FA's Magic Café [Rol libre].
#11
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No pude evitar reír cuando escuché el apodo que la maestra de Kuro solía darle, sin embargo hice todo lo posible por calmarme rápidamente pues no quería avergonzarlo.

-Me llamo Sylvan. No pude evitar notar que traes los bolsillos vacíos salvo por ese libro... pensaba darte el chocolate de cortesía pero ya que están tan ansioso por hacerme un favor ¿Por qué no te quedas por un rato después del chocolate? Seguro que encuentro algo que necesite que hagas...- le sonreí y caminé hacia la mesa donde estaba la visitante con cuernos, me habría distraído con el gatito lo suficiente como para que llegara una cliente más. 

-No sabía que esperabas compañía, enseguida te traigo tu orden- separé una silla de la mesa lo suficiente como para que la nueva visitante tomara asiento. Al hacerlo observé con disimulo las pequeñas criaturas que se movían por su cabello y brazos y me sorprendí cuando me di cuenta de que podía separarlos de ella. 

-Oh ¿qué son?- Pregunté mirando fijamente al que había puesto en la mesa. Me recordaban un poco a una chica que había conocido hace tiempo, tenía un pequeño enjambre de insectos brillantes revoloteando alrededor de su cabeza y ellos eran sensibles a sus sentimientos y pensamientos... en esa ocasión había logrado conseguir una pequeña fortuna con uno sólo de esos bichitos... Mis dedos hormiguearon.

-Ustedes dos deben estar cansadas, muchas aventuras ¿no?- Miré nuevamente a la chica con cuernos, su semblante no había mejorado al sentarse, al contrario. Parecía como si tener tiempo para respirar hubiera provocado que pensara en cosas desagradables. Identificaba el sentimiento perfectamente pues lo había tenido demasiadas veces. -Me llamo Sylvan y las serviré hoy. El tiempo fluctúa muy lento aquí así que pueden relajarse sin temor a perder el tiempo en algún otro destino. Incluso pueden solicitar que las envíe casi a la misma hora a la que llegaron, con sólo 1.372986444 minutos de desfase...aunque costará- pronuncié cada número individualmente, ensayando publicidad. Era un servicio que pensaba ofrecer en el menú en un futuro cercano. 

-Entonces un panqué y un té de manzanilla. ¿Algo para ti?- dirigí mi pregunta a la recién llegada y esperé unos minutos antes de caminar a la cocina para poder escuchar cualquier pedido que hiciera. 

"Debería poner al gatito de mesero" pensé fugazmente mientras acercaba una taza y un plato a juego, ésta vez con diseños de flores violetas sobre ellos. El té seguía caliente pues estaba casi recién hecho, así que simplemente lo serví respirando hondo mientras lo hacía. Luego tomé un plato extendido y coloqué sobre él dos rebanadas de cada sabor de panqué que tenía para que la chica pudiera elegir uno... o más.

En la sala Bast regresó después de su escape, aún tenía cierto aire de indignación pero lo olvidó inmediatamente al percibir el movimiento del montón de seres sobre el cabello de mi visitante más reciente. Se acercó sigilosamente a ella con la pupila de sus ojos dilatada, como cualquier gatito amaba todo lo que se moviera de esa forma. 
Se sentó en el piso, su cola latigueaba sobre el piso y no apartaba su mirada del que había sido puesto en la mesa, pues de cierta forma era la "presa" más fácil por estar separado del grupo.
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#12
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Elise miró un poco sorprendida como la chica toco a Lio, sorprendentemente, él no dijo nada, se quedó muy quieto observándola. Sin embargo, la pelinegra podía sentir como sus Kin’s se movían inquietos en su capa, sobre todo uno en particular: Zero, su Kin de la guardia, quien poseía uno de los dones más entrenados de Elise, y su forma “pasiva” le permitía alertar a Elise de seres o cosas que considerará peligrosas.

-El dolor está ahí por alguna razón, pequeña mía. Las emociones del alma no son algo con las que jugar y más especialmente en alguien como yo. Tú, pequeño revoltoso, terminarías siendo consumido – les dijo la chica.

Inmediatamente que soltó estás palabras, Zero se puso en posición de alerta, como si el hecho de que ella hablará le hubiera hecho notar algo. Por otro lado, Elise fingió no notar nada, al menos por unos segundos.

- ¿Eh? ¿De qué hablas? De todas formas, nosotros no podemos desap… - La dueña de Lio lo interrumpió poniendo una de sus manos en la boca del susodicho, mientras lo atraía hacia sí en la mesa, sin dejar de mirar a la mujer de cabellos largos que ahora parecía intentar desviar su mirada de ellos.

Elise sabía que Lio iba a decir “no podemos desaparecer esos sentimientos”, quería hacerla consiente de que en realidad ellos no podrían evaporar su dolor, tan solo podrían ayudar a tranquilizarlo momentáneamente, después de todo, Lio no era su Kin más desarrollado. Sin embargo, la niña no quería decírselo, ¿cómo decirlo?, ya no sentía la confianza para hacerlo.
Cabe decir que no por culpa de Zero, aun con la advertencia de éste Kin, Elise seguía pensando que aquella mujer no era mala persona, pero tampoco podía asegurar si era lo contrario.

Casi enseguida una nueva persona llego, ofreciéndolo un asiento a Elise, la cual no pudo evitar mirarla, “es bonita” pensó, y luego recordó que ella ya estaba ahí cuando llego. Después de que preguntará que eran sus pequeños amigos, la niña pensó unos momentos si confesárselo. La analizo unos segundos y finalmente soltó casi entre susurros:

- Son mis Kin’s – dijo y volvió a desviar la mirada hacia la mujer con cuernos, aun sin sentarse, pues ya no se sentía bien del todo ahí.

La chica bonita siguió hablando, y Elise a penas si puso atención, pues estaba intentado decidir qué hacer, solo alcanzó a escuchar el nombre “Sylvan”.

Viendo a la chica de cabellera larga, y pensándolo mejor, la niña también notó algo en el momento en que hablo; no era la especie que creía que era. La primera vez que la vio Elise pensó que tal vez era una cambia forma, pues conocía a varios y la mayoría tomaban aspectos amenazadores. ¿Tal vez era una especie fuerte? ¿cómo un dragón? Por eso puede que no la reconociera, sus dones son más difíciles de tomar que las de otros, al menos a la edad de Elise.
Antes de darse cuenta Zero salió de la capa y su cuerpo se convirtió en picos, mientras miraba amenazadoramente a la mujer de cuernos. Elise no supo cómo reaccionar durante unos segundos, no solo estaba pasando eso, si no que todos sus Kin’s estaban siendo revelados.

- ¿Y a ti qué te pasa? – logro soltarse Lio del agarré de Elise para dirigirse a Zero.

Miró dubitativa la escena unos momentos, hasta que tomo a Zero, lo puso en sus hombros y volvió a ponerse la capa rápidamente. Hizo una pequeña reverencia en modo de disculpa a la chica, para luego disponerse a tomar también a Lio y marcharse. Pero para entonces, la mujer bonita había regresado y le había dado comida a la chica de cuernos, ocasionando que sus Kin’s comenzaran a saltar, tirándole la capa nuevamente. Sin embargo, esta vez Elise hizo caso omiso de esta situación, pues no podía dejar de ver los panques del plato.

- ¿Tienes malteadas? – pregunto con voz menos apagada que antes y Lio empezó a saltar en la mesa.

- ¡Oh, si! ¿Tienes? ¿Y pastel? – Elise saco la bolsa llena de monedas enganchada a su cinturón, para abrirla y mostrárselo a la mujer de cabello corto, en busca de su aprobación, pues no sabía si ese dinero funcionaba ahí.

Al hacer el último acto, la niña se percato que había una pequeña criatura a su costado, moviendo la cola e inconscientemente tomó a Lio de nuevo hacia su hombro.

- Un perro – musitó la niña.
- En realidad es un gato – la corrigió Lio sin dejar de ver al susodicho - ¿Algo similar al de allá, no es cierto? – dijo de nuevo el pequeño dirigiendo su mirada al chico con cola y orejas.

Elise no pudo evitar fijar su mirada en él, ¿de él venían las demás emociones fuertes que estaba sintiendo? aunque puede que vinieran también de la mujer que da comida.  
Por otro lado, Zero aun miraba enfurruñado a la chica con cuernos, cosa que Elise hubiera notado si no hubiera estado distraída en algo más.
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#13
[Imagen: qKZqt7r.png]
(Pongo esta imagen porque amo el diseño de Angel y porque me gusto su estilo(?)

Aunque mi maestra me había inculcado cierto nivel de humildad y obediencia, en pocas ocasiones habían surgido… peticiones cuestionables hacia mí. Ayudar en rituales, hacer sacrificios animales y dibujar símbolos con sangre… Aquellas brujas eran bizarras. Pero Sylvan no parecía ser una chica malvada ni peligrosa; su apariencia era similar a aquella mujer que infundio mis manos con aquellas brillantes runas, dándome la posibilidad de usar casi todo tipo de hechizo… en mi libro. Tengo que volver a ver a Alicia alguna vez.

Asentí con una sonrisa y moví mi colita lentamente mientras bebía lo que quedaba del chocolate aún caliente en la taza, sintiendo un gran alivio no solo en mis leves heridas… sino que también en mi estómago. No había comido nada antes del ataque de aquellos dos individuos y hasta ahora siento pena de haber soltado aquellos pequeños pasteles que una cantinera me regalo en Everfrost. Las palabras de Sylvan corrieron devuelta en mi cabeza y tome un momento para verificar mis ropas; la tela de mi bata estaba rasguñada y mis bolsillos estaban evidentemente vacíos. Mis botas para mi suerte estaban en buen estado. Abrí mi libro luego de la inspección y revisé algunas de las páginas, viendo que todo estuviera en su lugar y que ninguna de ellas estuviera manchada. Lo cerré tras verificar y susurré pequeñas frases que había aprendido. –Hex… Ivos… Akron… Igful… –mis ojos estaban levemente cerrados ya que trataba de recordar cada una de ellas, y no quería abrir el libro otra vez.

Sin querer fije la mirada en el gato de Sylvan, quien había vuelto tras su escapada hacia el exterior. Su cola latigueaba al fijar la vista en los seres del cabello de la nueva visitante, llamando también mi atención. La chica se levantó y tomo a uno de ellos, dispuesta a marcharse pero algo la detuvo. Parecía ser la comida que habían servido en la mesa en ese instante. No pude escuchar muy bien lo que ella y su pequeño amigo hablaban, hasta que ambos me miraron. Mis orejas se aplanaron de nuevo en mi cabeza y mire algo nervioso a ambos, especialmente a la chica, quien había fijado sus ojos en mí.  No supe cómo reaccionar así que solo tuve el valor de saludarla con mi mano, llevándola hacia mi pierna inmediatamente para que no pusiera atención en ella.  Muchos de mi tipo suelen tener sus características animales restringidas a sus orejas y colas pero… mi caso era algo distinto y me avergonzaba no ser "completamente" humano.
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#14
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Dejé la bandeja con panqué en la mesa de la primera chica que había llegado, aunque recibí una respuesta muy positiva que no esperaba tanto de la niña como de sus "Kin's", así había dicho que se llamaban ¿no?.
Noté que aún no se sentaba y ladeé mi cabeza con curiosidad, al parecer ambas chicas no estaban juntas.

Asentí sonriendo ante su pregunta y también ante la bolsa de monedas, todo el oro era bienvenido en  FA's café.

-Tengo ambas cosas. Siendo estrictos tengo de todo... si no te molesta la sensación de comida mágica. Sabe bien pero deja un regusto un poco... ¡Eh! Sabe bien y alimenta, no te preocupes de nada- Me detuve de inmediato, no estaba haciendo muy buena labor de venta. La comida hecha con magia era una ilusión, podía dársele soportes físicos y agregar nutrimentos para que saciara y nutriera pero la sensación de que era un engaño era difícil de disimular. Llegaba sobre todo después de tragar el último bocado y era incómodo hasta el punto de provocar seguir comiendo para deshacerse de la percepción de que se había desvanecido en lugar de estar en tu sistema digestivo. Había leyendas de seres que seguían comiendo hasta reventar... pero eso sólo pasaba con voluntades muy débiles y magia de muy mala calidad, en la mayoría de comensales sólo provocaba un ligera sentimiento de nostalgia. Mi comida era segura... al menos hasta el momento.

-¿No estás familiarizada con los gatos?- Pregunté a la niña mientras tomaba en brazos a Bast, alejándolo de las criaturas que estaban sobre la chica. -Sé bueno, cariño- Le susurré y lo dejé en el suelo dándole un poco de impulso para que caminara hacia la parte trasera del café. Miró hacia atrás un momento pero al final obedeció, caminó a su torre y saltó hasta el piso más alto donde le gustaba sentarse y observar a todos, como un soberano rigiendo su pueblo. 

-Justo hoy tenemos un visitante muy lindo ¿no?- siguiendo su mirada me había encontrado con Kuro que saludaba tímidamente. -¿Por qué no vas a sentarte por allá?, yo te traeré tu orden en seguida- pregunté vagamente, para que tuviera la opción de decidir tomar una mesa nueva o compartirla con el gatito.
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#15
[Imagen: tOS45NK.png]

-Tengo ambas cosas. Siendo estrictos tengo de todo... si no te molesta la sensación de comida mágica. Sabe bien pero deja un regusto un poco... ¡Eh! Sabe bien y alimenta, no te preocupes de nada- Elise inclinó la cabeza un poco ante esta afirmación, pero no dijo nada.

Cuando la mujer bonita le preguntó a Elise si estaba familiarizada con los gatos, tardo un momento en hacerlo, pero finalmente negó con la cabeza. Enseguida la chica le ofreció sentarse de nuevo justo cuando el chico gato la saludó, ¿tal vez le ofrecía que se sentará con él?

Miró de nuevo al chico y levantó su mano para devolver saludo, apenas agitándola un poco, y bajándola casi enseguida, pues la mitad de sus Kin’s parecían nerviosos con las emociones que abrumaban a su dueña, y la otra mitad querían recuperar sus energías. Y bueno, por no hablar de que Elise también estaba cansada, y tenía hambre, y aun más importante, ¡había malteadas!

Observó de reojo a la chica con cuernos.

- Pero ella va a estar…. – “sola” quiso decir, pero no se atrevió, y al notar como Zero seguía molestó con la chica, decidió caminar hacia el chico a paso lento.
En el camino, Lio se subió a la cabeza de Elise y miró a Sylvan.

- ¡Eh! Parece que nos quedamos~ ¡En ese caso! ¡Danos 2 malteadas de vainilla y dos de fresa! ¡Oh! ¡Y 2 rebanadas de pastel también!  – gritó a lo alto mientras saltaba en la cabeza de Elise, la cual volteo ligeramente para hacerle una reverencia a la chica bonita, en modo de disculpa por el comportamiento de Lio, y también como petición para lo que éste le pedía.

Al final llego junto al chico gato y de nuevo emociones la abrumaron, lamentablemente para la niña, sin poderlas distinguir del todo. Parecía que la encargada era la que menos cargaba con ellas, o tal vez solo podía ocultarlas muy bien…en fin, el caso es que éste chico parecía más abierto emocionalmente, tal vez por eso con él Elise sentía más.

Los Kin’s de la pelinegra empezaron a saltar un poco, puede que porque se sintieran aludidos con la apariencia del chico. No era la primera vez que veían a alguien similar, y había veces que se los querían comer, puede que por eso Sylvan hubiera ordenado a su gato irse a su torre para… ¿gatos?
Por otro lado, había Kin’s que le tenían curiosidad al chico, excepto por Lio y Zero, el primero porque no paraba de ver a la encargada para ver cuando traía la comida, y el segundo porque no paraba de ver enfurruñado a la chica con cuernos.

Al final Elise señaló el asiento al costado del chico gato, una forma de preguntar si podía sentarse con él, o al menos en la cabeza de Elise.


_________________



Jeje gracias por los cumplidos a mi avatar! Les juró que me encantaría hacerles uno, pero lamentablemente, yo no he hecho éste T_T Es parte de mis avatar de oc's antiguos guardados y hechos por un diseñador de otro foro. Igualmente yo he hecho algunos (no tan bonitos) pero ya no tengo PS, así que siento no poder hacerselos >_> 

En todo caso yo siempre encargaba unos 3 de mis oc's para roles a algún diseñador del foro, espero que aquí también haya! pueden usar las medidas del mío:) 
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#16
[Imagen: qKZqt7r.png]
(Shotas timidos ftw)

Uno de sus pequeños seres saltaba en su cabeza de forma emocionada, pidiendo a gritos una orden de comida y bebidas para él y su… dueña, quizá. No trate de darle mucha importancia a los múltiples ojos que me miraban y los cuerpos pequeños que saltaban continuamente. Me daban una extraña sensación en la piel, como pequeñas cosquillas. Me sentía algo amenazado por ellos, aun manteniendo mis orejas planas contra mi cabeza. Pero luego mis ojos se fijaron en ella, y no en aquellas cosas. Traté de sonreírle y asentí silenciosamente al ver que señalaba el asiento junto a mí.

Junte mis manos y las puse en mis piernas, y levanté mis orejas levemente mientras le hablaba con un tono suave. -¿Ella estará bien… sola? Me preocupa un poco… quizás la deba…- y ahí corté mi oración. Note como uno de pequeños amigos miraba a aquella mujer con cuernos con cierto enojo, dándome la razón para detenerme… apartando el otro montado en su cabeza esperando el pedido. Al notarlo solté una pequeña risa y cambié el tema bruscamente. – Mi nombre es Kuro… E-encantado de conocerte… y a ellos también… –mencione mientras los señalaba con timidez.

Mi vista se desvió otra vez para mirar hacia un costado, tocando mis dedos índices y hablando con una voz levemente temblorosa a la vez que mi cara se enrojecía de a poco. –M-me pregunto por qué tus amigos están…  nerviosos… al verme…– no podía mantener contacto visual con ella, pero si trataba de mirarla seguido. No era que me pareciera extraña, porque yo ciertamente no soy completamente normal. Siempre fui algo tímido para las charlas, y muchas veces no tengo el valor de mirar a nadie a los ojos.

Ocultaba la preocupación que aun permanecía en mi acerca de la chica peliblanca de la otra mesa, pero algo me decía que no podría ocultar ese sentimiento frente a ella. Detectaba algo… interesante en mi acompañante. Tome mi libro y lo mantuve en mi regazo, poniendo uno de mis dedos en la tapa como para abrirlo.

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Acerca del avatar, tome las medidas del tuyo e hice uno para mi y Antha. Y también para Natsumi, pero se lo tengo que enviar. Puedes matarme (?
Por otro lado, vi tu escuela de rol y totalmente pienso unirme. Espero que funcione mucho mejor que el rol que yo maneje con Antha hace tiempo <3
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#17
[Imagen: 1pzbeq.jpg]

Sonreí al notar que había sido más fácil para la pequeña confabular con Kuro, me había sentido culpable de poner a ambas chicas en una situación incómoda con mi sugerencia anterior. Generalmente era buena leyendo a la gente, no porque tuviera alguna habilidad  especial para ello sino porque había pasado una buena parte de mis últimos años viajando y comerciando. Se necesitaba un mínimo de entendimiento del contrario para no salir perdiendo en un trato. 

Las malteadas las haría "a mano", con fresas frescas y helado de vainilla. Para el pastel saqué un trozo grande de pan, lo acomodé en el centro de un platón y lo toqué ligeramente con la punta de mi dedo haciendo que se transformara en un pastel del mismo tamaño, con pan de vainilla y crema de almendras. Espolvoree un poco de canela real sobre él, al menos así el sentido del gusto tendría algo con que distraerse, esperaba que la sensación de desilusión al terminarlo fuera mínima. 

Corté dos rebanadas que puse separadas en un plato más pequeño, coloqué todo en una bandeja incluyendo el pastel entero, quien sabe, de la vista nace el amor... 
Caminé con ella en mis manos hasta la mesa de mis comensales, mirando fugazmente a la chica de cuernos. Se había quedado bastante callada, tal vez sería una de esas clientes que comen, pagan y se van; de las que les gusta poco interactuar. 

Coloqué la bandeja en la mesa y me quedé parada junto a ella, fingí que era esperando una nueva instrucción pero la verdad sólo quería ver si los Kin's de la niña se abalanzarían sobre la comida y de qué forma la comerían si es que iban a hacerlo. 

Una notificación hizo vibrar mi teléfono, miré la pantalla y sonreí.

-Parece ser que en una dimensión cercana se abrió una escuela nueva...- comenté sin dirigirme a nadie en específico. Mi cafetería era el punto de encuentro de viajeros y buscadores de aventuras por lo que cuando algo interesante ocurría en algún otro lugar me gustaba comentarlo. Claro que cada mundo tenía sus propias reglas y naturaleza, muchas veces enviaba a viajeros a una aventura y cuando llegaban a tal mundo lo hacían en la forma de un ser con años de habitar en esa dimensión, era muy común que no recordaran de donde venían hasta que terminaba su aventura. 

Oprimí una tecla en mi teléfono y un anuncio con letras brillantes comenzó a parpadear hasta encender sus letras por completo, mientras flotaba suavemente por el techo del café. 



Cita:





Off rol: 

Con mucho gusto les invito a darle click al letrero de inscripciones, Ángel estará moderando la nueva escuela de rol y necesitamos alumnos, anímense, siempre quedan cosas por aprender aunque llevemos un tiempo roleando.
[Imagen: XatKA8q.png]

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#18
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[Imagen: DNinWyP.png]

Sameth estuvo esperando un tiempo bajo la sombra que proyectaba un edificio sobre un pequeño callejón, y durante la primera hora se repitió mentalmente a sí mismo para infundirse esperanza -regresarán por mí, nunca abandonarían a uno de los suyos -, pero tras tres horas de espera comenzaba a ponerse nervioso, y cada vez más personas volteaban a ver al solitario clarividente bajo la sombra, una imagen extraña en sí misma, pues suelen viajar en grupos custodiados por sus propios guarda espaldas, no se diga de uno tan joven solo en la oscuridad y con cara de sufrimiento.

Los clarividentes son un extraño culto que habita un recinto entre las dimensiones, y que viaja entre ellas para entregar mensajes o realizar visiones sobre el futuro a gente importante, de hecho, estaban justo regresando de hacer una de esas visitas cuando hicieron un pequeño descanso en esa dimensión. Viajar entre dimensiones “a pie” como hacen los clarividentes con ayuda de su guía, es sumamente cansado.

Sameth con su “cabeza llena de aire caliente” como a menudo lo llamaba su mejor amigo y su mentor, se detuvo justo cuando pasaban delante de una tienda de animales a observar a los cachorros del escaparate, y no se enteró de cuando el grupo se reunió de nuevo para marcharse, sus “guardaespaldas” seguro tampoco se percataron de su falta pues estaban a un par de dimensiones de llegar a casa, y no se trataba de una guardia de clarividentes de alto rango, sino de acólitos a la mitad de su formación. Así que así estaban las cosas, se había quedado atrapado en una dimensión que no conocía de nada, sin saber cuándo o si siquiera regresarían por él. No, Sam no se permitiría ser pesimista.

Regresarán, tal vez no sea el miembro más valioso de la guardia novata, pero llevo conmigo mi cinturón repleto de los espejos de los clarividentes, y esos sí que son valiosos, no dejarán que caigan en manos equivocadas - dijo en voz baja.

Comenzaba la cuarta hora de vigilia de Sam cuando su tripa empezó a rugir, y aunque el peliblanco quiso ignorarlo, se hizo cada vez más insistente y fuerte. 

No puedo moverme, es lo primero que aprendemos, si nos perdemos en una dimensión debemos permanecer en o cerca de donde nos separamos el grupo- murmuró, pero la afirmación le sonaba muy poco convincente a su estómago, pues aunque ya se hubieran dado cuenta de la desaparición de Sam, el tiempo entre dimensiones varía muchísimo, lo que para ellos podía ser cuestión de horas o días, para Sam podría tratarse de días o semanas, o en el mejor de los casos un par de minutos, y por las horas que llevaba esperando, no era el mejor de los casos.

Finalmente, el muchacho tomó una decisión, vagaría un poco hasta que hubiera un lugar que “lo llamara a entrar”, ahí comería y bebería y si tenía suerte, aceptarían una lectura del futuro como pago. No que fuera muy precisa, había cientos de futuros y solo si una buena cantidad de clarividentes se reunía, podrían ver el futuro con mayores probabilidades de ocurrir, pero esperaba que ellos desconocieran esa información y además una lectura del futuro no era algo que le ofrecieran a la gente común todos los días.

Se quitó la capa de constelaciones y la guardó en su morral, se dejó el cinturón y su uniforme azul pálido al descubierto, y comenzó a caminar, emitiendo tintineos aquí y allá cual campana, debido a los espejos colgados del cinturón chocando entre sí. Entonces se posicionó frente a un café de aspecto más que decente, de hecho, tenía un algo que lo invitaba a pasar, justo lo que estaba buscando. 

Al entrar se puso su mejor sonrisa y pensó que estaba muerto de hambre y haría cualquier cosa por un café bien cargado y algo de comer.
-Buenas tardes- saludó animoso desde la puerta, sin fijarse realmente en el particular grupo que estaba dentro del establecimiento, si no en las letras de colores brillantes que flotaban y anunciaban la apertura de una escuela. Se quedó embobado un momento mirándolas, y pensando en otro anuncio brillante, en un lugar no muy lejano y en donde ahora él debería encontrarse.
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#19
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“Está nervioso” pensó Elise de inmediato al acercarse al chico gato. Era mucho más abrumador este sentimiento cerca de él.
Cuando éste asintió, la chica de inmediato tomo asiento sin importarle en iniciar una conversación. No exactamente porque no quisiera, si no que realmente no sabía cómo, usualmente quien hablaba por ella era Lio.

- ¿Ella estará bien… sola? Me preocupa un poco… quizás la deba…- Elise le miro de reojo cuando el chico cortó la nota. ¿Tal vez se conocían? No parecía, pero entonces ¿por qué le preocupaba? Tal vez también fuera un empata como ella….

No pudo seguir con está teoría en sus pensamientos, pues Zero se estaba enojando cada vez más, y Elise esta vez no sabía por qué. Más allá de intentar protegerla, parecía algo personal, eso jamás había pasado antes.

Mi nombre es Kuro… E-encantado de conocerte… y a ellos también… – dijo de sorpresa el chico mientras señalaba a los acompañantes de la niña, lo que ocasiono varias reacciones. Elise solo lo volteo a ver, mientras que algunos de sus Kin’s comenzaron a saltar de la emoción. Aparentemente a algunos les gustaba conocer gente nueva, y era comprensible, pocas veces conocían personas que no quisieran pedirles algo. Por otro lado, los Kin’s sobrantes, exceptuando a Zero y Lio que estaban en lo suyo, se escondieron en el cabello o en la espalda de Elise.

La chica inclino un poco la cabeza en forma de saludo, y después de evaluar la situación, concluyo que probablemente no sabía quien o qué era ella, por lo que asintió diciendo:

- Soy Elise – pronunció de forma apenas audible – Ellos tienen muchos nombres, pero son mis Kin’s- dijo sin más, sin presentar a cada uno, pues nunca alguien además de ella pudo diferenciarlos.

M-me pregunto por qué tus amigos están…  nerviosos… al verme…– Kuro no la miraba, y bueno, Elise en cambio no podía dejar de mirarlo, sobre todo sus orejas que se encontraban aplastadas. Ella era bastante directa, por no mencionar que a veces no podía distinguir sus emociones de las de otros, provocando que rara vez las demostrará y prefiriera decir lo que pensaba, por supuesto, si así lo quería.

- No todos – dijo mientras acariciaba a uno para tranquilizarlo – Pero algunos piensas que quieres comértelos – respondió señalando a los que estaban escondidos.

Cuando Sylvan trajo la comida, ni siquiera Elise pudo disimular que realmente lo esperaba. Todos los Kin’s empezaron a saltar, incluso Zero que se distrajo un poco de la chica con cuernos para voltear a ver la comida.
Inmediatamente Elise tomo un gran trago de la malteada de vainilla, provocando que su cuerpo, y especialmente su cabello, brillará un poco. Inmediatamente todos los Kin’s comenzaron a relajarse y a soltar unos ruiditos que parecían suspiros. Algunos de ellos parecía que se derretían al aplastarse gentilmente en la nuca u hombros de su dueña.
Elise, sin notar realmente si Sylvan seguía ahí o si Kuro la miraba, tomo un trozo del pedazo de pastel con la mano, metiéndoselo a la boca de un sopetón. Acto seguido, miro el pastel.

- Contiene magia – dijo en voz baja, y más como una queja, fue como un aviso para sus pequeños amigos. Que en cuanto escucharon aquello, se sobresaltaron y brincaron hacia la mesa, todos abriendo sus grandes bocas, prácticamente tragándose el pastel completo, que a penas si estaba durando, pues al ser tanto, les quedaba pequeño.

- Shylnam – se asomo del pastel Lio para mirar a la encargada y hablar con la boca llena– Neceshitarenos otros dosh de eshtohs. ¡Y mash malteadash!– Elise ya los estaba ignorando mientras ella hacia lo propio, pues casi se desaparecían las malteadas de lo rápido que se las tomaba, y que por cierto solo provocaban que siguiera brillando.
Elise solo interrumpió su consumo un momento cuando observo unas letras brillantes reflejadas arriba. Y finalmente bajo el vaso cuando escucho unas campanas. Nuevas emociones invadían el recinto.

Un chico de cabellos blancos y cargado con espejos se encontraba en la entrada.

- Un señor reflejo – murmuró la niña con la boca llena de espuma de la malteada. El comentario provocó que sus Kins se asomarán también.

- ¿Quesh no esh un clashividente? – Dijo Lio y Elise asintió. Ya había visto varios, la reina siempre les exigía igual que a ella, pero ellos tenían una habilidad distinta a la de Elise. La cual por alguna razón no le habían permitido recolectar, a pesar de la insistencia e incluso amenazas de la reina.

La pelinegra frunció el ceño, las emociones se estaban multiplicando. ¿Y era su imaginación? ¿O de repente el sentimiento de nerviosismo se había multiplicado?

_____________

Jaja no hay problema Neko, que bueno que hayan podido tomar las medidas~ 
Y gracias por interesarte en el rol! TwT espero que vaya bien.
Y gracias Antha por promocionarlo:D
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#20
.Entre tanto movimiento y habladurías , había terminado de comer lo que me había servido Sylvain. Estuvo delicioso y mí estómago había dejado de rugir, me limpie con cuidado la boca y luego acomodé todo para acercarse lo al mostrador.

Estaba acostumbrada a que todos me miran y actuarán nerviosos tanto como asustados, no me sorprenderia en lo absoluto que alguno saliera por la puerta o la ventana volando desesperado para alejarse de mi.
Zero y Eliseo parecían llevarse muy bien, ambos me daban la sensación de ser pacíficos y de no crear problema alguno para cualquier persona que se encuentren a su alrededor.
Me percaté del nuchacmu de pelo claro que había entrado en el bar, con todos esos espejos en su cinturón me había llamado la atención, su ropa azul era bonita y me hacia recordar a varios príncipes que se habían paseado por los pasillos del palacio.
Mis pensamientos vagaban un poco en qué es lo que harían, a donde irían tanto como que no buscaban estos personajes.
-Disculpa que pregunte, pero me gustaría saber si posees habitaciones en el segundo piso de tu restaurante?-le pregunté mientras agarraba mis pertenencias y me postraba cerca de la escalera.
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