05-08-2017, 09:02 PM
(Última modificación: 05-08-2017, 09:04 PM por Senrou Chigusa.)
Cruzamos el arco de piedra para volver a Omori, y ya era suficientemente tarde. Al menos para mi. Dianthe nos dio una buena explicación del punto de la prueba y lo “interesante” que fue. Aunque yo si que no note interesante que la mayoría de mis compañeros quisieran matar a aquella gata en vez de dejarla tranquila. Me asquee por ello e intente despejarme viendo al cielo. La luna llena y las estrellas decoraban el lienzo oscuro de la noche.
Mientras mi atención se centraba en aquella hermosa vista, mis oídos escucharon las palabras de la profesora. Estudiar “Succubus & Incubus” y descansar para la siguiente prueba de mañana... y que por alguna razón, ella quería hablar conmigo. Suspiré con aparente molestia y arregle mis lentes.
“Gracias Raijin. Por ayudarme con aquel gato... y por recordarme quien soy...” -mencione a duras penas, hablando solo. “Kongiku y Yuzuruha están selladas en las otras espadas. Sabes lo que puedes hacer si quieres devolverme el favor.” -era inquietante saber que habían dos... entidades mas adentro de aquellas espadas. “Lo haré... pero no me maten cuando lo haga.” -le respondí.
Me separé de mi grupo, escapándome para volver a la Academia y a mi habitación, para dejar la espada en mi cama. No sin antes prometerle a a la demonio que iba a liberarla, junto con las otras dos. Me dirigí al techo de la Academia, para alejarme de todos y pensar. Tome mis lentes y los tire contra el suelo, rompiéndolos en pedazos por el impacto... luego miré a las estrellas otra vez... y sentí lo que parecía ser una cola moviéndose con gracia...
Mientras mi atención se centraba en aquella hermosa vista, mis oídos escucharon las palabras de la profesora. Estudiar “Succubus & Incubus” y descansar para la siguiente prueba de mañana... y que por alguna razón, ella quería hablar conmigo. Suspiré con aparente molestia y arregle mis lentes.
“Gracias Raijin. Por ayudarme con aquel gato... y por recordarme quien soy...” -mencione a duras penas, hablando solo. “Kongiku y Yuzuruha están selladas en las otras espadas. Sabes lo que puedes hacer si quieres devolverme el favor.” -era inquietante saber que habían dos... entidades mas adentro de aquellas espadas. “Lo haré... pero no me maten cuando lo haga.” -le respondí.
Me separé de mi grupo, escapándome para volver a la Academia y a mi habitación, para dejar la espada en mi cama. No sin antes prometerle a a la demonio que iba a liberarla, junto con las otras dos. Me dirigí al techo de la Academia, para alejarme de todos y pensar. Tome mis lentes y los tire contra el suelo, rompiéndolos en pedazos por el impacto... luego miré a las estrellas otra vez... y sentí lo que parecía ser una cola moviéndose con gracia...