02-10-2020, 09:31 PM
Los orígenes de Halloween
Nos acercamos a la llamada Noche de Difuntos, es decir, la noche previa o víspera, al Día de todos los Santos. Ésta es, sin duda, una tradición cristiana, pero que poco a poco ha ido tomando un cariz distinto, más festivo y misterioso; todo el mundo lo conoce por Halloween.Como he dicho, el origen de la actual celebración es religioso, ya que en el siglo XIII, el Papa Urbano IV, creó una festividad llamada Día de todos los Santos. Esta fiesta estaba destinada a celebrar religiosamente un día general para todos esos personajes divinos, y así, rendir culto a todos ellos por si durante el resto del año alguno no hubiese sido debidamente rezado o recordado. En un primer momento, esta festividad estaba más bien centrada en los santos mártires, siendo estos el modelo moral a seguir por sus dramáticas historias, las cuales debían ser el prototipo cristiano. Pero con el paso del tiempo la gente del pueblo llano comenzó a relacionar esta fiesta con el recuerdo a sus muertos.
Así, lentamente, fue surgiendo una festividad que rendía honor a la muerte, a los difuntos y a los espíritus de los seres queridos. Se comenzó a poner de moda el ir a visitar las tumbas de los antepasados que habían muerto, y la creencia popular comenzó a asimilar que en la noche previa a la festividad de Todos los Santos, las almas de los muertos podían salir a nuestro mundo y pasear por él. En ese proceso de asimilación la gente comenzó a relacionar la festividad con algo macabro y siniestro, pero a la vez olvidaron que en sí la idea que tuvo Urbano IV no era tan novedosa, a continuación os explico por qué.
Desde la Antigüedad romana se consideraba que el invierno comenzaba unos 40 días después del equinoccio de otoño -22 de septiembre- por lo que el 1 de noviembre suponía el camino irreversible hacia la muerte de la naturaleza, es decir, el invierno. Esa fecha fue la elegida por el Papa, ¿casualidad?En esa Antigüedad romana, había dos mitos que tenían una relación directa con el cambio de estación y esa muerte de la naturaleza. El primer mito, uno de los más dulces de la mitología, nos habla de una diosa secundaria llamada Pomona. Esta deidad, en muchas ocasiones estaba relacionada con la Primavera, si bien, existía otra diosa menor para referirse a ello: Flora. Pero Pomona era el símbolo de la abundancia de la naturaleza, y sobre todo simbolizaba la riqueza natural y las frutas de los árboles, por eso, en muchas ocasiones, se la representaba con una podadera o pequeño cuchillo para recoger fruta. Ella era una de las diosas más bellas y hermosas, le gustaba de vivir en los campos y jardines floridos, siempre llenos de frutas; era, en fin, la representación de la naturaleza viva y exultante. Existía otro dios menor que estaba enamorado de ella, él se llamaba Vertumno.En muchas ocasiones a Vertumno se le representaba como el Verano, es decir, en ellos ya estaba el concepto del cambio de estación, y sus amores hacían que el mundo y la naturaleza mutasen. El mito continúa diciendo que Vertumno estaba locamente enamorado de Pomona, pero ella era recelosa de los hombres, y no quería nada de ninguno. Al joven sólo se le ocurrió un plan. Vertumno podía transformarse en lo que quisiera, y lo hizo en una anciana jardinera. Así, un día, se acercó a la diosa, y comenzó a hablar con ella sobre árboles y frutas. En un primer momento, Pomona no hizo demasiado caso a la anciana, pero ésta, poco a poco, se fue ganando la confianza de la modesta joven. Pasaron algunos días y finalmente Pomona se sentía a gusto con la presencia de la anciana jardinera, sin saber que realmente era Vertumno. En un momento dado el joven dios se dejó ver en su verdadera forma delante de su amada. Se quitó la máscara de vieja mujer que llevaba puesta y se mostró hermoso, joven y vivo delante de Pomona. Ella no huyó de él, si no que se enamoró, siendo los dos felices para siempre, y haciendo que la naturaleza cambiase de color según pasaban los meses.Se cree que el mito lo recoge Ovidio, pero que realmente era considerado más bien una invención o fábula, y no tanto un episodio importante dentro de las creencias religiosas de los romanos.
En relación a ese cambio y el fatal camino hacia el invierno y la muerte de la naturaleza, había otro mito muy famoso en el mundo antiguo, tanto en Grecia como en Roma. Según los textos clásicos había una importantísima diosa del Olimpo llamada Ceres, diosa de las cosechas y de los productos de la tierra. Ceres (Deméter para los griegos) tenía una joven y hermosa hija, Proserpina (Perséfone en Grecia), a la que le gustaba mucho jugar en el campo y en los bosques. Un día el dios del mundo de los muertos, Hades, vió a la joven corriendo por el campo. Hades se quedó prendado de ella y montando en su carro tirando por caballos negros como la noche salió del fondo del inframundo a través de una grieta en la tierra. Raptó por la fuerza a Proserpina, y contra su voluntad se la llevó con él. Ceres, la madre de la joven, se puso enormemente triste al ver que su hija no regresaba y que parecía que la había perdido para siempre. Comenzó una búsqueda incansable por todo el mundo, mas no la encontraba. Tan grande era la tristeza de Ceres que dejó de lado sus deberes como diosa de las cosechas, y el mundo comenzó a morir, los campos se secaban, las flores morían, la nieve caía y el hielo lo helaba todo.Mientras tanto, Proserpina, estaba encerrada en el mundo de los muertos con su esposo forzoso. Como símbolo de rebeldía se había puesto en huelga de hambre, pero un día, en un momento de soledad en el que su estómago ya no aguantaba más, se comió un grano de una granada.
Ceres, en la superficie, seguía buscando desconsoladamente a su hija, por no la hallaba en ningún lugar. El rey del Olimpo, Júpiter (Zeus en el mundo griego), se comenzó a preocupar desde su trono, ya que el mundo estaba casi muerto por el descuido de Ceres. Se presentó ante ella, y le dio un toque de atención; ella le contó lo ocurrido y él, entendiendo la gravedad de la situación, comenzó a ayudarla en su búsqueda. Tuvieron suerte, ya que dieron con un joven pastor, a penas un niño, que les dijo que había visto como Hades había raptado a la joven en su carro y se la había llevado a mundo de las tinieblas. Los dos dioses se encaminaron hacia el inframundo para pedirle explicaciones a Hades. Al llegar allí y ver a su querida hija, Ceres se volvió loca de alegría. Pero Hades tenía un as en la manga. Dijo que la ley del Mundo de los Muertos dice, que si alguien de fuera come algo del inframundo, esa persona ya estaría unida a ese mundo para siempre; Proserpina había comido un grano de la granada en un momento de debilidad.
Ceres dijo que si no le devolvían a su hija, dejaría que el mundo muriese para siempre; Jupiter preocupado se puso a pensar y tomo una decisión radical. Dictaminó que la joven Proserpina pasaría con su madre la mitad del año (6 meses), momento en el que su madre estaba feliz y tenían lugar la primavera y el verano. Pero la otra mitad debía bajar al mundo de los muertos con su esposo, como reina del inframundo que era ahora, ese tiempo era un época de gran tristeza para Ceres, por lo que al mundo llegaban el otoño y el invierno.Esta tradición clásica fue retomada por los ritos druídicos celtas, principalmente, y en algunos países se comenzó a festejar ese equinoccio o momento de cambio en el mundo. De ahí surgió un mito irlandés que afirmaba que en la Noche de Difuntos, o Halloween, un hombre pecador llamado Jack el Linterna había conseguido engañar al diablo en un juego y éste le había prometido que no se le llevaría al infierno para siempre.
Por ello, Jack, quedó vagando por el mundo, con un ascua infernal (que nunca se apaga) dentro de un nabo, iluminando la noche con él a modo de linterna. Esta tradición comenzó a llevarse a cabo, y esos nabos con fuego dentro se colocaban en las ventanas para alejar a los malos espíritus.
La costumbre fue exportada por los colonos a E.E.U.U., en donde se dice que un año hubo excedentes de calabazas, y que a partir de ese momento se sustituyeron los nabos por éstas.
Sea como fuera, parece ser que casi todo está inventado.
Fuente: Mundo + Arte
Así, lentamente, fue surgiendo una festividad que rendía honor a la muerte, a los difuntos y a los espíritus de los seres queridos. Se comenzó a poner de moda el ir a visitar las tumbas de los antepasados que habían muerto, y la creencia popular comenzó a asimilar que en la noche previa a la festividad de Todos los Santos, las almas de los muertos podían salir a nuestro mundo y pasear por él. En ese proceso de asimilación la gente comenzó a relacionar la festividad con algo macabro y siniestro, pero a la vez olvidaron que en sí la idea que tuvo Urbano IV no era tan novedosa, a continuación os explico por qué.
En relación a ese cambio y el fatal camino hacia el invierno y la muerte de la naturaleza, había otro mito muy famoso en el mundo antiguo, tanto en Grecia como en Roma. Según los textos clásicos había una importantísima diosa del Olimpo llamada Ceres, diosa de las cosechas y de los productos de la tierra. Ceres (Deméter para los griegos) tenía una joven y hermosa hija, Proserpina (Perséfone en Grecia), a la que le gustaba mucho jugar en el campo y en los bosques. Un día el dios del mundo de los muertos, Hades, vió a la joven corriendo por el campo. Hades se quedó prendado de ella y montando en su carro tirando por caballos negros como la noche salió del fondo del inframundo a través de una grieta en la tierra. Raptó por la fuerza a Proserpina, y contra su voluntad se la llevó con él. Ceres, la madre de la joven, se puso enormemente triste al ver que su hija no regresaba y que parecía que la había perdido para siempre. Comenzó una búsqueda incansable por todo el mundo, mas no la encontraba. Tan grande era la tristeza de Ceres que dejó de lado sus deberes como diosa de las cosechas, y el mundo comenzó a morir, los campos se secaban, las flores morían, la nieve caía y el hielo lo helaba todo.Mientras tanto, Proserpina, estaba encerrada en el mundo de los muertos con su esposo forzoso. Como símbolo de rebeldía se había puesto en huelga de hambre, pero un día, en un momento de soledad en el que su estómago ya no aguantaba más, se comió un grano de una granada.
Ceres, en la superficie, seguía buscando desconsoladamente a su hija, por no la hallaba en ningún lugar. El rey del Olimpo, Júpiter (Zeus en el mundo griego), se comenzó a preocupar desde su trono, ya que el mundo estaba casi muerto por el descuido de Ceres. Se presentó ante ella, y le dio un toque de atención; ella le contó lo ocurrido y él, entendiendo la gravedad de la situación, comenzó a ayudarla en su búsqueda. Tuvieron suerte, ya que dieron con un joven pastor, a penas un niño, que les dijo que había visto como Hades había raptado a la joven en su carro y se la había llevado a mundo de las tinieblas. Los dos dioses se encaminaron hacia el inframundo para pedirle explicaciones a Hades. Al llegar allí y ver a su querida hija, Ceres se volvió loca de alegría. Pero Hades tenía un as en la manga. Dijo que la ley del Mundo de los Muertos dice, que si alguien de fuera come algo del inframundo, esa persona ya estaría unida a ese mundo para siempre; Proserpina había comido un grano de la granada en un momento de debilidad.
Ceres dijo que si no le devolvían a su hija, dejaría que el mundo muriese para siempre; Jupiter preocupado se puso a pensar y tomo una decisión radical. Dictaminó que la joven Proserpina pasaría con su madre la mitad del año (6 meses), momento en el que su madre estaba feliz y tenían lugar la primavera y el verano. Pero la otra mitad debía bajar al mundo de los muertos con su esposo, como reina del inframundo que era ahora, ese tiempo era un época de gran tristeza para Ceres, por lo que al mundo llegaban el otoño y el invierno.Esta tradición clásica fue retomada por los ritos druídicos celtas, principalmente, y en algunos países se comenzó a festejar ese equinoccio o momento de cambio en el mundo. De ahí surgió un mito irlandés que afirmaba que en la Noche de Difuntos, o Halloween, un hombre pecador llamado Jack el Linterna había conseguido engañar al diablo en un juego y éste le había prometido que no se le llevaría al infierno para siempre.
Por ello, Jack, quedó vagando por el mundo, con un ascua infernal (que nunca se apaga) dentro de un nabo, iluminando la noche con él a modo de linterna. Esta tradición comenzó a llevarse a cabo, y esos nabos con fuego dentro se colocaban en las ventanas para alejar a los malos espíritus.
La costumbre fue exportada por los colonos a E.E.U.U., en donde se dice que un año hubo excedentes de calabazas, y que a partir de ese momento se sustituyeron los nabos por éstas.
Sea como fuera, parece ser que casi todo está inventado.
Fuente: Mundo + Arte
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