A raíz de la covid-19 se han publicado miles de artículos, y la gran mayoría de ellos están disponibles de manera gratuita. Basta sólo con ingresar a la plataforma de Google Scholar para darse cuenta del vasto número de publicaciones realizadas en los últimos meses. La búsqueda "covid-19", por ejemplo, arroja cerca de 124 000 resultados al 16 de junio de 2020, mientras que el término "coronavirus" tiene 35 400 resultados tan sólo para el año 2020.
El problema con la gran cantidad de artículos publicados es que es imposible leerlos todos y establecer un criterio para saber si en verdad tienen un aporte significativo. No porque las investigaciones no sean serias o rigurosas (si bien seguro muchas no lo son), pero debido a que es urgente entender cómo se comporta el virus para desarrollar una vacuna o un tratamiento efectivo, se necesitan descartar demasiados artículos. Uno de los criterios para descartar artículos es que hayan pasado por el proceso de "revisión por pares", pues no sólo el proceso de investigación es colectivo, sino también el de su revisión, corrección y aprobación.
A mediados del siglo XX se desarrolló este procedimiento que se conoce como revisión por pares, peer review (en inglés) o revisión de doble ciego. Esto es el proceso mediante el cual las revistas deciden qué artículos publicar tomando en cuenta:
Los artículos científicos son textos especializados que están dirigidos al público propio de cada una de las disciplinas científicas. En esto se distinguen de textos de difusión científica, que precisamente están dedicados a divulgar la producción científica, como nuevos inventos y descubrimientos, a aquellas personas que no son especialistas en las ciencias.
Los artículos científicos se publican en revistas especializadas y, por lo general, sólo quienes participan en una formación universitaria o en un proceso de investigación académica y científica están familiarizados con los diferentes espacios para publicar, así como con sus requisitos.
En ese sentido, son sobre todo las personas que realizan ese tipo de actividades (académicas y de investigación) quienes tienen acceso a las revistas especializadas, pues la mayoría de ellas tienen un costo monetario de consulta. Asimismo, también es lógico que quienes no pertenecen al mundo académico ni están atentos a su actividad no sepan dónde pueden encontrarse artículos científicos, ni cuáles son las revistas académicas más prestigiosas.
Hoy en día –y sobre todo a raíz de la invención de Internet– es más fácil acceder a artículos científicos, pero esto no quiere decir que su lectura sea sencilla o accesible. Como cualquier pieza literaria, estos artículos tienen su propio vocabulario (depende de la disciplina), sus propias reglas y pasos a seguir, mismos que se han ido refinando e institucionalizando con el paso del tiempo. Además, como público en general no estamos familiarizados con la metodología y la técnica propias de cada disciplina.
Actualmente muchísimos grupos de científicos están haciendo esfuerzos mayúsculos por comprender el comportamiento de la covid-19. Todo el trabajo está siendo documentado y publicado en revistas especializadas. Ahora se nos está haciendo evidente el trabajo masivo y la colaboración activa de la comunidad científica alrededor de un mismo fenómeno.
Esta comunidad científica no sólo está conformada por médicos, virólogos, químicos y epidemiólogos, también la integran politólogos, filósofos, sociólogos, historiadores y todos aquellos que forman parte de las ciencias sociales y humanidades.
Con tanta información circulando en distintos medios, se vuelve muy complicado saber filtrar y descartar aquella información que no aporta. En el caso de la información científica, siempre es recomendable consultar las fuentes académicas más importantes, esto es, aquella información que proviene directamente de universidades o centros de investigación.
Sin embargo, si la lectura de estos artículos resulta difícil, es posible acudir a la producción de divulgadores científicos, quienes tienen la tarea de transmitir el conocimiento especializado a quienes no tenemos la formación profesional en cualquiera de las áreas del conocimiento científico. Acercarnos a ellos es una de las mejores maneras de garantizar que estamos recibiendo la información adecuada sobre cualquier fenómeno.
Respecto a este tema, comparto con vosotros un video en donde a partir de la discusión sobre el 5G, Javier Santaolalla explica de manera muy clara cómo funciona una investigación científica, los procesos por los cuales se valida y cómo se publica en las revistas científicas.
Fuente: Pijamasurf
El problema con la gran cantidad de artículos publicados es que es imposible leerlos todos y establecer un criterio para saber si en verdad tienen un aporte significativo. No porque las investigaciones no sean serias o rigurosas (si bien seguro muchas no lo son), pero debido a que es urgente entender cómo se comporta el virus para desarrollar una vacuna o un tratamiento efectivo, se necesitan descartar demasiados artículos. Uno de los criterios para descartar artículos es que hayan pasado por el proceso de "revisión por pares", pues no sólo el proceso de investigación es colectivo, sino también el de su revisión, corrección y aprobación.
A mediados del siglo XX se desarrolló este procedimiento que se conoce como revisión por pares, peer review (en inglés) o revisión de doble ciego. Esto es el proceso mediante el cual las revistas deciden qué artículos publicar tomando en cuenta:
- la calidad de las ideas presentadas
- las relaciones establecidas entre fenómenos
- la congruencia entre la teoría, la metodología y la técnica
- finalmente, las conclusiones, coherentes con todo el proceso de investigación
Los artículos científicos son textos especializados que están dirigidos al público propio de cada una de las disciplinas científicas. En esto se distinguen de textos de difusión científica, que precisamente están dedicados a divulgar la producción científica, como nuevos inventos y descubrimientos, a aquellas personas que no son especialistas en las ciencias.
Los artículos científicos se publican en revistas especializadas y, por lo general, sólo quienes participan en una formación universitaria o en un proceso de investigación académica y científica están familiarizados con los diferentes espacios para publicar, así como con sus requisitos.
En ese sentido, son sobre todo las personas que realizan ese tipo de actividades (académicas y de investigación) quienes tienen acceso a las revistas especializadas, pues la mayoría de ellas tienen un costo monetario de consulta. Asimismo, también es lógico que quienes no pertenecen al mundo académico ni están atentos a su actividad no sepan dónde pueden encontrarse artículos científicos, ni cuáles son las revistas académicas más prestigiosas.
Hoy en día –y sobre todo a raíz de la invención de Internet– es más fácil acceder a artículos científicos, pero esto no quiere decir que su lectura sea sencilla o accesible. Como cualquier pieza literaria, estos artículos tienen su propio vocabulario (depende de la disciplina), sus propias reglas y pasos a seguir, mismos que se han ido refinando e institucionalizando con el paso del tiempo. Además, como público en general no estamos familiarizados con la metodología y la técnica propias de cada disciplina.
Actualmente muchísimos grupos de científicos están haciendo esfuerzos mayúsculos por comprender el comportamiento de la covid-19. Todo el trabajo está siendo documentado y publicado en revistas especializadas. Ahora se nos está haciendo evidente el trabajo masivo y la colaboración activa de la comunidad científica alrededor de un mismo fenómeno.
Esta comunidad científica no sólo está conformada por médicos, virólogos, químicos y epidemiólogos, también la integran politólogos, filósofos, sociólogos, historiadores y todos aquellos que forman parte de las ciencias sociales y humanidades.
Con tanta información circulando en distintos medios, se vuelve muy complicado saber filtrar y descartar aquella información que no aporta. En el caso de la información científica, siempre es recomendable consultar las fuentes académicas más importantes, esto es, aquella información que proviene directamente de universidades o centros de investigación.
Sin embargo, si la lectura de estos artículos resulta difícil, es posible acudir a la producción de divulgadores científicos, quienes tienen la tarea de transmitir el conocimiento especializado a quienes no tenemos la formación profesional en cualquiera de las áreas del conocimiento científico. Acercarnos a ellos es una de las mejores maneras de garantizar que estamos recibiendo la información adecuada sobre cualquier fenómeno.
Respecto a este tema, comparto con vosotros un video en donde a partir de la discusión sobre el 5G, Javier Santaolalla explica de manera muy clara cómo funciona una investigación científica, los procesos por los cuales se valida y cómo se publica en las revistas científicas.
Fuente: Pijamasurf
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