Desde hace más de 30 años de vida, nunca se me hubiese ocurrido juzgar mi raciocinio o cordura de ninguna forma. ¿Qué es lo que separa la ficción con la realidad?
Realmente sabemos que todo lo que tenemos enfrente se considera como hecho o realidad, ahora no estoy tan seguro de ello, es este conjunto de reacciones químicas que el cuerpo hace que abandone toda fuerza y se paralice ante el horror inminente de algo desconocido, algo digno de ser considerado motivo de estudio para aquella persona considerada amante de lo oscuro y sobrenatural, o solamente es la desviación de un hombre completamente loco, pero mis ojos jamás me han engañado, soy un viejo, claro, pero hay peores cosas que amedrentan a un hombre de mi edad, no mis sentidos, de hecho nunca me fallaron y esta vez no era la excepción, me veo obligado a compartir dicha situación en la que me he embarcado esta noche, o más bien dicho en la que he sido sometido sin remedio alguno, hay conocimiento previo de que se estaban esparciendo rumores en las afueras del cementerio que se encuentra cerca del condado de la ciudad y que era principal objeto de vigilancia desde entonces, ¡Oh pero vaya que no era tan solo un rumor! Por dios que no lo era, quise ir y comprobarlo por mi cuenta, ya que ha sido motivo de investigación de la policía, he estado colaborando con ellos por un tiempo, debido a la desaparición de niños en esa zona en especifico, yo como psicólogo podría recrear un perfil de un posible Asesino serial y así ayudar al caso, ni siquiera podría estar seguro de encontrar algo que beneficiaria, ah, claro, pero ahora me encuentro narrando esto, que seguro será algo relevante.

Acudí a la hora en la que hacían las rondas de vigilancia en la zona, pero esta vez quise explorar por mi cuenta, si mi morbo por la curiosidad no me hubiese motivado no estaría hablando una palabra siquiera, en fin, aquello era bajo ningún concepto algo que podríamos llamar normal, necesitaré un trago después que esto termine.
Recuerdo haber doblado por la esquina del cementerio hacia la izquierda, un camino escasamente iluminado, cuando logré escuchar el llanto de un niño, a mi parecer no era mayor de 3 años por cómo lloraba, camine con sigilo hacia donde me llevaba el llanto, no sabía que esperar o que encontrar, y ahí estaba, lo que describiré a continuación será algo que jamás podría olvidar, a la punta de una lápida se encontraba una criatura, animal o lo que fuera ello, aquel ser estaba en una posición de encorbado, tenía un aire o aspecto canino, por las orejas que se acomodaban entre una especie de melena, la piel era blanca, pero carecía de pelo en el resto del cuerpo, las costillas le sobresaltaban por los costados y sus patas terminaban en pezuñas, y lo que hizo que soltara un grito casi ahogado, es lo que este animal tenía en sus fauces, se enterraban en el abdomen del pequeño sosteniéndolo con sus largas garras como ofrenciendole uno de los mejores festines, aquel espectáculo era más que moribundo y degradante, algo realmente demoníaco, sin darme cuenta ya me encontraba corriendo despavorido siguiendo mis pisadas de vuelta a mi casa sin volver mi mirada hacia atrás ni por un segundo, aún tenía esa pesadez entre el pecho, ese sentimiento nauseabundo, me sacudí el sudor de la frente y decidí empezar esta grabación como futuro testimonio o prueba.
¡Santo cielo! ¿que es esta sensación de calor en mi espalda..?


***Fin de la grabación***

Grabación del caso 401 titulado “Asesinato en serie en el cementerio del condado” grabado por el Doctor Mark Duschte, el mismo día de su desaparición, documentado por la policía asociada al caso, para el dia 24 de Octubre 1998.