, ¿un sueño? ¿Una pesadilla?. No me encuentro en ningún lugar conocido, o eso es lo que mis ojos me hacen creer, ya que las paredes blancas que me rodean son tan pulcras que causan repugnancia. Mis manos están acalambradas, y mi cuerpo completamente tieso.
Repentinamente alguien entra por la puerta, es un hombre muy conocido, ¿mi padre tal vez?, eso parece.
-ho hijo mio, por fin despiertas después de tan trágico accidente- se acercó donde mí y con lágrimas en los ojos tomo mi mano y la apretó con fuerza –creiamos que no sobrevirias…que Morfeo seria tan cruel y te mantendría en el sueño eternamente-
Accidente…esa palabra a echo a mi memoria recordar, como ese amanecer mi amada y yo después de una velada juntos fuimos brutalmente atacados por unos desalmados asesinos. Lilianne…
-padre, ¿Dónde está Lilianne?- le observo expectante por la respuesta.
-Owen…lo siento…pero Lilianne, no soporto tan despiadado encuentro
-¿no soporto?...mi Lilianne…mi Lilianne…-no soporto el dolor en mi pecho y rompo todo esquema de dignidad…mis lagrimas caen abundantemente por mis mejillas; mi hermosa damisela a muerto, y no pude hacer nada por evitarlo.
Mi padre a de notar mi sufrimiento porque ha llamado a una enfermera que suministra un calmante a mi alma aflijida y devastada, pero las lagrimas son tan pesadas que salen solas de mis ojos.
Las horas pasan y mi padre se ha ido, no puede entablar conversación conmigo, no se lo permito, ahora solo estoy para un pensamiento y es ese beso eterno que mi Lilianne me ha concedido en tan siniestro sueño.
“por favor sigue tu vida, se feliz y cuídate…”, esas palabras han sonado en mi cabeza repentinamente…¿Qué son?, son la ultima voluntad de mi amada, el ultimo favor que me a pedido, pero…¿como cumplir si ella ya no esta?, ¿Cómo gozar de la vida si no la tengo a mi lado?.
“siempre podras recordarme y gozar de mi gracias a este ultimo beso…”, otra ves sus palabras retumban en mi cabeza, y la verdad se materializa ante mis ojos. Ese sueño fue mucho mas, fue la despedida de mi compañera, el amargo ultimo minuto de paz y felicidad, antes de la inexistencia.
Me levanto débilmente de mi cama y con una sonrisa en mi rostro me dirijo a la ventana. Un amanecer hermoso se extiende por el horizonte mientras las hermosas hojas de cerezo describen bellas formas por el espacio, llenando todo de ese color que no se le puede dar nombre por simple respeto.
-vivire mi vida recordándote dulce Lilianne, recordando ese ultimo beso y añorando el dia en que nos volvamos a ver bajo esta misma imagen que ven ahora mis ojos, la misma imagen que nos embriago aquel dia tan hermoso que fue nuetro primer encuentro, y tan horrible que fue el comienzo de la despedida infinita de dos corazones unidos por el amor-
Y U K A R I
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Pensé que mi vida no podría ser peor, cada derroche de felicidad que llenaba esta triste vida se desvanecía con el pasar del viento, no duraba demasiados esos momentos, esos escasos momentos que llenaban de color mi patética y aguada vida. Todo después de estos últimos 18 años han pasado como si la luz abrazara esos segundos que pasaban, minutos que se volvían arena entre mis recuerdos y horas que no parecían eternas a mí alrededor. Después de todos esos años donde camine entre agujas con fuego y las brasas que cubrían mi rostro eran más un montón de vidrios rotos rosando sobre mi cara, una vida llena de tormento y sufrimiento… ¿Por qué…? Sé que todos tenemos un pasado horrible, el cual nos atormenta día con día y yo aún no puedo recordar el mío, que fue lo que tanto me atormento y en ciertos puntos hizo que me sintiera mal con migo mismo, me odie, me destete y aun siento que lo sigo haciendo… No me sorprende tanto acabar en un sitio como este, mírenme, de ser un gran amigo y sirviente de la vida, teniendo fieles y cordiales compañías sabiendo que era un hombre de poder y gran riqueza, termino en una casa terapéutica, un sitio para gente trastornada como yo.
Saliendo de mis fieles aposentos (Digo fieles ya que para bien o mal este ya era mi hogar) me dirijo hacia la sala de estar, miro hacia mi alrededor y puedo ver a mucha gente feliz, tal vez su felicidad no sea porque en realidad así ellos se sientan, no es más bien una felicidad causada por el efecto de los medicamentos, pero aun así más felices que yo puedo asegurar. Ese cuadro de inmensa bondad yo jamás llegare a pisar, por lo tanto decidí alejarme de ahí, era como veneno entrando por mis hinchados ojos, hinchados de tanto llorar por mi asquerosa vida.
Me dirigí sin prisa a un pequeño balcón, donde se podía sentir la suave brisa que golpeaba tus mejillas y las deslizaba para causar una sonrisa involuntaria, aunque no solo estaba ahí para sonreír en contra de mi voluntad, no claro que no, yo iba ahí para ver a mi secretaria, aquella persona que jamás se olvidó de mí, siempre me cuido y hasta ahora nunca me abandono.
-Pensé que no vendrías, creí que estarías en tu habitación retorciéndote y preguntándote porque tu vida es tan miserable- Termino sus palabras con una risa y acercándose a mí para abrazarme, creo que eso de parte de ella es un detalle inolvidable.
-No, he venido aquí solo para agradecerte todo lo que has hecho por mí, si tan solo no estuvieras casada y te hubiera conocido años atrás, te juro te hubiera hecho mía…- Su sonrisa en cuestión de segundos se desvaneció, su cabello castaño claro empezó a deslizarse de un lado a otro con el viendo, ella se recargo en el barandal y me miró fijamente a los ojos, ella sabía más que nadie que me encantaba el contacto directo.
-Dime Kyon ¿Por qué después de tanto tiempo se te ocurre decirme eso? ¿Porque no antes?- Hasta en cierto punto creí que tenía razón, fue un error de mi parte nunca habérselo dicho, ahora para que decírselo, eso no cambiara nada ni responderá dudas pasadas. –Disculpa mi osadía, no quise hacerte molestar es solo que creí lo debías saber antes que yo caiga en una terrible depresión… ¿Quieres saber porque mi vida es tan inestable? ¿Porque todo el tiempo estoy tomando antidepresivos y porque no tuve el valor de habértelo dicho desde hace mucho tiempo? ¿Quieres saberlo?
-Adelante, te escucho tengo suficiente tiempo como para hacerlo- Ambos tomamos haciendo en una banca bacía, ella a mi izquierda, tome fuerte su mano y nuestras miradas chocaron lentamente. –Todo comenzó cuando yo iba en la secundaria, era un muchacho con sueños y aspiraciones que hoy en día pude cumplir, aunque no me siento orgulloso de ello. La vida no me pudo sonreír en mi juventud y todo mi amor se fue… Se fue en aquel día de clases, siendo como cualquier otro día de clases me levante muy confiado de mis decisiones, aquellas que tontamente cometí y que hoy en día me arrepiento tanto de haberlo hecho…-
-Tranquilo, aunque haya sido malo lo que hiciste jamás te debes de arrepentir ya que lo que cometiste no se podrá corregir.- Sus palabras eran tan frías como el hielo saliendo de los polos vírgenes que me hizo sentir mal. –En mi colegio había una chica en especial que yo amaba con todo mi corazón, tú sabes la típica chica popular de padres adinerados, las chicas que les gusta hacer sentir menos a los demás, pero era joven y muy ciego ante mis gustos. Pero había otra chica, muy callada y reservada, una chica muy antisocial pero que siempre estaba ahí cuando yo necesitaba algo, jamás pude notar su dulzura hasta ese día… Yo jamás pude decirlo pero…- Las palabras ya no podían salir más de mi boca, mis ojos empezaron a hablar por si solos dejando ver más acciones que palabras. Mi amada secretaria se levantó para ponerse enfrente de mí, se incoo y me tomo fuertemente de las manos.
-¿Qué cosa… Dime que cosa opinabas de aquella chica? -
-¿Para qué quieres que te diga? Ya no tiene sentido decirlo, ella no está aquí… Ya no está más en este plano…- Con sus suaves manos, las cuales olían a pétalos de sakura me alzo la mirada.-Dímelo por favor, debes de sacar todos estos sentimientos retenidos que llevas dentro.- Agarre sus manos y las acaricie contra mi cara, debió de haber sentido que la acariciaban un montón de navajas por mi desagradable barba que me había dejado crecer.-Ella enfrente de mí se quitó la vida, tomando un arma blanca y enterrándosela en la boca del estómago, para cumplir su deseo y no sufrir más por el amor no correspondido que yo le daba. Cuando eso pasó sufrí día y noche por su perdida, toda mi vida he sufrido por eso. Me he puesto a pensar como hubiera sido si ella viviera y la tuviera a mi lado, le hubiera dado el amor que jamás le pude dar. Cuando la vi caer y la sostuve entre mis brazos solo unos escasos momentos ella me tomo de las manos y me dijo con suaves y débiles palabras…-
-Siempre te amare…- Una brisa ligera se soltó en todo el lugar, empezaron a caer pétalos de sakura y mi secretaria ya no era la cual yo conocía, era mi amada difunta, Kagura. De sus azules y hermosos ojos empezaron a brotar lágrimas de extensa felicidad, por mi parte yo seguía derrochando aquella pena que hace años me había dejado ella.
-Era un día de primavera, el día que yo estaba decidía a decirte lo que sentía y déjame de lacerar tu nombre en mis brazos y piernas, el día que estaba completamente segura a obedecerte y entregarme a ti. Esa ilusión la atesore por varios años, ahora que sé que era lo que sentías por mí, ese amor tan puro y bueno que yo deseaba de ti, puedo irme con toda tranquilidad… Yo siempre te amé Kyon, y después de la vida, pues heme aquí, aun te sigo amando…-
Su silueta se desvaneció con las hojas que caían del árbol de sakura, yo estaba anonadado por tan situación, no podía creer lo que sucedía a mí alrededor, todo ese tiempo y ella siempre estuvo a mi lado, jamás me dejo solo y eso me hace sentirme destrozado. Siempre la ame con pasión y locura, y jamás la pude tener a mi lado como algo carnal. Ahora que se la verdad de algo puedo estar seguro, siempre la voy a amar así este muerto o vivo, ansió con ansias el poder estar a su lado otra vez y que nuestras vidas se junten en otra oportunidad, así será solo me queda una cosa por hacer, descansar y ansiar el momento en el cual yo me tenga que morir para así a su lado estar… Kagura.
Saliendo de mis fieles aposentos (Digo fieles ya que para bien o mal este ya era mi hogar) me dirijo hacia la sala de estar, miro hacia mi alrededor y puedo ver a mucha gente feliz, tal vez su felicidad no sea porque en realidad así ellos se sientan, no es más bien una felicidad causada por el efecto de los medicamentos, pero aun así más felices que yo puedo asegurar. Ese cuadro de inmensa bondad yo jamás llegare a pisar, por lo tanto decidí alejarme de ahí, era como veneno entrando por mis hinchados ojos, hinchados de tanto llorar por mi asquerosa vida.
Me dirigí sin prisa a un pequeño balcón, donde se podía sentir la suave brisa que golpeaba tus mejillas y las deslizaba para causar una sonrisa involuntaria, aunque no solo estaba ahí para sonreír en contra de mi voluntad, no claro que no, yo iba ahí para ver a mi secretaria, aquella persona que jamás se olvidó de mí, siempre me cuido y hasta ahora nunca me abandono.
-Pensé que no vendrías, creí que estarías en tu habitación retorciéndote y preguntándote porque tu vida es tan miserable- Termino sus palabras con una risa y acercándose a mí para abrazarme, creo que eso de parte de ella es un detalle inolvidable.
-No, he venido aquí solo para agradecerte todo lo que has hecho por mí, si tan solo no estuvieras casada y te hubiera conocido años atrás, te juro te hubiera hecho mía…- Su sonrisa en cuestión de segundos se desvaneció, su cabello castaño claro empezó a deslizarse de un lado a otro con el viendo, ella se recargo en el barandal y me miró fijamente a los ojos, ella sabía más que nadie que me encantaba el contacto directo.
-Dime Kyon ¿Por qué después de tanto tiempo se te ocurre decirme eso? ¿Porque no antes?- Hasta en cierto punto creí que tenía razón, fue un error de mi parte nunca habérselo dicho, ahora para que decírselo, eso no cambiara nada ni responderá dudas pasadas. –Disculpa mi osadía, no quise hacerte molestar es solo que creí lo debías saber antes que yo caiga en una terrible depresión… ¿Quieres saber porque mi vida es tan inestable? ¿Porque todo el tiempo estoy tomando antidepresivos y porque no tuve el valor de habértelo dicho desde hace mucho tiempo? ¿Quieres saberlo?
-Adelante, te escucho tengo suficiente tiempo como para hacerlo- Ambos tomamos haciendo en una banca bacía, ella a mi izquierda, tome fuerte su mano y nuestras miradas chocaron lentamente. –Todo comenzó cuando yo iba en la secundaria, era un muchacho con sueños y aspiraciones que hoy en día pude cumplir, aunque no me siento orgulloso de ello. La vida no me pudo sonreír en mi juventud y todo mi amor se fue… Se fue en aquel día de clases, siendo como cualquier otro día de clases me levante muy confiado de mis decisiones, aquellas que tontamente cometí y que hoy en día me arrepiento tanto de haberlo hecho…-
-Tranquilo, aunque haya sido malo lo que hiciste jamás te debes de arrepentir ya que lo que cometiste no se podrá corregir.- Sus palabras eran tan frías como el hielo saliendo de los polos vírgenes que me hizo sentir mal. –En mi colegio había una chica en especial que yo amaba con todo mi corazón, tú sabes la típica chica popular de padres adinerados, las chicas que les gusta hacer sentir menos a los demás, pero era joven y muy ciego ante mis gustos. Pero había otra chica, muy callada y reservada, una chica muy antisocial pero que siempre estaba ahí cuando yo necesitaba algo, jamás pude notar su dulzura hasta ese día… Yo jamás pude decirlo pero…- Las palabras ya no podían salir más de mi boca, mis ojos empezaron a hablar por si solos dejando ver más acciones que palabras. Mi amada secretaria se levantó para ponerse enfrente de mí, se incoo y me tomo fuertemente de las manos.
-¿Qué cosa… Dime que cosa opinabas de aquella chica? -
-¿Para qué quieres que te diga? Ya no tiene sentido decirlo, ella no está aquí… Ya no está más en este plano…- Con sus suaves manos, las cuales olían a pétalos de sakura me alzo la mirada.-Dímelo por favor, debes de sacar todos estos sentimientos retenidos que llevas dentro.- Agarre sus manos y las acaricie contra mi cara, debió de haber sentido que la acariciaban un montón de navajas por mi desagradable barba que me había dejado crecer.-Ella enfrente de mí se quitó la vida, tomando un arma blanca y enterrándosela en la boca del estómago, para cumplir su deseo y no sufrir más por el amor no correspondido que yo le daba. Cuando eso pasó sufrí día y noche por su perdida, toda mi vida he sufrido por eso. Me he puesto a pensar como hubiera sido si ella viviera y la tuviera a mi lado, le hubiera dado el amor que jamás le pude dar. Cuando la vi caer y la sostuve entre mis brazos solo unos escasos momentos ella me tomo de las manos y me dijo con suaves y débiles palabras…-
-Siempre te amare…- Una brisa ligera se soltó en todo el lugar, empezaron a caer pétalos de sakura y mi secretaria ya no era la cual yo conocía, era mi amada difunta, Kagura. De sus azules y hermosos ojos empezaron a brotar lágrimas de extensa felicidad, por mi parte yo seguía derrochando aquella pena que hace años me había dejado ella.
-Era un día de primavera, el día que yo estaba decidía a decirte lo que sentía y déjame de lacerar tu nombre en mis brazos y piernas, el día que estaba completamente segura a obedecerte y entregarme a ti. Esa ilusión la atesore por varios años, ahora que sé que era lo que sentías por mí, ese amor tan puro y bueno que yo deseaba de ti, puedo irme con toda tranquilidad… Yo siempre te amé Kyon, y después de la vida, pues heme aquí, aun te sigo amando…-
Su silueta se desvaneció con las hojas que caían del árbol de sakura, yo estaba anonadado por tan situación, no podía creer lo que sucedía a mí alrededor, todo ese tiempo y ella siempre estuvo a mi lado, jamás me dejo solo y eso me hace sentirme destrozado. Siempre la ame con pasión y locura, y jamás la pude tener a mi lado como algo carnal. Ahora que se la verdad de algo puedo estar seguro, siempre la voy a amar así este muerto o vivo, ansió con ansias el poder estar a su lado otra vez y que nuestras vidas se junten en otra oportunidad, así será solo me queda una cosa por hacer, descansar y ansiar el momento en el cual yo me tenga que morir para así a su lado estar… Kagura.
Tama
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Un sueño perdido – juntos
Estaba muy nervioso, baje del avión con nervios, revisaba mi cabello si estaba bien peinado, o si no tenía algo en especial, baje paso a paso y la vi, sus ojos cafés, que traspasaba su brillo por sus anteojos, su sonrisa perfecta, pequeña pero hermosa, su mirada que se dirigía a mí, sus mejillas hinchándose por la sonrisa y su movimiento de su mano, en verdad era la primera vez que la miraba en persona, y quede más que enamorado… Unos segundos y vi como ella caía de rodillas con lágrimas en los ojos, corrí a abrazarla y sin darme cuenta, también tenía lágrimas en los ojos, saque un pañuelo para limpiarle las lágrimas, pero solo nos abrazamos por un largo tiempo, logre limpiarle las lágrimas, no sabía que decir, estaba nervioso, emocionado, sorprendido… enamorado.
Nos saludamos, acentos diferentes pero entendibles, un beso en la mejilla, cosa que nunca hacía, pero no estaba conforme, me acerque y le robe un beso, ella se sonrojo y sonrió y yo solo murmure un “Te Amo” y ella también lo menciono, tomados de la mano, empezamos a caminar en dirección a buscar mi maleta, después de encontrarla, salimos del aeropuerto, caminábamos agarrados de la mano, no importaba que nos miraban, éramos felices, sin decir una palabra, cuando uno quería hablar, la mirada del otro cruzando por nuestros ojos nos ponía más nerviosos, era como si quisiéramos pasar ese tiempo juntos, abrazados y solo tomados de la mano, nuestros ojos hablaban intercambiaban conversaciones como su hubiéramos pasado horas y horas conversando, seguíamos caminando y me acerque un poco más, la abrase por la cintura, y ella igual, me sentía feliz, pude sentir su calor, su aroma tan sencillo pero lindo, perfecto. Ella apoyo su cabeza sobre mi hombro, me sentía feliz y ella se notaba su sonrisa, su forma de abrazarme como si nunca nos separaríamos.
Me anime a decir un par de palabras, pero aun no podía, estaba nervioso, pasábamos caminando bajo un árbol donde ya el sol se ocultaba en el horizonte, un cielo naranja se mostraba y sentí un gran dolor en mi pecho, para disimularlo me arrodille como si saludara a una princesa, tome un pequeño regalo que tenía para ella y la mira toda sorprendida de lo que pasaba, solo dije “quiero estar contigo, ¿quieres ser mi novia? ¿Quieres casarte conmigo?” y sin dudarlo ella, tomo el anillo y de nuevo con lágrimas en los ojos, la escuche decir “si, si quiero estar siempre contigo” y con eso me sentí feliz, pude recién hablar como siempre lo hacíamos, la abrase y la bese, pasamos un largo tiempo hablando y yo haciendo cosas locas para que ella pueda sonreír, sonrisas, risas, gestos, cabellos chascosos… juntos… Ya se hacía tarde y llegamos al lugar donde me iba a hospedar, pero no iba a dejarla caminar de noche, sola. Así que me cambie y una pequeña ducha, salimos de nuevo a su domicilio, tomados de la mano aun con nervios, tenía miedo que ella deje mi mano, pues está dañada con el trabajo, algún y otro corte en los dedos, tenía una mano rasposa, pero el de ella, era tan suave, delicada, sus dedos se entrelazaban con los míos, como bailando, el calor que radiaba, se sentía bien, lo delicado q lo movía, se me hacía difícil seguir el ritmo pero lo intentaba, conversábamos de cosas sin sentido, de cómo cocinar un postre, y no podía decirlo, pero me gustaban muchos sus ojos, su sonrisa, me hacía feliz verla, en cuanto a mí, la miraba y me quedaba rojo como si recién nos hubiéramos conocido, sus mejillas cuando sonreía se notaba un huequito, que la hacía aún más linda, sus labios rosados, que no quería separarme de ellos, su nariz y su cabello, todo combinaba con la noche, sin darme cuenta, ya estábamos a una cuadra de su casa, no me acerque más por el temor a sus padres salieran y nos vieran de esa manera, ella me pidió que la dejara ir sola a su casa, me robo un beso y quede segundos volado, por reflejo tome su mano y la jale haciendo q ella se apoye en mi pecho, la vi de nuevo a los ojos y la bese… un torbellino de sentimientos rodeando mi corazón, este latiendo rápidamente, sentía que la amaba, ella rojita me susurraba que me amaba, me doy por ultimo un piquito alejándose, “hasta mañana” escuche decir, mientras caminaba en dirección a su casa, era hermoso verla caminar, aun seguí mirando y ella antes de entrar me hizo un gesto como mandándome un beso volado, una hermosa historia de amor, donde por fin era el personaje principal, un sueño cursi pero hecho realidad.
Sin darme cuenta, ya regresando al hospedaje, un señor me seguía, tomo mi hombro como si quisiera pegarme, me aleje de reflejo, me pregunto sobre quien era y que hacía, no respondí nada y me aleje caminando, y me alcanzo pero ya no con agresión, me explico que era el padre de la persona que me he enamorado, que ella es su hija más apreciada y todo lo que un padre diría, lo mire y solo atine a decir “señor, no soy cualquier chico, a su hija la amo como a nadie, déjeme amarla y le demostrare lo feliz que puede ser conmigo” este señor me miro y me tomo del hombro como dando su aprobación, cayo de rodillas, no sabía que estaba enfermo, lo obligue a tomar un taxi en dirección a su domicilio, y sin despedirme lo vi alejarse en el horizonte.
Llegue al hospedaje, y de ver el cel. me quede dormido, al día siguiente la puerta sonaba, aun pensaba que estaba en mi casa y solo Salí en bóxer a abrir la puerta, en medio sueño, y la vi preciosa, con un aroma que me despertó de un instante, su cabello tan bello, su sonrisa dibujada en su rostro, no entendí porque se reía al principio, me dio un besito y paso a mi cuarto, y me señalo mi bóxer y yo recién me di cuenta como Salí, sonrojado corrí al baño sin un pantalón que ponerme, me duche y Salí en toalla… Bueno lo demás creo q no puedo contarlo.
Salimos a comer algo, bueno ya era medio día, fuimos a comer comidas locas, que no conocía, pero me gustó mucho, no sé si era el sabor, o era por quien me acompañaba y que me daba de comer… Feliz.
Así pasaron los días, momentos alegres, sonrientes… pero un día en la mañana, desperté temprano, sorprendido tome el celular nose aun porque, me dolía el pecho… la llame y le pregunte si estaba bien, ella me respondió de una bonita manera que me enamoro mucho, toda la desesperación se fue, tanto que ella me llevo a caminar y no pensé en nada de eso, llegamos donde estaba el árbol, donde me declare, ya era de noche y sabía que pronto ella se tenía que ir, pero bajo las estrellas quería hacer una promesa y … “en la eternidad, en las noches más oscuras, en los días más brillantes, siempre estarás en mi corazón, nunca me olvides, porque yo nunca lo haré” ella sonrió y tomo de mis manos, repitiendo la frase los dos, mirándonos a los ojos.
Feliz, muy feliz y enamorado. Tomados de la mano empezamos a caminar y ella se volteo para darme un beso, estábamos de frente y yo mirando sus ojitos lindos, ella los míos, no sé cómo fui a voltear la mirada y vi que un auto se acercaba a velocidad en dirección nuestra, mis piernas quisieron saltar, pero mis brazos fueron más rápidos, empujándola en dirección al árbol, salte pero me cogió el carro, pero aun sangrando, sentía unas costillas rotas pero mis brazos y mis pies normal, el auto estaba chocado a la pared de una casa, la cual se derrumbó, no me percate del chofer, per fui en dirección de ella, la mire sangrando de la cabeza, la cargue en mis brazos y aunque era de mi porte, no me queje del peso, era como si no me pesara, camine y camine, había notado en la cercanía un hospital, llegue por el área de emergencia, nadie noto nuestra presencia o simplemente nadie nos ayudó, las enfermeras me preguntaron qué paso y porque ella estaba sangrando… pero después que la pusieron en una camilla, recuerdo que caí perdiendo el conocimiento…
Desperté al día siguiente, y estaba en la camilla, vendado, me levante y me dolía terriblemente mi espalda, mi pecho, mis brazos, mis piernas, pero aun así pude sentarme, quería caminar y buscarla. Una enfermera se me acerco y pregunto mis datos y todo lo demás, salió y en eso cuando le iba a preguntar por ella, se asomó en la puerta con una venda en la cabeza, me miro extrañada, me pregunto qué ¿Quién era? Y de ¿porque estaba conmigo? Cosas que eran como dagas en mi pecho, me quede frio congelado, no podía creerlo, pensé que era una broma, me acerque y le robe un beso, pero ella me empujo, me dolió mas su acto que mi cuerpo, deje caer un par de lágrimas… mire a la cama a mis manos y solo dije… “nunca te olvidare, cumpliré mi promesa y hare que cumplas tú también”. Por más de un mes intente muchas cosas, pero no me recordaba… sus amigas me decían que me rindiera, ella no me recordaba… en mi último intento fui a su casa y la encontré hablando con un chico, sentí celos, quería golpearlo y decirle que ella era mi… mi… pero no pude, estaba con el cuerpo herido, no podía. Me vieron y el chico vino a mí, me quede parado y me golpeo el rostro, caí al suelo y levante la mirada como ella se metía a su domicilio mirándome… su mirada era fría, dura a mi persona, pero me gustan sus lindos ojos… me levante y empezó a caminar en dirección contraria, y él me empezó a hablar, diciendo que me aleje de su hermana si no quería sufrir más daños… segundos después recibí la llamada del doctor que decía que me fuera a mi país, que no podían darme más atención, el seguro no cubría mas… aquel joven escucho algo y se me acerco pidiéndome que me regresara por mi propio bien, ya cansado decidí regresar, compre un vuelo para la media noche, fui donde mi hospedaje, aliste mis cosas aun con lágrimas en los ojos, podía sonreír, ame de una manera que nunca pensé, me iría feliz porque deje todo de mi parte… y me eche a esperar al anochecer, aproximadamente las 9 Salí, pague la deuda por los días que estaba, y empezó a caminar al aeropuerto… pero quería volver a verla una vez más, sabía que no podía, así que solo fui al árbol donde me declare. En el recordé muchas cosas y llore, la luna estaba en su mayor esplendor, me retiraba con una sonrisa hipócrita, quería mentir a mi corazón, y ella apareció, la vi solo camine en su dirección como para besarla, pero ella me empujo, sabía que no me recordaba, saque un collar de mi bolsillo y le tome la mano y se lo entregue, me miro con sus lindos ojos, confusa, pero me miraba, solo la abrase y le susurre al oído “no me olvides, que yo no lo hare… ADIOS” me aleje y ella se quedó, tome un taxi en dirección al aeropuerto, ya sentado en el avión, no podía creer que me estaba rindiendo, lagrimas cayeron de mis ojos, en ese instante la azafata entro recordándonos que apaguemos los celulares o lo pongamos en modo avión, mire el cel. Y cuando pensaba apagarlo me llego un mensaje, donde decía “No te olvidare, perdóname, TE AMO” y adjuntado una foto de ella sonriendo y usando el collar que le deje… me sentí feliz…
-Papa y aun amas a esa mujer
-Si mi hijo, La amo demasiado…
-papa y ¿ella quien es…?
-Es tu mama…
Estaba muy nervioso, baje del avión con nervios, revisaba mi cabello si estaba bien peinado, o si no tenía algo en especial, baje paso a paso y la vi, sus ojos cafés, que traspasaba su brillo por sus anteojos, su sonrisa perfecta, pequeña pero hermosa, su mirada que se dirigía a mí, sus mejillas hinchándose por la sonrisa y su movimiento de su mano, en verdad era la primera vez que la miraba en persona, y quede más que enamorado… Unos segundos y vi como ella caía de rodillas con lágrimas en los ojos, corrí a abrazarla y sin darme cuenta, también tenía lágrimas en los ojos, saque un pañuelo para limpiarle las lágrimas, pero solo nos abrazamos por un largo tiempo, logre limpiarle las lágrimas, no sabía que decir, estaba nervioso, emocionado, sorprendido… enamorado.
Nos saludamos, acentos diferentes pero entendibles, un beso en la mejilla, cosa que nunca hacía, pero no estaba conforme, me acerque y le robe un beso, ella se sonrojo y sonrió y yo solo murmure un “Te Amo” y ella también lo menciono, tomados de la mano, empezamos a caminar en dirección a buscar mi maleta, después de encontrarla, salimos del aeropuerto, caminábamos agarrados de la mano, no importaba que nos miraban, éramos felices, sin decir una palabra, cuando uno quería hablar, la mirada del otro cruzando por nuestros ojos nos ponía más nerviosos, era como si quisiéramos pasar ese tiempo juntos, abrazados y solo tomados de la mano, nuestros ojos hablaban intercambiaban conversaciones como su hubiéramos pasado horas y horas conversando, seguíamos caminando y me acerque un poco más, la abrase por la cintura, y ella igual, me sentía feliz, pude sentir su calor, su aroma tan sencillo pero lindo, perfecto. Ella apoyo su cabeza sobre mi hombro, me sentía feliz y ella se notaba su sonrisa, su forma de abrazarme como si nunca nos separaríamos.
Me anime a decir un par de palabras, pero aun no podía, estaba nervioso, pasábamos caminando bajo un árbol donde ya el sol se ocultaba en el horizonte, un cielo naranja se mostraba y sentí un gran dolor en mi pecho, para disimularlo me arrodille como si saludara a una princesa, tome un pequeño regalo que tenía para ella y la mira toda sorprendida de lo que pasaba, solo dije “quiero estar contigo, ¿quieres ser mi novia? ¿Quieres casarte conmigo?” y sin dudarlo ella, tomo el anillo y de nuevo con lágrimas en los ojos, la escuche decir “si, si quiero estar siempre contigo” y con eso me sentí feliz, pude recién hablar como siempre lo hacíamos, la abrase y la bese, pasamos un largo tiempo hablando y yo haciendo cosas locas para que ella pueda sonreír, sonrisas, risas, gestos, cabellos chascosos… juntos… Ya se hacía tarde y llegamos al lugar donde me iba a hospedar, pero no iba a dejarla caminar de noche, sola. Así que me cambie y una pequeña ducha, salimos de nuevo a su domicilio, tomados de la mano aun con nervios, tenía miedo que ella deje mi mano, pues está dañada con el trabajo, algún y otro corte en los dedos, tenía una mano rasposa, pero el de ella, era tan suave, delicada, sus dedos se entrelazaban con los míos, como bailando, el calor que radiaba, se sentía bien, lo delicado q lo movía, se me hacía difícil seguir el ritmo pero lo intentaba, conversábamos de cosas sin sentido, de cómo cocinar un postre, y no podía decirlo, pero me gustaban muchos sus ojos, su sonrisa, me hacía feliz verla, en cuanto a mí, la miraba y me quedaba rojo como si recién nos hubiéramos conocido, sus mejillas cuando sonreía se notaba un huequito, que la hacía aún más linda, sus labios rosados, que no quería separarme de ellos, su nariz y su cabello, todo combinaba con la noche, sin darme cuenta, ya estábamos a una cuadra de su casa, no me acerque más por el temor a sus padres salieran y nos vieran de esa manera, ella me pidió que la dejara ir sola a su casa, me robo un beso y quede segundos volado, por reflejo tome su mano y la jale haciendo q ella se apoye en mi pecho, la vi de nuevo a los ojos y la bese… un torbellino de sentimientos rodeando mi corazón, este latiendo rápidamente, sentía que la amaba, ella rojita me susurraba que me amaba, me doy por ultimo un piquito alejándose, “hasta mañana” escuche decir, mientras caminaba en dirección a su casa, era hermoso verla caminar, aun seguí mirando y ella antes de entrar me hizo un gesto como mandándome un beso volado, una hermosa historia de amor, donde por fin era el personaje principal, un sueño cursi pero hecho realidad.
Sin darme cuenta, ya regresando al hospedaje, un señor me seguía, tomo mi hombro como si quisiera pegarme, me aleje de reflejo, me pregunto sobre quien era y que hacía, no respondí nada y me aleje caminando, y me alcanzo pero ya no con agresión, me explico que era el padre de la persona que me he enamorado, que ella es su hija más apreciada y todo lo que un padre diría, lo mire y solo atine a decir “señor, no soy cualquier chico, a su hija la amo como a nadie, déjeme amarla y le demostrare lo feliz que puede ser conmigo” este señor me miro y me tomo del hombro como dando su aprobación, cayo de rodillas, no sabía que estaba enfermo, lo obligue a tomar un taxi en dirección a su domicilio, y sin despedirme lo vi alejarse en el horizonte.
Llegue al hospedaje, y de ver el cel. me quede dormido, al día siguiente la puerta sonaba, aun pensaba que estaba en mi casa y solo Salí en bóxer a abrir la puerta, en medio sueño, y la vi preciosa, con un aroma que me despertó de un instante, su cabello tan bello, su sonrisa dibujada en su rostro, no entendí porque se reía al principio, me dio un besito y paso a mi cuarto, y me señalo mi bóxer y yo recién me di cuenta como Salí, sonrojado corrí al baño sin un pantalón que ponerme, me duche y Salí en toalla… Bueno lo demás creo q no puedo contarlo.
Salimos a comer algo, bueno ya era medio día, fuimos a comer comidas locas, que no conocía, pero me gustó mucho, no sé si era el sabor, o era por quien me acompañaba y que me daba de comer… Feliz.
Así pasaron los días, momentos alegres, sonrientes… pero un día en la mañana, desperté temprano, sorprendido tome el celular nose aun porque, me dolía el pecho… la llame y le pregunte si estaba bien, ella me respondió de una bonita manera que me enamoro mucho, toda la desesperación se fue, tanto que ella me llevo a caminar y no pensé en nada de eso, llegamos donde estaba el árbol, donde me declare, ya era de noche y sabía que pronto ella se tenía que ir, pero bajo las estrellas quería hacer una promesa y … “en la eternidad, en las noches más oscuras, en los días más brillantes, siempre estarás en mi corazón, nunca me olvides, porque yo nunca lo haré” ella sonrió y tomo de mis manos, repitiendo la frase los dos, mirándonos a los ojos.
Feliz, muy feliz y enamorado. Tomados de la mano empezamos a caminar y ella se volteo para darme un beso, estábamos de frente y yo mirando sus ojitos lindos, ella los míos, no sé cómo fui a voltear la mirada y vi que un auto se acercaba a velocidad en dirección nuestra, mis piernas quisieron saltar, pero mis brazos fueron más rápidos, empujándola en dirección al árbol, salte pero me cogió el carro, pero aun sangrando, sentía unas costillas rotas pero mis brazos y mis pies normal, el auto estaba chocado a la pared de una casa, la cual se derrumbó, no me percate del chofer, per fui en dirección de ella, la mire sangrando de la cabeza, la cargue en mis brazos y aunque era de mi porte, no me queje del peso, era como si no me pesara, camine y camine, había notado en la cercanía un hospital, llegue por el área de emergencia, nadie noto nuestra presencia o simplemente nadie nos ayudó, las enfermeras me preguntaron qué paso y porque ella estaba sangrando… pero después que la pusieron en una camilla, recuerdo que caí perdiendo el conocimiento…
Desperté al día siguiente, y estaba en la camilla, vendado, me levante y me dolía terriblemente mi espalda, mi pecho, mis brazos, mis piernas, pero aun así pude sentarme, quería caminar y buscarla. Una enfermera se me acerco y pregunto mis datos y todo lo demás, salió y en eso cuando le iba a preguntar por ella, se asomó en la puerta con una venda en la cabeza, me miro extrañada, me pregunto qué ¿Quién era? Y de ¿porque estaba conmigo? Cosas que eran como dagas en mi pecho, me quede frio congelado, no podía creerlo, pensé que era una broma, me acerque y le robe un beso, pero ella me empujo, me dolió mas su acto que mi cuerpo, deje caer un par de lágrimas… mire a la cama a mis manos y solo dije… “nunca te olvidare, cumpliré mi promesa y hare que cumplas tú también”. Por más de un mes intente muchas cosas, pero no me recordaba… sus amigas me decían que me rindiera, ella no me recordaba… en mi último intento fui a su casa y la encontré hablando con un chico, sentí celos, quería golpearlo y decirle que ella era mi… mi… pero no pude, estaba con el cuerpo herido, no podía. Me vieron y el chico vino a mí, me quede parado y me golpeo el rostro, caí al suelo y levante la mirada como ella se metía a su domicilio mirándome… su mirada era fría, dura a mi persona, pero me gustan sus lindos ojos… me levante y empezó a caminar en dirección contraria, y él me empezó a hablar, diciendo que me aleje de su hermana si no quería sufrir más daños… segundos después recibí la llamada del doctor que decía que me fuera a mi país, que no podían darme más atención, el seguro no cubría mas… aquel joven escucho algo y se me acerco pidiéndome que me regresara por mi propio bien, ya cansado decidí regresar, compre un vuelo para la media noche, fui donde mi hospedaje, aliste mis cosas aun con lágrimas en los ojos, podía sonreír, ame de una manera que nunca pensé, me iría feliz porque deje todo de mi parte… y me eche a esperar al anochecer, aproximadamente las 9 Salí, pague la deuda por los días que estaba, y empezó a caminar al aeropuerto… pero quería volver a verla una vez más, sabía que no podía, así que solo fui al árbol donde me declare. En el recordé muchas cosas y llore, la luna estaba en su mayor esplendor, me retiraba con una sonrisa hipócrita, quería mentir a mi corazón, y ella apareció, la vi solo camine en su dirección como para besarla, pero ella me empujo, sabía que no me recordaba, saque un collar de mi bolsillo y le tome la mano y se lo entregue, me miro con sus lindos ojos, confusa, pero me miraba, solo la abrase y le susurre al oído “no me olvides, que yo no lo hare… ADIOS” me aleje y ella se quedó, tome un taxi en dirección al aeropuerto, ya sentado en el avión, no podía creer que me estaba rindiendo, lagrimas cayeron de mis ojos, en ese instante la azafata entro recordándonos que apaguemos los celulares o lo pongamos en modo avión, mire el cel. Y cuando pensaba apagarlo me llego un mensaje, donde decía “No te olvidare, perdóname, TE AMO” y adjuntado una foto de ella sonriendo y usando el collar que le deje… me sentí feliz…
-Papa y aun amas a esa mujer
-Si mi hijo, La amo demasiado…
-papa y ¿ella quien es…?
-Es tu mama…
Dekay
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Esta no es una historia de amor ni menos de esperanza, es la biografia mia, que alguna vez me trasformo, lo que fueron los recuerdos que alguna vez tuve y a través de palabras expreso y revivo.
Fue hace ya años que no tienen memorias ni rencor, menos huellas de el tiempo. Lo que si tenían o lo que más le faltaba, era la vida, el recuerdo que vuelve a vivir el enamorado. Pero ya vasta de rodeos sin sentido ni rumbo que vuelven aburrida y le quitan el sentido a esta historia. Estando yo como todas las tardes caminando en un parque con el olor a la primavera, molesta, que incomoda a los que no tienen como ni con quien compartir el resto de su vida, sino con la esperanza y la soledad, la que los vuelve mas débiles y descuidados, en algunos, y mas fríos y deshonestos en otros. Yo era mí desdichado, ni uno ni el otro, yo solo vivía el día y dormía en la noche, pasando frías tardes de invierno, tristes de otoño, solas de primavera y aburridas de verano.
Caminando estaba, en el mismo recorrido de siempre, jugando y lamentando a los perros sin hogar que se refugian en el parque, cuando una hermosa villana, ladrona de mi corazón, usurpadora de mis pensamientos, me acompaño desde la lejanía, caminando sin mi, a mi lado, con miradas nos hablábamos y con gestos nos besábamos, todo esto en la compañía de la cruda soledad.
De esta forma pasaron los días con esta villana, con horario determinado, nos hablábamos sin decir una palabra, solo con su calida mirada me bastaba para ser feliz comunicarnos. Desgraciado y pobre corazón que tengo que no permitió siquiera acercarme a hablarle, mi cobardía hacia orden de mis actos, el miedo al rechazo no permitía el error y menos el olvido. Parecía suficiente para mi con las miradas y los gestos que teníamos, hasta que llego un día que mi corazón, frágil y vulnerable, fue raptado por esta mujer, que con solo escuchar su calida y humilde voz dirigiéndose a mi vasto para callar el silencio, hipnotizar a los pájaros que la escucharon con envidia y calmar al viento para detenerse a adorarla.
-Hola- me dijo esta mujer, sus rojos labios en su pálida piel, blanca como las nubes, su naranjo cabello que reflejaba capturadas las luces del atardecer en su pequeña y perfecta figura, su pecosa cara y sus verdes y claros ojos, todas estas maravillas fijadas en mí, un desdichado que había caído enamorado.
Yo tembloroso de mente pero sereno de cuerpo le correspondí a su simple saludo que me estremeció el alma, con la simpleza que ella misma usó –Hola- le respondí. -¿Cuál es tu nombre?- . mi corazón palpitaba cada vez mas rápido, ya sea que no me pertenecía, me sentía cada vez mas nervioso e inseguro de lo que podría pensar de mi, pero eso ya no importaba, ya nos conocíamos sin siquiera hablarnos.
.-Me llamo Marie.- Su voz era como el fluir del agua en un rió sin rocas, serena y hermosa, transparente, y toda para mi. .-Un gusto, ¿Cual es el tuyo?-. Su perfección no soy capas de describirla como la veía en esos momentos, no porque no me de la memoria, sino porque no existen palabras para describir la simpleza y la humildad, su simple perfección que tenia… Ahora que lo pienso su nombre debió de ser “Perfecta” ya que la describe de mejor manera que lo hago yo en estos escritos. Yo muy calmo, tratando de no perder la compostura le respondí.- El mió es Felix, y el gusto es mió-. Ella me sonrió y me entrego su mano para que la estremece, tuve que usar fuerzas para no besarla en ese mismo instante, esas manos pulidas por la misma agua de mar y perfeccionada por el mas especializado maestro. Le correspondí con una sonrisa y con ello se fue mi tarde de primavera.
Caminamos y caminamos por el parque, hasta que de un momento a otro el sol decidió esconderse de la luna y el día se tiño de *****. Nos despedimos de un abrazo, ella con un aroma a que no puedo explicar, solo con decir que se sentía tan agradable como el aroma a rosas y miel juntos, más bien, ese era el aroma que yo sentía. Fue la tarde más corta de mi vida y la más larga y maldita noche de mis noches, la ansiedad de volver a escucharla y a sentirla, de lograr siquiera verla, era suficiente. Mas el destino es cruel y no conoce de alegrías y al yo ir al parque a la misma hora de siempre, la misma rutina del año, no la encontraba mi mirada y la sentían mis oídos. Pasaron asi los días, uno más largo que otro y otro más penoso que el anterior.
Cansado de no poder verla en primavera, la busque por toda la ciudad, preguntando a la gente que la conocia, hasta que conoci la mala noticia que se habia encontrado muerte en una mañana de primavera en medio de la calle, atropellada y con una carta en sus manos destinada a su amado, que nunca supo quien era, pero lo conocia por que siempre frecuentaba el mismo parque a la misma hora, destinada a su querido Felix.
Fue hace ya años que no tienen memorias ni rencor, menos huellas de el tiempo. Lo que si tenían o lo que más le faltaba, era la vida, el recuerdo que vuelve a vivir el enamorado. Pero ya vasta de rodeos sin sentido ni rumbo que vuelven aburrida y le quitan el sentido a esta historia. Estando yo como todas las tardes caminando en un parque con el olor a la primavera, molesta, que incomoda a los que no tienen como ni con quien compartir el resto de su vida, sino con la esperanza y la soledad, la que los vuelve mas débiles y descuidados, en algunos, y mas fríos y deshonestos en otros. Yo era mí desdichado, ni uno ni el otro, yo solo vivía el día y dormía en la noche, pasando frías tardes de invierno, tristes de otoño, solas de primavera y aburridas de verano.
Caminando estaba, en el mismo recorrido de siempre, jugando y lamentando a los perros sin hogar que se refugian en el parque, cuando una hermosa villana, ladrona de mi corazón, usurpadora de mis pensamientos, me acompaño desde la lejanía, caminando sin mi, a mi lado, con miradas nos hablábamos y con gestos nos besábamos, todo esto en la compañía de la cruda soledad.
De esta forma pasaron los días con esta villana, con horario determinado, nos hablábamos sin decir una palabra, solo con su calida mirada me bastaba para ser feliz comunicarnos. Desgraciado y pobre corazón que tengo que no permitió siquiera acercarme a hablarle, mi cobardía hacia orden de mis actos, el miedo al rechazo no permitía el error y menos el olvido. Parecía suficiente para mi con las miradas y los gestos que teníamos, hasta que llego un día que mi corazón, frágil y vulnerable, fue raptado por esta mujer, que con solo escuchar su calida y humilde voz dirigiéndose a mi vasto para callar el silencio, hipnotizar a los pájaros que la escucharon con envidia y calmar al viento para detenerse a adorarla.
-Hola- me dijo esta mujer, sus rojos labios en su pálida piel, blanca como las nubes, su naranjo cabello que reflejaba capturadas las luces del atardecer en su pequeña y perfecta figura, su pecosa cara y sus verdes y claros ojos, todas estas maravillas fijadas en mí, un desdichado que había caído enamorado.
Yo tembloroso de mente pero sereno de cuerpo le correspondí a su simple saludo que me estremeció el alma, con la simpleza que ella misma usó –Hola- le respondí. -¿Cuál es tu nombre?- . mi corazón palpitaba cada vez mas rápido, ya sea que no me pertenecía, me sentía cada vez mas nervioso e inseguro de lo que podría pensar de mi, pero eso ya no importaba, ya nos conocíamos sin siquiera hablarnos.
.-Me llamo Marie.- Su voz era como el fluir del agua en un rió sin rocas, serena y hermosa, transparente, y toda para mi. .-Un gusto, ¿Cual es el tuyo?-. Su perfección no soy capas de describirla como la veía en esos momentos, no porque no me de la memoria, sino porque no existen palabras para describir la simpleza y la humildad, su simple perfección que tenia… Ahora que lo pienso su nombre debió de ser “Perfecta” ya que la describe de mejor manera que lo hago yo en estos escritos. Yo muy calmo, tratando de no perder la compostura le respondí.- El mió es Felix, y el gusto es mió-. Ella me sonrió y me entrego su mano para que la estremece, tuve que usar fuerzas para no besarla en ese mismo instante, esas manos pulidas por la misma agua de mar y perfeccionada por el mas especializado maestro. Le correspondí con una sonrisa y con ello se fue mi tarde de primavera.
Caminamos y caminamos por el parque, hasta que de un momento a otro el sol decidió esconderse de la luna y el día se tiño de *****. Nos despedimos de un abrazo, ella con un aroma a que no puedo explicar, solo con decir que se sentía tan agradable como el aroma a rosas y miel juntos, más bien, ese era el aroma que yo sentía. Fue la tarde más corta de mi vida y la más larga y maldita noche de mis noches, la ansiedad de volver a escucharla y a sentirla, de lograr siquiera verla, era suficiente. Mas el destino es cruel y no conoce de alegrías y al yo ir al parque a la misma hora de siempre, la misma rutina del año, no la encontraba mi mirada y la sentían mis oídos. Pasaron asi los días, uno más largo que otro y otro más penoso que el anterior.
Cansado de no poder verla en primavera, la busque por toda la ciudad, preguntando a la gente que la conocia, hasta que conoci la mala noticia que se habia encontrado muerte en una mañana de primavera en medio de la calle, atropellada y con una carta en sus manos destinada a su amado, que nunca supo quien era, pero lo conocia por que siempre frecuentaba el mismo parque a la misma hora, destinada a su querido Felix.
Ivancho175
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Lloraba. La noche se hizo oscura y ella caminaba hacia ningún lugar, con el cabello pegado a la cara por la lluvia, gritando de dolor, de rabia y de impotencia, y se dirigía hacia ningún lugar... simplemente quería escapar de este mundo.
Fue dos años atrás. Ella vivía su vida casi tropezando a momentos. No se concentraba en su trabajo ni en su estudio. La partida de ese chico, ese mal hombre, la dejó destrozada. Casi no comía y dormir nunca. Sin embargo su orgullo y su cándida juventud, le decían al oído que saldría adelante, que no desfalleciera, que no moriría. Así avanzaba a ciegas por su cotidianidad, sin gusto por nada, pero demostrando una alegría y entusiasmo falso y soterrado... al parecer pensaba que ver en los rostros ajenos lástima o pesar sería la puntada final, la voz de activación a esa necesidad infernal de acabar con su vida y dejar ese increíble dolor atrás.
Fue también en esos días, sin colores ni sonidos humanos, en que caminando por un sendero en el parque, recordando momentos que lo único que lograban era clavar más el puñal en su ya derrotado corazón que conoció a su chico. En realidad era simple hasta lo absurdo. Una chaqueta y unos pantalones vaqueros que contenían aun joven delgado, rematado en punta por una boina color marrón y unos anteojos de sol. A su infinita indiferencia la despertó el notar que él la estaba mirando... detalle inocuo, de no ser porque casi en carne logró sentir una intensidad casi inhumana, como si sus ojos estuvieran perforando su ser. La incomodidad que sintió fue aterradora. Más aún, cuando, del árbol donde se había recostado, se levantó, con cierta dificultad y comenzó a caminar hacia ella. Escapar fue lo primero que pensó... escapar cuanto antes de ese sujeto, pero su tristeza y soledad la amarraron al suelo. A pocos metros de ella, el sujeto se liberó de sus anteojos y pudo percibir un brillo sobrenatural en unos ojos azules electrizantes, que parecían saber más de lo que el universo contiene. Se rindió por fin, la sonrisa de aquel chico no parecía provenir de un psicópata.
-Es una tarde hermosa señorita, y me preguntaba qué podría pasar en este mundo para que una hermosa dama como usted, a quién tal vez los pretendientes le sobran, camine sola por este parque...
Su sonrisa no acababa y ella lejos de relajar su celo, casi que lo reactivó ante la confianza de este tipo. Sostenía un libro en su mano, uno bastante grueso y su mochila se quedó atrás, como testigo ajeno de lo que sucedía unos cuantos metros más allá. La alusión a su soledad fue un trago bastante amargo. En ese parque... en ese mismo parque, donde una tarde ella confesó amar más de lo que creía posible. Ese parque donde la luna fue sonriente artífice de un amor, infinito y efímero a la vez. De esos que sabes tener pero al mismo tiempo la inseguridad de perder te roba hasta el alma en cada suspiro y en cada susurro. Ese parque y esos árboles que vieron la primera noche en que su cuerpo sintió en carne el cambio; el cambio único, en que el dolor se mezcla con las ganas de nunca jamás dejar de ser uno y dos a un tiempo… donde el sudor se mezcla con las lágrimas y todo grita que nació única y exclusivamente para ese instante en que sus ojos se nublan y todo acaba en melancolía y felicidad al comprender que vendrán más ocasiones, muchas más. Una lágrima escapó por la comisura de su ojo derecho, diáfana y traicionera, amiga y delatora. Y a ésta la siguieron muchas más…
Aunque su rechazo inicial al sujeto invasor de sus emociones seguía casi intacto, la embriagó una curiosidad insana al ver que ante sus lágrimas el sujeto seguía sonriendo, como burlándose de su dolor… pero su sonrisa no parecía satírica. Era bastante sincera, sus ojos lo decían. Entonces, por qué seguía allí. Que pasaba con ese chico de parque que parecía disfrutar con el sufrimiento y la impotencia que sentía.
Sin mediar palabra, el chico giró sobre sus talones y regresó a su tocón de árbol a sentarse junto a su mochila. Pero mientras su cabeza se volvía una espiral pensándose rechazada y minimizada por un llanto incontenible, el sujeto de la boina le volvió a sonreír, dando dos ligeros manotazos al trozo de césped a su lado, invitándola a departir alguna clase de bebida que sirvió de un termo en un par de tazas plásticas. Sintiendo más confusión y curiosidad que temor, al final terminó aceptando. Se pasó su manga derecha por los ojos y se sentó al lado del chico, recibiendo de sus manos una medida de humeante café *****, amargo y dulce a la vez… colombiano… delicioso.
-Mentiría si le digo, señorita, que no me ha hechizado su belleza, pero una amistad en un parque es tal vez el mejor regalo que un humano puede esperar… Mi nombre es Paulo, soy originario de Milán, Italia, sin embargo la vida me ha llevado por numerosos viajes alrededor del mundo. Acabo de regresar de Gracia, donde todo lo nuevo y lo viejo parecen una sola cosa…
- Paulo?? Es un nombre muy bello, extraño en estas latitudes. Me llamo Aura.
Su sonrisa parecía no querer terminarse nunca y de a poco fue volviéndose contagiosa. Ella se perdió en sus relatos de viajero. De su paso por la región escandinava, de sus peripecias en la India meridional, de sus noches perdido en las calles de Shangai, de su casi amoroso relato de su mágico paso por Tokio, de sus historias en Paris, Roma, Londres, Estocolmo, Jerusalén, México, Washington, Buenos aires… cada lugar con su historia y el romance que tiene un aventurero con la aventura.
Era pintor, músico, escultor, escritor, jornalista, lector apasionado, deportista consumado, pobre de solemnidad e inteligente como nadie. Era un prototipo de hombre medio, apuesto dentro de los parámetros normales y con más ganas de sonreír que de respirar.
-No quisiera entrometerme en tu vida Aura, pero si de algo soy experto es en esas penas que a leguas se ve que llevas adentro… un camino que parece eterno y que lo caminas descalza… pero no te imaginas el poder de una sonrisa. Deberías intentarlo…
Sonrió hasta que las comisuras de sus labios lastimaron su rostro, solo por dar gusto al insólito comentario. Sin embargo notó algo. Al oír eso, noto que no había pensado en su dolor por las últimas tres horas que llevaba sentada en aquel césped. Se sintió extrañamente relajada, solo el instante en que percibió esto, pues su pena, como animal de jauría, regresó con todo su poder a aplastarla de nuevo… su sonrisa se esfumo de golpe.
-Créeme que lo último que quiero es hacerte sentir así, pero todo lo que llevas dentro es como un alimento perecedero. Si lo almacenas demasiado tiempo se pudrirá y hará estragos en ti. Simplemente déjalo salir… ya llegará el momento en que tus lágrimas se sequen…
La sonrisa del chico se transformó. Pasó de ser una sonrisa de euforia una cargada de paciencia y sabiduría. Ella terminó por romperse. Lloró escandalosamente pero sin hilvanar palabra alguna. Lloró a los cielos por la pérdida de lo que más le importaba. Lloró porque su maldita humanidad no era capaz de devolverle lo que le pertenecía por derecho, o cuando mucho, de arrancarle esos pútridos sentimientos del corazón… el corazón… por que decimos que se rompió el corazón… es un músculo humano con funciones específicas en el cuerpo, las cuales desempeña desde antes del primer instante y hasta el último dictaminando así el final de otra estrella. Sin embargo, y por absurdo que parezca, es ese músculo, alejado de los recuerdos, el que duele en esos instantes de desesperación absoluta. Su corazón, aún joven y vigoroso, ya quería detenerse, quería dejar de sufrir algo en lo que no participó, en lo que no tuvo injerencia y aun así debía pagar los platos rotos del desastre ocasionado por el cada vez más odioso cerebro.
Fue dos años atrás. Ella vivía su vida casi tropezando a momentos. No se concentraba en su trabajo ni en su estudio. La partida de ese chico, ese mal hombre, la dejó destrozada. Casi no comía y dormir nunca. Sin embargo su orgullo y su cándida juventud, le decían al oído que saldría adelante, que no desfalleciera, que no moriría. Así avanzaba a ciegas por su cotidianidad, sin gusto por nada, pero demostrando una alegría y entusiasmo falso y soterrado... al parecer pensaba que ver en los rostros ajenos lástima o pesar sería la puntada final, la voz de activación a esa necesidad infernal de acabar con su vida y dejar ese increíble dolor atrás.
Fue también en esos días, sin colores ni sonidos humanos, en que caminando por un sendero en el parque, recordando momentos que lo único que lograban era clavar más el puñal en su ya derrotado corazón que conoció a su chico. En realidad era simple hasta lo absurdo. Una chaqueta y unos pantalones vaqueros que contenían aun joven delgado, rematado en punta por una boina color marrón y unos anteojos de sol. A su infinita indiferencia la despertó el notar que él la estaba mirando... detalle inocuo, de no ser porque casi en carne logró sentir una intensidad casi inhumana, como si sus ojos estuvieran perforando su ser. La incomodidad que sintió fue aterradora. Más aún, cuando, del árbol donde se había recostado, se levantó, con cierta dificultad y comenzó a caminar hacia ella. Escapar fue lo primero que pensó... escapar cuanto antes de ese sujeto, pero su tristeza y soledad la amarraron al suelo. A pocos metros de ella, el sujeto se liberó de sus anteojos y pudo percibir un brillo sobrenatural en unos ojos azules electrizantes, que parecían saber más de lo que el universo contiene. Se rindió por fin, la sonrisa de aquel chico no parecía provenir de un psicópata.
-Es una tarde hermosa señorita, y me preguntaba qué podría pasar en este mundo para que una hermosa dama como usted, a quién tal vez los pretendientes le sobran, camine sola por este parque...
Su sonrisa no acababa y ella lejos de relajar su celo, casi que lo reactivó ante la confianza de este tipo. Sostenía un libro en su mano, uno bastante grueso y su mochila se quedó atrás, como testigo ajeno de lo que sucedía unos cuantos metros más allá. La alusión a su soledad fue un trago bastante amargo. En ese parque... en ese mismo parque, donde una tarde ella confesó amar más de lo que creía posible. Ese parque donde la luna fue sonriente artífice de un amor, infinito y efímero a la vez. De esos que sabes tener pero al mismo tiempo la inseguridad de perder te roba hasta el alma en cada suspiro y en cada susurro. Ese parque y esos árboles que vieron la primera noche en que su cuerpo sintió en carne el cambio; el cambio único, en que el dolor se mezcla con las ganas de nunca jamás dejar de ser uno y dos a un tiempo… donde el sudor se mezcla con las lágrimas y todo grita que nació única y exclusivamente para ese instante en que sus ojos se nublan y todo acaba en melancolía y felicidad al comprender que vendrán más ocasiones, muchas más. Una lágrima escapó por la comisura de su ojo derecho, diáfana y traicionera, amiga y delatora. Y a ésta la siguieron muchas más…
Aunque su rechazo inicial al sujeto invasor de sus emociones seguía casi intacto, la embriagó una curiosidad insana al ver que ante sus lágrimas el sujeto seguía sonriendo, como burlándose de su dolor… pero su sonrisa no parecía satírica. Era bastante sincera, sus ojos lo decían. Entonces, por qué seguía allí. Que pasaba con ese chico de parque que parecía disfrutar con el sufrimiento y la impotencia que sentía.
Sin mediar palabra, el chico giró sobre sus talones y regresó a su tocón de árbol a sentarse junto a su mochila. Pero mientras su cabeza se volvía una espiral pensándose rechazada y minimizada por un llanto incontenible, el sujeto de la boina le volvió a sonreír, dando dos ligeros manotazos al trozo de césped a su lado, invitándola a departir alguna clase de bebida que sirvió de un termo en un par de tazas plásticas. Sintiendo más confusión y curiosidad que temor, al final terminó aceptando. Se pasó su manga derecha por los ojos y se sentó al lado del chico, recibiendo de sus manos una medida de humeante café *****, amargo y dulce a la vez… colombiano… delicioso.
-Mentiría si le digo, señorita, que no me ha hechizado su belleza, pero una amistad en un parque es tal vez el mejor regalo que un humano puede esperar… Mi nombre es Paulo, soy originario de Milán, Italia, sin embargo la vida me ha llevado por numerosos viajes alrededor del mundo. Acabo de regresar de Gracia, donde todo lo nuevo y lo viejo parecen una sola cosa…
- Paulo?? Es un nombre muy bello, extraño en estas latitudes. Me llamo Aura.
Su sonrisa parecía no querer terminarse nunca y de a poco fue volviéndose contagiosa. Ella se perdió en sus relatos de viajero. De su paso por la región escandinava, de sus peripecias en la India meridional, de sus noches perdido en las calles de Shangai, de su casi amoroso relato de su mágico paso por Tokio, de sus historias en Paris, Roma, Londres, Estocolmo, Jerusalén, México, Washington, Buenos aires… cada lugar con su historia y el romance que tiene un aventurero con la aventura.
Era pintor, músico, escultor, escritor, jornalista, lector apasionado, deportista consumado, pobre de solemnidad e inteligente como nadie. Era un prototipo de hombre medio, apuesto dentro de los parámetros normales y con más ganas de sonreír que de respirar.
-No quisiera entrometerme en tu vida Aura, pero si de algo soy experto es en esas penas que a leguas se ve que llevas adentro… un camino que parece eterno y que lo caminas descalza… pero no te imaginas el poder de una sonrisa. Deberías intentarlo…
Sonrió hasta que las comisuras de sus labios lastimaron su rostro, solo por dar gusto al insólito comentario. Sin embargo notó algo. Al oír eso, noto que no había pensado en su dolor por las últimas tres horas que llevaba sentada en aquel césped. Se sintió extrañamente relajada, solo el instante en que percibió esto, pues su pena, como animal de jauría, regresó con todo su poder a aplastarla de nuevo… su sonrisa se esfumo de golpe.
-Créeme que lo último que quiero es hacerte sentir así, pero todo lo que llevas dentro es como un alimento perecedero. Si lo almacenas demasiado tiempo se pudrirá y hará estragos en ti. Simplemente déjalo salir… ya llegará el momento en que tus lágrimas se sequen…
La sonrisa del chico se transformó. Pasó de ser una sonrisa de euforia una cargada de paciencia y sabiduría. Ella terminó por romperse. Lloró escandalosamente pero sin hilvanar palabra alguna. Lloró a los cielos por la pérdida de lo que más le importaba. Lloró porque su maldita humanidad no era capaz de devolverle lo que le pertenecía por derecho, o cuando mucho, de arrancarle esos pútridos sentimientos del corazón… el corazón… por que decimos que se rompió el corazón… es un músculo humano con funciones específicas en el cuerpo, las cuales desempeña desde antes del primer instante y hasta el último dictaminando así el final de otra estrella. Sin embargo, y por absurdo que parezca, es ese músculo, alejado de los recuerdos, el que duele en esos instantes de desesperación absoluta. Su corazón, aún joven y vigoroso, ya quería detenerse, quería dejar de sufrir algo en lo que no participó, en lo que no tuvo injerencia y aun así debía pagar los platos rotos del desastre ocasionado por el cada vez más odioso cerebro.
Descalificados por no entrega:
-amyEvans
-luis_vdm
-Azula.
La forma de votación sera de la siguiente manera:
+3 Puntos: Al escrito que consideren el mejor
+2 Puntos: Al que le gusto, pero no tanto
+1 Puntos: Al que definitivamente no les gusto mucho.
Deben dar una razón de por que le dan esa puntuación.
Sin Nada más que decir. A votar!
Suerte a todos ^^