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Versión completa: Desmontando la Astrología
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Desmontando la Astrología.
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Se calcula que en el mundo, el setenta y ocho por ciento de las personas cree en la astrología. C.G. Jung afirmó que en los próximos treinta años, la astrología entrará en la universidad.

Resulta muy complicado encontrar explicaciones acerca de cómo los astros pueden influir en tu destino, más allá de oscurantistas energías inexplicables. El razonamiento más coherente que hay hasta el momento es este:

“Cada movimiento de las estrellas produce una vibración, y cada estrella tiene su propio movimiento individual. Todas las vibraciones de las estrellas en su conjunto, generan una armonía musical que se conoce como la armonía del universo.
Cuando naces, la melodía que se crea por la sintonía de las estrellas en ese momento se fija en tu mente. A lo largo de tu vida, esto producirá buena salud o mala salud; Cuando vives a tono con la armonía musical original que existía en el momento de tu nacimiento, entonces estás saludable. Y, cuando tu sintonía con esta armonía musical fundamental se rompe, te llegas a enfermar”.


“Comúnmente, cuando un niño nace a las seis de la mañana pensamos que la constelación que existía en ese entonces influenciaba al niño. Pero, los que conocen a fondo la astrología, dicen que las estrellas no proyectan su influencia sobre el niño sólo porque nace a las seis de la mañana. No, más bien el niño elige nacer bajo esas estrellas que lo influenciarán como desea que lo hagan”.

“El niño también escoge el momento de su concepción; Cada alma escoge su propio momento de concepción. La astrología es muy científica. El propósito de la ciencia es la investigación de la relación entre causa y efecto. La astrología dice que cualquier cosa que suceda en esta Tierra no existe sin una causa; sin embargo, puede que no estemos conscientes de las causas. Tu presente ha surgido de tu ayer, y tu mañana surgirá de tu presente. La astrología también sostiene que lo que suceda mañana está presente, de una manera sutil, aún el día de hoy”. (…)



Más científicamente hablando:

Las constelaciones son en realidad formas o figuras ideadas por los hombres, a partir de una arbitraria unión o relación entre determinadas estrellas del firmamento. Con un poco de tiempo e imaginación, podremos crear decenas de combinaciones de estrellas con el objeto de construir figuras que recuerden objetos o animales. Pero las constelaciones no preexisten, son una invención arbitraria del hombre. Son las combinaciones que son, como podrían haber sido otras combinaciones. Eran creaciones de nuestros ancestros en base a sus actividades prácticas y cotidianas del momento.
El Universo de los astrólogos es extremadamente pequeño, pues su distancia máxima finaliza en unas pocas de las estrellas que se ven a simple vista (porque antes no había telescopios).
La distribución de las estrellas en el firmamento en una época determinada, es azarosa o fortuita, de modo que la forma de las constelaciones va cambiando. Hubo un tiempo en que las actuales constelaciones no existían. Hace tan sólo 100.000 años, la Osa Mayor no aparecía. Dentro de otros 100.000 años, habrá vuelto a cambiar (y nunca jamás volverá a existir). Parece que la inmutabilidad del Cosmos no es más que una apariencia.

Además los astrólogos poseen una visión bidimensional del firmamento. Pero el Universo es tridimensional; tiene una dimensión de fondo o profundidad. Este hecho es importantísimo, ya que  si nos alejásemos de la Tierra y, por tanto, cambiásemos en unas decenas de años luz nuestro punto de observación, veríamos que las constelaciones se desvanecen y pierden su forma, pues cada estrella tomaría otra posición.
Por otro lado, los astrólogos se enfrentan a un grave inconveniente: antiguamente sólo se conocían los cinco planetas más brillantes, visibles a simple vista, y eran éstos los planetas usados en los trabajos astrológicos. Por tanto, los descubrimientos de nuevos planetas invalidarían todos los horóscopos anteriores.
La astrología se mantuvo prácticamente indistinguible de la astronomía hasta el siglo XVI, donde los postulados de Copérnico y Galileo, principalmente, marcaron el inicio de su declive y de su separación de la astronomía científica.
Y es que la astrología apenas ha variado en sus postulados en los últimos veinte siglos, pese a los avances astronómicos y científicos en la materia. A raíz de ello, continúa poseyendo una visión geocéntrica del Universo (la Tierra en el centro). El método empleado por los astrólogos en sus predicciones sigue siendo el mismo que el de la era antigua y premedieval. Ello es prueba de la falta de capacidad de autocorrección que posee la astrología, y de la arbitrariedad y poco rigor en el desarrollo de su tarea.
Si bien toda la parte del cálculo de posiciones relativas de astros y planetas no merece crítica alguna (y puede representar un interesante entretenimiento astronómico), lo que convierte a la astrología en una pseudociencia oscurantista y carente de validez es el afirmar que las posiciones en el momento del nacimiento, marcan el carácter de la persona y dirigirán el resto de su existencia. Se recurre a energías o fuerzas «espirituales», «invisibles» y todavía no descubiertas, pero el empleo de tales recursos autodescalifican a la astrología como algo cuyas bases puedan ser tomadas en serio.
El lenguaje utilizado por los astrólogos en sus definiciones y predicciones, es la materialización absoluta de la imprecisión. Su lenguaje es ambiguo, confuso y vago. Y en sus predicciones suelen emitir declaraciones que gustan de ser escuchadas por el cliente, para que repitan la consulta.

Pese a todo ello, la astrología goza hoy día de muy buena salud. Muchas personas creen en una auténtica influencia de los astros sobre su futuro; leen su horóscopo antes de salir de casa, e incluso esa lectura condiciona sus actividades. Y abundan las personalidades con tareas de decisión realmente importantes (desde financieros hasta Jefes de Estado), que confían plenamente en las predicciones realizadas por los astrólogos. Mitterrand consultó a la astróloga francesa Elizabeth Teissier antes de enviar tropas a la Guerra del Golfo, y Ronald Reagan dejaba que su astrólogo de cabecera, John Quigley, fijara las fechas de las reuniones importantes.

Eso es consecuencia de una fortísima popularización de esta pseudociencia y de la normalidad, cotidianeidad y dogmatismo con que los medios de comunicación abordan este asunto (toda la prensa supuestamente seria incluye un horóscopo diario, así como proliferan los programas de televisión esotéricos, webs...).

Los videntes, tarotistas y adivinos de la televisión nocturna, se aprovechan de los más vulnerables. El formato está dirigido a individuos que pasan por un momento de estrés, que son más vulnerables y necesitan una ayuda o un ápice de esperanza de forma desesperada. Este es el motivo de que estos programas sean viables en la nocturnidad; es cuando la persona da más vueltas a sus problemas. Los programas adivinatorios han monopolizado la franja nocturna. Son unas ocho cadenas de tipo generalistas en las que durante las madrugadas, estos expertos en ciencias ocultas "solucionan" la vida a quien lo desee mediante llamadas telefónicas de pago.

La TDT nos ha traído un aluvión de videntes: están en casi todos los canales, engatusan a la audiencia y, sobre todo, facturan mucho dinero. Es el negocio con menos escrúpulos de nuestra televisión actual. Nadie condena las dudosas prácticas de los programas de llamadas, y los adivinos inundan parrillas hasta convertirse prácticamente en la única oferta catódica en la madrugada.
Al final, los videntes ejercen de psicólogos, mientras recuerdan que hay otras líneas abiertas con compañeros disponibles para lograr más llamadas. O, directamente, para dar la sensación de que nadie llama, se pasan la eternidad mirando su bola de cristal. Así lo hace Sandro Rey, que un día llegó a estar quince minutos exactos mirando y “masajeando” su bola de cristal en silencio.
Isabel Escribano, una televidente, cuenta su experiencia en una noche que intentó interactuar con la vidente de Astro TV (La Sexta) Silvia Raposo. "Hice tres llamadas, la primera de media hora sin darme servicio y dándome largas y luego me cortaron la llamada, la segunda de 20 minutos y también me dieron largas, y la última de 20 minutos para quejarme, que me dio lo mismo. Me gasté casi 100 euros", asegura.
Los astrólogos bendicen, asesoran enfermedades, hacen rituales de sanación, e incluso predicen el número de la lotería.

“Más alla de la vida” era un programa transmitido en la cadena española Telecinco y una “vidente” llamada Anne Germain, conectaba con personas que habían muerto.
El Juzgado de Instrucción nº 1 de Albacete, condenó al catedrático de la Universidad de Castilla La Mancha, Fernando Cuartero, a pagar 204 euros por llamar "vulgares estafadores" a los organizadores de un seminario de espiritismo que acogió su campus en 2009.

Una vidente de Málaga y con antecedentes penales por delitos relacionados en este ámbito, convenció a un enfermo mental de que las llamadas serían gratis siempre que completara un “ritual” y que, si lo interrumpía, además de tener que abonar íntegramente las llamadas al 806, una serie de desgracias les sucederían a su familia y a la estafadora en cuestión. El joven estuvo 3 días colgado al teléfono y, si tardaba más de 25 minutos en volver a rellamar tras cortarse la comunicación a los 30 minutos por el límite legal de los 806, le llamaban para advertirle que por su culpa una vidente había estado a punto de morir y que pronto una infinidad de desgracias se cernerían sobre él y su familia. El joven tuvo que ser hospitalizado por los trastornos mentales y se gastó un total de 7000€ en llamadas.

A mediados de 2010, la Audiencia de Sevilla absolvió a una vidente porque convenció a un hombre recién enviudado, para que le entregase 8.700 euros con la promesa de hacerle conjuros para ser feliz y tener salud. Según el juez; "Se puede entender que se sintiera engañado en el ámbito personal y defraudado en su confianza por el proceder de la acusada cuando advirtió los intereses económicos que exclusivamente le movían, pero no por eso se puede considerar estafado en el ámbito penal". El denunciante imputaba además un delito de coacciones por "haber sido amenazado" para seguir entregando dinero a la vidente con la advertencia de que, en caso contrario, caería enfermo o le pasaría algo malo a sus hijos. A lo que el juez sentenció; “Desde el momento en que reconoce saberse estafado, no se entiende que creyera que tenía que seguir dándole dinero, pues, si ya no creía en ella, nada tenía que temer de ella".

Según la directiva europea 2005/29/EC, relativa a las prácticas comerciales desleales, los sanadores, curanderos, adivinos, echadores de cartas, médiums y demás vendedores de supuestos servicios psíquicos o paranormales, deberán advertir previamente a sus clientes de que sus prácticas no tienen aval científico alguno y deben ser tomadas como un simple entretenimiento. La directiva todavía debe ser incorporada al derecho español, aunque el plazo para hacerlo acabó en diciembre de 2007.

Cuando en pleno siglo XXI se gastan millones de euros anuales en horóscopos, esoterismos, predicciones y cartas astrales, deberíamos preguntarnos a qué se debe que una concepción del universo y de la vida humana tan comprobadamente falsa y estafadora, siga teniendo una aceptación popular y amparo legal tan importante (pese a que todos los estudios realizados, no muestran ninguna correspondencia más allá del simple azar entre las predicciones astrológicas y la realidad).

Actualmente, la comunidad científica considera que la astrología es una pseudociencia (debido a que no cumple con los requisitos básicos del método científico). El mago y escéptico James Randi ofrece un premio de un millón de dólares a cualquiera que logre demostrar fehacientemente la existencia de un fenómeno o poderes paranormales —incluyendo actividades astrológicas—, pero el premio está desierto desde que se ofreció.

En esta web, y entre otras muchas sandeces, un programa informático computerizado y bastante cutre, te tira las cartas (supuestamente, adivinando tu futuro y asesorándote espiritualmente). Ya ni siquiera entran en juego personas supuestamente aventajadas que canalizan presuntas energías, sino de un impersonal y frío software que emite respuestas automatizadas. Cabe señalar que según ellos, la astrología se considera una ciencia.

Una predicción con bola de cristal –utilizando el programa de animación de webs, Flash-, la encontramos en esta otra página albergada en un portal de astrología presumiblemente serio. Como explicación de su funcionamiento, te dicen que para realizar la consulta debes concentrarte, encender velas e incienso, apagar las luces, no cruzar brazos y piernas, poner un vaso de agua a tu derecha… Y lo más importante; evitar hacer la misma pregunta 2 veces seguidas (no vaya a suceder lo que en la anterior web, digo yo). Hay también tiradas del amor, del trabajo, hechizos y rituales, etc. Todo “enlatado”, por supuesto. Y las pertinentes secciones de pago, como no, para quien le sobre el dinero.
El gabinete de Iris era otra web esotérica en la que podías conseguir de todo (pagando). Vendían amuletos del amor, para el mal de ojo… etc, y entre otros, el de las hadas (mi preferido); “Con este amuleto contarás siempre con la protección y la magia de las hadas. Ellas estarán a tu lado para que las dificultades y los problemas que surjan tengan rápida solución. Te servirá de escudo ante las malas energías y mantendrá alejadas a las personas que no deseen tu bien.”  Y es que… ¿Cómo poder sobrevivir sin la protección de las Hadas?



¿Y tú, crees en la astrología?




Vaya, por un momento sentí confusión con el tema y a los pocos segundos me auto-aclaré que astrología no es astronomía xD

Normalmente trato de ser objetivamente imparcial en temas así para no faltarle el respeto a quienes tengan creencias diferentes a las mías. Pero con este tema mi vena grillera no para de arder :v La astrología es una ciencia real confiable y la evidencia soy yo. Cuando era niño las estrellas me dijeron que mi destino era ser ingeniero y así fue... O eso diría si no fuera porque crecí en una familia físicomatemática, tengo facilidad para las matemáticas, dificultad para las artes y desde siempre he tenido fascinación a las naves y los robots.

Este tema es buenísimo xD pero puede traer mucha controversia. Creo que considerarla una pseudociencia es una forma muy educada de descartarla como sciencia. Y como en cualquier método ciencitifico, si no se puede medir y repetir, no cuenta.

Como en todo en la vida, por naturaleza la humanidad necesita buscar una explicación para lo desconocido y conforme avanza la ciencia y se empiezan a iluminar las zonas oscuras, empezamos a ver la realidad de lo que existe y lo que no. Esto puede ser muy delicado, dependiendo dónde pongas la mira. Cada vez queda menos espacio para las creencias esotéricas y con cada avance científico corremos el riesgo de poner la mira en la religión D:

Lo único que sí creo parcialmente en la astrología es en los signos sodiacales compartiendo personalidad. PERO, es perfectamente coherente compartir rasgos de personalidad cuando nacemos en la misma época y compartimos cultura y nivel socioeconómico. Es decir, funciona cuando los antecedentes son similares y lo serán si crecimos en entornos similares, en momentos similares. Por lo tanto me gusta creer en eso como una estadística de población y no como un evento dictado por los astros.